Capítulo 3
Capítulo 3
10 años
– ¡Alexander! Me toca leer el capítulo que sigue. –me dice Isabel tratando de quitarme el libro de las manos, pero yo lo levanto fuera de su alcance.
–No, yo quiero leerlo, vamos, después te tocan dos capítulos a ti. –ella hace un puchero donde sobresale su labio de abajo y yo desvío la mirada porque ese pensamiento regresa a mí. – ¿Por favor?
–De acuerdo, tu ganas –me contesta enfurruñada y se vuelve a sentar junto a mí, los dos estamos en su habitación sentados sobre la alfombra rosa con las espaldas recargadas en la cama.
–Capítulo 9. La Marca Tenebrosa –hago una breve pausa para ver a Isabel que tiene recargada su cabeza sobre la cama y mira el techo. –No le digáis a vuestra madre que habéis apostado, imploro a Fred y George el señor Weasley, bajando despacio por la escalera alfombrada de purpura. –continuo leyendo el capítulo haciendo alguna que otra pausa para ver a Isa que se encuentra mirando el techo. –…pasó mucho tiempo desde que comenzaron los ronquidos de Charlie hasta que finalmente, él también cayó dormido. –Termino de leer el capítulo pero Isabel sigue sin mirarme. –Listo, te toca.
Le doy el libro pero ella toma el separador y lo mete entre las páginas y cierra el libro. –Ya no quiero leer. –me dice aun sin mirarme.
– ¿Estas enojada conmigo? ¿Es porque no te deje leer ese capítulo?
–No, no es nada de eso, sé que ese capítulo es de tus favoritos, te gustan los capítulos dramáticos como ese –me dice y se pone de pie, toma el libro y lo pone en una de las repisas de su librero. –Solo estoy cansada, tengo mucha tarea. Y van a venir algunos amigos a estudiar juntos esta tarde.
– ¿Luis Fernando entre ellos? –le pregunto, Luis Fernando es mi primo, bueno es el nieto de la hermana de mi abuelita y no es un secreto que desde que su abuelita conoció a Isabel en uno de mis cumpleaños y supo que estudiaba en la misma escuela que su nieto ha tratado de emparejarlos.
–Sí, vienen Luis, Fabi, Gerard, Tamy y Flore –me dice y yo me siento sobre su cama.
–Entonces quieres que me vaya. –le digo más como una afirmación que como una pregunta.
– ¿Por qué seguimos escondiendo estas visitas a David? –su pregunta me sorprende hace años que hacemos estas visitas de los sábados por la mañana, paso el rato con ella leyendo o hablando, pero es nuestro tiempo libre de David, si David supiese de estas visitas me golpearía por romper la única regla que tenemos como amigos. Pero no puedo decirle eso a Isabel, ella no debe de saber de la existencia de esa regla.
–Ah, pues porque si él se entera va a querer integrarse también y dudo que le guste Harry Potter, tal vez algunos de los otros libros si le gusten pero Harry Potter lo dudo y es lo que más leemos. –le contesto y ella frunce su frente.
–Bien, puede que tengas razón. Pero ya no creo que podamos seguir teniendo estas reuniones de lectura. –lo que dice me asusta, es el único día, el único momento en el que tengo toda su atención.
– ¿Qué? ¿Por qué? –le digo mirándola, mientras ella mira por la ventana. – ¿Ya no quieres seguir siendo mi amiga?
–Es que esa es la situación Alexander, no sé si realmente soy tu amiga porque pareciera que tratas de esconder nuestra amistad, solo eres realmente mi amigo cuando estas solo en mi casa, cuando estamos en otro lado o con más personas me ignoras, eso no es ser amigo. –si tan solo supiera porque lo hago.
–Sabes que David es envidioso y que se puede enojar si ve que tú eres mi mejor amiga, creerá que ya no quiero ser su mejor amigo. –le contesto, no es completamente una mentira.
–Si bueno, necesito más tiempo para compartir con mis amigos que no tienen exclusividad con David. –me dice y yo no puedo creer lo que dijo.
– ¡¿Qué?! –le digo poniéndome de pie.
–Lo que oíste, se han terminado nuestras sesiones secretas de lectura, si no puedes tener tus propios libros de Harry Potter te los puedo prestar pero ya no podemos seguir viéndonos los sábados. –me contesta y se acerca al escritorio blanco que está en el otro lado de la habitación. –Ya no quiero ser tu amiga secreta. –da un suspiro y saca un cuaderno rosa de uno de los cajones de su escritorio. –No necesito la amistad de alguien a quien le preocupa hacer enojar a mi hermano.
–Isa no lo entiendes ¿por qué haces esto?
–Porque no tengo porque esconderme, si realmente fueras mi amigo no te importaría decirle a David que también soy tu amiga y que no por eso vas a dejar de ser su amigo.
–Entonces dile tú, que hemos estado siendo amigos desde hace años a escondidas de él. –le digo empezándome a molestar porque se me hace egoísta de su parte esto.
–Bien, yo voy a decirle. No me dan miedo sus berrinches. –y se da la vuelta y camina con la cabeza muy alta hacia la puerta, antes de que llegue a la puerta la agarro de la mano para detenerla, esa sensación de cosquillas en la mano me ataca de nuevo.
–No puedes hacer eso, solo lo complicaría todo.
– ¿Complicar qué?
–Si tú le dices eso el dejará de hablarme y posiblemente me golpee. –ella abre sus ya de por si grandes ojos desmesuradamente y boquea un par de veces.
– ¿Por qué dices eso? –finalmente me dice y yo me dejo caer recostado sobre su cama demasiado grande y rosa para ella.
–No puedo decirte más, es un secreto entre David y yo, solo puedo decirte eso. –le digo, siento como ella se sienta junto a mí en su cama.
– ¿Entonces tienes un secreto muy grande con David? –me pregunta y yo miro al techo.
–Sí. –doy un suspiro y siento como se recuesta sobre su cama junto a mí. –No puedo de verdad decirte más.
–Caramba, y yo sintiéndome culpable con él por nuestro secreto. –me dice y yo sonrío, solo Isabel podría sentir culpa con David, a él no podría importarle menos Isabel o sus sentimientos y ella es puro sentimiento hacia David, bueno tal vez David no sea tan indiferente a los sentimientos de Isabel, sino no existiría esa única regla. –Bueno entonces si podemos seguir viéndonos los sábados para leer.
– ¿Entonces lo estabas haciendo porque te sentías culpable por David? –le digo y ella se ríe.
–En parte, y en otra parte es por los motivos que te dije, no me gusta ser tu amiga secreta, pareciera que me escondes, pero ahora que sé que tiene algo que ver con mi hermano, lo entiendo, David puede ser demasiado envidioso a veces. –yo volteo a mirarla y ella mira el techo, recientemente puso unas estrellas luminosas en su techo, bueno para ser exactos las puso con mi ayuda el día que su papá se fue de su casa, ella me dijo que eran una esperanza para que regresara. – ¿Has visto a tu papá?
–Me toca verlo mañana. –me dice aun mirando el techo. –Lo adoro pero en estos días es difícil verlo como antes, nos dejó a pesar de que mamá sufre.
– ¿Cómo ha estado tu mamá?
–Aun llora por las noches, cuando cree que no la escucho, es muy triste escucharla llorar, llora por mi hermanito que murió, llora porque papá nos dejó y llora porque se preocupa por mí y no sé cómo ayudarla. –me dice, una lagrima se escurre por el costado de su cara, yo acerco mi mano y limpio su solitaria lagrima con mi mano. –Eres el único que me pregunta todo esto, a nadie más le importa lo que pasa. Por eso eres mi mejor amigo.
–Y tú eres mi mejor amiga. –le digo y ella sonríe. –Sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras.
–Lo sé, gracias. –se sienta sobre la cama y me sonríe. –Dejemos de hablar de cosas tristes, ¿quieres jugar Play conmigo?
–Vamos a jugar Play, siempre y cuando no sea un juego de niñas. –le digo y ella se ríe.
–Hecho, vamos.
Los dos nos levantamos de la cama y nos fuimos a sentar sobre la alfombra lila que esta frente al televisor de la habitación de Isabel, mientras ella prende la consola y mete el disco yo la miro, es tan natural siempre no le importa decir lo que siente o lo que piensa, se ríe abiertamente incluso de ella misma, pero es increíblemente buena escondiendo sus sentimientos de tristeza, nunca te darás cuenta cuando ella este triste o dolida, claro a menos que ella te lo diga o que la conozcas demasiado bien, ni siquiera su mamá sabe que ella carga con la culpa de que su mamá perdiera a su hermanito, ella insiste en que si ella no se hubiese tirado ese librero encima de ella ese día, su mamá no hubiese tenido que cargar el mueble y no se hubiese angustiado y por eso no habría perdido el bebé. Pero Isabel cómo iba a saber que el librero se le vendría encima cuando ella trataba de alcanzar su libro de Narnia 2. Nadie podía saberlo, fue un accidente, así como fue un accidente que su mamá sufriera ese aborto.
– ¿Estás listo para que patee tu trasero en el King of Fighter? –se sienta junto a mí en la alfombra después de darme un control del juego.
– ¡Sin duda voy a ganarte! –le contesto.
¿Ya se hacen una idea de cuál es la regla entre Alex y David? 🤔
Karly 💗
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