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❀•[10]•

Taehyung movía sus pies inquieto, limpiando el sudor de su mano contra la manga de pantalón.

No sabía muy bien cómo se supone que debería de actuar ante la mirada tan profunda que le estaban dedicando ambos chicos frente a él. Se habían quedado callados observándolo cómo si fuera alguna rata de laboratorio.

—¿Entonces? —Su pregunta había sonado bastante débil.

Oh, si, claro.

—¿Aún tienes la caja? —El susurro de Jimin no había sido tan bajo cómo esperaba ya que Taehyung había sido capaz de escuchar.

Si, iré por ella, ya vuelvo.

Se levantó apoyándose sobre sus piernas, caminando hacía un pasillo para poderse en cuánto subió las escaleras de madera.

¿Quieres algo para beber Tae?

—Ah si, gracias.

El rubio se puso de pie perdiéndose entre la cocina por unos minutos, Taehyung veía aquel espacio que era la sala, admirando los detalles, la forma en que cada cosa combinaba con otra.

Aquí tienes, Jin hizo el jugo hace poco.

—¿De qué es? —Preguntó acercando su nariz al vaso. —Piña y guayaba.

—¿Te gusta?

Taehyung asintió dando el primer trago, Jimin lo imitó regresando a su antiguo asiento. Si era sincero no sabía cómo debía actuar frente al peli gris, lo único que podía hacer era verlo atentamente, tratando de convencerse que era su amigo y no un estafador.

Seokjin regreso con una caja entre sus manos, devolviéndose a su asiento tras colocar el objeto sobre la mesa de centro.

¿Qué es? —Señalo con su mirada.

—Pruebas de que no mentimos.

El mayor de los tres abrió dicha caja, descubriendo el papel china que tenía cubriendo las cosas dentro. Lo primero que sacó fue un libro de pasta negra, siendo decorada con letras doradas en relieve.

—Puedes verlo con libertad.

Taehyung lo tomó entre su mano un poco tímido, aún así lo apoyo sobre sus piernas acariciando con sus dedos la textura de aquel objeto. Seokjin continuo sacando cosas mientras Jimin las recibía y acomodaba sobre la mesa.

¿Un anuario?

—Miralo.

Taehyung asintió tomando la sugerencia del rubio, abriendo dicha pasta para toparse con una hoja en blanco, paso a la siguiente encontrando la hoja manchada por diferentes párrafos, líneas o frases escritas con diferente caligrafía, sin embargo, todas tenían en común algo.

Éstos mensajes ¿Van dedicados a mí?

—Cada uno. —Confirmó el pelinegro.

Devolvió la mirada al objeto, tragando saliva para tomar valor y dar vuelta a la siguiente hoja. Su mirada se encontró con diferentes fotografías ordenadas perfectamente. Bajo de cada una llevaba el nombre de aquellos rostros.

Continuó pasando las hojas hasta detenerse cuándo vió una fotografía que estaba seguro, era él. Además, bajo la fotografía decía dicho nombre.

¿Qué hago aquí? —Señaló con su dedo la fotografía.

El director de la escuela pensó que sería una forma de conmemoración al colocar tu fotografía en el anuario, aún si no estuviste presente para el término de curso y la graduación. —Seokjin bajo su mirada a sus pies después de decir aquello.

—Nosotros para ese entonces ya nos habíamos mudado a Seúl, sin embargo, el director me contactó para que viajará a Daegu y lo recogiera. —Jimin completó.

—¿Por qué harían algo así? Yo ni siquiera recuerdo haber estudiado en está escuela y mucho menos recuerdo los rostros de todas estás personas.

—El motivo fue porque, se suponía que habías muerto en el incendió que ocurrió en tu casa ¿No lo recuerdas?

Taehyung negó con rapidez, sintiéndose completan desconcertado por aquella la reciente información obtenida. Seokjin se acercó a él tomando su mano con cuidado.

¿Quiénes son realmente ustedes? —Su pregunta había salido desesperada y asustada.

Jimin compartió miradas con Seokjin, asintiendo a la misma vez. El pelinegro soltó un suspiro pesado, enfocando su mirada sobre la suya.

Te conocimos cuándo te convertiste en el nuevo vecino, justamente en época de invierno.


