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(10) Rojo. Sangre. Inocente

[Advertencia: este capítulo (y esta historia) trata temas médicos, pero no realistas. Es una mezcla de imaginación, películas y conocimiento sacado de Internet]

Se escucho algo similar a una explosión y las luces se encendieron dando varios parpadeos hasta estabilizarse, tiñendo los pasillos con su característica luz estéril. Lust trato de enfocar las luces de sus cuencas, quedándose ciego un momento hasta que sus pupilas se acostumbraron a la iluminación.

Lo que tenía delante era un esqueleto gigantesco, con una cicatriz en su cráneo y una enorme pupila roja que prácticamente cubría toda su cuenca izquierda. Llevaba en su hombro alguien.

Lust reconocería esa bufanda roja donde fuera.

Esto no puede estar pasando...

En la ropa del paciente podía verse la sangre a pesar de que su uniforme fuera rojo. Era demasiada y caía, empapando sus pantalones y sus pies. Era sorprendente la cantidad de plasma que podía contener un esqueleto en su medula.

Blue se giro lentamente después de haberse aferrado a su cuerpo y quedo tan en shock como Lust. Ninguno de los dos gritó.

Fue como si sus huesos se hubieran vuelto de alguna forma más pálidos y cenicientos.

Geno estaba en el hombro de Horror, el caníbal, y este los miraba a ambos.

—Ustedes... —dijo Horror.

La mente de Lust estaba trabajando a toda velocidad, hiperconcentrado en todos los movimientos del paciente, pero no pudo procesar del todo esas palabras. Todavía continuó mirando a Horror, quien lentamente se arrodillo y bajo el cuerpo de Geno de su hombro. Geno tenía una enorme herida en su pecho que cruzaba sus costillas y su esternón. No necesitaba estar usando su ecto cuerpo para sangrar profundamente. Parecía como si hubieran intentado partirlo a la mitad, ¿cómo no era polvo?

—¡Geno! —Blue se arrastró hasta Geno. Lust no tuvo la oportunidad de detenerlo. Estaba congelado. 

Seguía observando a Horror, su enorme pupila y su apariencia robusta. En sus manos no había sangre, ni tampoco había salpicaduras en su ropa, solo la mancha en su hombro.

Escucho a Blue gritar y su mirada se fijo en Geno.

GenoHeridaMuerte. Esas fueron las palabras que cruzaron su mente.

—¡Tenemos que llevarlo a la enfermería! —grito Blue, tratando de mover a Geno. 

—¡No! ¡No lo muevas! —Lust reaccionó y puso sus manos sobre su cuerpo. —Si lo mueves más, empeorara, ¡tenemos que tratar de detener el sangrado!

Parecía particularmente ridículo, pero Horror, al haberlo llevado sobre su hombro, había hecho presión en la herida y esta no sangro tanto como debería, pero ahora tenía vía libre y su uniforme blanco estaba completamente empapado, casi haciéndolo pasar más por un paciente que por un enfermero.

Moriría si seguía sangrando así.

Lust se quito su camisa y apretó fuertemente el pecho de Geno, luchando contra sus propios pensamientos que le gritaban que no había nada que hacer. No, no, no, tenía que salvarlo, ¡tenía que intentarlo! Pero la herida era tan grande que no llegaba a cubrirla toda con sus pequeñas manos.

—¡Aquí, aquí! —grito, a quien sea. —¡Necesito...!

Unas enormes manos se pusieron sobre las suyas y presionaron con fuerza. Levantó su mirada y observo a Horror, el paciente, el que parecía estar allí para arrebatarles la vida. Él lo estaba ayudando. Sus manos eran grandes y cubrían bien la herida, además de que estaba ejerciendo la presión justa. La sangre ya no salía por montones. Lust ni siquiera proceso que Horror estaba demasiado cerca y que, si quisiera, podría matarlo allí mismo.

—¡Blue ve a buscar alguien! —gritó.

—¡Yo...! 

—¡VE AHORA!

Geno comenzó a vomitar sangre y entonces Blue se puso de pie y corrió. Sus zapatilla se escucharon en un eco. Lust sentía sus piernas entumecidas. No podría moverse aunque lo intentara.

Su amigo. Geno. ¿Iba a morir?

La lagrimas comenzaron a caer por su rostro.

—¿Amigo? —preguntó Horror.

Lust lo observó.

—Si...

