Capítulo 26: Conexión inesperada
❀ Kuroka Hanako
Estaba nerviosa.
El jueves había estado todo el día ocupada entrenando y cuando no estaba entrenando, me encontraba ansiosa pensando en cómo me había ido en los exámenes escritos. Sabía que en japonés e historia había aprobado, pero en los demás exámenes... tenía especial miedo de mi desempeño en matemáticas y física...
—Hanako-chan, ¿pensemos en alguna estrategia?
La voz de Sero me sacó de mis ansiosos pensamientos.
—Oh, claro, perdón. ¿Sabes algo sobre Vlad King-sensei, además de su quirk?
Sero negó. —Solo sé que suele pelear a corto alcance, pero eso es obvio considerando su quirk.
—Yo no soy buena en combate a corto alcance.
—Yo tampoco —reconoció él—. Aizawa-sensei lo pensó muy bien al momento de escoger los equipos...
Repasamos nuestros quirks y le dije cuánto había podido avanzar en mis pasantías, Sero igual me contó sobre sus habilidades y empezamos con una lluvia de ideas sobre planes mientras nuestros compañeros realizaban sus exámenes prácticos. Para bien o para mal, Sero y yo éramos los últimos en pasar.
Estuvimos planeando nuestros posibles ataques y estrategias mientras caminábamos dando vueltas por el lugar, cerca de dónde sería nuestro escenario para el examen práctico. Hasta el momento, solo Kirishima, Sato, Kaminari y Mina habían desaprobado.
—El equipo Kozlov y Mineta aprobó.
Sero giró con gesto atónito hacia el parlante que acababa de emitir la información; reaccioné igual que él.
—P-Pero si recién habían empezado... —balbuceé.
—Kozlov es terrorífica...
—¿Ella siempre es... así? —pregunté.
—¿Violenta?
—Eh, sí.
—Más que violenta, diría impulsiva, a veces creo que es la influencia de su quirk en ella, ¿sabes? Así como Bakugou y su enojo explosivo.
—Yo creo que es solo un mal manejo de temperamento...
—No lo voy a negar, pero Kozlov no es mala persona... solo que a veces da miedo.
No seguimos hablando de ese tema, y de ninguno en realidad. Ya no estaba un poco nerviosa, estaba increíblemente ansiosa. Me dolía el estómago y ni siquiera era capaz de hablar, cosa rara en mí. Caminaba en círculos como animal estresado encerrado en un zoológico.
Desde los parlantes se anunció la victoria de Midoriya y Bakugou contra All Might. Quise vomitar, porque eso significaba que nos tocaba a Sero y a mí.
—Bueno, Hanako-chan, aquí vamos.
Sero se veía nervioso, pero lo normal para un estudiante que está a punto de rendir un examen importante.
El plan A era simple: intentábamos no cruzarnos con Vlad-sensei, huíamos y aprobábamos el examen práctico. Le rogaba al cielo para que esta situación sucediese.
Entramos al lugar dónde nos tocaba, era un sitio rocoso y montañoso. Ningún objeto a la vista que pudiera ser utilizado para beneficio del quirk de Sero, darme cuenta de este detalle sólo ayudó a ponerme aún más ansiosa. Caminamos en silencio, yo sentía que apenas estaba respirando.
Sero iba por delante de mí, también muy alerta y mirando hacia todas partes. Me fijé en que era más alto que Todoroki y más delgado también. Todo su cuerpo era muy finito a excepción de sus codos, que era dónde residía su quirk.
Con un cuerpo así puede maniobrar mucho en el aire... pensé, mientras recordaba el cómo se había movido por el aire en la prueba de rescate a All Might.
Empecé a crear mariposas de fuego que revoloteaban a nuestro alrededor. Se me hacía raro que Vlad-sensei no se apareciera todavía. Casi comenzaba a creer que nuestro plan A de escape funcionaría.
—Están muy calladitos, héroes.
Fui envuelta por la cinta de Sero por la cintura y lanzada hacia atrás. Vlad-sensei había aterrizado en el lugar dónde anteriormente me encontraba de pie, con sus manos envueltas en sangre aparentemente congelada. Si Sero no me hubiese salvado, ya hubiese sido aplastada.
Casi perdí el equilibrio cuando aterricé al lado de Sero, él me ayudó a mantenerme de pie apoyando su mano en mi espalda.
—¿Estás bien, Hanako-chan?
—Si, gracias —respondí apenas fijándome en él. Tenía mis ojos prendidos a Vlad-sensei.
Ni Sero ni yo sobresalíamos en combate cuerpo a cuerpo. Sería muy difícil ganarle a Vlad-sensei si entrábamos en combate a corta distancia, así que debíamos procurar mantenernos alejados de él.
