Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

(15) Gatitos. Pasado. Perdón.

Blue se congelo apenas Lust le menciono la idea.

—¿Y si los lastima? —pregunto el azul, en un tono de voz cauteloso y tímido—. ¿Y si nos ven?

—Killer no está en un estado que le permita hacer mucho.

Blue miró al chico en silla de ruedas, abrigado con una manta en sus rodillas. Tenía la mirada perdida, las manos quietas. No había ninguna expresión en su rostro.

El pequeño azul sintió pena.

—Por favor, Blue —pidió Lust—. Es lo único que puedo hacer por él. Fue su último deseo.

—¿El último? ¿Cómo puedes saberlo?

—Si. Antes de que se lo llevaran y le hicieran el tratamiento, él me lo dijo. Que si podía "acariciar un gato".

Lust pudo ver como Blue se sentía aún peor por Killer. Su pequeño compañero no era muy bueno ocultando sus emociones y la lastima salía de él como si sus huesos sudaran.

—Bien —su voz fue de derrota—. Tú ganas, pero si me despiden...

—No lo harán —aseguró—. Necesitan mucho personal.

Blue asintió. La parte donde lo planearon fue sencilla. La parte donde lo ejecutaron no tanto.

Nadie se sorprendía cuando miraban a Blue arrastrando a un paciente en silla de ruedas por los pasillos, justo al lado de Lust, que vestía su uniforme naranja. Incluso lo saludaban. Lust mantuvo su perfil bajo, mirando el suelo y siguiendo a Blue en silencio.

Por fin llegaron a la puerta trasera. Blue miro a todos lados, nervioso, mientras Lust abría la puerta gracias a las llaves de su compañero y entonces los tres pudieron llegar al jardín de la parte trasera del hospital.

Nadie venía aquí, ni siquiera para fumar, había sitios mejores y por eso habían preferido esconder allí los gatitos. Lust atravesó el arbusto que los cubría y tomo a uno de los pequeños delicadamente entre sus falanges. Eran tan cálidos y de pelaje tan suave. Estaban silenciosos, como si supieran que debían estar escondidos.

Dejo a la pequeña criatura justo en las rodillas de Killer.

—¿Killer? —Lust miro las luces blancas y sin vida de su antiguo paciente, ahora su compañero—. Killer, mira lo que hemos traído.

El alma de Killer permanecía blanca, apática y con la cicatriz en medio. Tanto Killer como su alma permanecieron estáticos. Finalmente, el pequeño gatito maulló, triste por estar alejado de su madre y sus hermanos.

Lust solo pudo sonreír por lo ingenuo que había sido al tener esperanzas. Aunque una parte de su mente ya había imaginado que esto sucedería. No es como si un milagro fuera a despertar a Killer de su letargo inducido quirúrgicamente, pero había querido intentarlo. Quiso cumplir con su último deseo.

—Blue, ayúdame —pidió.

—¿A qué? —Blue lo miro confundido, todavía perseguido por miradas fantasmas que fueran a acusarlos por lo que estaban haciendo.

—Movamos a Killer detrás del arbusto, con el resto de gatitos.

Blue abrió mucho sus cuencas y se negó, girando su cráneo, pero Lust le dio su mejor mirada de cachorrito.

—Vale —dijo, finalmente.

Entre los dos sujetaron a Killer por sus axilas y lo sacaron de la silla de ruedas, con cuidado ambos lo hicieron pasar junto al arbusto que escondía la caja de los gatos. No pesaba nada. Era puro hueso.

Lo dejaron sentado en el suelo y uno a uno, Lust fue poniendo en su regazo a todos los gatitos, que eran un total de seis. Estos maullaban por ser molestados, pero enseguida volvían a dormir. Eran pequeñas bolas de pelo demasiado adorables.

Lust se sentía lleno de vida de tan solo mirarlos.

—¿Te gustan, Killer? —preguntó.

Mientras tanto Blue acariciaba a la mamá, que estaba mirando a sus pequeños bebés desde la caja.