¿Que vas a hacer? ¿Vas a matarme? Nada más tendría sentido.

—Trate... Ayudar —comenzó a decir Horror. —Encontre... así.

—¿Lo encontraste? —pregunto Lust.

—Si.

No podía creerle, pero Horror no lo estaba atacando y estaba ayudando, ¿sería una forma de distraerlo? ¿Pero que ganaría?

—Solo... Encontré —repitió Horror. —Lo siento.

Lust asintió, por ahora no había nada que pudiera hacer, así que puso toda su atención en presionar las heridas en las costillas y esternón de Geno. Su camisa rápidamente comenzaba a teñirse de rojo, de magia y de sangre. Quizás Blue no podría llegar a tiempo, o quienes llegaran no podrían hacer nada. Geno iba a morir aquí, aquel en el que confío de verdad, el que lo apoyo incondicionalmente en todo, incluidas sus locuras.

Geno despertó de repente y fijo sus pupilas en Lust.

—¡Geno, Geno!

Lust quería poner sus manos en el rostro de su amigo, pero no podía dejar de presionar la herida.

Geno trato de hablar, pero solo escupió más sangre.

—¡No, no hagas esfuerzo! —grito Lust. —¡Estarás bien, te lo prometo!

—No... —Geno trato de hablar, pero su propia sangre no se lo permitía, aun así, en sus últimos esfuerzos, continuó intentando hacerlo. Lust solo quería cerrarle la boca, que no hiciera nada.

¿Por qué Blue tardaba tanto?

—No... —Siguió diciendo Geno. —Él no...

—¡Geno!

Geno empapo su mano en su propia sangre y puso su mano en él cráneo de Lust. Lust lloraba sin darse cuenta.

—Él... —insistió Geno.

Su mano cayó y sus ojos se cerraron.

¿Él? ¿Él que? ¿Horror?

—¡Geno! ¡Geno, resiste por favor!

Lust no supo cuando Horror fue empujado a un lado e Ink lo reemplazo. Los ojos de su jefe eran dos triángulos invertidos.

Se miraron mutuamente por lo que Lust sintió fueron horas.

—Tenemos que poner a Geno en una camilla y llevarlo a cirugía. Ahora —dijo Ink.

Lust asintió.

De pronto habían más personas a su lado, pero Lust no reconoció a ninguna. Rápidamente se puso bajo las órdenes de Ink, quien había tomado el control de la situación.

Entre todos subieron a Geno a la camilla y comenzaron a conectarle agujas entre sus huesos hasta llegar a la medula. Tratar a un esqueleto no era fácil, sus cuerpos eran más magia que algo físico y la magia debía repararse a si misma. En el pasado quedaron aquellos sanadores que podían manipular su magia y curar a los demás.

El mundo ya no era un buen lugar para esas personas y comenzaron a desaparecer, hasta convertirse solo en historias de niños.

Geno tenía las costillas destrozadas, apenas sujetándose las unas a las otras por delgados hilos de magia. Lust vio todo cuando llegaron a enfermería y le rompieron su ropa a Geno.

Lust trabajo junto al resto del equipo para revisar sus signos vitales, los cuales eran casi nulos. Ink les ordenó cubrir los huesos expuestos de Geno con gasas y lo necesario que pudiera controlar su hemorragia. Lust metió sus emociones en un cofre y las lanzó al final de su mente. Tenía que tener un pensamiento frío.

El sangrado paro. La transfusión comenzó.

De repente Gaster apareció, pero tan rápido como llegó se fue, y Lust no logro procesar del todo que había hecho.

Siguió trabajando.

(...)

Lust no sabía cuantas horas habían pasado. En algún momento le habían dado una mascarilla y también se había puesto guantes quirúrgicos, los cuales eran un desastre sangriento como su ropa.

Lo único que sabía era que Geno estaba estable, tanto como podía estarlo. Todavía tenían que esperar más y vigilarlo de cerca, pero ya habían hecho todo lo que podían hacer.

Lust estaba recostado en una silla junto a la cama donde Geno estaba recostado. Lo miraba mientras este respiraba y escuchaba las palpitaciones de su alma a través de una máquina. Eran un sonido relajante.

Blue entro a la habitación con dos cafés humeantes. Se veía tan cansado como Lust. Sus ojeras llegaban al suelo. Nadie había podido descansar anoche, por una razón u otra. Lust estuvo todo el tiempo con Geno, y Blue probablemente cuido de sus pacientes alterados.

