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Epílogo, parte 1: Siempre estarán para ti, Eri

*Créditos de la imagen: @ ironkrispies en Instagram*

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En un punto de esta historia, antes que Eri cumpliera los 9 años. Justo unos meses después que el trío amoroso protagónico había conseguido graduarse e inmediatamente trabajar como héroes profesionales, cuando ya estaban comprometidos a un matrimonio de tres.

Deku se presentó como profesional con la agencia de Nighteye, en donde Lemillion y el pecoso dieron la nota como un dueto de héroes poderoso. Uravity, por su parte, estaba con Ryukyu quien le había guardado bastante estima tras la pérdida de Nejire en el estallido.

La heroína dragona acogió a varios de los héroes que estaban con Mount Lady, quien en vida fue la tutora de Rule. En Japón, Uravity y Rule lograron componer la dupla de rescate más aclamada.

Como no estaban casados, no podían adoptar legalmente a Eri. Ella lo pasaba con Aizawa la mayoría del tiempo mientras sus estudiantes, a los que más estima les tenía, estaban en la UA. Cuando los jóvenes egresaron, cuidarla era un poco más complicado.

— Shota-ojisan. -Eri se acercó al profesor mientras estaba en su computadora trabajando en su plan de estudios para el próximo año-.

— Dime Eri-chan. Ya es noche... -él mantenía la vista de su ojo bueno en el monitor-.

— ¿Cuándo podré estar Deku otou-san y mis oka-san? -preguntó mientras se frotaba uno de sus ojitos mientras sostenía un muñeco de su padre adoptivo-.

Aizawa no tenía mucha idea de cómo responder a eso, pero sabía que Izuku iba a adoptarla y era necesario que ella comenzara a vivir en una familia real. Así que volteó su silla y se agachó para ver a la niña.

— Eri-chan, ¿quieres vivir con ellos? -preguntó con una pequeña sonrisa-.

— Hai. -la pequeña levantó la cabeza y se le formó una sonrisa brillante para iluminar la noche-.

La pequeña se imaginaba escenas como ella siendo cargada por Izuku en la playa, Ochako cocinando con ella o Yui acariciando su cabello mientras ella estaba acostada en su regazo. Pero en todo momento ella estaba feliz, tenía una sonrisa enorme. Ella esperaba cumplir el sueño que ha deseado durante toda su corta vida: una familia que la ame.

Aizawa llamó a Midoriya a su número personal para decirle que Eri estaba dispuesta a vivir con él y sus novias. Deku, en literalmente tres minutos, llegó a la residencia de la UA donde estaba Eraserhead, quien abrió la puerta con un poco de hueva.

— Sí sabías que podías venir mañana. ¿Verdad, Midoriya? 

— OTOU-SAN. -Eri corrió feliz y dio un salto bastante alto con una sonrisa capaz de generar diabétes-.

— ERI-CHAN. -el pecoso la atrapó para darle un abrazo muy tierno y muy necesitado por ambos-. No podía esperar ante semejante noticia.

— Midoriya, ella necesita comenzar a vivir una infancia real. Necesita padres que la cuiden, que la hagan feliz en todo momento, no solo cuando pueden. ¿Entiendes? -Aizawa le pidió a Izuku, de forma algo sutil, que críe a Eri de verdad-.

— Hai, ya quiero poder adoptarla y que sea mi hija ante la ley. Aunque, Eri-chan, tú eres mi hija ante mis ojos. -le dio un beso en la frente y la niña abrazó la cabeza del peliverde con todas sus fuerzas-.

Luego de un rato, Shota e Izuku empacaron las cosas de la niña para la mudanza. Eran alrededor de las 2:30 am cuando Deku llegó a casa. Era un apartamento pequeño, pero muy familiar para el joven Midoriya.

— Ochako-chan, Yui-chan. Adivinen quién vino conmigo... -preguntó al aire, porque cuando entró al lugar, las luces estaban encendidas-.

— YA-HO. -Eri fue puesta en el suelo y corrió a ver las habitaciones del apartamento-.

Aunque fuera un condominio, era bastante espacioso, elegante y acogedor. La pequeña quiso subir al segundo piso del lugar y notó que Ochako y Yui estaban dormidas y con sus trajes puestos. Izuku la siguió para ver que sus novias estaban en un sueño profundo.