Las calles estaban pintadas de blanco gracias a la nieve que las cubría, el viento era muy frío provocando que en cada soplido que diera hacia encoger a las personas entre sus abrigos gruesos.

Seokjin caminaba entre la nieve arrugando su nariz cuándo el viento se coló a su cuello, provocando un pequeño estornudo dentro de su bufanda. Pedía entre sus plegarias que no fuera atrapar un resfriado cómo sucedió con su mejor amigo Jimin, un chico tierno de 9 años se había enfermado por su propia necedad y diversión de no cubrir su cuello.

Que solitario. —Sorbio su nariz al mismo tiempo que acomodaba mejor la bufanda roja.

En su mente iba contando los árboles que aparecían en su camino, hasta que un grito lo distrajo llamando su atención cuándo se dio cuenta que había sido muy cerca de él.

—¡AAAAAH Muñeco tonto! —Un niño pateo la pequeña montaña de nieve frente a él.

Dejándose caer sobre ella, Seokjin se acercó con un poco de curiosidad ¿Quién era? Estaba seguro que jamás lo había visto por esos rumbos.

Teniendo cuidado de no ser descubierto tan pronto guardo silencio escondiendo las manos dentro de sus bolsillos, aquel pequeño se levantó resignado y volvió a juntar la nieve haciendo una pelota casi del tamaño de su cuerpo, la segunda fue más pequeña.

Sin embargo, al intentar subirla resbaló dándose un golpe seco en la cara contra la nieve, Seokjin se asustó creyendo que lloraría por aquel golpe. Para su sorpresa lo único que hizo fue inflar sus mejillas mientras se cruzaba de brazos dejándose caer sentado en el suelo de piernas extendidas.

¿Necesitas ayuda? —Siendo bastante cauteloso, Seokjin se acercó apoyándose de cuclillas.

Agachando su cabeza un poco para ver el rostro colorado gracias al frío y restos de nieve en su flequillo cómo pequeñas pringas.

No, no la necesito. —Se cruzó de brazos girando el rostro ofendido. —¿Po-podrías ayudarme? —Soltó en un susurro devolviendo su rostro dejando ver las lágrimas que se iban asomando.

¿Ahora sí la necesitas? —Su garganta soltó un gruñidito. —Solo bromeaba, te ayudaré.

Poniéndose de pie, el mayor comenzó a juntar la nieve siendo observado por el chiquillo, quién se dedicó a observar con sus manitas resguardando sus mejillas mientras tarareaba una canción.

Listo ¿Le pondrás rostro? —Preguntó palmeando con cuidado la bola de nieve, el chiquillo negó con la cabeza y se levantó para comenzar a dar vueltas alrededor del más alto. —¿Pasa algo?

-Me gustas

-¿Qué? —-Aquella declaración lo tomó de sorpresa.

—Dije que me gustas ¿A caso eres viejo para no escuchar bien? —-¿Qué sucedía con él? -Soy Kim Taehyung ¿Cuál es tu nombre?

Tendió la mano dejando al descubierto sus manos coloradas debido a la baja temperatura. Sin pensarlo, Seokjin quitó sus guantes de lana comenzando a ponérselos, el menor veía sus manos frunciendo su boca al mismo tiempo que también fruncía su ceño.

—No los quiero. -Arrugo su nariz y comenzó a tratarse de quitar los guantes con clara molestía.

—Debes cuidarte Taehyung, soy Kim Seokjin, mucho gusto.

—Igual forma, no los quiero gracias. No quiero que la vejez se me pegue tan pronto. -Seokjin se inclinó a su altura. -¿Q-qué me ves?

—¿Cuántos años tienes Taehyung?

—Tengo los que tú tuviste hace un siglo. Aquelll parecía un juego para el menor, y su una risa traviesa escondida entre sus manos se lo confirmo. —Tengo 8.

—Eres pequeño pero demasiado maleducado ¿No te enseñaron a respetar a tus mayores?

—Mi mamá dice lo mismo ¿A caso eres viejo? —Apretó su mandíbula al escuchar su risa traviesa, era claro que se estaba divirtiendo con todo esto.

Soltó un suspiro aperturando su rostro entre sus manos, logrando que pareciera un pequeño pez globo.

—No soy viejo como crees, soy mayor por tres años.