Por el simple hecho de traer café, Lust lo amo el doble de lo que ya lo amaba.

—Deberías cambiarte de ropa e ir a dormir, Lust —hablo Blue, sentándose a su lado. —Te prometo que me quedare aquí. Reaper ya fue llamado y no debería tardar en llegar.

Lust se quito los guantes sucios, la mascarilla y los lanzó al tacho de basura. Ahora tenía vía libre para tomar el café que Blue le ofrecía. Tenía un sabor exquisito y estaba caliente, tanto que le quemo la boca y su lengua, pero no le importo.

—Casi no recuerdo que es lo que sucedió... —murmuró a Blue, mirando el líquido café entre sus falanges. —Recuerdo al paciente... Horror, y a Geno en sus brazos, después estábamos aquí, y Geno... Estaba muriendo.

—Lo estaba —asintió Blue, tomando un poco de café antes de seguir. —Pero entonces llego el director, ¿no lo recuerdas?

—Algo recuerdo —Lust miro atentamente a Blue. —¿Qué sucedió?

—Vino y le paso a Ink una inyección. Dijo que era un reponedor mágico.

Lust creyó escuchar mal.

—¿Qué cosa?

—Reponedor mágico.

—Pero eso...

—Lo sé.

Blue continuó hablando.

—Yo tampoco lo creí, pero cuando Ink lo inyectó... El cambio fue inmediato.

Lust no podía recordar esa inyección. Sus recuerdos eran borrosos y confusos.

—Ahora Geno esta en una especie de sueño profundo, parecido al coma, pero esta vivo —Blue suspiro. —Solo eso importa.

Se quedaron en silencio por unos minutos, solo bebiendo de sus tazas de cartón reciclable.

—¿Y qué paso con Horror? —pregunto Lust, cambiando de tema.

—¿Quién nos ataco en el pasillo? Se lo llevaron a aislamiento. Quizás nunca salga.

—¿Eh?

Blue asintió.

—Realmente apenas lo recuerdo, pero me hablaron de ello.

—Pero... Yo recuerdo que... —su voz temblaba. No encontraba las palabras para expresar sus pensamientos.

¿Atacar? Horror no los había atacado.

—No recuerdas muy bien —dijo alguien.

Lust y Blue se sorprendieron y se giraron a la puerta. Allí estaba el intruso, el director Gaster, tan alto y elegante como siempre. Su postura era perfecta mientras caminaba con las manos detrás de su espalda.

—Horror ataco a Geno, y por suerte a ustedes no llego a hacerles nada. Los guardias lograron reducirlo a tiempo e inyectarle un tranquilizante.

Gaster se paro a un lado de Geno y lo observó dormir conectado a un montón de maquinas que controlaban desde su presión, el oxígeno y su nivel de magia.

—Geno tuvo suerte. Su determinación logró evitar que muriera —continuó diciendo.

¿Su determinación? ¿Esa era su maldita respuesta? Pensó Lust.

—¿Qué paso? —preguntó. —La luz no regreso. Siempre lo hace. Todo esto casi provoca la muerte de Geno, ¿es usted consciente?

Apretó sus manos con fuerza, arruinando su vaso de café ahora vacío.

Gaster lo observó. El hombre alto se veía tan frío y ajeno a sus sentimientos, como siempre.

—Hubo una interferencia en los generadores de emergencia del hospital, después de que todo el pueblo quedará sin electricidad. Actualmente ya está en funcionamiento y nadie salió herido.

—¿Nadie?

¿Esta loco? ¡Geno esta en la misma habitación!

—Excepto Geno, pero el informe declara que Horror lo ataco antes de que ocurriera el apagón.

—¿Esta bromeando?

—Lust... —trato de interferir Blue.

—¡No! —dijo Lust, mirando a su amigo y después a Gaster. —¡¿Esta usted hablando en serio?! ¡Fue claramente provocado porque el generador no funcionó!

—Como dije —replicó Gaster, mirándolo seriamente. —El incidente ocurrió antes. El apagaron duró menos de 3 minutos. Las celdas no se abrieron gracias al nuevo sistema de seguridad. Geno estaba trasladando al paciente cuando este lo atacó antes del apagón.

Gaster se dirigió hasta ponerse de pie frente a Lust y lo observó desde arriba, con una media sonrisa.

—¿Se encuentra bien, Lust? ¿Quizás su mente ha pasado por tanto estrés que debe ser ingresado?