Lust entonces acaricio a Killer, por su columna y parte de su nuca.

—Lo lamento —murmuró—. Por no haber hecho nada. Por no haber podido evitarlo. Lo siento.

Killer no contestó. Lust trato de guardarse sus lágrimas, mientras que Blue lo miraba con tristeza.

—¡Lust!

Se sobresaltó al escuchar su nombre tan alto. Miro a Blue y este apunto a Killer, específicamente a sus manos. Lust miro su regazo.

Killer estaba acariciando a uno de los gatitos con calma y suavidad. Su expresión seguía siendo plana, su alma blanca y estéril, pero su mano estaba moviéndose. Fue lo más impresionante que Lust había visto hasta ahora.

No pudo evitar que se le llenaran las cuencas de lágrimas. Observó a Blue y este le devolvió la mirada con entusiasmo.

No sabían si había funcionado, pero Killer estaba haciendo algo.

Continuaron allí un rato más y después devolvieron a los gatitos a su caja y a Killer a su silla de ruedas. No podían estar más rato sin que alguien comenzara a sospechar, e independientemente de eso, se encontraban felices por su avance. Incluido Blue.

—No sé si podremos volver a hacer esto —comentó el azul, mientras Lust cerraba la puerta con llave a sus espaldas.

—¿Sí? —La voz de Lust salió sin ganas—. Lo entiendo.

—Realmente lo lamento —trato de disculparse—. Traeré más chocolate para Killer también, tratare de conseguirle revistas con gatos, quizás algún peluche...

—No te preocupes, Blue —Lust lo cortó—. Entiendo perfectamente lo que arriesgaste hoy. No quiero que te sientas en peligro.

Se miraron unos segundos y después se pusieron en marcha.

Ink estaba cerca de la entrada y se les quedo mirando cuando los tres pasaron el umbral de la puerta.

—¿Por qué saliste con Killer? —preguntó a Blue.

—Fui a cambiarlo de ropa. Tuvo un pequeño accidente —Blue mintió con facilidad. Después de todo lo habían planeado en caso de que alguien les preguntara.

—¿Con Lust? —Ink dudaba, pero no tenía idea de lo que ambos habían hecho—. Aunque hayan sido amigos, Lust es ahora un paciente y lo es por orden judicial. Si necesitas ayuda, pregúntales a los enfermeros. No vuelvas a llevarte a Lust.

Blue asintió y prefirió no decir nada más. Llevo rápidamente a Killer a su sitió usual, el que ocupaba junto a Error, Dust y Lust.

Su pequeña misión había sido todo un éxito. Error y Dust estaban expectantes ante las noticias, aunque ninguno pensaba que pudieran sorprenderlos.

—Killer acaricio a los gatitos —comentó Lust, cuando finalmente se sentó junto a Dust en el sofá—. Movió su mano y los toco a todos.

—¿Se movió? —la pregunta de Dust salió en un tono más elevado de lo usual.

—Así que no está del todo roto —comentó Error.

—¡Error!

El esqueleto oscuro no se inmuto ante la suave reprimenda de Lust. Sus pupilas de diferentes tamaños y colores analizaban a Killer de pies a cabeza.

—¿Realmente crees que sanara? —preguntó el pequeño esqueleto usualmente tranquilo y distante—. ¿Después de haber hecho eso?

—No lo sé, pero podemos tener esperanzas —respondió Lust, mirando a su compañero con dulzura—. Solo quería cumplir uno de sus deseos. Si eso le hizo, aunque sea un poco feliz, entonces todo fue un éxito.

Blue se alejó del cuarteto, yendo rápidamente a hacer su trabajo antes de que Ink pudiera tener más sospechas de lo que habían hecho.

Lust nunca podría terminar de agradecerle a su amigo lo que hacía por él.

Ya había pasado tres semanas como paciente en el hospital, ayer se había encontrado con Horror y conversado acerca de Nightmare. Hoy logro cumplir una de las pequeñas metas que se había planteado.

Se sentía bien.