—Eres viejo para mi, mhm creo que debo entrar, mamá me regañara si no entró pronto. —Dejo ir su rostro tan pronto había dicho aquello.

Sin decir más el pequeño Taehyung corrió en dirección a la casa que hasta hace poco tenía el rótulo de que se estaba vendiendo.


—Jin, cariño regresaste ¿Fuiste a visitar a Jimin?

Asintió acercándose a su madre para depositar un beso en su mejilla, aquella mujer sonrió satisfecha por aquella muestra de afecto.

—No ¿Puedo ir a verlo?

—Claro, pero lleva esto. Seguro le gustarán.

Salió de casa, sujetando entre sus manos la pequeña bolsa de cristal llena de galletas atada con un moño de sati azul. Tocó el timbre de la casa que estaba a su derecha, tras esperar unos minutos la puerta se abrió dejando ver a la madre del Park menor.

—Adelante, bienvenido. Jimin está en la cocina, acaba de bajar.

Entró a la casa limpiando la nieve de sus zapatos, quitando la bufanda, su abrigo y el gorro de lana que llevaba encima. Caminó buscando a su amigo, encontrando al señor Park sentado frente a su hijo, la mesa estaba ocupada por piezas de rompecabezas esparcidas.

—¡JIN! —Jimin se levantó de su lugar, corriendo con sus cortas piernas listo para lanzarse hacia el mayor y esconder su rostro entre su pecho. —Hueles a galletas y mis favoritas ¿Trajiste?

—Si, mi madre te las manda. Dijo que te gustaría. —Jimin dio un pequeño saltito en su lugar tomando entre sus manitas dicha bolsita.

Las abrazó como si de un tesoro valioso se tratará, Seokjin tomó asiento al lado del menor, recogiendo una de las piezas de cartón para ayudar a resolver el juego.

—¿Te enteraste que hay nuevos vecinos?

—Si, acabo de conocer al hijo de ellos, creo.

—¿De verdad? Yo he querido salir a verlo y darle la bienvenida pero mi madre no me deja salir. —Jimin había dicho aquello en su oreja mientras cubría su boca con la mano.

El mayor revolvió los castaños cabellos sonriendo cuándo su amigo se inclinaba más hacía su toque.

—Lo conocerás mañana.

Y así fue cuándo lo encontraron en la puerta de la escuela, su madre trataba de asentar las patillas de su cabello. Taehyung no parecía estar conforme con ello ya que sus constantes quejas dejaban a la luz lo incómodo que se sentía. Limpió su mejilla después que la mujer dejara un beso sobre ella, manchando su piel de color rojo debido al labial.

En cuánto la mujer se fue el castañito entro a la inmensa institución, encogiéndose en su sitio tratando de pasar desapercibido. Seokjin dio un leve apretón en sus manos entrelazadas con el menor, dispuesto a correr detrás de aquel chiquillo maleducado que no había tenido ningún reparo en llamarlo viejo.

—Ven Jimin, te presentaré a Taehyung.

—¿Taehyung? —Seokjin asintió sin soltar su mano.

Ambos niños llegaron al lado de Taehyung, quien levanto la cabeza al ver al chico del día anterior. Sin embargo, sus ojos bajaron al ver unos pequeños ojitos sobresalir por encima del hombro del más alto, eso lo hizo sonreír.

—Taehyung, te vi lo mas pronto de lo que creí. —El nombrado confirmo con un movimiento de cabeza deteniendo sus pasos a mitad del pasillo.

—Anciano, no sabía que te encontraría aquí.

—¿Anciano? —Jimin preguntó curioso, saliendo de su escondite llevando su pequeño dedo a su mentón. Seokjin soltó una risa nerviosa negando con sus manos en clara señal que olvidara aquel apodo.

—Olvida eso Minie, te veré en receso, tú también Taehyung ¿Qué dices? —Preguntó inclinándose a su altura.

—Supongo. —Levantó sus hombros de forma indiferente.

—Bien, ve al cerezo que esta a la mitad del patio, Jimin siempre llega primero así que no te vas a perder.

Taehyung asintió con una sonrisa entre sus labios, moviendo de manera graciosa sus alborotados cabellos. Seokjin fue el primero en despedirse, dejando ambos niños solos en el pasillo, el primero en romper el hielo fue Jimin, tomando las tiras de su mochila sobre sus hombros inclino su cuerpo de adelante hacia atrás.

—¿Qué salón buscas?

—D-2. —Jimin abrió sus ojos, lanzándose hacía al contrario para enredar sus brazos alrededor de su brazo.

—¡Que coincidencia! ¡Yo estoy en ese salón, vamos te llevaré!

—Tae.

—¿Qué? —Lo vio un poco confundido, Taehyung no pudo controlar su vergüenza y sus mejillas pintadas de un leve palo rosa lo confirmaba.

—Puedes llamarme Tae. —Aún un poco confundido, Jimin asintió continuando con su camino.

—De acuerdo Tae, vamos.


Tras ese día, había florecido una nueva amistad juntando aquellos tres chiquillos, quienes habían tenido la suerte suficiente cómo para vivir al lado uno del otro. Muchas cosas habían sucedido, cómo la vez en que a Taehyung le había dado varicela y Jimin resultó contagiándose de igual forma o la vez en que Seokjin se dobló su muñeca al caer del árbol que estaba en el jardín trasero de la casa de Taehyung.

Ahora Seokjin era un estudiante cursando el segundo grado en secundaria mientras sus dos amigos menores habían pasado a quinto año de primaria. Jimin había tenido un estirón en su tamaño en cuarto año, burlándose de que Taehyung ase había quedado mas pequeño que él, para la sorpresa de Jimin, Taehyung creció mucho mas que él al empezar quinto año. Ahora quien reía era Taehyung, logrando que su amigo de mejillas rellenitas terminara cómo una olla de presión cuándo lograba enojarlo.

Seokjin caminaba entre las calles, silbando en el proceso hasta lograr ver la entrada de la escuela primaria dónde estaban sus amigos, a pesar de estar estudiando en diferentes lugares el mayor no se había alejado de ellos, continuaba yendo por ellos a la escuela a excepción de los días en que los entrenamientos con el club de baloncesto se expandían más de la cuenta.

—¡Chicos! —Estiro su brazo cuándo logro verlos entre los demás estudiantes. Y cómo siempre, Jimin y Taehyung corrían a su encuentro para lanzarse y unirse en un abrazo, empujándose entre ellos para lograr que los brazos del mayor rodearan mas a uno que al otro.

Para la mala suerte de Jimin, Taehyung había logrado ganar. Así que con resentimiento se cruzó de brazos girando su rostro hacía la derecha indignado.

-¡Jin hoy si viniste! —Seokjin acarició la cabellera de Taehyung, levantando la mirada para buscar al otro chiquillo.

—¿No saltaras a mis brazos Jimin? —Jimin dudo un poco pero al final corrió de igual forma para hundirse en sus brazos y empujar un poco a Taehyung para lograr acaparar mejor a su hyung.

Encontrándose de camino a sus casas, Taehyung golpeaba el aire con una pequeña rama, simulando cómo si fuesen en una selva y él iba despejando el camino para sus amigos. Jimin le había mostrado su tarjeta de calificaciones al pelinegro, alardeando de las varias felicitaciones que recibió de sus profesores al obtener nuevamente el primer lugar.

—¿Y tú Tae? ¿Qué lugar obtuviste?

—Lo importante es que tengo salud hyung ¿No es eso más que suficiente? —Respondió sin voltear a verlos.

—Obtuvo uno de los peores promedios. —Taehyung chilló aterrorizado para lanzarse a cubrir la boca de Jimin.

—¡Se supone que no ibas a decir nada!

—Puedo ayudarles a estudiar chicos. —Jimin aparto la mano de su amigo, empujando a este por el brazo para alejarlo.

—Querrás decir ayudar a Tae, yo no necesito ayuda. Soy mas inteligente que tú. —Inflo su pecho orgulloso mientras sacaba la lengua para comenzar a reírse. —Por cierto ¿Recibiste chocolates hoy?

—Ah si, no creí que fueran tantos, esté año recibí mas que el año pasado.

Rascó dentro de su mochila, mostrando está con varias envolturas de chocolate dentro. Jimin metió su mano sacando varios en su puño.

—Tienes tanta suerte, nosotros recibimos únicamente los que dieron los profesores.