Se ven tiernas al dormir, ¿quieres dormir con ellas? -preguntó Izuku en susurros-.

¿No dormirás con nosotras? -Eri cambió su rostro alegre por uno de ligera preocupación-.

Hai, hai. Solo iré a prepararme para dormir. Pero dormiremos en un futón, ellas han tenido trabajo duro en estos días. -propusó Deku y Eri aceptó tranquilamente-.

Luego de una ligera madrugada de sueño, en donde la pequeña niña del cuerno durmió con una sonrisa inmensa. Al fin podría tener una vida normal con padres que la aman. Pero a veces no todo es miel sobre hojuelas y ella lo descubriría pronto.

Cuando el sol salió, iluminando los ventanales del hogar de nuestros héroes. El futón donde estaba Izuku se sintió más cálido de lo normal. Cuando despertó el pecoso, descubrió que a su izquierda estaba Ochako con una sonrisa, a su derecha estaba Yui acariciando el pecho de su hombre y en el vientre de él se encontraba la niña más pequeña.

— Izu-kun, no me habías dicho que Eri-chan estaba aquí. Yo quería recibirla. -Yui tenía un pequeño pero tierno puchero-.

(Cr: encontrado en el perfil de energiapormil en Pinterest)

— ¿Durmieron bien? Porque creo que llegaron algo tarde, aunque Eri-chan estaba feliz abrazándote. -Ochako acariciaba el cabello blanco de ella-.

— Hai, es que no quería interrumpir su sueño, vimos que estaban tan cansadas porque no se habían quitado los trajes. Así que yo haré el desayuno, ayuden a Eri-chan a instalarse mientras cocino. -Izuku se puso una bata y dispuso a preparar la comida-.

Cuando Eri despertó, abrazó fuerte a Ochako y Yui, quienes estaban sonrojadas por el hecho que la pequeña niña les dijera "oka-san". Ese sentimiento era fuerte y estaban dispuestas a ganarse todos los días ese amor.

El tiempo en donde los cuatro estaban reunidos comenzó a avanzar. Deku era un héroe ocupado, pero pedía días libres a la semana para quedarse a cuidar de Eri. Ochako y Yui también pidieron días libres ciertos días cada semana para pasar el tiempo con la niña, y así los fines de semana poder estar juntos y felices los cuatro.

Pero, luego del tercer mes, las cosas empezaron a cambiar. Izuku estaba en una misión importante que requería el 100% de su tiempo. Ochako y Yui comenzaron a recibir más carga de trabajo debido a los días de licencia que recibían.

A veces tocaba ir a la montaña a prevenir desastres, otras veces a ayudar en la prevención de desastres en época de lluvia en zonas donde el suelo es propenso a deslaves. O también era necesario misiones de rescate de civiles donde tenían que atender heridos a falta de personal médico.

Los días que ambas tenían licencia para descansar se fueron convirtiendo en jornadas extenuantes de trabajo. Cuando Eri-chan tenía que estar con alguien e Izuku no podía, siempre era llevada con los padres de Yui o de Ochako, al final era Deku quien la llevaba a casa.

El noveno usuario del OFA comenzó a notar que Eri estaba perdiendo esa sonrisa que había tenido cuando llegó al hogar de la futura familia Midoriya. Tenía una idea de lo que pasaba, pero necesitaba confirmarlo más adelante. No quería agobiar a la niña porque ella podía mentir para no preocupar a nadie.

Era día martes, Izuku se había ido temprano y las chicas estaban preparándose para una misión larga. Debían viajar a Ibaraki a dar asistencia y rescate ya que hubo un tsunami que afectó a una parte del lugar.

Ochako y Yui estaban un poco nerviosas porque les había tocado bastante pesado en las últimas semanas, a eso juntar las pocas horas de sueño que pudieron tener, ha hecho que tengan un genio un poco complicado.

— Oka-san, ¿qué haremos hoy? -preguntó Eri juntando sus deditos-.

— No podemos Eri, debemos ir al trabajo. -Ochako contestó sin voltearla a ver, se estaba acomodando sus muñequeras con látigos extensibles-.

— ¿Vas a ir a dejarla con tus papás, verdad? -Yui estaba viendo su caja de herramientas, ya que ahí tenía varios complementos para su traje-.