Killer continuaba mirando a la nada y no hacia ningún movimiento, ni siquiera para fingir su respiración, pero Lust no olvidaría la suavidad con la que había acariciado a los gatitos, a pesar de lo herido que estaba.

Por suerte, sus días como paciente eran tranquilos. Todos eran iguales, monótonos, y la compañía de Error, Dust y Blue era lo único que mantenía unida la delgada cuerda de su cordura.

No dudaba que quisieran romperla. Tirar de ella hasta que los hilos no dieran más de sí. Las miradas que le daba Ink, cuando se daba cuenta de que Error le hablaba después de haberlo ignorado todo el día, eran mortales. Ya ni siquiera iba a darle los medicamentos en la mañana, pasaba otro enfermero, que por suerte nunca era Red. Él era el encargado de máxima seguridad, uno de los pocos, que seguramente tenía mucho trabajo.

Lust dudaba que lo hiciera correctamente, considerando como estaba Nightmare la primera vez que lo vio.

Ahora que pensaba en ese pequeño esqueleto, ¿estaría comiendo bien? ¿Podría estar haciendo algo? La última vez que se vieron, antes del absurdo teatro de Gaster, le había dejado un libro, ¿todavía lo conservaba?

Lust no se podía imaginar encerrado en una habitación, completamente solo, sin nadie con quien hablar y sin nada que hacer. El Nightmare que conoció había estado demasiado cuerdo, aquel pobre niño.

Lust comenzaba a entender algo, ¿qué sacaría Nightmare hablándole a él, como se suponía que le hablaba a Dust, Error y Horror? Si cuando tuvo algún tipo de poder, no logro hacer nada, ¿ahora? Era un completo inútil bajo el yugo de Gaster.

Por eso Nightmare simplemente se había mantenido en silencio.

Lust no sabía nada.

Absolutamente nada de lo que Nightmare estaba viviendo.

El día después de la operación, Nightmare había abierto sus cuencas con un sobresalto, mientras miraba todo a su alrededor, tratando de reconocer donde se encontraba. Era su habitación. Sus tentáculos estaban de nuevo en su espalda, danzando, contentos de los acontecimientos recientes. Sus manos y pies estaban atados a la cama donde se encontraba recostado, impidiéndole moverse.

¿Gaster estaba muerto?

No, había sido salvado.

¿Lust estaba muerto?

Night trato de concentrarse en su presencia, pero usar sus habilidades, su magia, era difícil estando tan sedado y drogado con tantos medicamentos. Normalmente no conseguía hacer demasiado, solo lograba sobrecalentar el generador, provocando los apagones y así entorpeciendo las actividades del hospital, ¿quizás había logrado retrasar más de una operación? ¿Había salvado a alguien de ser mutilado?

Almas.

Nightmare las necesitaba; el sufrimiento, el caos y la agonía, todo aquello alimentaba su poder, ¿pero aquí? No, todos estaban demasiado medicados para sentir algo, y Gaster se había encomendado a la tarea de conseguir que sus pacientes, sean monstruos o humanos, no fuera nada, no sintieran nada.

Rotos.

Sabían que así mantendrían a Nightmare débil, ya que Dream se los había dicho. Ese pequeño bastardo.

Lust estaba vivo.

Un suspiro involuntario salió de los dientes de Nightmare, después de que pudo sentir el latido de su alma viniendo de una de las muchas celdas del hospital, ¿estaba atrapado?

No lo había matado en su arranque de locura, cuando dejo de su oscuridad tomara por completo el control.

Si era sincero consigo mismo, en ese momento había estado aterrado. Fue como volver a esos días donde era un pequeño niño indefenso, a merced de los deseos de los demás, de sus padres, sus primos o los niños de la escuela.

Había sido el gemelo mayor, pero no era el elegido. Su familia lo detestaba, por representar todo lo que ellos odiaban. Por ser el portador de la maldición a la que habían sido sometidos por actos cometidos hace, quizás, miles de años. Nightmare había escuchado la historia de uno de sus tíos cuando era pequeño y se atrevió a preguntar... ¿Por qué?

¿Por qué son así conmigo?

