Tres
¿Qué clase de salón de tortura había creado Koko?
Las maletas que había llegado arrastrando ahora estaban abiertas ostentando plenamente su contenido, entre los cuales solamente fue capaz de reconocer la variedad de dildos y lubricantes. Pensar que el resto de instrumentos era para asesinarlo de forma atroz y dolorosa era más gratificante que conocer su verdadero propósito sexual bizarro del que definitivamente no quería participar.
"Kazutora, eres el único por quien soportaría esto"
—Recuerda: es un maratón, no una carrera de velocidad.
¿Qué clase de analogía era esa?
—Debemos apoyarnos mutuamente —Koko recitó desprendiendo un deje de complicidad, palmeando su hombro con efusividad antes de dirigirse a zancadas hacia el pequeño baúl que residía junto a... esos instrumentos.
No auguraba nada bueno. Nada lo hacía. Cada vez aparecía algo peor y Baji realmente estaba aterrorizado del jefe final de ese juego bizarro que estaban montando.
Los pequeños compartimentos del baúl estaban atiborrados de frascos de diversos tamaños. ¿Medicamentos? ¿Drogas? Con Koko e Inui nunca se era lo suficientemente asertivo. También había agujas ordenadas pulcramente en filas. Baji abarcaba un conocimiento extenso en drogas adormecedoras y letales, pero ninguna de esas etiquetas tenía lugar entre sus conocimientos; realmente, realmente se preocupó.
—¡Mis pociones mágicas! — Koko exclamó con un cariño que superaba con creces al que dejaba a relucir cuando hablaba de Seishu—: Estimulantes, hongos de laboratorio, un regulador líquido... —Alzó entre sus dedos una de las agujas—. Te ayuda a recuperarte pero es fuerte como el carajo. Quedé inconsciente seis veces antes de atinarle a la dosis.
¿Y por qué carajos lo decía con tanto orgullo? ¿Este tipo estaba consciente de todas las consecuencias que podría acarrear una sobredosis?
La mano de Koko titubeó sobre las divisiones del baúl, emitiendo un tarareo divertido hasta finalmente dar con su objetivo: un frasco que podría ser de los más grande que había allí dentro. La devoción con la que lo apresó entre sus manos y la adoración con la que lo contempló, no profesaba algo precisamente sano.
—Esto aumenta la testosterona como pocas cosas —anunció, poniéndose de pie nuevamente junto a Baji que era infalible en su tarea de disimular su expresión de horror con una más hermética.
Koko inclinó el frasco frente a él, invitándolo a extender su mano. Baji lo acató y una pequeña capsula cayó sobre su palma.
"Probablemente lo necesitaré esta noche"
No quería que Inui se mofara de él tomándolo de ejemplo en el artículo de su ridículo blog "Como evitar la defunción eréctil en tu pareja" solo porque la situación provocaba nula estimulación en su pene.
La capsula raspó sobre su garganta seca y luego contempló a Koko hacer lo mismo.
—Buen chico. —Volvió a palmearle la espalda.
Bueno, ¿es que tenía una especie de fetiche o qué?
Arrojó el frasco devuelta al baúl y se volvió a voltear hacia Baji sin perder el brillo de que esa sonrisa taimada lucía, esta vez complementándose con un toque ansioso.
—Ahora —recalcó, haciendo especial hincapié con ese tono vigoroso que no profesaba un buen futuro para Baji—, permíteme explicarte mi ritual para noches como esta.
Antes de siquiera terminar de articular la frase, sus dedos ya estaban ocupado desprendiendo los botones de su camisa y ésta cayó por sus antebrazos al suelo, dejando al descubierto el trabajado cuerpo de Kokonoi, quién se enderezó orgulloso al saber que tenía puesta la mirada de Keisuke sobre él.
Aunque en realidad estuviera pidiendo ayuda mentalmente.