Sero lanzó cinta hacia Vlad-sensei, pero éste fue más rápido: dio un potente salto en el suelo y se elevó en nuestra dirección. Hice que las mariposas lo persiguieran, pero el aleteo de éstas no era suficiente para alcanzar a Vlad-sensei. Sero y yo fuimos obligados a correr en direcciones opuestas para no ser atrapados.
—Pensaba que los héroes peleaban contra villanos para proteger a las personas, ¿por qué ustedes huyen y huyen?
Los profesores definitivamente quería que nos enfrentásemos a ellos de alguna u otra forma. Mala suerte para él que las provocaciones no funcionaban con Sero ni conmigo.
Incluso si Vlad-sensei era rápido, las mariposas de fuego volando hacia él para quemarlo eran una distracción importante. Sero volvió a intentar atraparlo con cinta y mientras él hacía eso, hice que una mariposa volara hacia mis manos, la apreté entre mis palmas, al mismo tiempo que en mi mente imaginaba una bala. No quería hacerle daño a Vlad-sensei, pero debía hacerlo si quería pasar el examen práctico. Tampoco dejaría que Sero desaprobara por mi culpa.
Contuve la bala de fuego atrapada entre mis manos. Tenía que acertar en el primer intento, el primer intento siempre tenía la ventaja del factor sorpresa para el enemigo. Con mis mariposas, Vlad-sensei ya se había hecho la idea de que mi quirk era lento, con la bala lo atraparía de sorpresa. Incluso si él ya me había visto pelear en el festival deportivo y tenía una idea de cuáles eran mis mejores ataques, esta vez era distinto, me había asegurado de mejorar mi cadencia.
Sero siguió intentando atraparlo con su cinta y se posicionó de tal manera que obligaba a Vlad-sensei a darme la espalda.
Ahora.
Con mis manos en forma de pistola, apunté y disparé. El bala le atravesó la pierna y al imaginar el dolor que eso provocaba, fui yo la que chilló. Sero no perdió tiempo y corrió hacia Vlad-sensei, lo imité mientras seguía con una mueca de dolor en la cara, pero algo me parecía extraño. Vlad-sensei no reaccionaba como si le hubiesen disparado en la pierna.
Miré su herida. No sangraba.
¡Él controla la sangre, por amor a Buda, Hanako!
—¡Sero, debemos retroceder! —grité, pero ya era muy tarde.
Sero era quién estaba más cerca de Vlad-sensei, así que fue atrapado por él. Yo retrocedí tan rápido que casi caí de espaldas al suelo.
Vlad-sensei sostuvo a Sero con ambos brazos y se rodeó a sí mismo y a mi compañero por una manta de sangre congelada. Casi no me daba espacio a atacarlos con mi quirk. Debía ser muy certera o terminaría haciéndole daño a Sero también.
Estábamos en el peor caso posible. Hubiese sido mil veces mejor que Vlad-sensei me capturara a mí, pues yo podía elevar mi temperatura corporal y crear fuego incluso sin mover un dedo, no me podían sostener físicamente como rehén pues podía quemar con mi piel. Sero era otro cuento, él necesitaba moverse para que su quirk fuera útil.
—No creas que me he olvidado de ti, Kuroka —dijo Vlad-sensei—. Reconozco tu tenacidad, también tu preocupación por dañar a otros, pero no grites de dolor cuando tu enemigo es dañado, hazlo cuando tus compañeros están sufriendo.
La masa de sangre congelada se movió y apretujó a Sero, que contrajo su rostro del dolor. Gruñí de impotencia desde el fondo de mi pecho.
¿Qué hago ahora?
Vlad-sensei estaba cubierto de sangre desde los hombros hasta la cintura. Sus brazos estaban ocupados inmovilizando a Sero.
—A pesar de decir reconocer mi tenacidad, me está dejando mucho terreno para atacar, sensei.
Transformé las mariposas en avispas y Vlad-sensei sonrió.
—Ataca, Kuroka.
De mis manos bajaron al suelo hilos de fuego que se transformaron en serpientes, las cuales se hicieron su camino hacia Vlad-sensei. Corrí hacia él con mi mirada fija en su rostro. No quería atacarlo con mis avispas, pero no me estaba dejando de otra. Vlad-sensei intentó escapar, pero no tenía dónde. Las serpientes lo rodearon, no tenía dónde poner sus pies. El aire a su alrededor estaba lleno de avispas de fuego que zumbaban amenazantes.
Tengo que hacerlo.
Quise cerrar los ojos cuando la primera avispa le picó una ceja, y luego otra avispa enterró su aguijón flameante en su oreja.