—¡N-No! —dijo sin siquiera pensarlo.

—Sabe que aquí tratamos muy bien a los pacientes... Casi mejor que a nuestros empleados.

Gaster miro a Geno de reojo. El muy maldito.

—Bueno, la razón por la que estoy aquí es simple: Ink me comento sobre su disposición a acompañar a Nightmare —Gaster junto sus manos frente a su cuerpo mientras se explicaba. —Me parece que es una excelente idea, pero debido a este... Incidente, atrasaremos su tratamiento para mañana en la tarde. Tómese lo que queda de día para descansar, Lust. Mañana presenciara un gran avance tecnológico. Siéntase afortunado.

Gaster observó a Blue, quien había guardado silencio hasta ahora, temeroso y respetuoso con la presencia de Gaster.

—Usted también debería descansar, y Lust, cámbiese de ropa. Apesta.

—Es la sangre de mi compañero —replicó, tratando de ser amenazante, pero no funcionó. Solo recibió una mueca desagradable de Gaster.

—Con más razón.

Observó a Gaster irse, sintiéndose impotente y estúpido. Blue suspiro a su lado.

—Que miedo da el director... —dijo.

Lust asintió.

(...)

A Lust le dieron un uniforme limpio para que pudiera ir a darse una ducha y se quitara toda la sangre de Geno de su cuerpo. Era sorpréndete lo sucio que estaba, por no mencionar que Geno se había despertado por un momento y le mancho su rostro con su sangre mientras trataba de decirle algo. ¿Qué habría querido decir? Se preguntaba. ¿Estaba refiriéndose a Horror? ¿Quién es "él"?

También le informaron a la hora que debía de estar mañana.

Volvió a casa sintiendo como si tuviera dos bloques de concreto en las piernas y aunque trato de dormir no lo consiguió. Solo termino dando vueltas en la cama.

Los recuerdos de Geno sangrando y escupiendo sangre lo perseguían, además de pesadillas de Horror tratando de atacarlo, pero esos no eran más que inventos de su mente, ya que no sucedió así.

Horror no lo ataco, en cambio, lo ayudo. Y sus manos no habían tenido sangre hasta que lo ayudo a detener el sangrado, las había visto.

Y si su teoría era correcta, entonces...

¿Quién ataco a Geno? Nadie había dicho nada, y por supuesto que no se delatarían si su coartada ya había sido solucionada. Habían culpado a un inocente.

Lust comenzó a morderse la punta de su pulgar.

Así no podría dormir.

Miro su pequeña habitación. Su casa era un departamento diminuto que había arrendado por su precio reducido. En su escritorio tenía los tejidos que había comprado hace poco para tratar de practicar una manualidad, pero los había abandonado allí sin tocarlos por su trabajo.

Se levantó a prender la luz y se sentó frente a ellos. No tenía demasiada lana.

Se le vinieron a la cabeza todos los chicos que conocía y sus amigos, y comenzó a tejer.

Ya casi era de madrugada cuando su ataque de inspiración terminó convertido en pequeños títeres de dedo, no le había alcanzado para más. Tampoco eran demasiado lindos, pero hizo lo que pudo.

Termino con tres pequeños títeres esqueleto para sus amigos, uno vestido de azul para Blue, otro con una bufanda roja para Geno y otro completamente negro para Reaper, también tejió para sus pacientes, aunque fuera una idea de último minuto.

Hizo un títere oscuro con un puntito turquesa que imitaba un ojo para Nightmare y algunos hilos detrás de él, similares a tentáculos, también hizo otro con un puntito rojo y otro azul y rojo para Dust. El siguiente fue para Killer e hizo un gato.

Ese fue su favorito, y pensaba regalárselo, también haría lo mismo con los de sus amigos.

Miro su reloj de pared.

Apenas le quedaban unas horas de sueño y se sentía extremadamente cansado. Debería dormir lo que pudiera.

Se estiro en su silla un momento y después apago la luz de su escritorio, caminando a la cama. Cayo sobre esta como un peso muerto y se quedo observando el techo de su departamento.

Sus cuencas comenzaron a entrecerrarse y observo una sombra moverse.

(...)

Estaba en el hospital. 

Los pasillos estaban vacíos y oscuros, pero había una luz más adelante. Lust camino hacía ella. 

—Mientras antes terminemos esto, mejor.

—Si, director Gaster.