La familia de Nightmare había sido rica, pero no amasaron esa fortuna siendo buenas personas. Fueron de lo peor, esclavistas, verdugos o proxenetas, habían hecho el trabajo que nadie quería hacer, pero que todos necesitaban.

Alguien, o quizás fue el destino, los había maldecido por eso.

El siguiente descendiente de su familia cargaría con toda la maldad que ellos habían cultivado. Su siguiente bebé sería el portador de un terrible poder, como una especie de bomba, que, cuando muriera, sería la causa de su destrucción. La eliminación de toda su estirpe. Muriera de causas naturales o por la elección de otros.

La familia busco entonces a una bruja que pudiera contrarrestar esta maldición. Pagaron enormes lingotes de oro, entregaron tierras e hicieron todo lo posible por encontrarla. Ella, una bruja, llegó un día y les dio una solución. O algo parecido.

Por cada maldad, hay un bien. Si hay negatividad, habrá positividad.

Quien nazca con la maldad en su alma, estará acompañado por quien tenga la positividad. Juntos podrán completarse y vivirán, pero solo podrán librarse de su destino cuando nazcan los siguientes niños. Entonces podrán elegir si vivir o morir, sin que eso afecte a todos.

Entonces siempre nacían gemelos, uno puro, bendecido por la luz, y otro roto, maldecido por la oscuridad. La familia debía cuidar de ambos, mantenerlos siempre juntos.

Con el paso de los años, entendieron que "positividad" no era sinónimo de "bondad" y la familia jamás supo si esa bruja los había ayudado o no. El niño "puro" nunca fue bueno. Necesitaba ser alimentado de amor, de atención, de finos y costosos regalos. Lo necesitaba todo. Acaparaba todo a su alrededor, dejando al gemelo roto solo.

Así tenía que ser, así se había decidido.

Aunque Nightmare nunca fue abandonado a su suerte, ya que, si no estaba junto a Dream la maldición consumiría a la familia, tampoco fue amado. Lo alimentaban y lo vestían, le daban educación y un techo sobre su cabeza.

Y ya.

Dream era el niño favorito de todos. El pequeño de sonrisas dulces, que causaba risa cuando hacía berrinches y que conseguía todo lo que pudiera querer.

Nightmare era el gemelo roto, el niño serio, que se la pasaba solo en la casa, leyendo libros.

Nightmare jamás molesto a nadie, ni siquiera a sus propios abusadores, pero, ¿quién podría imaginar que el dulce Dream podría hacerle daño a un niño?

Obligarlo a comer piedras por no arrodillarse ante él como se lo pidió.

Obviamente había sido todo culpa de Nightmare. Lo llevaron a psicólogos y terapeutas, pero nadie lo entendía. Nadie le tenía lastima. Solo era un niño malo. Ocultaban los destrozos con dinero y la vida seguía.

Hasta que un día su dinero no los salvo.

Nightmare nunca supo porque Dream lo hizo, porque espero a que toda su familia, incluidos sus padres y sus tíos, estuvieran dentro de la iglesia, junto al resto del pueblo.

¿Por qué inicio ese fuego?

¿Por qué se quedó mirando las llamas mientras todos gritaban y trataban de salir?

Nightmare lo vio todo desde la ventana de su casa, entonces Dream giro su rostro, lo miro y le sonrió. Y Nightmare se estremeció. Supo que su vida, tal como la conocía, había terminado.

Dream no lo mato, porque si lo hacía, la oscuridad dentro de Nightmare acabaría con él. No era tan estúpido, pero tampoco le interesaba su gemelo. Había pagado mucho dinero a Gaster para que él investigara y trabajara a su gusto en su nueva gran obsesión.

Dejar a un monstruo muerto en vida.

Dream no quería que Nightmare le contara a alguien lo que vio ese día, ni que, de alguna forma, encontrara la forma de vencerlo. Ya que Nightmare no dependía de Dream, pero Dream sí.

