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No me dejes, no a mi.

No tu
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Kakashi POV.

Esto tiene que ser una broma, mis ojos me están engañando.

Siento como estos comienzan a picar dandome a entender que en cualquier momento comenzaré a llorar.

Observe como Pakkun se quedo estático mirando caer el cuerpo de Seina al suelo, el le tomo un gran cariño desde que era una bebe es por eso que Seina se encarño con el desde el primer dia porque ambos ya se conocen aunque ella no lo recuerde.

Claro que no lo recordara y su propio padre le borro sus recuerdos a los 4 años, borrando todos nuestros recuerdo juntos.

Aveces cuando duermo puedo volver a esos tiempos donde ella creía que yo era su padre, no la culpo después de todo su padre no la quería y su madre solo tenía ojos para Shiro ni siquiera entiendo como es que al momento de que Seina naciera el amor que supuestamente le tenían ambos se esfumó solo por que ella no se pareciera a ninguno de los dos.

Recuerdo como si fuera ayer cuando su propia madre fue a mi departamento a dejarme a mi a su cuidado no solo por unos días sino para siempre, pero cuando se enteraron de que era una gran niña prodigia me la arrebataron de mis brazos y para no hacerla sufrir le borraron su memoria y pusieron falsos recuerdos de ello y a mi dejándome en el olvido.

Tengo fe que algún dia ella recuerde sus verdaderas memorias y talvez pueda escuchar de nuevo decirme Otosan como ayer me lo dijo.

Un golpe sordo me saco de mis pensamientos al mirar al frente me percate de que era ella. Sin pensarlo dos veces corro lo más que puedo para llegar a su lada.

Al lado de mi pequeña, mi princesa, mi todo. Talvez creen que estoy dramatizado pero no es verdad, como lo dije antes.

Seina ella, desde que nació mi mundo se ilumino de nuevo como nunca lo había echo. Al tomarla en mis manos sentía una sensación de protegerla, a pesar de que no es mi hija biológica yo la considero como tal, el amor que se supone que su padre debió haberle dado se lo di yo y con mucho amor.

—L-lo si-siento, Kakashi. —escuche decir antes de que sus ojos se cerraran, lo que me alarmó.

Tome su pulso eran lentos, demasiado diría yo.

La tome entre mis brazos, su cuerpo comenzaba a sentirse frio lo que hizo que comenzara a correr a paso rápido.

Mande a un ninja que fuera con Naruto, si lo llevase conmigo solo me quitara tiempo y eso es lo que Seina no tiene.

Mire sus labios que antes eran color rosa claro ahora parecen azules casi morados, su piel estaba más pálida que antes y en su pecho un enorme agujero es lo que se veía.

Quería ser fuerte pero al verla a punto de morir me estaba matando no podía no llorar y más aun al saber que el jutsu que yo mismo desallore es lo que la esta matando. Casi te pierdo una vez, no permitiré eso por segunda vez.

—Por favor, Seina resiste ya casi llegamos solo unos minutos más pequeña se que eres fuerte, te lo suplico. No me dejes, no a mi, no tu. —mis lagrimas humedecian mi mascara pero eso no me importaba en lo absoluto.

Al pisar Konoha los guardias me detuvieron pero al ver a Seina no me dijeron nada. Salte por los techos lo más que mis piernas me dieron y entre al hospital desesperado. Mire a Shizune que me miro asustada al ver a Seina.

—¡No tiene mucho tiempo de vida! ¿Donde esta la Hokage? —esta no hacia nada solo estaba estática. —¿DONDE ESTA LADY TSUNADE? —le grite haciéndola reaccionar.

—Acaba de salir de cirugía le dire que venga de inmediato. —corrió por los pasillos para buscar a la Hokage mientras que yo solo estaba parado en medio del pasillo con mi princesa en mis brazos.

Tsunade POV

He tenido un presentimiento malo en el pecho que no me ha dejado en paz, la misión de Shikamaru fue un fracaso total pero gracias a dios todos están estables incluso Neji y Choji quienes son los que me preocupaban.

