Cap 2: Solo un roce
Se extendía la maleza frente a ellos, creando una sensación de universo infinito. Akane sentía las piernas pesadas de tanto caminar durante la noche. El vampiro parecía no haber sentido los efectos ni un poco. Su poderoso cuerpo permanecía firme, sin tambalear. Hacia arriba, el cielo comenzaba a teñirse más azul. Se terminaba la noche, y el amanecer robaba su lugar. Ranma se volteó a ella.
- Yo necesito que el sol no me toque. Si nos apartamos del camino, no me vas a arrancar los colmillos, ¿Verdad? - preguntó, mirándola a los ojos con algo de súplica.
Akane sintió una mezcla de emociones con esa pregunta tan simple, le parecía como si tuviera al poderoso ser bajo su total merced. Negó con la cabeza, y Ranma sonrió aliviado. El trenzado salió corriendo, y la más joven de las Tendo tuvo que llevar la difícil tarea de perseguirlo.
Se acercaron a una suerte de cueva en un montón de rocas.
- ¡Estoy salvado! - exclamó el vampiro antes de entrar.
No todo fue tan fácil como parecía. Escucharon una voz espectral.
"¿Quién se atreve a entrar a mi cueva?", típico.
- ¡Yo! - respondió Ranma, como en broma.
"¿Quién es 'yo'?".
- Yo, el yoyo. - sólo él se rió del mal chiste.
Akane también entró, y se paró frente al chico, recordándole que aquel no era un momento para juegos. Él le explicó que aquel era el fantasma bromista, para sacarlo de allí tenían que hacerlo reír, sino, los expulsaría de la cueva.
La humana se llevó una mano a la cara, como pensando que aquella era la tontería más grande del mundo.
- Mejor deja entrar a Ranma por las buenas, cuando estoy enojada no soy nada graciosa. - gritó al fantasma.
"Uys, qué mal carácter", respondió el mismo antes de irse.
Ranma observó a la joven, ensimismado.
- ¿Me dejas decirlo?, ¡Eres asombrosa!
- No es nada.
- Enserio, haces a todos los monstruos temblar, ¡Es una locura!, jamás había visto una humana tan valiente. - agregó el vampiro, y sonrió. - También, gracias por tu ayuda.
- ¿Mi ayuda?, ¡Eres tú quien me está ayudando! - respondió Akane, incrédula. - Me estás guiando a mi padre.
- Si no hubieras expulsado al fantasma bromista, quizás él me hubiera expulsado a mí. Después de todo, admito que no siempre hago buenos chistes.
No hacía falta decirlo, esa broma del yoyo le habían dado hasta ganas de que se le cayeran los oídos, pero Akane asintió con la cabeza. Ambos se quedaron allí, en la cueva.
La chica sentía sueño, y cansancio, se acostó en el suelo de piedra, pero un escalofrío le recorrió el cuerpo. Ranma se quitó su capa de vampiro, y se la ofreció. Ella aceptó, agradecida. Luego de cubrirse con la capa, logró dormirse. La prenda era suave, y calientita. Antes de quedarse completamente dormida, pudo sentir como Ranma le rozaba la mano y le decía, "Buenos días". Le parecía extraña la idea de estar forjando una especie de amistad con este monstruo, pero mientras más tiempo pasaba con él, más confiada se sentía.
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