Lust podía escuchar unas voces y camino más rápido, pero la puerta de donde provenía la luz parecía estar cada vez más y más lejos.

—Es difícil que se quede quieto, señor.

—Denle otro sedante.

—Pero...

—Solo háganlo.

De nuevo volvía a escuchar esas voces. Su cabeza comenzó a doler.

Tengo que llegar a esa habitación.

Camino más rápido. No podía escuchar sus pasos. Sentía como si estuviera flotando. Se miro sus manos. 

Solo encontró una penumbra oscura. Este no era su cuerpo.

Observa.

Observa.

Por fin llegó a la habitación. Miro a través de la ventanilla. Era un quirófano. Varios doctores estaban al rededor de un paciente que estaba sobre una camilla.

Sus manos y pies estaban atados. Sus costillas estaban expuestas. 

—La forma en la que expone su alma nos facilitara la prueba. Comiencen.

El paciente comenzó a gritar, le dolía muchísimo.

Pero su boca estaba amordazada, no tenía voz.

El paciente quería llorar mientras extraños sujetaban su alma expuesta entre sus manos enguantadas.

Siente miedo.  

Los doctores examinan el alma. Lust quería que la devolvieran a su lugar. 

Alguien pasa una inyección. La punta se introduce en la delicada alma que palpita de forma irregular. 

El paciente forcejea.

—No entiendo como todavía se mueve.

—Ignóralo.

Alguien sujeta un bisturí. Lo acercan al alma. Comienzan a hacer una incisión delgada. 

Siente agonía.

Lust quiere taparse la boca, ¡¿que estaba observando?! ¡Las almas no podían tocarse, eran la vida de alguien!

El corte se hace cada vez más profundo. Introducen un picahielo. 

—Prepárense. 

Alguien prepara un martillo detrás del picahielo. 

Golpea.

(...)

—¡No! —Lust abre sus ojos. Puede observar su mano levantada en el aire, tratando de alcanzar algo.

Un sueño. Solo fue un sueño. Miro el reloj de pared. Faltaba poco para las ocho de la mañana.

Ya tenía que volver al hospital.

Se dio una ducha, se puso su uniforme nuevo y fue a tomar el transporte público para irse.

Esperaba que Geno hubiera pasado bien la noche.

(...)

—Buenos días —entrego su tarjeta de identificación en la entrada y fue hacia el ala médica apenas lo hicieron pasar.

Al llegar se encontró a Reaper sentado junto a la cama de Geno. Estaba firmando unos papeles que dejó a un lado cuando lo vio. Lust fue a darle un abrazo. Reaper correspondió.

—Me dijeron que estuviste ahí... —dijo Reaper. —¿Lo viste? ¿A quien lo atacó?

Lust quería darle un poco de consuelo, así que no discutiría sus teorías con un esposo que acababa de casi perder al amor de su vida.

—No pude verlo, lo siento —respondió. —Él estaba estable ayer, ¿cómo esta ahora? ¿Cómo estas tú, Reaper?

Reaper suspiro.

—Estoy bien, Geno también lo está. Apenas pueda voy a sacarlo de aquí.

—¿Lo llevaras a un hospital?

—Si, lejos de aquí.

—¿Dónde?

Reaper sonrió. Su expresión estaba cargada de tristeza. Volteo a ver a su amado y le tomo su mano.

—Lo llevaré a la ciudad, donde esta nuestro hijo.

Lust asintió, aunque Reaper no estuviera viéndolo.

Se acercó a la cama de Geno y reviso su expediente apoyando en la mesita. Lo habían vigilado cada hora durante la noche y no le habían dado ningún medicamento además de suero. Era una buena señal.

Dejo el expediente donde estaba y fue junto a la pareja.

—Toma, Reaper.

Reaper se giro.

—¿Qué es esto? —preguntó. Sostuvo los dos pequeños títeres con asombro y los examinó—. ¿Los hiciste tú, Lust? 

—¿Es tan obvio? —Lust sonrió. —Están mal hechos, pero...

—No, son perfectos —Reaper levanto su vista. —Gracias, Lust. Geno lo amara cuando despierte.

—Lo sé... —vio a Reaper alterarse. — ¿Qué sucede?

—Son ellos de nuevo.

Reaper miraba a la puerta con el ceño fruncido y Lust se giro para saber que pasaba. Allí habían un par de policías, a juzgar por su uniforme, uno era un esqueleto demasiado alto, con la barbilla cuadrada y caninos puntiagudos, a su lado había un monstruo ciclope más bajo.