—Pueden comer los que quieran, mañana traeré los que deje en mi casillero.

Jimin asintió de acuerdo, destapando uno para llevarlo a su boca y gemir en completa satisfacción cuándo dicho dulce se derritió de inmediato en su lengua, haciendo que su sabor explotara dentro de su boca cómo pequeñas estrellitas.

—También recibí una declaración hoy. —Soltó con una sonrisa nerviosa.

—¿Quién?

—Chaeyoung.

—No tengo idea, pero ¿Le darás una respuesta? —Estaba bastante curioso.

A Jimin aún no le interesaban las cosas de citas, o el amor, incluso huía cuándo alguien que no fueran sus amigos invadía su espacio. Pero tenía que ser un buen amigo, y cómo había dicho su madre «Si un amigo decide tener una relación amorosa, debes apoyar sin importar que.»

—Creo que aceptaré salir con ella. —Jimin chilló feliz.

—Debe ser alguien muy linda ¿o no?

—Es linda, si lo es.

Taehyung frunció su ceño comenzando a caminar con más velocidad, dejando atrás a dos chicos compartiendo la variedad de bombones. Seokjin notó su ausencia cuándo le ofreció de sus chocolates y no obtuvo respuesta alguna.

—¿Y Tae?

—Estaba aquí hace cinco segundos.

Metió otro bombón a su boca, inflando sus mejillas cómo un pequeño hamster. Tomando su mano, Seokjin corrió detrás del castaño alto, ignorando las quejas de Jimin tras haber dejado un chocolate tirado.

—¿Sucede algo Tae? —Ni siquiera respondió a su pregunta, su rostro seguía fijo hacía el frente. —¿Tae?

—N-a-d-a.

Comenzó a marchar, volviendo a dejar a sus amigos atrás completamente confundidos, o por lo menos al mayor de ellos. Jimin metió otro chocolate a su boca guardando la envoltura en el bolsillo de su pantalón, iba haciendo aquello ya que no quería tirar la basura a la calle.

—¿Qué sucede?

—Esta celoso, eso es todo. —Contesto, observando cómo su amigo entraba a su casa sin siquiera despedirse de ellos.

—¿Celoso? —Su amigo asintió con sus mejillas llenas de dulces. —¿Por qué?

—No sé, pero papá hace eso cuándo mamá chilla enamorada por algún actor de sus novelas, y ella dice que son claros ejemplos de celos.

—¡Jimin, ven adentro! —La señora Park alzó su brazo estando en la puerta de su casa. —¡Jin, cariño!

—¡Hola señora Park!

Devolvió el saludo observando de regreso cómo el menor golpeo su pecho cuándo sintió un pedazo de maní irse a sus pulmones, el pelinegro se dio prisa para dar palmaditas en su espalda y ayudar a que escupiera aquello que se le había atorado en la garganta.

—Nos vemos mañana Jin. —Asintió comenzando a despedirse con su mano, Jimin corrió hacía su casa despidiéndose de igual forma. —¡No olvides mis chocolates mañana Jin!

Entro de igual forma a su casa tras asegurarse que Jimin había entrado a su residencia. Quitó sus zapatos sentado en la entrada de su casa, recordando las palabras de su amigo ¿Por qué tendría que estar celoso Taehyung? ¿Tal vez fue por que Jimin fue el primero en tomar chocolates? Si ese era el caso, entonces dejaría que él tomará de primero los dulces.

—Si, eso debe ser.

Convencido de sus propias palabras, camino hacía la cocina para correr y abrazar por la espalda a su madre, quien cocinaba alguna cosa que el no sabía.

—¿Cómo te fue hoy? —Preguntó de forma dulce, echando las rodajas de cebolla sobre el pollo crudo.

—Chaeyoung me confeso sus sentimientos hoy y creo que aceptaré salir con ella.

Su madre lo vio por encima de su hombro, observando cómo su hijo se dirigía al refrigerador para sacar el cartón de leche y verter el liquido blanco en un vaso.

—Eso es genial cielo, tráela a casa ¿De acuerdo?


🍁

En este punto, cambiarán varias cosas, de igual forma, la trama seguirá siendo la misma.

¿Qué shipps les gusta?

Publicado:
15/03/2019

Modificaciones:
07/06/2019
04/09/2020

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