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Capítulo 1

Capítulo 1

5 años

Siento mi cara arder y el dolor en mis nalgas al caer. –Eres malo David, eso me dolió. –le reclamo a mi hermano que me mira desde el árbol, en realidad es mi primo pero nos queremos y tratamos como hermanos, ya que su mamá es quien me cuida porque mis padres trabajan todo el día.

–Eso es porque eres una niña, una niñita chillona. –me dice burlándose de mí sentado sobre una rama en el árbol. –hasta Ezequiel pudo llegar más alto que tú.

Ezequiel es nuestro hermano dos años menor que nosotros y él se encuentra bamboleándose sobre una rama un poco más abajo que la de David. Yo me levanto y sacudo mi ropa que se llenó de tierra cuando me caí del árbol, así que retomo mi ascenso al árbol.

–David, deberíamos jugar a otra cosa, esto es aburrido. –le dice su mejor amigo a David, él se encuentra sobre una rama aún más alta que la de David, yo miro hacia arriba y veo como él empieza a bajar por las ramas del árbol como si de un mono se tratara. – ¿No dijiste que tenías una nueva granja de juguete?

–Sí, iré por ella. –David empieza a bajar el árbol al igual que su mejor amigo y yo los miro molesta porque no pude ya subir al árbol como ellos, y me dejo caer sentada sobre una roca grande y plana cercana. –Deberías ir a jugar con tus muñecas o tus trastecitos Isabel, no puedes jugar con nosotros.

– ¡¿Qué?! ¿Por qué? –le respondo enojada a David.

–Porque es mi granja y yo no quiero que juegues con nosotros, no queremos niñas. –y antes de que le conteste sale corriendo hacia el interior de la casa, yo frunzo el ceño y empiezo a jugar con un palito de madera sobre la tierra del jardín.

–Ese raspón se ve bastante feo, deberías limpiarlo. –lo miro recargado sobre el árbol mientras ve que Ezequiel baja el árbol más lento que ellos.

–Está bien, no me duele. –le digo haciéndome la valiente, aunque en verdad arde, debí hacérmelo al caer del árbol.

Él se aleja del árbol y camina hasta donde está la manguera del agua y regresa hasta donde estoy yo llevando la manguera en su mano. –Por lo menos límpiala. –me dice y me da la manguera, yo la tomo y él se aleja hasta donde está la llave para abrirla un poco, echo agua sobre mi pierna donde tengo el nuevo raspón y la poca sangre que tenía sobre el corte se limpia.

Después dejo caer la manguera sobre la tierra de un árbol pequeño junto a mí y él regresa hasta donde estoy. –Deberías llevar a Eze dentro, parece que se quiere dormir.

Miro a mi pequeño primo que está terminando de bajar del árbol y veo que se talla sus ojos. –Tienes razón, me lo llevaré adentro. –camino hasta donde está Ezequiel y lo tomo de la mano. –Adiós Alex. –le digo al mejor amigo de David y camino al interior de la casa llevando a Eze de la mano, en el camino nos cruzamos con David que sale corriendo llevando una caja con sus juguetes de granja dentro.

Entramos a lavarnos las manos y Ezequiel se queda dormido sobre un sillón de la sala, yo agarro uno de los nuevos libros que nos compró mi mamá hace unos días cuando empezamos a leer David y yo, y me pongo a practicar mi lectura, hasta el momento David lee más palabras por minuto que yo, estoy dispuesta a ganarle así que me pongo a practicar yo sola.

Mi tía entra a la sala y me ve sentada en el sillón leyendo el cuento de Pulgarcita en voz alta, se sienta junto a mí y me escucha leer. –Lo estás haciendo muy bien Isabel, solo trata de visualizar primero la palabra en tu mente y después la dices para que no la cortes tanto. –yo asiento y trato de hacer lo que ella me dijo. Cuando termino de leer el cuento una segunda vez con mayor fluidez Ezequiel despierta de su siesta. –Es hora de la merienda, ve a llamar a David y Alexander por favor Isabel y los veo en la cocina.

–Sí. –me paro de un brinco y dejo el libro sobre el librero que poco a poco se va llenando de nuevos libros infantiles y salgo de vuelta al jardín para llamar a David y su amigo, cuando llegó al jardín los escucho hablar.

–Esa es la regla Oreja. –Oreja es el apodo que David le puso a su amigo, porque dice que tiene una oreja grande y seguido le jala la oreja cuando Alexander se descuida.

–Pero yo debería poner una regla que valga como esa. –le dice Alex a David y mi hermano lo mira atento.

– ¿Cómo cuál? –le dice David mientras empieza a meter sus juguetes de vuelta en la caja.

–No jalarme más la oreja, es molesto David. –le dice Alexander mientras le ayuda a su amigo a guardar los juguetes, es cuando decido hablar.

–Dice mi tía que ya se metan, que es hora de merendar. –les digo y ellos me miran.

–Ya vamos, ya casi terminamos con esto. –me dice mi hermano y yo decido acercarme y ayudarles a meter las figuras de animales de platico dentro de la caja. –No necesitamos tu ayuda Isabel.

–Pero quiero ayudarlos para que acaben rápido y podamos merendar ya. –le digo a mi primo y entre los tres terminamos de guardar todas las figuras en la caja.

Los tres entramos a la casa, David va hasta su cuarto a dejar la caja de juguetes y Alexander y yo nos quedamos lavando nuestras manos en el baño.

–Gracias por ayudarnos. –me dice Alex mientras yo seco mis manos con la toalla y el enjuaga sus manos en el lavabo. Yo me encojo de hombros. –David nunca te agradece nada, y veo que tú lo ayudas muchas veces.

–Es mi hermano Alex, no tiene por qué agradecer nada. –y salí del baño hacia la cocina donde ya está Ezequiel sentado comiendo un plato con cereal y leche. Me siento junto a él y mi tía coloca un plato hondo frente a mí y me sirve cereal de maíz con un plátano en rodajas y le coloca leche, yo empiezo a comerlo despacio, porque así soy yo, siempre como despacio.

Poco después entran Alexander y David riéndose, se sientan frente a Ezequiel y a mí, mi tía les sirve un tazón de cereal igual al mío y los cuatro comemos en silencio. Estamos terminando de merendar cuando alguien llama a la puerta de la calle, mi tía sale de la cocina y atraviesa el patio para abrir y veo que es la mamá de Alexander que viene por él.

–Es tu mamá Alex. –le digo pues ellos se encuentran de espaldas a la ventana desde donde se ve hacia afuera.

–Ya te he dicho que no le digas Alex, Isabel, llámale Alexander, no Alex. –me dice enojado David y yo miro mi tazón de cereal donde aún nadan algunas hojuelas y rebanadas de plátano en la leche.

Mi tía y la mamá de Alexander entran en la cocina riendo. – ¿Ya terminaste Alex? –le pregunta mi tía y él asiente, baja de la silla y lleva su tazón hasta el fregadero.

–Adiós. –nos dice a todos y Ezequiel y yo sacudidos nuestra mano y David y Alex chocan puños. –Nos vemos el lunes en la escuela David.

–Si, hasta el lunes Oreja. –Alexander va hasta donde está su mamá y lo toma de la mano, mi tía los acompaña hasta la puerta de la calle y se despiden. –el próximo viernes me toca ir a su casa, va a ser divertido.

– ¿Por qué yo nunca puedo ir? –le digo a David y él se levanta de un salto de la silla.

–Porque sólo vamos niños, no niñas, tú tienes a tus amigas. –deja el tazón en el fregadero, Ezequiel lo imita y yo me quedo sentada todavía comiendo, siempre es lo mismo, soy la última en terminar y me quedo sentada sola comiendo en la mesa. Ellos se van de la cocina y escucho que encienden la televisión en la sala, yo sigo cuchareando mi cereal.

Cuando por fin termino mi merienda mi tía nos llama para meternos a bañar, nos bañamos y nos pone nuestros pijamas, cepilla y seca mi cabello mientras vemos un poco de televisión en la sala de estar, está terminando nuestra caricatura favorita en la televisión cuando escúchanos que alguien llega y aparece mi mamá en la sala de estar cargando su bolso y tres bolsas de regalos. Yo me levanto y corro hasta ella y la abrazo. Ella besa mi cabeza.

–Les traje regalitos. –nos dice a los tres y mi mamá y yo nos sentamos en un sillón, me da una bolsa rosa con figuras de Barbie en ella y a Ese y David les da una bolsa verde y una azul respectivamente con figuras de carros, abro mi bolsa de regalo y dentro hay unos nuevos lentes de sol con figuras de soles pequeñitos y dos libros pequeños y delgados de animales.

–Gracias mami. –le digo poniéndome mis nuevos lentes de sol.

–Gracias tía. –le dicen al mismo tiempo mis hermanos a mi mamá e igual se ponen sus lentes de sol, por lo general cuando traen regalos para los tres procuran traernos a los tres lo mismo, solo que a diferencia de David y de mí, a Ezequiel en lugar de libros para leer le dan libros para colorear.

–No es nada, espero que les guste. –me mira y acaricia mi cabeza. –Ve por tus cosas ya nos vamos.

Dejo mis regalos sobre el sofá y voy hasta el cuarto de David donde tengo mi mochila de la escuela, mi abrigo rosa de Hello Kitty y mi uniforme de la escuela, me cuelgo mi mochila y llevo en mis manos la ropa, llego a la sala y mi mamá me ayuda a ponerme el abrigo, carga mi mochila, su bolsa y acomoda mi uniforme en el pliegue de su brazo.

Nos despedimos de todos y nos vamos a nuestra casa, llegando a mí casa me acuesta en mi cama, leo un poco de uno de mis libros nuevos y me quedó dormida.


Nueva historia, original, espero que les guste y le den una oportunidad.
Karly 💗

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