—Reaper... —comenzó a hablar el esqueleto de pupilas rojas. —Necesitamos...

—Dije que no —interrumpió Reaper. —¡Geno ni siquiera ha despertado! ¡Pueden irse a la mierda!

—Sabemos que es difícil, pero cuando desperté estará obligado a testificar, no puedes detener a la ley.

—¿Sabes por donde puedes meterte a "la ley"? Por el mismo lugar donde se la metieron al no dejarme presentar cargos contra este maldito hospital. Váyanse. Al. Diablo.

El esqueleto alto gruñó.

—Solo espero que pronto seas un viudo.

Se marchó, dejando que la puerta se cerrará.

—¿Quienes...? —comenzó a decir Lust. Las ultimas palabras del policía todavía flotaban en su mente.

—Cabrones —se quejo Reaper. —El esqueleto malhumorado es el hermano mayor de Red.

—¿Y esta aquí por qué...?

—Quieren que Geno testifique que su "accidente" ocurrió antes de que comenzara el apagón, esos idiotas... Son una de la razones por las que quiero irme rápido de aquí.

Lust asintió, absorbiendo la información nueva. Ya había escuchado sobre el hermano de Red. Él había sacado sus trapos sucios y se los había dicho a su hermano para que pudiera atacarlo y ahora había atacado a Reaper. Era un hijo de puta.

—Lo harás, Reaper.

Reaper lo observó.

—¿No has pensando en dejar este lugar? Podrías ir con nosotros.

Las cuencas de Lust se abrieron con sorpresa.

—¿Qué? ¿Lo dices en serio?

—Si, siempre hay un espacio para un amigo en nuestro hogar.

La oportunidad brillaba ante sus ojos, la opción de irse de este lugar, ¿a donde? Quién sabe, pero esta vez no lo haría solo.

Solo debía tomarla, pero no pudo.

Los recuerdos de Dust y Nightmare invadieron su memoria, ¿los abandonaría? ¿Después de vivir las condiciones de este lugar?

—Me encantaría, pero no. Lo siento.

Reaper asintió.

—Todavía esta la opción. Simplemente debes llamarme y te daré nuestra dirección.

—Gracias, Reaper.

—No hay de que.

Ambos se despidieron y Lust fue a la sala de personal. No tenía apetito, pero aun así compro un sándwich y un café para su desayuno. Si no comía nada, acabaría desmayado.

Y apenas le quedaban amigos aquí, no se atrevería a quedarse dormido.

Al poco rato llego Blue y se veía con tan poco apetito como él. Estaba pálido, más de lo que era normal y saludable en sus huesos. Las luces de sus ojos también se veía apagadas. Cualquier otro no notaria la diferencia, pero Lust era un esqueleto.

—¿Fuiste a ver a Geno? —fue su saludo a Blue, este asintió.

—Si. Me alegro de que haya pasado bien la noche, ¿llegaste muy temprano?

—Solo un poco antes que tú. Tuve una mala noche.

—Yo tampoco pude dormir...

Lust saco otro de sus títeres de su bolsillo
Los había ocultado en su uniforme.

Se lo entrego a Blue, que trataba de desayunar una barrita de cereal.

Blue lo observó boquiabierto.

—¿Soy yo?

—Si... No es muy lindo, lo sé, pero...

Blue se levantó de golpe y abrazo a Lust sobre la mesa. Sus brazos se sentían como una cuerda que lo ahogaba.

—¡Es hermoso! ¡Gracias, gracias, gracias!

—Estrellas... —jadeo Lust. —¡No hay de que!

Blue se separó de su cuerpo como si se despegara de una tira adherente y miro su pequeño títere entre sus falanges. Sus cuencas estaban llenas de lágrimas.

—Es hermoso...

—Yo...

Blue comenzó a llorar y Lust no tuvo alma para detenerlo. Alargó su mano y tocó su hombro, dejándolo soltar todo.

Blue lloro por largos minutos, casi toda su hora de su desayuno en la cafetería. Lust ignoro su comida fría y continuó consolando a su amigo.







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Quería darles las gracias por sus lindos comentarios ❤️  Les agradezco el tiempo que se toman en leer y si algo no se entiende, o esta mal escrito, por favor háganmelo saber. Les doy un gran abrazo ❤️

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