Lo curioso era que Nightmare había soñado con todo esto, con la iglesia quemada, con su vida encerrado en un hospital, un día antes de que Dream encerrara a todos y les prendiera fuego.

Pudo haberlo detenido, pero no lo hizo, fue como si él también hubiera encendido un cerillo.

No le importo que su familia muriera, pues deseaba que lo hicieran; no le importo que sus abusadores en la escuela y todos los que lo ignoraban sufrieran, disfruto escuchar sus voces dentro del fuego.

No le importo ser encerrado, porque no era muy diferente a lo que había sido toda su vida, al menos la mayoría de culpables habían muerto y sufrido mientras lo hacían.

Nightmare se convirtió en su la razón de su destrucción, tal como se había profetizado.

Ya encerrado en el hospital, Nightmare tuvo mucho tiempo para pensar y para conocer al resto de monstruos que habían aparecido en sus sueños. Sabía todo sobre Killer, Dust, Error e incluso de Horror, antes de que llegaran.

Vio sus vidas, todo su sufrimiento, su dolor y era exquisito. Fue como si todo por lo que habían pasado fuera hecho especialmente para él, para su disfrute.

Eran suyos y lo serían hasta su muerte, cuando Dream hubiera cumplido su propósito con Nightmare y ya no le sirviera de nada el hospital; solo una prueba más de la que debería deshacerse, junto con Gaster y todos en su interior.

Nightmare acepto eso, pero causaría caos mientras siguiera vivo, ¿o acaso pensaba Dream que todo sería tan fácil?

Entonces... apareció Lust. Nightmare no lo vio.

No lo espero llegar ese día, donde sano sus heridas y limpio su cuerpo; no lo vio ayudando a sus queridos secuaces, dándoles esperanza y paz. No espero que regresara después de ese día y le hablará con... ¿con que? ¿Cariño? Nightmare no conocía esa palabra. Había sido el primero que no lo miraba con disgusto o con asco, el primero que incluso pudo tocarlo sin ser quemado, porque la negatividad dentro de Nightmare rechazaba todo lo que quisiera hacerle daño.

Entonces Lust no quería lastimarlo y eso confundió aún más Nightmare y pensó que esto debía ser otro juego del destino. Otra vez había alguien metiendo sus manos en los asuntos de los simples mortales. Debía ser alguien cruel, por orquestar todo este macabro escenario, seguramente pensando que Nightmare se lo merecía, por ser el descendiente de una familia que había provocado tanto dolor.

Que se joda esa persona.

¿Y qué haría Nightmare con Lust? No es que lo odiara, al contrario, le causaba mucha curiosidad. Le gustaba estar con él y hablar con él. Lust era tan atento y no lo juzgaba. Nightmare no sabía que era ser tratado como una persona, como alguien con quien valiera la pena entablar una conversación, pero no se trataba de amor. Nightmare apenas tenía 18 años y Lust era demasiado viejo. Era algo más... familiar, quizás paternal.

¿Así se sentía ser amado? ¿Cómo debía ser una relación de padre e hijo?

Nightmare no quería que Lust muriera. Ya había aceptado su destino, pero no quería que Lust fuera un alma más atrapada entre las llamas de su hermano, pero no podía hacer mucho. No tenía poder, estaba drogado la mayoría del tiempo y sus secuaces estaban siendo rotos uno por uno.

Nightmare tenía que pensar en algo, pero el idiota de Gaster no hacía más que meterse en sus planes.

—Sino me dejas investigar con tu alma, haré que Lust sea el siguiente en la lista de espera para nuestra lobotomía especial —le dijo, el siguiente día después de que despertó, cuando Nightmare todavía se encontraba atado a la cama y llevaba casi 48 horas sin comer.

Le hizo sentirse increíblemente frustrado, pero logro ocultarlo bajo una expresión de indiferencia.

—¿Por qué crees que me importa lo que le hagas? —le había dicho.

—¿No lo hace? —cuestiono Gaster, con esa mirada seria y fría que tenía constantemente en su rostro. Era un maldito controlador. Sus motivaciones solo eran el reconocimiento y su intención de construir una gran obra. Incluso si era a costa de otros.