Seina hizo un excelente trabajo al curarlos después de la pelea, si ella no hubiera ido ellos lamentablemente hubieran fallecido antes de pisar la aldea. Pero los únicos que no han llegado son Naruto y Seina. Gaara me dijo que ella fue detrás de Naruto lo cual me dejo con un mal sabor de boca.

Al salir a la sala de cirugía de Choji me tope con Shikaku y su hijo, Shikamaru quien se encontraba de pie en medio del pasillo. Solté un gran suspiro y les di una sonrisa.

—Se va a recuperar. El antídoto detuvo la muerte celular que ocasionan las Pildoras como efecto secundario. —camine hasta una de los sillones para tomar asiento. —Fuiste de gran ayuda, Shikaku. El manual con el medicamento secreto del Clan Nara me fue muy útil. Toda esa investigación debe de haber llevado mucho tiempo. Es el resultado de un trabajo arduo.

—Gracias.

—¡Lady Tsunade! —mire a Shizune quien esta corriendo desesperada hasta mi. —Neji Hyuga esta fuera de peligro, estabilizamos su condición. Y hay más información Naruto y Seina volvieron. —sonreí al escuchar el nombre de la pequeña Tobirama. —Los daños de Naruto son serios pero no tan peligrosos, Seina ella... —la interrumpi antes de que acabara.

—Dile a Seina que la espero en mi despacho. Debo felicitarla gracias a ella Choji y Neji están con vida.

—Lady Tsunade, ella no esta en condiciones para eso...

—Cierto debió gastar mucho chakra al usar el ninjutsu medico.

—Lady Tsunade déjeme hablar. —mire sorprendida a Shizune. —¡Sasuke le atravesó el pecho y si no la atiende ahora morirá en segundos! —mire atónita a Shizune por lo dicho, no sabia que hacer las palabras no salían.

—Lady Tsunade. —la voz entrecortada de Kakashi me hizo ponerle atención a el.

Quede en shock al ver el cuerpo de Seina en sus brazos con un enorme agujero en su pecho. Tanto Shikaku como Shikamaru estaba sorprendidos al ver a la pequeña Tori.

—¡Shizune reúne a los mejores médicos y llévalos a la sala de operaciones 3! —no perdí tiempo y le indique a Kakashi que me siguiera a la sala 3.

Acaso este era el presentimiento que tenía.

¿En donde estoy?

Mire a mi alrededor y solo veía todo blanco. Camine durante unos minutos pero seguía exactamente igual, unas voces me hacen observar a mis alrededores.

—¡Vamos pequeña! Ven con papi. —seguí la voz que se me hacia conocida. —Ya casi mi princesa solo un poco más. —llegue hasta una puerta.

Raro lo se, tenía curiosidad de saber de quien era la voz.

Tome la perilla de la puerta y la fui abriendo lentamente dejándome ver a Kakashi hablándole a una bebé de unos ocho o nueve meses. La bebe tenía el pelo blanco al igual que su piel y sus ojos son un hermosos rubis, era como si me estuviera describiendo a mi misma de bebé.

La bebé gateba hacia Kakashi quien le estaba mostrando un peluche color blanco con rosa, ese peluche lo he visto y justo esta en mi cuarto. La bebé llego hasta Kakashi quien la sostuvo y le comenzó a dar vueltas en el aire haciendo reír a la bebé.

—Esa es mi princesa. —ella con sus manitas sostuvo el rostro de Kakashi. —¿Que estas haciendo pequeña? —y sin esperarlo ella le soltó un golpe en el rostro para después reírse. —No me lo espere. Muy bien jovencita es hora de dormir. —esta hizo un puchero. —No pongas esa cara, sabes que siempre caigo.

Y con la bebé en brazos se acostó en el sillón y coloco a la niña en su abdomen y que hizo la bebe, se quedo dormida en su regazo, Kakashi también comenzó a quedarse dormido.

Después de eso sentí como todo se movía causando que me sostenga de lo que se supone que era la pared, al pasar unos segundos lo que antes era la sala ahora era la cocina.

La bebé se veía de unos dos o tres meses más y estaba sentada en el regazo de Kakashi quien se encontraba comiendo y a la vez dándole de comer a la niña.

—Muy bien pequeña, hay viene el trenecito. —hacia movimientos con la cuchara por todo el aire para después llevarla directo a la boca de la niña quien la abrió gustosamente.

Cuando la pequeña comenzó a digerir la comida Kakashi aprovecho eso y comenzó a comer pero no paso ni un segundo cuando la pequeña comenzó a pedir más.

—Papá también tiene que comer princesa. —ella solo seguía pidiendo, cuando el estaba por terminar su comida.

—P-pa... —esos pequeños balbuceos hicieron que Kakashi dejara de comer para observarla. —P-pa-apa.. —y eso basto para que Kakashi se levantara de la silla y empezar de nuevo dándole vueltas en el aire a la bebé.

—¡Dijiste tu primera palabra! —incluso podía ver lagrimas de felicidad saliendo de el. —No sabes que feliz me hace escuchar eso mi princesa.

—P-papa. —ella señalo el plato de comida.

—Seina eres una tragona. —me quede en shock.

La llamo Seina ¿Sera que esa bebé soy yo? Pero eso no tiene sentido yo acabo de conocer a Kakashi en los exámenes chunin y ni siquiera lo conocía antes. De nuevo sentí como todo se movió para ahora estar en la sala.

En esta ocasión Kalashi sostenía mis brazos o bueno los brazos de la bebé y esta daba pequeños pasos.

—¡Muy bien, pequeña vas bien! —la soltó para que se pudiera quedar de pie unos segundos pero antes de caer Kakashi la sujeto. —De nuevo princesa tu puedes. —la volvió a soltar y esta vez estuvo más tiempo pero cayo al suelo de trasero, creí que lloraria pero ella trato de pararse e ir a los brazos de Kakashi. —Bien Seina, ven a los brazos de papi. —extendió los brazos para que ella fuese hasta el.

—Pa-pa. —decía cuando dio su primer paso sin caer, después dio otro y de pronto comenzó a correr sorprendiendo a Kakashi cuando la sostuvo en sus brazos. —Papá. —se apego a Kakashi como si no quisiera separarse de el.

—Nunca nos separaremos, mi princesa. —le dio un beso en la frente a lo que ella rio.

Todo se movió de nuevo pero ahora estaba en el cuarto de Kakashi.

—Seina no toques eso, es peligroso. —la pequeña de unos tres años tomo un shuriken y lo lanzo a un blanco y cual fue la sorpresa que le dio en el centro.

—Mira otosan, le di a la primera. No se porque te preocupas. No es peligroso, o al menos para mi. —Kakashi solo suspiro cargandola.

—Peligroso o no me preocupo por ti. —esta le dio un beso en su mejilla por encima de la mascara. —Ahora te toca baño. —esta hizo un puchero.

—Sabes que puedo bañarme sola. —se cruzo de brazos.

—La ultima vez que te bañaste sola se inundó la casa.

—Fue un accidente.

—Si accidente lo llamas quedarte dormida. —este rio y ella escondió su cara en el pecho de el.

Todo se movió pero esta vez bruscamente y ahora aparecí en la oficina del Hokage.

En ella estaban el Hokage, Kakashi quien miraba enojado a mis padres quienes estaban a un lado de Tsunade.

—Creen que les daré a Seina asi como si nada. —les grito Kakashi a mis padres.

—Tienes que ella es mi hija. —le contesto de mala gana mi padre.

—No es MI hija. —reclamo el MI. —Ella fue mi hija desde que ustedes la dejaron en mi casa diciendo que no la quería, yo la eduque, cuide y ame como una hija incluso esta registrada con como Hatake.

—Kakashi tiene razón. —mi padre miro con enojo a Tsunade quien defendió a Kakashi. —Ella se crío con el, y Kakashi la reconoció como su hija. Ustedes la dejaron desde que nació por el simple hecho de tener el mismo parentesco que mi tío, pero al ver como ella es toda una prodigia a ustedes de pronto se les vino a la mente que ella era su hija.

—Sera mejor que no te metas Tsunade este asunto no te concierne. —la voz de mi padre era fría. —Y teme respeto que soy tu primo e hijo del segundo Hokage,  Seya es mi hija y punto.

—Ni siquiera te sabes su nombre. —nunca había visto a Kakashi así de enojado. —Su nombre es Seina, Hatake Seina yo lo elegí porque ni siquiera eso pudieron hacer. —ha este punto mis ojos comenzaron cristalizarse, ver como las personas que son tus padres biológicos ni siquiera se sabían tu nombre.

—Lo siento, Kakashi. —el nombrado miro al Hokage. —Tienes que dejar ir a Seina. Ella tiene que estar con sus padres biológicos.

—¿Que? Debe de estar bromeando, Hokage-sama. —Kakashi estaba con sus ojos cristalizados. —Seina es mi hija no de sangre pero es mi hija. Además ella no se ira así como así de mi lado.

—Por eso no te preocupes, Kanato le borrara la memoria y le pondrá nuevos recuerdos con su familia biológica. —quede en el suelo hincada con lagrimas en mis ojos cayendo como si no hubiera un mañana.

Todos los recuerdos que tengo solo eran falsos, Kakashi el si es mi verdadero padre no me importa si es o no de sangre, yo soy una Hatake les guste o no.

Las imágenes distorsionadas volvieron a mi mente pero ahora estas se estaban aclarando y como jure antes en casi todas estaba Kakashi y lo que ahora es mi hogar.

De repente todo se volvió obscuro, no había nada ni se veía nada, solo se podía observar la oscuridad.

—Mi pequeña, aquí esta papá. —escuche la voz de Kakashi, decidí seguir su voz. —Despierta por favor mi princesa, te necesito conmigo no dejare que nadie nos separe de nuevo. —llegue a una puerta y sin pensarlo dos veces la abrí pero no había nada más que oscuridad.

—Abre los ojos —escuche a alguien hablarme pero no sabia quien era. —Si quieres regresar solo abre tus ojos. —decidí hacerle caso aunque no tuviera la menor idea de saber quien es el dueño de la voz masculina.

. . .

Poco a poco mi vista se fue acostumbrando a la luz de la habitación, trate de sentarme pero me dolía demasiado mi pecho. Al mirar tenía vendas en todo mi pecho que al moverme me dolía demasiado, mire a mi lado derecho y mi vista cayo en un florero llenos de Hortensias, mis flores favoritas.

Sonreí al recordar a Kakashi regalarme una, eso significa que he recuperado mis memorias reales.

Un peso en mis piernas hizo que voltear a ver encontrándome con Kakashi acostado en mi regazo como yo lo hacia de niña, inconscientemente lagrimas comenzaron a resbalar de mis mejillas cayendo a las sabanas que me tapaban.

—Kakashi. —decir ahora su nombre suena raro para mi. —Otosan, despierta. —este solo se removió. —Otosan, te tengo un gran regalo. —este levanto su cabeza y al mirarme yo le di una sonrisa mientras que el se quedo estático. —Buenos días, espantapájaros. ¿Como dormistes, Otosan? —pude ver como se quedo sorprendido mientras que algunas lagrimas caían de sus ojos.

—¿Seina, tu recuerdas..? —asenti con una sonrisa mientras que más lagrimas caían. —Mi pequeña. —me abrazo, no me importo el dolor lo abrace de vuelta. —No te dejare de nuevo lo prometo mi princesa.

—No sabes lo feliz que me hace saber que tu eres mi padre. Aunque no llevemos la misma sangre tu seras mi padre sin importar nada. —este con su pulgar seco mis lagrimas.

—Claro que si mi pequeña. —hundi mi cabeza en su pecho y el escondió su cabeza en mi cuello. —Mi pequeña Hatake. —no pude evitar sonreír.


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