— Ve a dejarla con tus papás, yo tengo que hacer un papeleo primero antes de ir a Ibaraki. -decía Uraraka algo cansada-.

— Pero fueron con mis papás la semana pasada. Llévatela tú... -Yui estaba algo hostigada porque no encontraba unos objetos importantes de su traje-.

— ¿No pueden quedarse ambas? -Eri no sabía lo que iba a provocar con esa pregunta-.

— NO ERI, YA TE DIJE QUE TENGO QUE TRABAJAR, CÁLLATE Y ESTATE QUIETA SIN MOLESTAR A NADIE. -Ochako le gritó porque sus nervios estaban a color de piel-.

— OE, NO GRITES. NO PUEDO ENCONTRAR UNAS COSAS Y SOLO ME PONES MÁS NERVIOSA, Y TÚ ERI NO MOLESTES QUE ESTAMOS RETRASADAS PARA IR A TRABAJAR. ANDA A VER A QUIÉN PUEDES FASTIDIAR. -Yui alzó la voz y estaba enojada, el dolor de cabeza era un poco fuerte-.

Ellas lo lograron, finalmente la rompieron. Destrozaron a alguien que siempre estuvo feliz después de ser salvada. Alguien que no merecía esas palabras. Alguien que no hacía nada más que alegrar las vidas de su familia. Alguien que ella podía amar con su corazón.

— OKA-SAN AHOOOOOO. LAS ODIO. -Eri-chan salió corriendo de ellas y del apartamento-.

Ella comenzó a correr con todas sus fuerzas. Abandonó la propiedad para ir sin mucho rumbo por la calle. Como era zona residencial, las calles eran algo angostas y no podía ver por dónde iba porque sus ojos estaba cubriéndose de lágrimas.

Otou-san, ¿dónde estás? -ella en sus pensamientos quería solo estar con Izuku-.

Cuando Eri menos lo notó, se tropezó con algo y se raspó feo la rodilla. El dolor era fuerte, la piel estaba sangrando bastante y la sensación era de impotencia. Las lágrimas habían comenzado a caer y bastante.

Eri no podía levantarse por el dolor, pero un pequeño visitante se le acercó. Era un pequeño gato negro que llegó con ella para lamer su herida. Ella sentía que su lengua era rasposa, pero suave.

K-kawaii. -pensó Eri para acercarse tímidamente a para acariciar al animal-.

— Daijobou? -preguntó una niña, un poco más pequeña que Eri-.

Se acercó una infante de pelo rojo con un flequillo algo notable, ojos rojos, camisa de botones, corbata de lazo y una falda color vino. Ella tomaba de la mano a un hombre alto, pelo azul, con lentes, camisa de vestir, pantalón verde muy oscuro y mocasines.

— Ojou-san, ¿se encuentra bien? -el hombre quiso darle la mano pero Eri se mostraba reacia porque era un desconocido-.

— Watashi wa Sakuragi Yaeka desu. -la niña se acercó a Eri para ayudarla a levantarse-. Kore wa Kirishima Toru, es quien me cuida.

— Hay que curarte esa herida, vamos al parque que está cerca. Ojou, vamos. -el hombre de lentes cargó a Eri quien seguía con las lágrimas-.

Pasaron algunos minutos hasta que llegaron al parque más cercano. Toru sacó de un pequeño botiquín con todos los implementos necesarios para limpiar la herida y ponerle la respectiva curita que cubría la herida completa.

— Listo, ¿le duele ahora, ojou-san? -preguntó el hombre-.

— Arigato. ¿Usted es... familiar del...? -Eri no termino de preguntar cuando recibió respuesta-.

— Hai, hai. Mi primo es el héroe Red Riot, Eijiro Kirishima. No lo he visto en un buen tiempo, aunque Ojou quiere verlo pronto. -explicó el peliazul-.

— Red Riot es mi héroe favorito, ¿y el tuyo? -preguntó Yaeka emocionada-.

— Mi héroe es... Deku... -Eri estaba un poco sonrojada de decirlo-.

— Sugoi, el héroe que nos salvó hace dos años. ¿Y lo conoces? -Yaeka estaba curiosa de saber-.

— Es mi papá... -Eri juntó sus deditos con pena-.

— ¿Tu padre es el héroe Deku? Debe ser muy afortunado. ¿Significa que Uravity y Rule son tus madres? -preguntó Toru-.