Seguí corriendo hacia Vlad-sensei y dado a que sus muñecas estaban protegidas gracias a la sangre rodeándolo, intenté ponerle las esposas en los tobillos, pero en ese momento Vlad-sensei soltó a Sero, se deshizo de su manto de sangre y ocupó todo su cuerpo para retroceder varios metros, alejándose de nosotros. De todas formas, en el camino, tuvo que pisar varias serpientes que le chamuscaron los zapatos y su rostro, picado por las avispas de fuego, comenzaba a enrojecerse.
Sero cayó sentado al suelo y le ofrecí mi mano para ayudarlo. Tomó mi mano y jalé hacia arriba, no me costó nada ponerlo de pie.
¿Tengo más fuerza o Sero pesa muy poco?
—¿Estás bien?
—Sí. Estuviste estupenda, Hanako-chan.
Le sonreí, genuinamente feliz con su elogio. Solté su mano y volteé hacia Vlad-sensei, que nos miraba con una sonrisa satisfecha.
Este tipo tiene mucha resistencia al dolor...
—Sero, se nos acaba el tiempo —le dije. Me sorprendía que no sonara el timbre anunciando que ya habían pasado los 30 minutos—. Iré hacia Vlad-sensei. Si me atrapa, será peor para él que para mí. Intentaré entrar en combate cuerpo a cuerpo y distraerlo para que puedas agarrarlo con tu cinta, ¿entendido?
Él asintió, sin verse realmente seguro de lo que le decía. No le di mayor importancia y respiré hondo. Había estado practicando la velocidad de mi quirk y mi combate uno a uno, mi hermano me había ayudado, y si bien él no era un héroe y había abandonado esa carrera antes de empezarla, seguía siendo muy talentoso en combate. Confiaba en lo que había aprendido con él. También confiaba en lo que había aprendido con Todoroki durante el internado.
Rodeé mis puños con fuego. No era mucho fuego, pero tampoco quería cantidad. Yo nunca había podido fiarme de la cantidad, mi fuerte era la manipulación del fuego y debía atenerme a eso.
Corrí hacia Vlad-sensei, con mis avispas y serpientes siguiéndome, él me esperaba con sus puños en alto y posición de ataque. Tenía una postura firme.
Incluso si tiene mucha resistencia al dolor, debe estar fatigado. Las pesas son una ventaja para nosotros, debo obligarlo a moverse.
Me lancé con un puñetazo a la boca de su estómago, que esquivó con facilidad. Rechacé con mis dos antebrazos una patada, chamuscando aún más sus botas. No era buena idea intentar golpearme. En vez de esquivar el ataque, iba a detenerlo con mis extremidades envueltas en fuego.
Sero corrió hacia Vlad-sensei y lanzó su cinta, envolviéndole un brazo. Era evidente que Vlad-sensei estaba más lento. Sero adoptó una posición firme y jaló de la cinta, provocando que Vlad-sensei perdiera un poco de su equilibrio, lo suficiente para que yo lanzara un puñetazo a su rostro, que él esquivó, no contraje mi puño, que quedó frente a su rostro.
—Todavía les falta.
—Sí, pero por ahora tenemos suficiente —dije, y sonreí.
El fuego que rodeaba mi mano se estiró hacia su rostro hasta casi tocar sus ojos, que se abrieron de par en par. Se chamuscaron sus cejas y pestañas. Las serpientes saltaron a sus guantes y se entrometieron por las rejillas por dónde solía salir su sangre cuando activaba su quirk. Por primera vez, Vlad-sensei hizo un ruido de dolor.
Sin querer alargar más el asunto (quería aprobar el examen y dejar de quemar a Vlad-sensei), tomé las esposas de mi cinturón y se las coloqué en una muñeca.
—El equipo Sero y Kuroka aprobó.
En un segundo apagué todo mi fuego y Sero dejó de tironear a Vlad-sensei. Ambos nos miramos, sonreímos y chocamos los cinco.
—¡Lo hicimos!
❀
Luego de cambiarnos ropa, Aizawa-sensei nos dio permiso para irnos a casa. Anunció que el lunes por la mañana tendríamos los resultados de todos nuestros exámenes.
Me reuní con las chicas para celebrar el final de los exámenes y antes de salir de la escuela, Sero y Kaminari se acercaron a nosotras.
—¡Hanako-chan! —Sero nos alcanzó mientras gritaba mi nombre— ¿Has visto a Kozlov?
—¿A Ayami? —pregunté, haciendo memoria— Mmm, se cambió de ropa y se fue.
—Siempre tarda poco cambiándose de ropa, pero esta vez fue realmente rápido —añadió Yaomomo.
—Hasta se veía un poco molesta —dijo Jiro.
—¡¿Por qué se enojó ahora?! —chilló Kaminari agarrándose la cabeza con ambas manos— ¡Si ella aprobó en tiempo récord!
Sero suspiró y le dio un par de palmadas amistosas en la espalda a Kaminari.
