Capítulo 28. Christian.
—¡Lo esperaba de ti! —Ana señala a Luke y golpea su brazo—. No de ti.
Giramos para mirar de nuevo a Ethan y su cabello alborotado, con lápiz labial rosa en el cuello de la camisa.
—¿Por qué yo? —chilla Luke, pretendiendo estar ofendido—. ¡No soy un loco cachondo!
De nuevo miramos a Et, que ahora intenta enderezar la corbata del esmoquin, y fracasando totalmente.
—¿Soy un loco cachondo?
—Si. —respondemos al unísono.
Por suerte nadie puede escuchar mientras esperamos a que la madre de Luke se acerque para dar comienzo a la ceremonia.
Ana se aproxima para ayudar a Ethan, deshaciendo el nudo y volviéndolo a hacer a la perfección.
—No esperaba esto de ti, Ethan. Ni de Leila.
Mi esposa mira el reloj en su muñeca y suspira, dirigiéndoles una última mirada al par de hombres a nuestro lado.
—Bien, ahora compórtese. Le prometí a Becca que todo saldría perfecto y voy a cumplirlo, así tenga qué encargarme de ustedes uno a la vez.
—Carajo... —susurra Luke—. Pero que conste que me he comportado a la altura, Ana. No envié a las rojas a espiar, ni le pedí a Becca que me mandara una foto de su lencería. No señor, soy un caballero.
—Cierra la boca, idiota. —le gruño y Ana pone los ojos en blanco.
La señora Sawyer entra a la sala, dirigiéndose primero a mi Cerecita para hacerle saber que está lista. La instrucción es simple: Ana y yo salimos primero, luego Luke y su madre, y al final, Ethan y la señora Kavanagh.
Si es que ella ya está aquí.
Decido preguntarle a mi amigo porque parece estar pensando lo mismo que yo.
—¿Tu madre confirmó que venía?
—Si —sus ojos claros siguen mirando hacia la puerta principal—. No creo que lo olvidara, pero tal vez llegue tarde. ¿Debería hacerlo yo solo?
Mierda, no. Sus padres deberían estar aquí, independientemente de los términos de su no relación. Este es su único hijo en el evento más importante de su vida.
—¿Y si lo hace tu hermana? —pregunta Luke, mirando de Ethan a Ana—. O mamá puede llevarnos a ambos.
Eso parece una mejor idea, ya que la chica Katherine aún me parece sospechosa. No solo por el hecho de que su madre es una arpía manipuladora, sino porque convenientemente descubrió que su verdadero padre también es un empresario rico.
Antes de que podamos dar una opinión al respecto, Agnes Kavanagh entra por la puerta principal acompañada de Ali Rodriguez. Ella también parece aliviada por su aparición.
—Estamos en tiempo —le dirige una sonrisa a la señora Sawyer—. Tomen sus posiciones para que las novias puedan bajar.
Siguiendo sus indicaciones, tomo el brazo de mi esposa y lo llevo al mío aferrando su mano. La música suave comienza a sonar con una indicación de la planeadora, Ana y yo siendo los primeros en aparecer.
El largo camino al altar estás cubierto de flores blancas, con sillas a cada lado y sobre todo el espacio, colocaron una malla para protegerlos a todos del sol. La vista es realmente espectacular.
—Todo se ve fantástico, nena. —le digo bajito mientras caminamos—. ¿Tu madre estuvo de acuerdo?
Ana frunce los labios con molestia.
—Gretchen dijo que no estuvo en casa ayer, así que no lo sé. Estoy segura que no tendrá problemas cuando vea la barra libre.
Cierto.
Carla Wilks parece tener un serio problema con el alcohol que no le interesa tratar. Mientras tenga el dinero y la casa de su hija, podría vivir sin problemas yendo a fiestas todos los días y bebiéndose la fortuna en tragos de vodka.
—Hablando del diablo... —susurra mi esposa.
Sigo su mirada hacia la mujer que se acerca por el pasillo lateral de la casa, llevando un vestido rosa brillante que bien podría ser otro vestido de novia. Se detiene en la última fila de sillas y se sienta junto a un hombre de cabello canoso.
Próxima víctima.
Me alejo de Ana cuando toma su lugar del lado de las chicas y yo con mis amigos, también observando los movimientos de mi suegra por algo que mencionó Ethan: tenía la impresión de que ella estaba fingiendo sus problemas de memoria.
Supongo que ahora tengo dos misiones, casar a mis amigos y descubrir a Carla Wilks.
La música cambia de ritmo cuando Luke se aproxima por el pasillo con su madre, y detrás de ellos los Kavanagh.
La poca familia que se reunió y los amigos de ambas parejas miran con atención, luego se ponen de pie cuando la marcha nupcial comienza a sonar.
Rebecca y su hermano son los primeros en salir. Ella lleva un vestido en color crema con detalles del color de la corbata de Luke. Cuando pasa junto a sus niñas, ellas chillan de alegría.
Entonces es el turno de Leila y su padre, su familia completa observando con orgullo y emoción. Su madre, su hermana, el esposo de ella y el niño agitan sus manos a modo de saludo, haciendo que Lay se cubra la boca con su mano libre.
Cuando llega al altar, toma la mano de Ethan y sonríe, Luke y Becca haciendo lo mismo a su lado.
—Queridos amigos y familiares, estamos aquí reunidos para celebrar la unión de estas dos hermosas parejas que han decidido compartir sus vidas. —la oficial de paz que eligieron continua con el acostumbrado discurso de bodas.
Echo un vistazo a Luke que parece ser el más incómodo, tirando del cuello de la camisa como si se quedara sin aire. Rebecca también le lanza pequeños vistazos y frunce las cejas.
Al lado de ellos, Leila mantiene la mirada en la mujer, prestando atención a sus consejos para mantener el amor floreciendo y todas esas mierdas cursis que se suelen decir. Ethan la observa con total adoración, asintiendo ocasionalmente para que sepan que escuchó.
Después de todos ellos, está mi Cerecita.
Sujeta su ramo de flores a juego con sus amigas, pero su mirada está puesta en la madre de Ethan que sostiene a Ted en sus brazos. La señora Sawyer tiene a Jamie y ambos bebés balbucean y señalan intentando bajar de sus regazos.
Cuando finalmente se da cuenta que la miro, arquea una ceja en interrogación. Si nena, estoy recordando nuestra propia boda. Se siente como si hubiera sido ayer, aunque realmente pasaron dos años ya.
¿A dónde carajos fue todo ese tiempo?
La miro de nuevo, notando sus ojos húmedos de lágrimas. Hago un gesto, preguntándole en silencio ¿qué ocurre?, pero ella solo niega. Necesito que la ceremonia termine ahora.
La mujer les pide que preparen sus votos y tomen los anillos, así que extiendo las alianzas hacia mis amigos. Mierda, esto tardará un poco.
Miro a Ana y ella vuelve a negar con la cabeza, limpiando discretamente sus lágrimas. Ahora estoy preocupado. No parece conmovida por la ceremonia como otras de las mujeres sollozando entre el público.
Libera una de sus manos y la baja por su abdomen, deteniéndose delicadamente sobre su vientre... Y sonríe.
Carajo, está sonriéndome. Un momento... ¿Esto es lo que creo que es?
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