Tan pronto terminó de hablar, notó que Eri apretó los puños sobre sus piernas. Ella temblaba luego de ese regaño que le dieron, pero aunque fueran palabras simples, habían hecho cierto impacto en ella de forma muy fácil. Así que Yaeka rompía el hielo.

— Eri-chan, asobo. -la chica pelirroja ofreció su mano para que Eri se levantara-.

Con cuidado, la niña del cuerno aceptó la invitación y siguió a Yaeka. Estaban en un parque y habían varios juegos disponibles. Desde el sube y baja, columpios, toboganes y algunas cosas más.

Fue un rato entretenido para ambas. Yaeka, desde siempre, ha sido una chica bastante introvertida y Eri apenas estaba conociendo el mundo, pero todavía se mantenía algo reacia. Se llevaban bien sin comunicarse con muchas palabras. Pero cuando jugaron a las escondidas, Eri vio algo extrañada que habían más personas parecidas a Kirishima.

— Yae-chan. -Eri se acercó a la chica que estaba escondida con ella en unos arbustos-. ¿Quiénes son los otros señores que están con Kirishima-san?

— Son compañeros de él y de otou-san. Son de la familia. Ellos nos protegen y trabajan protegiendo a la gente. -dijo Yaeka mientras estaba sentada esperando ser encontrada-.

— ¿Tu papá es un héroe? -preguntó Eri-chan-.

— Es un héroe para mí, pero no es como el tuyo. Otou-san es el jefe de Kirishima y de los demás, trabajan en la comunidad para mantener seguros a todos. ¿Y qué hay de tu mamá, Eri-chan? -era una pregunta inocente de parte de Yaeka-.

— Yo tengo dos mamás, pero no me quieren. No quiero verlas, no quiero volver a mi casa porque no quiero molestarlas. Trabajan mucho salvando a la gente y yo les quito el tiempo. Otou-san quería que fuéramos una familia y solo traje problemas. Yo me fui de casa y si otou-san me ve, ya no me va a querer. -Eri estaba comenzando a llorar-.

Yaeka veía cómo se sentía su nueva amiga, no sabía qué hacer pero podía comprenderla. Su situación con su mamá no era la mejor.

Kirishima ya las había encontrado, pero se mantenía escondido para escuchar lo que platicaban ambas. Pero, cuando escuchó un pequeño sollozo, terminó el juego con un premio doble.

— Las encontré, yo gano. -Kirishima sonrío mientras sacaba de su espalda dos manzanas acarameladas-.

— OISHI. -dijeron ambas mientras estaban degustando su postre-.

— Es mi favorito. Arigato, Kirishima-san. -Eri estaba alegre degustando su postre predilecto-.

— Hai, escuché por ahí que te gustan las manzanas. Y parece que a ti también, ojou.-Toru se alegró que la señorita estaba contenta también-.

— Eri-chan, quiero presentarte a alguien. -Yaeka se acercó mientras le tomaba de la mano a la chica del cuernito-. Kirishima, ¿podemos ir?

— Hai, vamos. -los otros compañeros de Toru se juntaron para escoltar a las dos menores al lugar de reunión-.

— Kirishima-san, ¿usted es un héroe? Yae-chan me dijo que usted protege a otros. -Eri era curiosa y bastante inocente-.

— Pues, sí me encargo de mantener a salvo pero a ciertas personas. Yo soy el que se encarga de poner la basura en su lugar. -los compañero de Toru estaban algo asustados porque saben que Toru es reconocido, pero no de manera bonita-.

El camino fue tranquilo, Kirishima vigilaba su entorno y Eri cargaba al gatito que la cuidó cuando se tropezó. Tras caminar unos tres kilómetros aproximadamente, la chica de cabello blanco se extrañó que estaban en un hospital.

— Eri-chan, ¿entramos? -preguntó Yae-chan un poco nerviosa-.

La pequeña asintió para que Toru las acompañara a la recepción, luego de subir el ascensor unos tres pisos. Llegaron a una habitación donde estaba un hombre en yukata. Tenía cabello castaño, ojos cafés, cara con algunas ojeras y algo cansado.

— Yaeka, ¿todo bien? Veo que trajiste una amiga. -el hombre tenía una voz muy grave-.

— Oyasumi, Eri desu. -la pequeña se presentó al hombre-.

— Oyasumi, ore wa Sakuragi Kazuhiko desu. -hizo una pequeña reverencia-.

— Otou-san, su papá es Deku y sus mamás son Rule y Uravity. -dijo la hija-.

— Sugoi, Eijiro-san se alegrará saber que su sobrina favorita tiene una amiga. ¿Y cómo están tus padres, Eri-chan? -preguntó el jefe de la familia Sakuragi-.

— Etto... yo huí de mi casa. Otou-san me adoptó pero solo le traigo problemas a oka-san. Yo les estorbaba a ellas y cuando otou-san regrese de trabajar, se molestará conmigo, por eso no quiero volver. -Eri se soltó con el padre de Yaeka-.

El hombre acarició a las dos pequeñas. No podía decir mucho porque sabe que es una situación algo complicada para una niña pequeña.

— Otou-san, quiero que Eri-chan conozca a oka-san. -la pequeña Sakuragi pidió a su padre-.

— Hai. -respuesta corta de Kazuhiko-.

Toru estuvo al lado del jefe y entró junto con ellas a la habitación. La madre de Yaeka era una mujer hermosa, de cabello castaño claro y rasgos faciales delicados. Ella estaba conectada a un respirador artificial.

Yaeka se acercó a su madre para tomarle la mano, puso la mano en su cabeza para simular que la acaricia. La pequeña estaba con lágrimas en sus ojos. De lejos miraba Eri-chan a la niña y Toru se acercó a la pequeña del cuerno.

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

(INDISPENSABLE REPRODUCIR)

— Sakuragi Miyuki, la madre de ojou. Durante varios años ha estado en coma, tuvo un accidente grave donde fue atropellada. Ojou en un principio pensaba que ella no era su madre porque siempre estaba dormida y no la conocía de nada. Pero, a medida que creció se dio cuenta que su madre está luchando en su interior por despertar. Ojou ha vivido sin su madre mucho tiempo y la familia la hemos cuidado como nuestra hija.  Ella desea con toda su alma que su madre despierte. Tú eres muy afortunada, Eri-chan. -Toru trataba de acercarse a Eri-.

— Pero, ¿y si al final ellas siguen enojadas conmigo? -Eri no sabía qué hacer-.

— Deberías disculparte por irte, posiblemente se preocuparon por ti. Deku posiblemente se preocuparía más que nadie. -Toru decía según lo que había oído del pecoso por boca de su primo-.

— ¿Pero y si no me perdonan? Tengo miedo. -Eri quería llorar-.

— Es normal sentir miedo, pero creo que tu padre, quien te llevó a casa se sentiría devastado porque él te adoptó. Las familias son complicadas y todas tienen problemas, pero lo resuelven como pueden. Pero, sería peor no tener a nadie que te dé un abrazo o un hogar al cual puedas volver. -Toru acariciaba la cabeza de Eri-.

— ¿Cómo debería pedirles perdón? -Eri cerraba con fuerza los ojos-.

— No creo poder darte una respuesta concreta, pero... -Toru vio en su mente esos momentos que tuvo con la familia Sakuragi, donde a pesar de meter la pata, siempre estuvieron con él, a pesar de su reputación-. Si están ahí para ti, aunque se enojen contigo o tú te enojes con ellos o les digas que las odias, si son de esas personas que priorizan el cariño aun en momentos difíciles, seguro que todo estará bien. -Toru aconsejó a Eri y luego Yaeka se acercó-.

— Eri-chan, ella es mi madre. Ven. -la señorita llevó a la peliblanca a acercarse a la cama-.

— Con permiso. -Eri se acercó con cuidado-.

— Oka-san, ella es Eri-chan, mi amiga. Ella es una chica divertida, alegre cuando come manzanas, jugamos mucho y quería presentártela. -Yaeka tenía una pequeña y melancólica sonrisa-.

Eri, al ver que ella no le contestaba, se sintió mal. Recordó en su mente lo que vivió Deku hace tres años tras la batalla final contra Tomura Shigaraki. Las veces que ella se quedó llorando en su cama junto a Ochako y Yui revivieron en su mente.

Yaeka al notar esto, quiso abrazar a Eri quien empezó a llorar un poco fuerte. La señorita Sakuragi también lloraba, pero se trataba de mantener la cordura. Necesitaba ser el soporte emocional de Eri por ahora.