Así paso una semana, insistiendo, Nightmare controlo sus emociones y no dejo que sus amenazas le afectaran, al menos no visiblemente. Era su única forma de proteger a Lust. Ya que él lo había protegido, se sentía en deuda.

La segunda semana, Gaster volvió acompañado de Red y Cross.

—Nightmare —dijo Gaster—. No hagas esto más difícil.

—¿Por qué no?

—Sabíamos que tenias una forma de comunicarte con Killer y él ya fue curado, ¿qué te hace pensar que no encontraremos a otro de tus amigos? —amenazó Red.

¿Curado? Nightmare no lo llamaría así.

Cross se mantenía en silencio, parado junto a la puerta de la habitación, custodiándola como todo un maldito perro.

—No me interesa a quien rompan o a quien torturen, por mi todos pueden arder en el infierno —respondió Nightmare—. ¿No es divertido? ¿Qué todo haya salido tan mal? ¿Cuántos inversionistas perdiste, mh? ¿Cuánta de tu credibilidad?

Gaster no se veía molesto, pero Nightmare podía sentir su irritación. No podía esconder sus emociones de un empático como él.

—Crees que tienes el control —dijo Gaster—. Pero él que esta atrapado aquí eres tú, no nosotros. Ya estamos terminando las reparaciones en el anfiteatro, ¿o creíste que no había venido porque quería dejarte en paz? Dentro de unos días todo estará listo y vamos a inaugurarlo con un paciente muy especial. Alguien que estuvo a punto de causar muchos problemas.

Nightmare sintió su columna tensarse, pero se mostró desinteresado.

—Ah, ¿sí? ¿Tú hijo, quizás? A ver si así le quitas lo mentiroso y traicionero.

Gaster rio, mientras que Cross se removía con una incomodidad que Nightmare noto inmediatamente.

—No, querido Nightmare. Mi hijo está perfectamente bien y a diferencia de ti él sabe lo que le conviene —Gaster miro a Cross de reojo, sus pupilas volvieron a Nightmare después de unos segundos—. Su nombre es Lust.

Bueno, hasta ahí llegaba la protección de Nightmare.

—Que lastima, él me gustaba —Nightmare miro sus falanges, que habían sido liberadas el tercer día de su regreso a su habitación, ignorando a todos en esa habitación—. Era el único que me motivaba a dejar de molestarlos a todos, pero si te deshaces de él...

—Es lamentable, me parte el alma —Gaster extendió su mano y Red puso rápidamente un archivo de paciente sobre ella—. Para que no causes problemas, vamos a sedarte. Cuando despiertes, sabrás que tu querido enfermero ya... Bueno, digamos que ni siquiera te reconocerá.

No se suponía que eso sucediera. Cuando se trata de Lust, Nightmare estaba completamente ciego y sus visiones terminaban así, frustradas.

Desearía saber el futuro de todo esto con más seguridad, porque, además del incendio que causaría Dream en el futuro, Nightmare no estaba seguro de otra cosa.

—Espero que te mueras.

Gaster soltó un bufido ante sus palabras y se giro para irse. Nightmare se deleito con la imagen mental que tenía de Gaster siendo atrapado por las llamas. Él y todo su trabajo desapareciendo, convirtiéndose en cenizas.

Gaster jamás sería reconocido por nada más que ser un director mediocre y un doctor promedio. Eso lo reconfortaba.

Esa noche, Lust se despertó agitado y empapado en sudor. Su mano estaba apretando su uniforme arriba de su caja torácica, donde su alma palpitaba de forma irregular.

No podía recordar lo que había soñado, pero no parecía ser nada bueno. Trato de tomar respiraciones cortas y controladas para controlar su agitada alma, pero no sirvió de nada. Desearía poder beber un vaso de agua, pero no tenía esas comodidades ahora.

Se conformó con mantenerse recostado y mirar la luz de la luna que atravesaba su única ventana que daba al exterior.

—Lo siento.

