Cap 4: Sin miedos
Después de atravesar otro tramo de bosque, se encontraron frente a un extraño castillo.
- Aquí es donde vive mi amo. - informó Ranma, aunque no era del todo necesario decirlo, frente a la entrada había un cartel que decía, "Vienbenidos a la fiezta en la mancion de Kuno Tatewaki"
- ¿Está celebrando algo? - preguntó Akane, con curiosidad.
Ranma le explicó que Kuno solía hacer fiestas con mucha frecuencia.
- Pobrecito, es que aveces se aburre. - agregó, en un tono burlón. - El castillo debe estar repleto de invitados, ¿Entiendes?, invitados vampiros.
- Eso lo sé, no soy tonta.
- Pero si entras, se darán cuenta al instante de que no eres vampireza. No te pareces a nosotros.
Akane pensó por unos momentos, era cierto, tenía una apariencia común y corriente, además de oler a humana. Luego de pensar algunas posibilidades, rápidamente se le ocurrió una idea.
- Ranma, ¿Me prestas tu capa de nuevo?
El vampiro, sin dudar, se la quitó y se la colocó a ella en los hombros. Decidió preguntarle por su plan.
- Tu capa tiene tu olor de vampiro, así ellos no se darán cuenta de que soy humana. - explicó, amarrándosela alrededor del cuello. - ¿Qué puedo hacer para parecer más vampireza?
- Necesitarías verte más pálida. Espérame, ¡Ahora regreso! - el chico se fue de su lado y se acercó a la entrada del castillo, llamó a la puerta, y otro vampiro le abrió. Intercambiaron un par de palabras, y Ranma entró. Akane se quedó unos minutos a lo lejos, esperando a que el trenzado regresara. El tiempo se le hacía una eternidad. Finalmente, Ranma regresó, con una caja de polvos.
- Es de la hermana de mi amo, ojalá no se haya dado cuenta que me la llevé. - agregó, con un respiro largo.
Ayudó a Akane a aplicarse el polvo. Luego tenía todo su rostro pálido, como una vampireza auténtica.
- Vamos a entrar, deberás distraer a los demás, y así podré bajar a los calabozos sin que se den cuenta.
- ¿Yo?, ¡Estás loco!, ¡Me descubrirán!
- Vas bien disfrazada, además, eres alguien que no conocen, llamarás su atención con facilidad. Vamos, Akane, yo confío en ti.
Una vez más, Ranma le ofreció la mano. Ya ese gesto le parecía común en él, era como su peculiar forma de preguntar "¿No tienes miedo?". La humana correspondió al gesto. Sin soltarse de la mano, ambos se acercaron al castillo. El joven movió la puerta de madera con sus manos, dejando ver una sala iluminada por múltiples velas. Adentro habían tantos vampiros como Akane no se había imaginado ver jamás, aquello la dejó un poco abrumada. "Recuerda el plan", le susurró Ranma al oído. Él intentó irse, pero ella le sostuvo la mano con fuerza.
- Estoy muy nerviosa. - murmuró. - Creo que no podré.
- ¿Nerviosa?, eres Akane, hasta el monstruo más poderoso tendría que temerte. Sé que puedes, ¡Vamos!
El vampiro se apartó, dejándola allí. La joven Tendo suspiró profundo, y se acercó al resto de los invitados, sabiendo que si Ranma creía en ella, no había razones para temer.
Dió las buenas noches, una vampireza de cabello violeta le contestó.
- Hola, nueva, ¿Qué hacías hablando con Ranma?
- Sólo somos amigos.
- Más te vale. - respondió, con algo de desconfianza. - Soy Shampoo, y Ranma es solo mío.
- Aunque él ni se fija en ella. - contradijo otra vampireza.
- Tampoco lo hace en ti, Ukyo.
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