Prólogo
Prólogo
–Disculpe señorita. –llama el hombre de cabellos castaños y lentes de montura a la azafata, la señorita le sonríe y camina hasta él.
– ¿Dígame, caballero? –El hombre mira a la señora que duerme y ronca sonoramente a su lado y vuelve su mirada a la sobrecargo.
– ¿Podría yo cambiarme de asiento, a ese asiento vacío de allá adelante? –La joven sobrecargo da una breve mirada a la señora que ronca sonoramente junto al señor y le sonríe.
–Por supuesto, puede cambiarse de asiento señor. –el hombre le sonríe y asiente, la sobrecargo se aleja y él se pone de pie, toma su maleta de equipaje de mano y va hacia el asiento vacío más adelante, pone su maleta en el compartimento de arriba y mira a la mujer en el otro asiento junto a su nuevo lugar, ella teclea rápidamente en su laptop sin prestar atención a nada más, sólo desvía una de sus manos para reacomodar sus gafas sobre el puente de su nariz.
Él se sienta y mira a la mujer. –Buenas noches. –dice él cortésmente.
Ella desvía su mirada de la pantalla de la laptop y frunce el ceño. –Ese lugar está reservado. –le dice la mujer molesta.
Él la mira contrariado. –Disculpe, no vi a nadie en el asiento desde que despegamos.
–Es porque yo lo reservé para mí, así que ¿sería tan amable de retirarse?, me está distrayendo y debo terminar esto antes de aterrizar. –dice la mujer y vuelve su vista a la pantalla de la laptop y retoma su rápida escritura, él la mira sorprendido y fijamente, en eso ella hace un gesto de concentración y saca ligeramente la lengua entre sus labios, es al ver ese gesto que un destello de reconocimiento llega a él.
– ¿Isabel? –ella aparta la mirada de la pantalla y lo mira interrogante, él mira los ojos cansados detrás de las caras gafas y no le cabe duda que es ella. – ¿Isabel Montero?
– ¿Lo conozco? –le responde ella, él se quita las gafas que llevaba puestas y le sonríe.
–Soy Alexander Rivero. –ella lo mira asombrada y se quita los lentes, frota sus ojos y vuelve a colocarlos sobre sus ojos.
– ¿De verdad eres tú Alex? –y una genuina sonrisa brota de ella. –No creí que volvería a verte. Han pasado ¿Qué? ¿Diez años?
–Once para ser exactos. –le contesta él y una nube de recuerdos se agrupa en torno a ellos borrando sus sonrisas y sumiéndolos en esos recuerdos de hace poco más de diez años.
Bueno, ya llegaremos a esta parte de la historia, porque para saber qué pasó hace 10 años debemos regresar más atrás.
Karly 💜
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