Cap 5: Permíteme amarte
- Hola, nueva, ¿Qué hacías hablando con Ranma?
- Sólo somos amigos.
- Más te vale. - respondió, con algo de desconfianza. - Soy Shampoo, y Ranma es solo mío.
- Aunque él ni se fija en ella. - contradijo otra vampireza.
- Tampoco lo hace en ti, Ukyo.
A Akane le pareció una conversación incómoda. Luego de un par de horas, conviviendo con aquellas extrañas, Ranma regresó solo.
- Nihao, Ranma. - saludó Shampoo, acercándose a él, y acariciando su hombro. - ¿Cómo has estado?, ayer no estabas aquí.
- Estaba cumpliendo algunas órdenes de mi amo, nada especial.
Shampoo comenzó a acariciarlo en el pecho y la espalda, el vampiro no le perdía la vista a Akane, y trataba de moverse del alcance de la vampireza disimuladamente.
Cuando lo consiguió, se apartó junto a la joven Tendo en una esquina. La del cabello violeta no dejaba de escudriñarlos.
- ¿Esa es tu novia? - preguntó Akane, con curiosidad.
- No, ¡Cómo crees!, es solo una loquilla. En fin, lo conseguimos. Encontré a tu padre y lo ayudé a escapar por la salida trasera del castillo. Debes encontrarte allí con él.
- ¿Te quedarás aquí?
Ranma asintió, con una sonrisa melancólica.
- Espero que me extrañes, Akane, yo sí te voy a extrañar. - tomó su mano con delicadeza, y la besó. La humana se sonrojó. No se imaginó que crearía semejante cariño con un monstruo.
- Ranma, muchas gracias. - murmuró, con los ojos cristalinos. Lo abrazó con fuerza. - Espero verte de nuevo.
Mientras se despedían, escucharon una música en el interior de la sala. Había llegado: Kuno Tatewaki.
- Bienvenidos todos a mi fiesta, espero que estén listos para bailar. - anunció, en voz alta. Luego su vista se posó en Akane. - Todos busquen su pareja, yo ya encontré la mía.
Se acercó rápidamente a la chica, y la agarró de la cintura. Ella lo golpeó en el rostro.
- Serás el amo del castillo, pero no haré lo que tú quieres. - respondió, con firmeza.
- Oh, me encanta esa actitud, ¿Quién eres, joven del cabello azul?
Respondió con su nombre. El señor la miró fijamente, luego esbozó una sonrisa siniestra.
- Ese nombre lo escuché mencionar mucho a uno de mis prisioneros. Debes ser su hija, ¿Verdad?
Negó con la cabeza, dándose cuenta del tonto error que había cometido. Él se abalanzó sobre Akane, Ranma interfirió para ayudarla, pero el amo consiguió lo que quería.
- Sin esta capa de vampiro, se nota mucho tu olor a humana.
Todos los vampiros de la fiesta quedaron sobresaltados.
- ¡Deberíamos comernosla! - exclamó Shampoo, con una mirada hambrienta.
- ¡No!, si alguien se la va a comer, ¡Soy yo!, porque yo soy el señor de este castillo. Ranma, te ordeno que la mates, para mí.
El trenzado se quedó callado, la humana sentía su corazón latir con mucha fuerza, no sabía qué sería de ella misma. Kuno repitió su orden, con la voz más fuerte.
- ¡No lo voy a hacer! - gritó Ranma, sorprendiendo a todos.
- ¿Por qué?, es nuestra comida, no la puedes dejar ir.
- Yo estoy enamorado de ella. - confesó, se oyeron varias exclamaciones, y Akane no pudo evitar mirarlo a los ojos. Él parecía muy seguro de lo que decía. - Ella no es solo una humana, es una chica muy especial.
- ¡Estás hablando tonterías! - gritó Kuno. - Vamos, todos ayúdenme a atraparlos a los dos.
No hubo que esperar más. Akane y Ranma comenzaron a correr, mientras los otros vampiros los perseguían por el castillo. Entraron a una habitación, y la cerraron rápidamente.
- La lograrán abrir, así que debemos actuar rápido. - dijo Ranma. Miró por la ventana del cuarto. Sin pensarlo mucho, se tomaron de la mano, y el joven vampiro escapó volando, sin soltarla. Se internaron de nuevo en el bosque, sintiendo que ya estaban lejos del peligro.
- Esta noche fue muy intensa. - murmuró la joven Tendo. - ¿Es cierto?, ¿Estás enamorado de mí?
El otro asintió, sin apartar la vista de sus ojos.
- Me has cautivado desde el primer momento que te vi. Quisiera que me dieras la oportunidad de amarte.
- No lo sé... Somos muy diferentes. - respondió ella, insegura, aunque deseosa.
En ese momento, escucharon otra voz, era Soun Tendo.
- ¡Akane!
- ¡Papá!
Ambos se abrazaron con fuerza, aliviados de volver a encontrarse. Ranma los observaba, con una sonrisa.
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