"Kazutora... eres el único por quién vale la pena soportar lo que se avecina" Baji pensó cuando contempló resignado como el pantalón de Koko resbalaba por sus piernas junto con su ropa interior. Además de sus súplicas, su cabeza reproducía una cacofonía de gritos desesperados que representaban perfectamente lo que sentía en ese momento, aunque por fuera sea una total cara hermética.
Finalizó con los calcetines y Keisuke se rehusaba a mover sus ojos a otro lugar que no fuera la horrenda cara narcisista de Koko.
—Está bien, puedes verlo. Mira mi pene.
Puta madre.
Un segundo. Fue todo lo que estuvo dispuesto a dedicar a la polla flácida de Koko, y aún así creyó que fue demasiado.
—Bienvenido a la fiesta —Koko sonrió satisfecho y solo tuvo que dar un par de pasos cortos hasta alcanzar a Keisuke y apresarlo en un sofocante abrazo, dónde pegó sus labios a la piel de su cuello en un furtivo beso que le erizó los vellos del brazo a Baji—. Me alegra que estés aquí.
Si ese imbécil se atrevía a besarlo directamente en la boca, terminaría todo con un puñetazo y se largaría de esa estupidez sin importar qué tan mal se pusiera Chifuyu con su huida. Afortunadamente no sucedió, y sólo palmeó una de sus mejillas con una sonrisa demasiado condescendiente para su cordura.
Cuando fue tácito que el dichoso ritual había concluido, Baji empezó a recitar mentalmente su mantra de la noche, apretando los labios lo máximo posible para evitar dejar escapar una mueca de desagrado:
"Hago esto por Kazutora, hago esto por Kazutora, hago esto por Chifuyu, hago esto por Kazutora, hago esto por Chifu- Kazutora."
Koko avanzó hasta el espejo de la habitación, se detuvo en frente y no quitó la mirada de sí mismo durante un largo e incomodo —al menos para Baji— minuto. Se contempló a sí mismo con devoción y hasta complacencia, podría decirse. Se palmeó los muslos con nula fuerza antes de escupir en su mano.
"¿Qué carajos está pasando?" Baji pensó con terror, mirando de cerca cada movimiento.
Y cuando empezó a masturbarse, ya no supo dónde esconderse y su semblante de consternación ya podría ser evidente, si Koko no hubiera estado tan ocupado consigo mismo en ese momento.
—Si no te coges a ti mismo, ¿cómo esperas qué alguien más lo haga?
Por supuesto. Koko, además de dinerosexual, también debía ser kokosexual.
Bien. Ya había tenido suficiente.
—¡No te quedes mirando! Trae un espejo y únete.
Definitivamente, Baji no imitaría esa practica. Preferiría hacerlo en la privacidad de su baño y no junto a un rarito que le gemía a su propio reflejo, muchas gracias. Así que se debatió seriamente sobre si era más prudente argumentar una excusa tonta y huir, o lanzarse por la ventana sin explicaciones.
Su celular en su bolsillo vibró y su humor cambió drásticamente al ver reflejado en la pantalla de celular una foto de un sonriente Kazutora junto a su nombre. Era una llamada de él.
—Koko, es la niñera. Será muy rápido, ya vuelvo.
Creyó escuchar un reproche de Koko acerca del pacto de no celulares durante esa noche, pero poco le importó enfocarse en ello cuando tenía una llamada de su precioso Kazutora en espera. Había estado anhelando ansiosamente que transcurriera un milagro y pudiera escuchar su voz para mantenerse cuerdo durante esa tortura, y ahora se lo habían concedido.
Dejando atrás la mezcolanza tortuosa de reproches, injurias y gemidos de Koko, trotó con apremio hacia el cuarto de baño cerró la puerta tras él y atendió la llamada de inmediato.
—¿Hola? ¿Está todo bien?
—Lo siento —escuchó la voz amortiguada y rota de Kazutora, provocándole un retorcijón en el pecho. Sonaba tan vulnerable, tan frágil... y él perdiendo el tiempo con Koko y sus perversidades bizarras y narcisistas—. No sabía a quién llamar porque ya no tengo amigos por su culpa.
Su culpa.
—¿Hanma?
Por supuesto. No podría haber otro culpable más que ese hijo de perra de Hanma, a quién le pertenecían todas las vanas lágrimas de Kazutora. El responsable de cada inmerecido desastre en su vida. Un hijo de puta que pululaba sosegado por la ciudad con sus malditos aires de grandeza mientras que era Tora quién se ahogaba en sollozos por cada estúpido acto suyo.
—Mandó un correo anónimo a todos mis contactos. Sé que fue él porque eran fotos... fotos explícitas que sólo tiene él y...
"Oh, no. Sé que fotos son"
Especialmente cuando una de ellas, muy genuina, había permanecido oculta en un clandestino rincón nacido especialmente para cada retazo tangible de personalidad de Tora que alcanzaban sus manos; un lugar recóndito muy muy lejos de Chifuyu y su desastre natural congénito.
Hanma definitivamente no merecía esas fotografías en su posesión. Después de tanto sufrimiento que le provocó, era inaudito que tuviera acceso a tanto esplendor y sensualidad personificadas en las poses, en las sonrisas, en las facetas de Tora en cada una de las imágenes. Él sólo trató de conservar siquiera una migaja de aquello ajeno que debió haber sido suyo, porque tenía la certeza de que encontrarían mejor lugar bajo su propia custodia.
Y acertó.
—Y entre otros se las mandó a Amy Woodruff, la editora, la editora de libros infantiles y... —Un sollozo y luego un resoplido húmedo. Se estaba deshaciendo en llanto y Baji no estaba allí para abrazarlo contra su hombro y secar sus lágrimas—... ya no querrá trabajar conmigo.
"Ese reverendo hijo de puta, realmente se atrevió... Esto es realmente malo"
Vestigios de recuerdos del día en que Tora le había comentado con tanta vigorosidad la propuesta de Amy para que sus dibujos protagonizaran uno de sus libros para niños, ahora eran solo polvo derramándose entre las fauces depredadoras de Hanma.
—Lo siento mucho, Tora.
No solamente sentía un pecado que no le correspondía. Sentí no poder estar a su lado para un verdadero consuelo. No esa tontería de un lamento superficial en una llamada telefónica.
—Sabía que tramaba algo —Tora espetó en un murmullo que fue apenas audible—. Le encanta hacer esto... —Su voz seguía sonando rota y miserable, pero al menos ya sin sollozos colándose. Había dejado de llorar para dar paso a la cólera—. Lo peor de estar casado es que tu pareja te conoce tan bien que puede usarlo el resto de tu vida.
"Yo sé de eso, créeme"
—Escúchame, esas fotos... Cualquiera cuerdo sabe que Ryan las ha utilizado y eso lo convierte en el malo y en un ser humano repugnante.
Escuchó a Kazutora inhalar temblorosamente. Su aliento lloroso saturó la bocina por un segundo. Baji se lamentó no haber podido atrapar ese suspiro con sus propios labios.
—¿Cómo se supone que debo mirarlo mañana?
El juicio, por supuesto. Hanma había calculado despiadadamente la manera de acertar diversos golpes simultáneos: la colaboración con la editora, el juicio por la custodia de su hija, su trabajo... Ese infeliz estaba destrozándolo por completo. Se estaba atreviendo a hacer añicos lo más endeble de su vida justo ahora. No era justo. No era justo que Baji no pudiera devolverle esa dosis de felicidad que su llegada a su vida había traído. No era justo que estuviera tan vulnerable entre los dedos corrosivos de ese hijo de puta. No era justo que Kazutora le haya dado tanto (mucho más que a él) y Hanma escupiera sobre lo que alguna vez fue amor. No era justo. No era justo. No era justo. No era justo. No era justo. No era justo. No era justo. No era justo.
Iba a matarlo.
—Con lástima —espeto—. Es un pedazo de mierda y tú vas a ganar... Lo demás, yo lo resolveré, ¿sí?
Iba a matarlo.
«Sólo déjame ayudarte»
Iba a matarlo.
«Si tú me lo permites, claro»
Una risita húmeda se estrelló contra su oído, irrumpida por el tono saturado de la llamada telefónica. Baji se permitió fantasear un par de segundos con ese aliento mentolado chocando directo contra su oído, luego contra su boca, contra su piel febril y salada, en sus manos bombeando más suspiros sofocados.
—¿Quieres venir? Es que... me vendría bien un amigo.
Baji quiso decir que sí, quiso gritar que sí. Quiso romper la ventana y saltar desde ese mismo segundo piso aunque conllevara arrastrarse con una pierna rota hasta los tiernos brazos de Kazutora, que parecían llamarlo con desespero.
"Haría lo que fuera para ir"
—¿Keisuke, dónde carajos estás, hermano? —La voz de Koko interrumpió lejana, pero tan repentina como un puñetazo en el estómago.
"La puta que..."
—Ojalá pudiera, pero...
—No, descuida —Kazutora habló de inmediato, con algo que sonaba como nerviosismo apremiante; como si pensara que irrumpió indebidamente en la vida de Baji, como si su cercanía supurara ardor —. No, ya hiciste suficiente... Gracias por contestar, Baji.
Y cortó.
Dejó a Baji con el celular apretándose entre sus dedos trémulos de rabia. Sus dientes terminaría resquebrajándose hasta ser solo polvo si continuaba apretándolos como lo hacía ahora. Obligó a su ira a encerrarse en sus entrañas, revolviendo sus órganos, filtrándose en sus arterias hasta quemarlas. Paralizó su cuerpo y cerró los ojos, esperando que la necesidad de estrangular a Koko se diluyera lo suficiente para volver a convivir con él.
Pero, Koko le demostró su nulo sentido de supervivencia cuando le arrancó el celular de los dedos mientras ostentaba una fastidiosa sonrisa pedante.
—Esto irá al tazón de teléfonos. Dónde están los otros.
Los dedos de Baji se estiraron y volvieron a recoger en un puño, inquietos ante su resistencia a no romperle la quijada a Koko con ellos. Pero, la tentación ya estaba excediendo los límites de su cordura.
Un par de risitas agudas sincronizadas se filtraron amortiguadas por las delgadas paredes. Baji podría reconocer esa sofisticada carcajada con matices pícaros dónde sea. Tenía muy bien guardado el recuerdo en su cabeza, muy muy dentro, donde la cacofonía de sus gritos reprochantes no las alcanzaran y mancillaran.
Ah, y la risa de Inui le acompañaba, pero se fingía sordo a ella.
—Bueno, llegó la hora —Koko le sonrió con emoción, mirando hacia la pared donde las risitas se concentraban.
La ansiedad pegó a su cuerpo como un latigazo, aunque no supo dilucidar si provenía de la incertidumbre por lo que le auguraba, o por la expectativa de ver la expresión de Chifuyu riéndose con tanta picardía.
CONTEXTO: Hanma y Kazutora estuvieron casados. Ahora están divorciados y debatiéndose la custodia de su hija (quién vive con Kazutora por ahora). Hanma lo perjudicó compartiendo fotografías íntimas de Kazutora (que tiene de cuando eran esposos) a quién le daría trabajo, y a su círculo social; sabiendo perfectamente que esto afectaría su posición en el juicio.
Baji conoce estas fotografías porque él las vio (sin que Kazutora supiera). Él robó una.
Eeeeh esta vez no tardé.
El siguiente capítulo se supone que debe contener +18. Si el asunto escala niveles demasiado explícitos, cortaré el cap y lo subiré a ao3; sino, permanecerá aquí esperando que Wattpad no se ponga mamón.
Gracias por leer! ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro