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(5) Paciente K. Sueños. Caramelos

Al día siguiente Lust se despertó con algo que no había sentido en mucho tiempo, una terrible resaca.

Geno y Reaper le sonrieron de manera similar cuando bajo a desayunar.

—¿Qué tal dormiste? —preguntó Geno, sorbiendo un poco de su café. Reaper sirvió otro para Lust y este lo agradeció.

—Bien, gracias —bebió el líquido oscuro y sintió que la vida regresaba a sus huesos. Noto que reaper era el único sin uniforme—. Reaper, ¿no vas al trabajo?

—No me toca hoy —dijo—. No trabajo en el psiquiátrico como tú y Geno, solo presto servicios para el transporte y cuidado de los difuntos cuando se necesita, no como un forense, sino más como un... ¿Guardian? Me alegra no trabajar directamente en ese lugar.

—Calla, yo estoy allí —se quejó Geno.

—Y por eso acepté este trabajo, para verte más, amorcito.

Eran tan melosos. Lust se dedicó a beber su café mientras escuchaba los diversos "clank" de los huesos siendo besados y tocados. Presumidos.

Pero era agradable ver que el amor no era toxico para todos.

Gracias a que fue en el auto de Geno pudo irse al trabajo menos temprano de lo normal, descansando un poco. Su viaje estuvo tranquilo hasta que llegaron al hospital.

La entrada estaba llena de vehículos y reporteros que tenían un caos impresionante, sosteniendo cámaras y micrófonos, apuntándolos a cualquiera que se atreviera a acercarse. Geno tuvo que dejar su auto un poco lejos y atravesar con Lust la marea de gente. Para su suerte al primer guardia que se encontraron era Cross, quien les sonrió y los ayudo a salir de allí rápidamente hasta el edificio principal.

—¿Qué está pasando? —preguntaron Lust y Geno al unisonó.

—Llego un nuevo paciente de máxima seguridad —respondió Cross—. Le llaman Horror, ¿acaso no vieron las noticias? Estuvieron toda la noche hablando de esto en la tele.

—Estábamos ocupados —se quejó Geno—. ¿Quién es "Horror"?

—El caníbal, ¿realmente no lo sabes? Su nombre lleva meses en los periódicos y ayer fue... Ahí lo traen.

Lust creyó haber leído de esto, pero ya no importaba. Su mirada fue hacia la entrada principal. Un montón de guardias llevaban a un esqueleto enorme, quizás de 2 metros de alto, encadenado de pies y manos, con una máscara sobre su boca.

Lo más increíble, además de su altura, era ver la cicatriz en su cráneo, como si algo lo hubiera atravesado de allí hasta su cuenca vacía, pero si fue así, ¿cómo siquiera estaba vivo?

Era imposible dejar de mirarlo.

Incluso superaba a los guardias en tamaño, parecía que de un tirón podría liberarse de todos ellos, romper sus cadenas y huir.

La enorme pupila de su ojo izquierdo, que casi cubría toda su cuenca, fue por toda la habitación y se posó en cada monstruo y persona que lo observaba.

Incluido Lust.

Tener su pupila roja sobre él le provoco un intenso escalofrió. Era más poderosa que la mirada de Dust y Nightmare, más que la mirada de aquel chico encerrado, más que la expresión perdida de Error. Le hizo sentir que el suelo temblaba debajo de sus pies y tuvo que apartar la mirada, solo escuchando el tintineo de las cadenas contra el suelo mientras se llevaban al esqueleto al área roja de máxima seguridad.

Durante el resto de la mañana los cotilleos solo eran del nuevo paciente, olvidándose por completo de lo que ocurrió ayer con Lust, Red e Ink, ¿debía de agradecerlo? Probablemente, pero ni siquiera le importaba.

Ink hizo un llamado por los altavoces del centro y pidió una reunión con todos los trabajadores. De este modo, una gran cantidad de gente se reunió en una amplia habitación destinada a esta clase de situaciones. Por pura casualidad, Lust logro notar a Red entre la multitud, pero este lo ignoro por completo. Parecía que el asuntó con él había acabado.

—Como debieron observar todos esta mañana, nos ha llegado un nuevo paciente —informo Ink, elevando su tono de voz para ser escuchado hasta el fondo de la sala—. Después del juicio, el director Gaster ha logrado que sea traído a nuestro centro. Es una buena y mala noticia, tal como ocurrió con Error, el titiritero de cadáveres, Horror, el caníbal, provocará que mucha gente se interese en nosotros. Debemos trabajar el doble para que este lugar este perfectamente, no debe haber incidentes, peleas, nada. El ojo público está en nosotros. ¡Den lo mejor de sí!

—Siempre damos lo mejor —gruño Geno por lo bajo.

—¡Lo haremos, jefe! —apoyo Blue con una actitud brillante, uno de los pocos que parecía sinceramente feliz.

Lust se mantuvo en silencio, ¿dar lo mejor de sí? Eso es lo que siempre intentaba hacer. Por otro lado, no podía evitar notar la cantidad de trabajadores reunidos, entre ellos médicos, los cuales no había podido conocer del todo hasta ahora, ¿no era el momento perfecto para preguntar por el doctor de Dust? Ese tal "Science".

Se escabullo entre la pequeña multitud. Se cruzo con un par de chicos humanos y preguntó, ambos apuntaron a un esqueleto de bata y lentes pegados en su cráneo, bebiendo un café distraídamente en una esquina.

Tenía la apariencia de un científico. Agradeció y fue a buscarlo.

—Disculpe, ¿es usted el doctor Science? —pregunto Lust.

—Si, ¿sucede algo? —Respondió el joven esqueleto.

Lust le sonrió amablemente.

—Me hablaron muy bien de usted y quería conocerlo para expresarle mi admiración, me encanta su trabajo.

La mentira fluyo con facilidad de sus dientes. Science parecía sinceramente sorprendido, pero, como todos, no pudo ocultar su mirada de orgullo.

—Me halagas, ¿tu nombre es...?

Lust lo interrumpió.

—Doctor, ¿le puedo hacer unas preguntas si no está ocupado? Será muy rápido —Science asintió—. No llevo mucho trabajando aquí y he visto a tantos pacientes sentirse realmente mal, me preocupa.

—¿Cómo así? —preguntó Science.

—Mareados, perdidos  —murmuró Lust. —Pareciera que miran a la nada o a las habitaciones oscuras, es un poquito... Aterrador, si soy sincero.

Science rio.

—Oh, no te preocupes por cosas como esas. Eres nuevo, ¿no? Al principio puede dar miedo trabajar en un psiquiátrico, pero no hay algo así como fantasmas ni cosas sobrenaturales. No dejes que otros colegas traten de asustarte con cuentos. Por los medicamentos, puedes sentirte tranquilo. Los locos reciben las pastillas que necesitan.

El comentario incomodo a Lust, pero lo disimuló.

—¡Me alegra saber que todo está bien! —halagó—. Pero...

—¿Hay algún paciente que te preocupe, supongo? —consulto Science, todavía con una sonrisa. No parecía alguien malo.

—Si, se llama Dust, ¿usted cree que pueda revisar su medicación? Me siento realmente preocupado por él, pero si estoy siendo inoportuno, yo...

—Dust, ¿uh? Un paciente interesante. No, está bien. Supe que se escapó, así que tengo que atenderlo en aislamiento. No te puedo dar los detalles, por confidencialidad.

—¡No se preocupe, doctor! Ahora que sé que Dust estará en sus hábiles falanges, no me preocupa. ¿No le gustaría tomar un café algún día?

—Eso me... Encantaría —respondió Science, sorprendido.

—Que tenga un buen día, doctor.

—Tú igual, ¿tu nombre...?

Lust se despidió y se alejó antes de que el médico pudiera terminar su pregunta. La enorme cantidad de gente que comenzaba a irse por la simple puerta doble impidió que lo siguiera. Lust suspiro. Esperaba que esto funcionara.

(---)

Era tarde cuando fue llamado a la oficina del director, Geno pareció sorprendido, pero no le hizo preguntas. Quizás las haría más tarde, en privado. Por otro lado, Lust se preparó mentalmente para lo que suponía que iba a venir, la visita de Nightmare.

—Buenas tardes, director Gaster —saludó.

—Buenas tardes, Lust.

El hombre estaba sentado en su escritorio como casi siempre. La única vez que lo había visto caminar fue esa vez afuera de la habitación de Nightmare.

Lust se sintió incomodo estando a solas con él.

—¿Qué tal ha ido todo? Ink me conto acerca del incidente que ocurrió con Red ayer. He hablado con él seriamente, ¿no tomas asiento?

¿Qué quería? ¿No quería hablar de Nightmare? Lust dudo, pero no pudo desobedecer sin parecer sospechoso. Incomodar a los jefes o socavar su autoridad no era buena idea cuando estabas recién comenzando a trabajar. Fue a sentarse al sofá, sintiéndose aún peor cuando Gaster se puso de pie y camino rodeando el escritorio. Ahora estaba detrás suyo y coloco sus manos en sus hombros.

—¿Me tienes miedo, Lust?

—No, señor —respondió.

—Eso es bueno.

Se alejo y volvió poco después, colocando una taza de café frente a Lust, quien solo la recibió, aunque no tenía ganas de beber nada. Gaster regresó a su asiento.

—Te llame para hablar de tu primera visita a Nightmare —dijo Gaster, por fin—. Como seguro sabrás, nos ha llegado un nuevo paciente. Gracias a eso las presiones gubernamentales sobre mí y la petición de la muerte del chico han disminuido, lo que nos da un tiempo de oro. Quiero que vayas con él y tengas, lo que yo llamo, un "acercamiento suave", ¿estás dispuesto?

—¿Ahora? —preguntó.

—Si, Nightmare está restringido y también medicado, además, se le notificara de tu presencia y se le preguntara si está dispuesto a verte, pero con la condición de que entres con un guardia. Tendrá que estar de acuerdo y él... Ha preguntado por ti. No quiero que su fijación disminuya, sé que estoy en lo correcto.

El ultimo comentario sorprendió a Lust.

Al final se vio obligado a beber el café para poder salir rápidamente de esa oficina. Gaster lo acompaño, pero estar en el pasillo, donde alguien podría escucharlo si gritaba o decía que no, le hacía sentir más seguro. Caminaron juntos hasta máxima seguridad, donde los guardias los dejaron pasar sin hacer preguntas, uniéndose a ellos un par.

Estaba aquel guardia que le susurro "siempre están las puertas cerradas". Lust trato de ignorarlo.

Gaster hablo con un par de médicos y Lust fue llevado a una enfermería para cambiarse.

Cuando regreso con el director ya llevaba puesto un traje sencillo, con botas y guantes, similar al usado por los médicos y enfermeros en las operaciones, que cubría todos sus huesos. Incluso se ató una mascarilla.

—Hemos hablado con Nightmare y está de acuerdo —dijo un médico humano que estaba junto al director—. Adelante, Lust, ingresa cuando te sientas seguro. Él te acompañara.

Señaló al guardia que Lust no quería ni mirar, pero se vio en la obligación de hacerlo. Se trataba de un monstruo de apariencia canina, con el ceño fruncido y aspecto fornido. Lust asintió y camino hacia la puerta.

Se mentalizo un segundo e ingresó.

La cortina esta vez había sido movida de antemano, enseñando rápidamente a Nightmare recostado en la cama. Su mirada se puso en Lust y en el guardia.

—Quédate en la puerta, perro —gruñó el chico.

Lust no lo había escuchado hablar claramente hasta ahora. Después de haberlo visto tan mal, le sorprendía.

—Y no te estoy hablando a ti, enfermero —puntualizo Nightmare.

—Entiendo, pero él me está acompañando por mi seguridad —respondió Lust. —Me solicitaron que este aquí con nosotros.

—No pienso hacerte daño —dijo Nightmare.

Lust no sabía si esas palabras debían tranquilizarlo, de todos modos, el guardia se quedó junto a la puerta, mirándolos a ambos con enfado. Obviamente no quería estar aquí.

Nightmare lo ignoró para observar a Lust, quien caminó hasta estar a su lado, sorprendiendo al chico.

—¿No te asusta mi corrupción? —cuestionó, mirándolo de pies a cabeza. —Ellos te pusieron eso para verme. Tienen miedo, ¿pero tú?

—No, en realidad. Afuera lo llaman condición especial, pero para mí es algo... Tuyo. Como me explicaste el primer día.

Un adorable rubor similar a la luz de su cuenca cubrió las mejillas del esqueleto más pequeño.

—Estaba delirando por la fiebre, ¡es todo! —se quejó.

Lust asintió. Este chico le recordaba a un pequeño príncipe, por su forma de hablar y su actitud elegante. Nada de lo que Lust había imaginado. Esperaba, quizás, un adolescente rebelde o un joven adulto cargado de odio, no esto, pero no le parecía mal, al contrario.

Probablemente Lust solo estaba siendo manipulado por un pequeño asesino elocuente, después de todo, quemo una iglesia y a la gente dentro de la misma.

—Como sea, sé porque estás aquí —dijo Nightmare—. Acepte solo para volver a verte, pero no creas que aceptare nada de ellos.

—¿Por qué, Nightmare? —cuestionó Lust, sin saber muy bien como dirigirse al chico.

—¿Por qué quiero volver a verte o por qué no quiero verlos? Te responderé lo segundo, no importa lo que yo quiera. Harán lo que sea, cuando sea, y si puedo hacerlo un poco difícil lo haré.

—¿Aunque eso signifique que salgas lastimado?

—¿Pueden lastimarme más?

Lust no supo que responder porque sentía la mirada punzante del guardia en su espalda. Todo lo que dijeran aquí sería obviamente repetido después a Gaster. Tuvo que fingir mantenerse sereno a pesar de que las palabras de Nightmare confesaban actos de abuso y mala praxis médica, pero a nadie le importaba cuando se trataba de pacientes en un psiquiátrico considerados "presos".

—Nightmare, el único motivo por el que yo puedo estar aquí es porque mis superiores creen que puedo convencerte de ser más participativo. Si no aceptas, no volveré.

Nightmare apartó la mirada.

—Supongo que tienes razón.

Todo se oscureció en un parpadeo y un frío antinatural envolvió a Lust. Logró ver un poco de vapor saliendo de su boca, la magia cálida de su cuerpo enfrentándose al frío . De repente una mano esquelética se puso en su mejilla. Se sentía tan helada, pero no era doloroso. Lust miró a Nightmare, con su pupila turquesa brillando enormemente.

—Sé que no me harás daño.

—Claro que no —respondió Lust rápidamente, las palabras salieron antes de que las procesara.

—Son curiosos los caminos que toma el destino cuando se supone que lo único seguro que nos espera a todos es la Muerte.

¿Cómo decía algo así con tanta facilidad? Lust solo podría observar la pupila de Nightmare atentamente.

—Para todos es un futuro lejano, pero para nosotros es una realidad inminente —dijo Nightmare—. Hay quienes me agradan aquí. ¿Quizás tu puedas ayudarlos? Eres diferente a todos los demás, como una margarita en un campo de hierba seca, no-... como una rosa rodeada de espinas.

Lust iba a responder algo. Quizás. Lo olvido cuando otra voz interrumpió sus pensamientos.

—¿Qué haces?

Lust abrió sus cuencas, ¿en qué momento las cerró? Pestañeo un par de veces. La luz había regresado y todo era demasiado brillante.

Sentía como si hubiera estado en un sueño. Uno agradable.

—Tienes una tarea, no te quedes parado como idiota —escupió el guardia cuando Lust se mantuvo en silencio.

—Yo-Yo... —tartamudeó.

Nightmare estaba acostado en su cama con una expresión molesta en su rostro.

—¡Te dije que te quedaras en la puerta, perro!

Su grito atravesó el cráneo de Lust como una maldita bala. Se sujeto los costados, adolorido.

—Escúchame bien, maldito asesino, ¡no me digas que hacer! 

Una discusión entre el chico y el guardia comenzó, pero no era el momento, ni el lugar. Lust se giro para enfrentar al guardia.

—¡Deténganse los dos! —trato de empujarlo lejos de la camilla de Nightmare—. ¡Por favor!

El guardia lo sujeto y lo tiro a un lado como si solo fuera un adorno en su camino, uno ligero y de poca importancia. Lust se golpeo contra el suelo, sintiendo que todos sus huesos crujían. Estaba seguro de que escucho algo romperse.

El escándalo llamó la atención de todos, quienes entraron solo para ver a Lust en el suelo, herido y al guardia apunto de atacar a Nightmare, tomándolo del cuello de su bata médica y levantando el puño directamente a su rostro.

—¡ALTO! —gritó Gaster.

Nightmare reía como si todo fuera un gran espectáculo y no parecía importarle ver a esa enorme criatura dispuesta a romperlo. Más guardias se apresuraron a entrar y apenas lograron detener a su compañero de cometer un acto prohibido y bajo todas las leyes, penable. Lust fue sacado de allí por el par de médicos que acompañaban a Gaster, el humano y la chica monstruo que parecía un reptil.

Una vez estuvieron afuera Gaster pidió una explicación de todo lo que había sucedido.

Lust se lo informó, todo había ido bien mientras que apenas estaban comenzando cuando el guardia intento atacarlos.

Gaster parecía extremadamente disgustado.

—Esto es claramente una falta grave —dijo, observando al guardia. —¡Una falta de respeto hacia mí y nuestra labor como médicos!

No había algo que Gaster detestara más que la desobediencia de sus empleados y Lust lo notaba. Era un perfeccionista y un controlador.

—No puedo tratar de convencer a Nightmare si el guardia que se supone está ahí para protegerme me ataca y después al paciente, director —se quejó Lust.

El medico humano y la doctora reptil asintieron, de acuerdo con él, para su sorpresa.

—Nightmare siempre enfada a los guardias, pero nunca había sido tan receptivo. Si conseguimos que realmente colabore, todo sería mucho más fácil en nuestras investigaciones —dijo el médico humano.

—Eso-Eso, director, yo-yo también es-es-estoy de acuerdo —alegó la chica—. Es la primera oportunidad que tenemos de que él hable con nosotros y pa-parece arruinada por...

Se quedo callada bajo la mirada amenazante del guardia. Lust se le puso delante para protegerla, bajo la expresión de sorpresa de la chica. Gaster fue el que dirigió la conversación desde allí.

El guardia perro fue advertido y enviado a vigilar la morgue. No era un trabajo, no era como si los muertos se fueran a escapar, era un castigo para que estuviera lejos de todos.

Lust fue enviado a la enfermería para que fuera revisado. Luz, la enfermera coneja, le sonrió al verlo regresar allí otra vez.

—Ojalá no hagamos esto una rutina, pero me alegra mucho tenerte aquí —dijo ella.

—Lo siento... —respondió Lust, haciendo una mueca mientras que ella revisaba los huesos de sus hombros, su clavícula, escapula y humero.

—Sinceramente es agradable trabajar con un esqueleto, puedo ver todo fácilmente. No tienes nada roto, eres afortunado, ¿fue un guardia quien te empujo, no? Tu brazo derecho recibió todo el impacto de su cuerpo, así que será mejor que no lo muevas mucho. Uno pensaría que te desmoronarías, pero eres realmente resistente, Lust.

En respuesta él solo sonrió y dejo que ella colocara una pomada de un agradable olor a menta en sus articulaciones. Después de que lo atendió le entrego una paleta. Lust la observo sorprendido.

—Me encanta tener pacientes que colaboren con su sanación y compre estos premios hace poco, a pesar de eso, trata de no regresar aquí a menudo, ¿bueno, Lust? —preguntó ella.

—Gracias por todo, Luz —agradeció.

—Cuídate.

Lust salió de la enfermería con una paleta en su mano izquierda y una inmovilización ortopédica en su brazo derecho. Por su seguridad, Luz le pidió no quitárselo durante el resto del día. Lo mejor era no afectar de más sus heridos huesos.

Afuera de la enfermería estaba la doctora reptil, no, bueno, ya no quería referirse a ella de ese modo.

—El-El doctor Gaster me pidió que te cuidara y viera como estabas, la-lamento tanto que tu brazo... —murmuró ella tímidamente, con un tartamudeo evidente.

—Oh, no, estoy bien, solo es por seguridad, puedo moverlo, pero la enfermera me dijo que lo evitara —respondió Lust.

—Eso es genial...

El esqueleto sonrió a la reptil.

—Disculpa, te he visto un par de veces con el director Gaster, ¿cuál es tu nombre? —preguntó.

—¡Oh, que pena! ¡Mi nombre es Alphys! Yo conozco el tuyo, pero tú no conocías el mío y yo, oh, vaya... —se lamento la chica.

—¡Esta bien, Alphys! Es un placer conocerte.

La doctora Alphys tenía serias dificultades para comunicarse sin tartamudear, pero Lust no lo encontró molesto. Ella le explico a detalle que Gaster le encargo cuidarlo, además de avisarle que las intervenciones con Nightmare quedarían canceladas hasta nuevo aviso, pues no tenían a ningún guardia dispuesto a protegerlo ahí adentro y no podrían enviarlo solo, provocando su muerte.

Alphys le dijo que lo acompañaría a la salida, llevándolo al área de trabajo que le correspondía hoy, aunque con ese brazo ella pensaba que lo mejor era que se tomara un descanso. Lust se negó y ella no insistió.

—Doctora Alphys, disculpe... Necesitamos un momento...

Unos enfermeros con cabezas en forma de fuego se acercaron a ella. Alphys le pidió a Lust quedarse cerca mientras los ayudaba y Lust solo avanzo un poco, doblando por el pasillo para no entrometerse en la discusión que no le correspondía escuchar.

Observo donde estaba la habitación de Nightmare, cerrada. 

—Otra vez tú.

Lust escucho una voz conocida y se giró para observar a ese paciente que estaba cerca de la habitación especial de Nightmare.

—Hola —saludó Lust. Era la primera vez que intercambiaba palabras con ese chico, pero curiosamente lo había saludado igual que Dust.

El paciente sonrió y lo observo curiosamente, fijándose en su brazo herido.

—Que débil —soltó.

—Supongo que si —admitió Lust. —Pero yo estoy aquí afuera y tu ahí adentro.

—Pff...

El paciente comenzó a reírse, tomando las palabras de Lust como una buena broma.

—Creo que ya se porque llamas su atención... —dijo el paciente, en un tono divertido.

Otra vez estaba hablando de alguien más. 

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Lust, manteniendo una distancia considerable entre la puerta, pero lo suficientemente cerca para escuchar lo que aquel chico decía.

—Ellos me llaman Killer —respondió el otro—. Y tú eres Lust.

—¿Cómo...? —trató de preguntar.

—Él me lo dijo —interrumpió Killer, con un suave "duh" al final.

Probablemente lo había escuchado en el pasillo, con todos los gritos y gente enojada.

—Entiendo.

Killer lo observaba atentamente y Lust noto que estaba mirando su paleta de caramelo, la que sobresalía apenas de su bolsillo. La sujeto y miro en ambas direcciones antes de abrir la pequeña rendija en la puerta y dejarla allí.

Killer frunció el ceño.

—Tómala rápido antes de que nos vean —advirtió Lust, a lo que Killer hizo caso, curiosamente, tomándola y retrocediendo.

Lust cerro la rendija y se mantuvo en calma. Killer miraba el caramelo sin poder creerlo todavía.

—Podría haberte matado cuando hiciste eso —confesó, sin observar a Lust directamente.

Lust asintió. —Gracias por no hacerlo.

Los únicos que habían lastimado a Lust hasta ahora habían sido sus propios compañeros de trabajo y ningún paciente. Lust comenzaba a dejar de tenerles miedo, reemplazándolo por consideración y prefiriendo evitar a la gente que estaba libre, no a los encerrados. Ellos eran amables, o tristes, o solitarios, un poco locos incluso, pero ninguno lo había lastimado incluso si amenazaban con ello, como un acto de defensa.

O Lust simplemente estaba siendo estúpido.

Killer dudo un tiempo más, pero finalmente le quito el plástico a la paleta y le dio una lamida curiosa, metiéndolo rápidamente en su boca, como si alguien se lo pudiera quitar allí adentro, en su total soledad. Lust no le recriminó.

Killer desapareció un poco antes de que Alphys llegara por la esquina del pasillo, corriendo agitada y disculpándose por la demora. Lust le pidió que no se preocupara, acompañándola hasta la salida del área de máxima seguridad.

Ahora, para continuar con las sesiones de Nightmare, tendrían que tratar de conseguir a alguien, un guardia, dispuesto a entrar allí y que claramente controlara mejor su temperamento. Lust pensó en dos posibles candidatos, Reaper o Cross, los únicos guardias que conocía y con los que se llevaba bien.

Reaper parecía la opción más indicada, pero él no trabajaba directamente en el hospital. Solo quedaba Cross.

¿Y porque pensaba en ese chico? A pesar de que había sido el único guardia amable con él, no podría esperar que aceptara su propuesta solo porque era cordial y respetuoso, pero no perdía nada con intentarlo. Simplemente tenía que estar allí y "protegerlo", si se negaba, pensaría en algo más, y no se molestaría con él.

Cuando Lust llego a la puerta de máxima seguridad con Alphys, pudo observar a Geno esperando afuera del área con una expresión furiosa, con Ink a su lado. 

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