— Yae-chan, arigato. -Eri daba las gracias-.

— ¿Por qué, Eri-chan?

— Por ser mi amiga. Kirishima-san, arigato. -Toru se acercó-.

— Descuida, te llevaré a tu casa, solo guíame. -Kirishima se ofreció a acompañarla-.

El viaje de regreso fue en el vehículo del jefe de la familia Sakuragi. Eri sabía la dirección, así que no fue tan difícil llegar a la casa. Luego de despedirse de Yaeka y Toru, la pequeña del cuernito subió las escaleras hasta el apartamento y notó que las luces estaban encendidas.

Eri entró con mucha pena a la casa, notó que todo estaba silencioso y caminó dentro del lugar hasta notar que en la mesa del comedor estaban Ochako y Yui dormidas. Tenía miedo de llegar donde ellas.

Oe, ¿dónde te metiste, Eri-chan? -Deku estaba detrás de ella con los brazos cruzados y una mirada seria-.

— Deku otou-san, gomenasai. -agachó la cabeza-.

— No deberías disculparte conmigo. -contestó tranquilamente y acariciando su cabeza-. Pero, ellas hicieron mal en decirte esas cosas.

Eri al escuchar esas palabras, se separó de Izuku y fue abrazar con sus dos brazos a ambas como podía.

— ¿Ya sabes qué les dirás a ellas? -preguntó Midoriya y Eri negó con la cabeza-. Ellas dijeron lo mismo. Además... -se agachó para estar a la altura de Eri-. Yo te vigilé todo el tiempo.

— Nani? -esto sorprendió mucho a Eri-.

— Toru Kirishima es alguien conocido para mí, Eijiro-kun me lo presentó luego de una reunión para la graduación. Cuando te caíste al salir de casa, yo había encontrado un gatito que me había seguido, parece que no tenía dueño. Así que lo envíe contigo para que te acompañara y no te sintieras sola. Cuando Toru-kun curó tu herida, yo había visto que estaba por el parque y le entregué el botiquín porque siempre llevo uno por mi trabajo. Las manzanas acarameladas que él llevó las invité para ti y tu nueva amiga. Tal vez pensaste que me enojaría, pero ¿cómo podría enojarme con mi pequeña manzanita? Eri-chan, eres mi hija y te amo demasiado. Eres la familia que quiero con mi vida. Tus mamás se enojaron porque estaban estresadas, pero no es que no te quieran. Sé que no tienes que entenderlas aún, pero a veces nos enojamos sin darnos cuenta en el momento. Yo te debo una disculpa, Eri-chan. No pude organizar mejor mi trabajo para pasar más tiempo contigo. Sumimasen. -Izuku se puso de rodillas y cabeza a tierra-.

Cuando Eri notó eso, la abrazaron de sus bracitos. Ochako a la izquierda y Yui a la derecha. Ambas estaban llorando, sus ojos rojos eran muestra que habían llorado por bastante tiempo y en abundancia.

— Gomen-ne, Eri-chan. -Yui abrazó completamente a Eri mientras caían lágrimas de sus ojos azules-.

— Nunca fue mi intención gritarte de esa forma, sumimasen. -Ochako abrazaba su cabeza y le daba mucho besos desesperadamente-.

— Eri-chan, te amamos y haremos lo que sea para que nos perdones. -ambas señoritas estaban haciendo la reverencia para pedir disculpas-.

— Oka-san, otou-san, daisuki. -Eri abrió sus bracitos para un abrazo grupal-.

Fue un problema de familia que se resolvería sin más problemas. Al ser (futuros) padres primerizos estaban aprendiendo a lidiar con momentos estresantes. Aunque sean héroes, también son seres humanos que están en constante aprendizaje. Pero siempre tendrían un final feliz. Más adelante serían padres e hija a los ojos de la ley, pero para ellos ya se sentían como padres e hija.

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La parte 2 del epílogo será el final definitivo de la historia, hice un pequeño crossover con un anime que amé verlo. Se llama Kumichou Musume to Sewagakari y quise aprovechar que había un Kirishima. Me dio penita con Eri, pero quería darle un poco de espacio a ella también.

En unas horas publicaré la última parte del epílogo

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