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3- Me recuerdan a ti, me recuerda tu olor

Durante la noche ya cercana al mes de diciembre Aome no despegaba de ese pequeño trozo de tela de ratas de fuego cuyo tamaño de un pañuelo grande para el cabello, ella se había amarrado el pelo con ese pedazo del traje de Inuyasha para así recordarlo. Debido a su embarazo su cuerpo se veía más robusto, normalmente dormía bastante pero ahora se le solía pasar la hora de ir a clases.

Tal como su madre prometió había hecho carne de cordero la cual no era nada barata, la un lado estaba la ensalada que tanto pedía la chica y durante la cena el abuelo Higurashi no dejaba de verla con cara de pocos amigos. Aome bajó su cabeza al terminar de cenar y llevó los platos al lavaplatos, miró a su madre con una tranquila sonrisa y se fue a su habitación a dormir.

—Abuelo no es bueno que veas a mi hermana de esa forma. Le hace mal a ella y a mi sobrino — Sota habló con madurez.

—Pero haber quedado embarazada tan joven y encima de un demonio que no sabe si lo volverá a ver me hierve la sangre — masculló el anciano.

—Por eso debemos darle todo el apoyo — Naomi se sentó a la mesa —recuerdo que cuando tuve a Aome yo tenía casi su misma edad. Entiendo por lo que pasa ella en estos momentos, tener un bebé a los dieciséis casi diecisiete años de edad es complicado.

—Estoy seguro que el amigo orejas de perro volverá, estoy seguro... Siempre ha protegido a mi hermana

—Yo también, Inuyasha siempre ha demostrado querer mucho a Aome — la mujer sonrió tranquilamente.

Claramente el abuelo Higurashi estaba algo molesto pero sabía que no debe decirle nada a su nieta porque puede ser contraproducente para la chica y su bebé. Aún seguía en contra de que ella tuviera su hijo pero ver la emoción de Sota y Naomi apaciguaba sus sentimientos de molestia en él.

(...)

Inuyasha despertó en noche de luna nueva tras vivir una pesadilla, él estaba quedándose en casa de Miroku para no pasar esa noche afuera, Sango miró a su esposa y  a su amigo que se alejaba de la cabaña, Miroku caminó para alcanzarlo y cuando llegó con el hanyō, se sentó junto a él.

—¿Otra pesadilla? — indagó él —¿Qué soñaste?

—Es algo raro... soñé que Aome estaba con una niña y caían por acantilado y yo... no podía hacer nada — murmuró el hanyō apretando sus puños.

—Algo me dice que quieres tener un hijo — mencionó el monje con sarcasmo.

—¡Cierra la boca Miroku! — voceó Inuyasha.

—Harías todo lo que fuera por volver a ver a la señorita Aome — Miroku se levantó del suelo.

—Myoga me dijo que había una manera pero necesito pedirle ayuda a Sesshomaru — masculló el hanyō de mala gana.

Inuyasha se levantó del suelo para luego comenzar a caminar al lado de Miroku rumbo a la cabaña de Kaede, estaba preocupado si en verdad Aome estuviera esperando un hijo suyo aunque era pronto para saberlo por su parte; pero esa pesadilla tan vivía y realista le hacía tener muchas dudas en su cabeza.

—Lo sé pero podemos preguntarle a la anciana Kaede acerca de otra manera para romper el sello del pozo — murmuró Miroku.

Cuando arribaron dónde la vieja sacerdotisa Miroku le contó todo acerca de lo que quería hacer Inuyasha; entre el silencio de una fría madrugada de otoño, Kaede escuchaba atentamente las razones por las que el hanyō Inuyasha clamaba a gritos volver a Aome. Era obvio para todos menos para él que se había enamorado perdidamente de aquella chica la cual rompió la barrera del tiempo.

—Entiendo — murmuró la anciana.

—¿Entonces hay alguna manera de volver a activar el pozo? — inquieto preguntó Inuyasha.

—Hay una manera para que puedas viajar a la época de Aome — explicó Kaede —es el árbol sagrado... pero deberás esperar un tiempo.

—¿A qué se refiere? — Miroku la observó confundido.

—El pozo ha tenido ciclos de inactividad, por lo general son de uno a tres años y suele funcionar durante varios años con normalidad. Este siempre funciona.— explicó la sacerdotisa con calma —, la otra manera es a través de un ritual del árbol sagrado. Sin embargo... no sabemos si vaya a funcionar este segundo método.

—¿Qué decides, Inuyasha? ¿esperarás de uno a tres para que el pozo vuelva a funcionar o harás el ritual del árbol sagrado? — inquirió el monje.

Un silencio abrumador se hizo presente en el lugar donde estaban reunidos, la única manera de volver a ver a su tan amada Aome era precisamente esperar esos tres años que le proponían. Si es verdad que su chica había tenido un hijo suyo, pues ambos tuvieron una noche especial, entonces estaría perdiéndose de los mejores momentos de la infancia de su hijo a cambio de poder volver a la era Heisei.

—Esperaré — gruñó Inuyasha —¡Kaede ya me diste una solución concreta así que voy a esperar!

Inuyasha solía estar horas en el pozo devorador de huesos cada dos o tres días esperando algún cambio, durante ese primer mes había acompañado a Miroku a exterminar un monstruo acompañado por Kohaku; no fue nada para el hanyō que con su colmillo de acero lo derrotó fácilmente. Nuevamente Inuyasha, en un intento por regresar a la era de Aome, saltó al pozo pero no funcionó para nada.

No perdía la esperanza de que algún día podía volverla a ver y, talvez, a su hijo; cada día que pasaba se sentía alejado de Miroku y Sango pero siempre estaba allí. Normalmente la aldea, antes de que Inuyasha apareciera, era frecuentada por bandidos y una noche no fue la excepción.

Kohaku tomó a Kirara y avanzó junto a Inuyasha a detener a los asaltantes, con su kusarigana el joven exterminador derrotó a todos sin que el hanyō tuviera que intervenir.

—Eres bueno, Kohaku — afirmó Inuyasha.

—No es gran cosa...

—Aún te atormentan los recuerdos de Naraku ¿no es así? — el hanyō lo miró.

—Aunque trate de olvidarlo es muy difícil — mencionó el pequeño exterminador mientras soltaba unas lágrimas.

—Ey... Aome me dijo algo que me hizo sentir mejor — a Inuyasha le molestaba que otros llorasen —tú no estás solo, niño. ¡Tienes a Sango y a ella le afecta si lloras! Así que limpia esas lágrimas y arriba. ¡Tu pasado no te define!

Los dos regresaron a la aldea aunque no quisiera admitirlo Inuyasha era, cuando se lo proponía, bastante empático con sus allegados. Eso sí debía estar a solas con ellos porque su gran orgullo no permitiría que alguien se diera cuenta de sus sentimientos verdaderos aunque desde que conoció a Aome él jamás ha estado solo. Otra vez en las estrellas miró su rostro, radiante y lleno de luz como el sol que alumbró las penumbras en las que él estuvo hacía tiempo.

(...)

Un día Aome despertó muy tarde, cuando vio la hora y pasaban de las diez de la mañana. Frunció el ceño porque no logró levantarse temprano e ir a estudiar, corrió rápidamente al baño por las constantes náuseas matutinas que le llegaban; sin embargo, su madre estaba allí para todo lo que ella necesitara.

No le sorprendió en lo más mínimo la verdad que la ropa que usualmente usaba antes de su embarazo y empezar a subir de peso ya no le quedara. Ese día quiso practicar arquería, aunque claro era buena no había duda que siempre ha querido mejorar en ese arte marcial.

—Aome — llamó Naomi —no te esfuerces mucho. Le puede hacer daño al bebé.

—Está bien — la chica se sentó bajo la sombra del árbol sagrado —este lugar siempre me trae paz.

—Hija ya pedí la cita para tu ultrasonido — mencionó la mujer acariciando la creciente barriga de la adolescente —será mañana en la mañana. A las diez.

—Gracias mamá. ¿Sabes? Volví a tener hambre — ella se rio nerviosa.

—¿Y ahora que quieres tú? — la mayor la miró con una ceja levantada.

Aome se sonrojó ante el gesto de su madre pero había algo que le agradaba.

—Uhm... quiero champiñones — respondió Aome —. No sé... pero quiero champiñones.

Naomi sonrió tranquilamente al escuchar el pedido de su hija, claro que le daría eso porque normalmente a las embarazadas les llega un momento en que desean una comida algo exótica. Ya le pasó con la carne de cordero y ensalada verde, ahora tendría que buscar champiñones para su hija y luego la vio acercarse al templo donde estaba el pozo devorador de huesos reclamando y exigiendo ver a Inuyasha. Era su mayor anhelo y sin duda si mayor añoranza, si la perla de Shikon existiera desearía que el pozo se volviera a abrir.

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