Lust sintió como si algo frio subiera por la punta de sus pies y viajara a la velocidad de la luz hasta su cráneo, atravesando todo su cuerpo dolorosamente.

La voz se había escuchado junto a su cráneo, a ambos lados al mismo tiempo. Sus pupilas se hicieron gigantes, como un instinto de supervivencia, para que pudiera ver mejor en la oscuridad.

Lust sentía que todo el sudor se le había enfriado y, aterrado, levanto su cráneo para tratar de averiguar de donde había venido esa voz.

Alcanzo a ver una sombra inusualmente oscura en la esquina de su habitación.

—Lo siento —repitió la voz desconocida.

Lust sintió que conocía esa voz.

—¿Nightmare?

La sombra se movió, como si hubiera asentido. Lust supo en ese momento que la locura ya se había apoderado de él, que su tiempo aquí lo había consumido por completo.

Su alma seguía latiendo como loca, provocándole sudores y acalambrando sus articulaciones con exceso de magia. Como si se estuviera preparando para un ataque inminente, aunque Lust no pudiera hacer nada para defenderse, excepto hacerse bolita.

—Lo siento —repitió por tercera vez.

—¿Por qué lo sientes? —cuestiono Lust.

—Están preparando el anfiteatro para el siguiente paciente.

Lust dejo de concentrarse en el frio que sentía.

—¿Yo?

La criatura hecha de sombras volvió a asentir, o eso le pareció a Lust.

Parecía que su tiempo se había terminado. Se sentó en su cama lentamente y miro la sombra, con una pequeña sonrisa.

—Me alegra volver a escuchar tu voz, Nightmare. Aunque no sé si es mi cabeza provocándome alucinaciones o si eres tú realmente.

—¿Por qué no te preocupas más por ti mismo?

—¿No querrás preguntarme porque no estoy llorando y gritando lo injusta que es la vida? —Lust mantuvo su sonrisa y se miro a si mismo—. Ya tuve tiempo para eso, cuando me vi en este uniforme. Sabía que dentro de poco llegaría mi turno. Gaster no lo dejaría pasar.

—¿Por qué no te sientes asustado?

—Oh, estoy asustado, pero con el tiempo llegas a aceptar tu destino. Algo así como lidiar con la muerte. Todos sabemos que nos vamos a morir, algún día, no por eso vivimos con miedo, ¿no?

—Eres raro.

Lust rio, la primera risa que salía de él en este hospital que no era provocada por las tonterías de Error o Dust.

—Bueno, sí. Lo soy.

—No soy capaz de conectarme con gente que no ha tenido contacto cercano con la muerte, ¿fueron tus padres?

—No estuve allí cuando murieron. Tengo un hermano, pero hace años que no se de él. Quizás te refieras a mi hijo.

—¿Tienes un hijo? —la sombra parecía haberse sobresaltado.

Lust negó. —Iba a tener uno, pero me arrebataron la oportunidad.

El silencio reino entre ambos, pero para Lust no fue incomodo. Se sentía bien estar en presencia de Nightmare, aunque fuera de esta forma. Había estado pensando que nunca podría volver a hablar con él. Se alegraba haberse equivocado.

—Lo siento —repitió Nightmare por cuarta vez esa noche.

—Oh, no te preocupes. Nada de esto es tu culpa, ni lo que paso, ni lo que pasará.

Volvieron a estar en silencio. Lust pensaría que Nightmare se había ido, pero la sombra continuaba ahí, quieta e inusualmente oscura.

—¿Te molesta si regreso a dormir?

—Yo cuidare tu sueño —murmuró Nightmare suavemente.

Lust asintió, sintiéndose agradecido. Volvió a recostarse en su cama, cubriéndose con la simples y delgadas sábanas blancas.

—Gracias por venir a hablar conmigo. No sé si estás bien, Night, pero esto... Gracias.

Nightmare no volvió a decir nada. Lust cerro sus cuencas y se dispuso a dormir. La sombra permaneció en su lugar hasta que la respiración de Lust indico que había caído en un sueño profundo.

—Buenas noches, Lust.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro