Capítulo 5.
13 años.
Estoy harta de la tarea, ¿por qué tengo que seguir siendo la niña perfecta? ¿Qué gano con eso? Solo me presiono de más y no saco nada, veo a mis compañeros y ellos no se esfuerzan para nada, nada les preocupa incluso muchos de ellos han empezado a fumar y a beber cerveza, nada de eso me llama la atención a mí, pero los veo siempre tan despreocupados, ¿por qué yo no puedo ser así? A mi padre ya no le intereso, mi madre está muy ocupada fingiendo que está muy bien y creyendo que no noto que toma antidepresivos.
Mi vida familiar es un caos, y el único que le daba algo de estabilidad a mi vida era Alex, era alguien que seguía a mi lado, a quién podía hablarle de los problemas de mi familia y estaría apoyándome, pero él también me dejó, un sábado simplemente ya no vino más, me dolió mucho, incluso lloré varias noches porque mi mejor amigo me había abandonado tal y como mi papá lo hizo, esperé durante semanas a que apareciera en mi casa, pero nunca apareció, tampoco en casa de David, incluso un día le pregunté a David por él y simplemente me dijo: "Ya no somos amigos" le pregunté que por qué, pero como siempre David no quiso decirme nada, incluso ahora David estudia en la misma escuela que yo, así que ya ni siquiera estudia en la misma escuela que Alex. Solo he visto un par de veces a Alex desde que dejó de venir a leer conmigo los sábados y fueron encuentros breves, a penas cruzamos una mirada pero me pareció ver en sus ojos el mismo vacío que veo en los míos todos los días en el reflejo del espejo.
Dejo de pensar en tonterías y regresó mi atención a mi tarea de español, estoy escribiendo el resumen cuando mi celular suena con el breve tono de un mensaje, como deseo cualquier cosa para distraerme lo tomo, veo un texto de Osvaldo, un compañero de la secundaria.
O
svaldo es un compañero que ha dejado muy en claro que él desea ser más que mi amigo, aunque en realidad ni siquiera lo veo como un amigo.
A
ntes muerta que salir con él a una cita, dejo mi celular de nuevo sobre la mesa y vuelvo a hacer mi tarea.
Estoy terminando mi tarea de Geografía cuando la puerta de la entrada es abierta y entran David, Ezequiel y mi tía Juli.
– ¿Ya terminaste la tarea? –me dice David y yo lo miro.
–Hola David, ¿cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar. Sí ya terminé la tarea. –le contesto mientras guardo mis cosas en mi mochila.
– ¿Me vas a pasar la tarea de inglés? –me dice ignorando mi respuesta irónica.
–No. –le contesto pero ya estoy metiendo mi mano en mi mochila para sacar mi cuaderno de inglés y dárselo a David. –Tienes que esforzarte más, si no te esfuerzas más en inglés ya no te prestaré mis apuntes y tampoco te pasaré las tareas.
–Sí, ya. Lo que digas. –toma mi libreta y se sienta en la mesa donde estaba trabajando, saca su cuaderno de su mochila y se pone a copiar mi tarea. – ¿Te invitó Osvaldo al cine?
– ¿Cómo sabes eso? –le cuestiono y él se ríe.
–Me dijo Manuel, Osvaldo sabe que debe mantenerse alejado de ti, no entendió cuando hablé con él, tendrá que entenderse con mi puño. –me contesta y yo bufo.
–No tienes que andarme cuidado, puedo muy bien cuidarme sola, y no tienes por qué andar espantado a los chicos que se interesen por mí. –le contesto enojada.
–Si saben lo que les conviene se mantendrán bien lejos de ti, como el Oreja. –su comentario me desconcierta, es la primera vez que habla de Alex en mucho tiempo.
– ¿Qué quisiste decir con eso?
–Nada, olvídalo. Nadie es digno de salir contigo, cuando yo vea que alguien es digno entonces lo dejaré acercarse, sino tendrá que conocer mi puño. –ruedo los ojos, no tiene caso discutir con él y sé que no puedo presionarlo con él tema de Alex sino explotará.
–Si sigo esperando a que tú dejes a alguien acercarse jamás tendré novio. –le contesto y él tiene el cinismo de reírse.
–Sí, bueno ese es el chiste de esto, que no tengas novio por lo menos hasta los 20. –se empieza a reír y yo me enojo y le arrebato mi libreta y la meto sin mucho cuidado en mi mochila.
– ¡Eres un idiota! –le digo y él se levanta de la silla enojado.
–El que me hayan visto la cara de idiota durante años no significa que lo sea, no me hables así Isabel. –me contesta enojado.
David es ahora más alto que yo por casi diez centímetros así que tengo que levantar ligeramente la cabeza para encararlo. – ¿Quién te ha visto la cara de idiota? ¿De qué hablas?
–Hablo de tu secretito con Alexander, ¿creyeron que nunca me iba a enterar? Que se veían todos los sábados ustedes dos solos. –yo lo miro confundida ¿cómo supo? –Él sabía que jugaba con fuego y se quemó, ahora ya sabe lo que pasa cuando rompes la única regla de amistad que tenías.
– ¡¿De qué demonios hablas?! –le contestó enojada, en ese momento entra Ezequiel al comedor.
–Dice mi mamá que ¿qué les pasa? ¿Qué si necesita venir a calmarlos? –dice Ezequiel notando que David y yo nos lanzamos miradas asesinas uno al otro.
–No pasa nada Ez, yo me voy a mi habitación a leer. –cuelgo lo mochila de uno de mis hombros y salgo del comedor para subir a mi habitación, cuando llego hasta ella cierro la puerta de un portazo, dejo caer mi mochila en el suelo de losetas moradas y me dejo caer sobre mi cama de color azul eléctrico. Antes mi habitación era rosa, con combinaciones en lila y blanco, después de que me di cuenta que no sería más la princesa de papá y que nunca iba a existir un príncipe azul para mí, decidí rescatarme yo sola y ser yo misma mi príncipe azul, así que cambié por completo mi habitación y ahora está en puros colores fuertes, el piso es de loseta morada, no tengo idea de dónde lo consiguió mi madre, las paredes son lo más claro, pues son de color azul cielo, las alfombras, cortinas y las colchas de mi cama son de diferentes tonos de azules que van desde el azul marino hasta el azul eléctrico. El azul se volvió mi nuevo color favorito.
Tomo el libro que estaba leyendo de mi mesita de noche y lo abro en la página en la que me quedé, leer libros con protagonistas bobas me hace olvidar mi patética vida. Estoy leyendo como Bella Swan deja de vivir para solo sobrevivir cuando la deja Edward, cuando alguien llama a mi puerta, pongo el separador antes de decir que pasen. –Adelante. –digo a quien sea que quiera entrar, solo espero que no sea David.
La puerta se abre y es mi tía Juli. –Hola, ¿interrumpo?
–No, no interrumpe nada, solo estaba leyendo.
–Ah, qué bueno, por qué necesito hablar contigo. –vacilo un poco, pero al final me siento en la orilla de la cama con las piernas colgadas por la orilla de la cama, mi tía se sienta junto a mí. –No sé qué fue lo que pasó allá abajo con David, sabes que tu primo es muy explosivo y que muchas veces hace cosas que para él están bien sin ponerse a pensar en los sentimientos de los otros. Pero es su manera de decir que le importas.
–Lo entiendo. –Doy un suspiro –solo es que es tan sobreprotector, siempre amenazando a las personas con golpearlas si no se mantienen alejados de mí, no necesito que espante a la gente por mí.
–Eso lo entiendo perfectamente, pero él ha visto cómo has cambiado, lo que pasó con tus padres te cambió por completo, eres fuerte e incluso tú te has vuelto responsable de mi hermana, ya he hablado con ella, tiene que volver a su carril, no puede estar el resto de su vida lamentándose por lo que pasó. Así que como David se ha dado cuenta que ya nadie cuida de ti, se ha tomado ese papel muy enserio, lo que él quiere es evitar que alguien más te haga daño, ¿puedes ver que sus intenciones no son malas? –yo afirmo con la cabeza una sola vez. –Sé que Alexander era un buen amigo para ti, te ayudó mucho cuando pasó lo de tu mamá, ninguno de ustedes lo ha dicho pero sabemos que algo pasó. Solo podemos deducir cosas a partir de observaciones que hemos hecho Violeta y yo. Tú madre ni siquiera se había dado cuenta que Alexander ya no viene, ella necesita mucha ayuda hija, pero sabes que puedes recurrir a mí siempre que lo necesites.
–Lo sé, gracias tía. –le digo porque sé que mi madre está en presencia y económicamente pero en pensamiento y alma se fue con mi hermanito.
–Así que un día llegó David pidiéndome que lo cambiara de escuela, en la que estudias tú, le dije que no podemos costearla, sabes que tu escuela es mucho más cara que en la que estudiaba antes, espero a que llegara tu mamá ese día y habló con ella, no sé qué es lo que le haya dicho, pero esa noche hablo con tu padre y llegaron al acuerdo de pagar ellos la escuela de David para que pudiese estudiar contigo y en menos de una semana ya estaba en la misma escuela que tú, a la par el mismo día me dice Violeta que Alexander llega a su casa con golpes en la cara y maldiciendo a David, después de ese día Alexander no ha vuelto a mencionar a David o a ti y David no habla más de Alexander, he tratado de preguntarle a David qué fue lo que pasó pero se cierra por completo al tema, así que he dejado de intentarlo, a lo que vengo es a preguntar si ¿Alexander te hizo algo a ti?
– ¡No! Siempre fue un buen amigo y nada más. –le contesto, porque es verdad, lo único no amistoso que hizo fue aquella vez cuando me dio mi primer beso, pero nunca más lo hizo de nuevo.
–Bien, entonces fue algo por una cuestión de ellos. Como ninguno de los dos se muestra receptivo para hablar tendremos que dejar el tema así. –da un suspiro pesado y me mira. –Tú querías a Alexander ¿verdad?
–Era mi mejor amigo, así que sí lo quiero. Ni yo sé qué pasó. Supongo que todos crecemos y cambiamos. –le contesto y ella sonríe.
–Creo que él también te extraña, voy a hablar con Violeta para ver si podemos hablar con Alexander y saber si le interesa seguir viniendo contigo a leer, creo que aquí el problema es David, pero de él me encargo yo en caso de que dé problemas. Me preocupas, estas demasiado sola, tú mamá está pero no está, me he dado cuenta que incluso tú te has estado cocinando algunos fines de semana, la otra semana empezaré a enseñarte algo de cocina para que no tengas ningún accidente. Y sé que un buen amigo te vendría bien y te ayudaría a salir de ese cuarto de soledad que te has impuesto.
–No estoy sola, tengo amigas. –le digo tratando de no sonar patética.
–Amigas con las que ya no sales, y tampoco dejas entrar a tu casa, entiendo que no quieres que vean en lo que se ha convertido tu mamá, mi hermana ya no es ni una cuarta parte de lo que era antes, y ahí de Dios que nos ayude con ella. –y sin previo aviso me estrecho entre sus brazos, hace mucho tiempo que nadie me abrazaba así que envuelvo mis brazos alrededor de ella y dejo que me abrace. Deposita un beso sobre mi cabeza. –Te quiero Isa, eres una hija más para mí, me preocupo por ti, no quiero que te sigas aislando. Si necesitas ayuda sabes que puedes acudir a mí sin problema.
–Gracias, mami. – La abrazo más fuerte y un par de lágrimas se resbalan por los mejillas.
–Todo se arreglará, princesa.
–No, princesa nunca más. –le digo y ella vuelve a besar mi cabeza.
–Mi nena, cuánto has tenido que aguantar.
Estoy encerrado en mi habitación leyendo Harry Potter y la Orden del Fénix cuando tocan en mi puerta. –Alex, cariño, ¿puedes bajar por favor? –es mi mamá, así que pongo el separador que robé de Isabel en una ocasión y lo meto entre las paginas, me levanto y voy hasta la puerta, mi mamá ya no está fuera de mi habitación, así que decido bajar.
Cuando llego hasta la Sala de Estar veo que tenemos una visita. –Hola, Alex.
–Hola señora Julieta. –le contesto a la mama de David, tomo asiento en el sofá contrario en el que Ella está sentada, mi mamá entra cargando una jarra de agua de limón y unos vasos en una charola. – ¿A qué debo su visita?
–Creo que tienes una idea de qué hago aquí. –me contesta y me sonríe.
–La verdad es que no lo sé, David y yo ya no somos amigos. –le contesto y ella se me queda mirando.
–Eso lo pudimos notar. –mi mamá sirve el agua en los vasos y le da uno a la señora Julieta. –Gracias Violeta. –ella da un sorbo a su vaso y vuelve su mirada hacia a mí. –Entiendo que ya no seas amigo de mi hijo, conozco a mi hijo y sé que es terriblemente difícil. Así que no vengo por mi hijo, vengo por Isabel.
Escuchar que viene por Isabel hace que mi corazón se acelere. – ¿Qué pasa con Isabel?
–Bueno, no la está pasando bien, mi hermana cada vez se desatiende más de ella, ella se está aislando mucho, ya no habla con nadie. –escuchar que lo está pasando mal me hace sentir muy culpable.
– ¿Y yo qué tengo que ver? –ella me mira fijamente y me da una media sonrisa de lado.
–Sé que eres su mejor amigo, y también sé que David tuvo algo que ver en qué dejaras de ir a visitarla. –yo la miro asombrado. –Conozco a mi hijo y no soy ciega, puedo ver que te importa Isabel y a ella le importas tú. Así que ¿Quieres seguir visitando y ayudando a Isabel en estos momentos que lo está pasando mal?
–Es muy probable que ella ya no quiera seguir siendo mi amiga después de que dejara de ir a verla de la nada. –contesto pensando en que es muy posible que me cierre la puerta en la cara antes de dejarme entrar de nuevo a su casa.
–Mira Alex, Isabel está muy sola, ya no es la niña alegre que era antes, se ha vuelto desconfiada para con las personas, tiene miedo, es normal, su padre la abandonó y Dios sabe cuánto adoraba Isa a su papá, después mi hermana aunque está ahí la ha abandonado también, personas importantes para ella la han estado abandonando, ella ya no quiere sufrir por el abandono de otra persona, tu dejaste de visitarla así que también se siente abandonada por su amigo, así que sí tal vez tienes razón, te costará que ella vuelva a dejarte entrar en su vida, sin embargo sé que si alguien puede traspasar esos muros que ha levantado alrededor de ella eres tú.
–Creo que puedo intentarlo, puedo intentar ayudar a Isabel, pero el problema es David. –no voy a decirle todo lo que pasó entre él y yo, aunque pienso que ya tiene una idea sino es que ya sabe qué es lo que pasó.
–Yo me encargo de mi hijo. –me sonríe la señora Julieta y yo le devuelvo la sonrisa porque sé que con el apoyo de ella no importa lo que diga David puedo estar cerca de Isabel. –Este día le tocaba visita a Isabel con su papá pero él no llegó por ella, así que debe estar sola y triste en su casa, tal vez podrías intentar acercarte a ella.
Pensar en lo triste que debe estar por el desplante de su papá hace que sienta un dolor en el pecho. – ¿Puedo ir a verla mamá? –mi madre afirma con la cabeza, así que yo subo corriendo a mi habitación, entro en mi baño y peinó mi cabello y cepillo mis dientes, cuando salgo del baño tomo el libro que estaba leyendo y bajo corriendo las escaleras. –Estoy listo, ¿a qué hora debo regresar?
–A las seis, Alex. No quiero que llegues tarde. –me contesta mi mamá y yo afirmo varias veces y ella y la señora Julieta me sonríen. –Ve con cuidado, hijo.
Salgo de mi casa y empiezo a caminar hacia la casa de Isabel, no está lejos solo una cuadra y media. Veo que en el parque de enfrente de su casa hay muchos niños jugando, su jardín se ve algo olvidado con algunas plantas demasiado crecidas y algunos rosales marchitos. Atravieso la verja del jardín y camino por el sendero de piedra hasta la puerta donde toco el timbre una vez y espero a que abran. Pasan varios minutos y nadie me abre, así que vuelvo a tocar el timbre, casi enseguida escucho su voz amortiguada por la puerta. –Vete. No voy abrirte.
Sabía que no sería fácil que me dejara entrar. – ¿Podemos hablar?
–No, no hay nada de qué hablar, tus acciones fueron muy claras, no quieres ser más mi mejor amigo. Lo entendí muy bien. –apenas y puedo escucharla a través de la puerta.
–Necesitamos hablar sin la puerta de por medio, si no puedo entrar, ¿tú puedes salir? –sin respuesta, estoy pensando en que me va a dejar ahí parado cuando escucho que la puerta se abre, y ahí la veo de pie en el marco de la puerta lleva unos jeans azules y una blusa morada y tenis azules.
Sale de la casa dejando la puerta medio abierta detrás de ella y me toma del brazo y me jala hacia el pequeño escalón de piedra, ella se sienta y yo me siento junto a ella. –Entiendo que ya no quieras ser mi amigo Alex, no tenías que venir a decírmelo, lo entiendo. –me dice mientras los dos miramos el sendero de piedra.
–No digas eso, yo sigo siendo tú amigo, solo que tuve que alejarme de ti. Tuve una pelea con David y las cosas se complicaron. –le digo, pues es parte de la verdad.
– ¿Por qué pelearon? –debo ser sincero con ella, ya no le debo nada a David así que ¿qué mal puede hacer que le diga la verdad por fin? Lo peor que pueda pasar es que se enoje y me rechace.
–Por ti. –doy un suspiro para armarme de valor, siento su mirada en mí. –David se enteró de nuestras visitas de los sábados, se enojó, me exigió que me alejara de ti, le dije que no y entonces se me fue encima a los golpes. Cuando nos separaron nuestros compañeros él estaba muy enojado y me grito que sabía por qué me acercaba a ti. Lo rete a que me dijera según él los motivos y me grito: Porque estás enamorado de mi hermana. Y entonces le respondí que sí, que tenía razón, se soltó de sus amigos que lo detenían y me dio un puñetazo en el ojo, no pude defenderme mucho después de eso. Y me grito que me alejara de ti sino me golpearía todos los días hasta que me alejara de ti.
–Lo provocaste más al decirle esa mentira. –me acusa y yo sonrío dejo de mirar el camino de piedras y la miró a ella.
–No era una mentira, me gustas Isabel, me has gustado desde hace años, solo que no te lo decía por el pacto que tenía con David, la familia estaba prohibida o dejaríamos de ser amigos. Ese era nuestro gran secreto, esa única regla de amistad que teníamos él y yo. –la miro y está completamente asombrada por lo que acabo de decirle.
– ¿Años? —me pregunta y yo afirmó con mi cabeza.
–Años. –le confirmo y ella parece confundida.
– ¿David te hizo prometer que no me harías caso? –yo vuelvo a afirmar y ella da un gruñido bajo. –Seguramente hizo eso también con los chicos de la secundaria, de un día para otro ningún chico se me acercó de nuevo a menos que él estuviera presente. –da otro gruñido. –Es un maldito controlador.
En parte me alegra que ningún chico se le acerque, pero tiene razón, David es un maldito controlador, la está asfixiado con su sobreprotección. – ¿Y entonces? ¿Qué dices?
– ¿De qué? –me contesta y me siento decepcionado de que acabo de decirle que llevo años enamorado de ella y me dice eso.
Pero seguramente es porque ella no siente lo mismo y no voy a presionarla así que decido evitar ese tema. – ¿Me perdonarás y volveremos a pasar tiempo juntos?
Ella me da esa sonrisa tan bonita y mi corazón se acelera. –Claro que te perdono, y si podemos pasar tiempo juntos. –yo le sonrío de vuelta y ella se pone de pie –Vamos estaba haciendo tarea cuando llegaste.
– ¿Tarea? ¿En domingo? –entramos a su casa, ella espera a que entre y cierra la puerta con llave. – ¿Estás sola?
–Solo adelanto algunos proyectos que son para la semana. –me contesta y caminamos hacia la sala de estar donde están regados por el piso libros y libretas y algunos lápices, sobre la mesa de centro hay más libros y libretas y una laptop, la televisión está encendida pero a un volumen casi inaudible. –No, no estoy sola mi mamá está en su habitación durmiendo.
– ¿No le va a molestar que esté aquí solo contigo?– le pregunto sentándome en un sofá y mirando hacia la escalera.
–Probablemente ni se dé cuenta. Últimamente no se da cuenta de nada, a veces tengo que obligarla a comer conmigo. –me contesta mientras ella se sienta sobre la alfombra y frente a la laptop que descansa en la mesa de centro.
– ¿Tan mal está? –le pregunto y ella parece triste.
–Bastante, empezó a ir con un psiquiatra hace un par de días pero no ha ayudado mucho que digamos, salvo porque le recetó pastillas que la hacen dormir mucho. –A veces pienso que se va a dejar morir de tristeza. Y yo me quedaré completamente sola, a mi padre ya no le importo, hoy tenía que venir a visitarme y no llegó, y ni siquiera llamó para avisar que no vendría. –da un suspiro largo. –Estoy muy sola, no tengo a nadie. A nadie le importo.
–No digas eso, a mí me importas, eres mi mejor amiga. –le contesto hincándome junto a ella.
Isabel empieza a llorar primero solo dejando escapar las lágrimas por sus mejillas para después empezar a sollozar, yo no lo pienso mucho y la abrazo, ella agarra mi playera en sus puños y solloza en mi pecho, yo no la suelto, dejo que llore todo lo que tenga que llorar.
¡Nuevo capítulo! Espero que poco a poco vaya ganándose un lugar en su corazón esta historia.
Karly 💗
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