Isabela

En cuanto Camilo despertó lo abracé, me sentía tan aliviada. Él acarició mi cabello mientras yo me soltaba a llorar.

- Pensé que te iba a perder, me asusté demasiado, mi amor - Deposité un beso en sus labios - ¿Cómo te sientes?

- Me siento bien, gracias. Perdóname Isa, por hacerte pensar que no me importa tu embarazo, por supuesto que me importa y me pone tan feliz de que vamos a ser padres, es solo que...

- ¿Tienes miedo?

- Muchísimo y obvio tu también. No quiero dejarte sola con una responsabilidad tan grande cuando me muera

Reí nerviosamente y tomé su mano - Debo de admitir que cuando reaccionaste así por unos momentos creí que tú no querías ser padre

- Y me odio a mi mismo porque creyeras eso, solo actúe por impulso

- Y cuando te desmayaste sentí como si mi mundo se derrumbara. Estuviste inconsciente un día entero... No se lo que está pasandote, pero se que con los remedios de mi madre estarás bien

- ¿Y si no?

- No digas eso, vas a estar bien

Dicho esto mamá entró y le ofreció un ajiaco, él comió despacio y en un instante se sintió mucho mejor. Pero sabía que en su mirada todavía había miedo y dentro de mi también lo había.
Cuando volvimos a estar solos me quedé a su lado, abrazados y disfrutando de nuestra cercanía.

- ¿Qué crees que haya pasado conmigo? No entiendo ese dolor en el pecho, fue horrible y sentí como me quemaba por dentro - Dijo

- No lo sé, pero vas a estar bien, lo se y no empieces de negativo que no es bueno

- Si fuera tan fácil no pensar en la posibilidad de que algo malo me va a pasar, que ni siquiera el don de tu madre funcione conmigo... Yo quiero estar bien para ti, para ustedes - Acarició mi vientre - No puedo creer que hay un bebé aquí, un hijo mío - Besó mi frente - No entiendo como no me has dado un golpe por mi reacción

- Oh cierto - Lo golpeé en el brazo

- ¡Au! Me lo merezco, fuí un idiota - Rió - De verdad un completo idiota

- Pero estarás presente estos meses, tu estarás bien y podrás disfrutar el embarazo, su nacimiento y toda su vida. Nunca vas a apartarte de nosotros, vas a sobrevivir

- Isabela...

- Negatividad fuera, no pensemos en eso. Ahora, tal vez sea muy pronto, pero pensemos en nombres

Sonrió - ¿Te parece bien que si es niña ponerle un nombre de flor? Es que estaría muy bueno

Solté una risita - Buena idea, me gusta mucho el nombre de Violeta

- A mi también, entonces será ese ¿Y si es niño?

- Humm... Aún no lo sé, creo que por ahora lo dejaremos así. Vaya, voy a ser mamá, estoy tan feliz y... - Me detuve al hablar

- ¿Qué pasa?

- Tu hijo y yo tenemos un antojo - Admiti apenada - ¿Podrías...

- Oh si, claro ¿Qué se les antoja?

- Algo dulce, tal vez un pastel, o un helado, o miel... ¿Qué tal las 3 cosas? Y unas arepas, también unas empanadas y...

- Wow, si que son muchos antojos - Rió - Espero que el bebé no herede mi gran apetito sino acabará con toda la reserva. Iré por tu banquete, regreso enseguida

Cuando Camilo salió del cuarto entró Mirabel y se sentó a orilla de la cama.

- Hola Isa ¿Cómo está Camilo?

- Hola, Mira, él está bien

- Es bueno, aunque eso nos preocupó bastante, esperemos que solo sea un susto y que el don de mamá lo cure del todo

- No se lo digas, pero honestamente también me preocupa demaciado, tengo miedo a que si vaya a... No, no debo ser negativa, todo va a estar bien, se que lo estará y va a poder conocer y convivir con su hijo

Agachó la cabeza, triste - Al menos él si podrá conocerlo, en cambio yo...

- También estarás bien, no pienses en eso

-  Por eso quise quedarme embarazada, aún si no podré conocerlo no quería dejar a Bruno del todo solo porque se que el tener una familia es su mayor sueño

- De cualquier forma él no estará solo, nos tiene a nosotros, pero también no pensemos en que no vas a vivir, lo vas a lograr y podrás conocer a tu bebé y ambas podremos convivir con nuestros sobrinos y ser las tías consentidoras

Sonrío - Cierto, no debo pensar en lo negativo. Las visiones no muestran todo así puede que sobreviva

- Y lo vas a hacer, ambos lo harán

Pero aún si quería actuar positiva, el temor de perderlos me invadía y no me dejaba tranquila.

Horas después, nos reunimos para cenar. Mirabel y yo notamos a nuestras respectivas parejas un tanto extrañas.

- ¿Hay algo que quieran decirnos? - Pregunté a ellos en cuanto los demás se fueron

Estos intercambiaron miradas y sonrieron, Camilo respondió.

- Oh, nada, solo estamos felices, es todo

Sabíamos que algo estaban ocultando, algo bueno y al ser muy tercas no nos íbamos a rendir hasta averiguarlo.