—Quizás le pasó algo. Le mandaré un mensaje y ya. Gracias, chicas, que estén bien.
Todas correspondimos su despedida y nos quedamos viendo cómo los dos amigos se iban.
—Luce agotador ser amigo de una persona tan cambiante y poco comunicativa como Kozlov —dijo Tsuyu-chan, poniendo un dedo en su mentón.
—No deberíamos hablar así de ella, ha sido una buena compañera con nosotras —repuso Yaomomo, casi viéndose triste.
Uraraka y yo asentimos a las palabras de Yaomomo. Zanjamos el tema y seguimos con lo nuestro. Para animar a Mina, que era la única de nosotras que había desaprobado el examen práctico, la invitamos a un helado (digo "invitamos" pero en realidad fue Yaomomo quién lo compró).
El fin de semana fue maravilloso. Estuve de buen humor y ayudé a papá a preparar postres para celebrar. Shisui-nii me llevó de compras y pasamos al cine, en la noche del domingo sacamos a pasear a Prieto y nos tomamos fotos.
El lunes llegué casi flotando de la felicidad a UA, lastimosamente, no todo mundo tenía mi misma energía. Me fijé en que Ayami ya estaba en la sala y conversaba normalmente con Kaminari y Sero. Todos en el salón hablaban sobre lo mismo: ¿cuáles serían las calificaciones?
—¡Esto es tortura! —reclamó Kaminari, viendo el reloj del salón— ¿Por qué nos tienen aquí esperando a que nos digan "reprobaron, inútiles"?
—Quieren refregarte en la cara las razones por las cuales reprobaste —dijo Ayami tranquilamente, desparramada en su silla.
—¡Es tan cruel! —casi lloró Mina— ¡Chicos, estaremos esperando sus historias del campamento! —Kirishima, Sato y Kaminari se unieron a la queja.
—¡Aún no lo sabemos a ciencia cierta! ¡Podría haber una sorpresa de último minuto! —Los intentó animar Midoriya.
—Si reprobábamos alguno de los exámenes, no íbamos al campamento. Y como nosotros cuatro no pasamos el examen práctico... ¡es obvio que no iremos! —chilló Kaminari, intentando meter sus dedos en los ojos del pobre Midoriya, que solo quería subir los ánimos.
—Será una semana de dormir todos apretujados, apestando a pollo desplumado y oliéndonos los pedos los unos a los otros, ¿qué tiene de genial el campamento? —gruñó Ayami.
—¡Desprecias el campamento porque irás! —le recriminó Kaminari, apuntándola con su dedo índice— ¡Tienes el privilegio así que no sabes cómo se siente no tenerlo!
—¿Quién dice que iré a esa estupidez? —preguntó ella, apoyando su mentón en su mano. Se veía casi molesta.
—Kozlov-san, ¿por qué no irá...? —Midoriya se quedó a media frase y al segundo después entró Aizawa-sensei a la sala.
—Ya tocó el timbre. Siéntense. —Corrimos a nuestros pupitres. —Buenos días. Ya traigo los resultados de sus exámenes, tanto los escritos como el práctico. En los exámenes escritos, solo una persona falló en un examen y en el examen práctico fallaron cinco personas. En cuanto al campamento, todos irán.
—¡¿De verdad, de verdad?! —chilló Mina, contentísima. Sonreí al verla así.
—En el examen escrito de historia, Kozlov falló. En el examen práctico fallaron Kirishima, Sato, Kaminari, Ashido y Mineta.
—¡¿Quéééé?! —Mineta se puso de pie sobre su silla— ¡¿Por qué?!
—No grites —lo regañó Aizawa-sensei—. No te podíamos calificar de otra forma. No hiciste nada durante el examen práctico, ni siquiera mostraste iniciativa.
—¡¿Y qué se supone que hiciera si me emparejaron con ese monstruo?! —gritó, apuntando a Ayami, que sonreía de oreja a oreja.
—¿No escuchaste lo que dijo Aizawa? —preguntó Ayami sin dejar de sonreír—. Ni siquiera tuviste iniciativa, bolas tristes.
—No llames así a tu compañero —la riñó Aizawa-sensei—. Desaprobaste el examen de historia y el examen práctico lo aprobaste con el puntaje mínimo.
La sonrisa de Ayami se deshizo y ella se encogió de hombros.
—No me importa la historia y sé que estuve genial en el examen práctico. Desapruébenme en todos los exámenes si quieren, yo sé que lo hice bien.
Se cruzó de brazos mientras miraba desafiante a Aizawa-sensei, quién puso los ojos en blanco y suspiró profundamente.
—Después de clases pásate por la sala de profesores, Kozlov.
—No puedo, tengo que trabajar —respondió ella, usando un tono de voz muy duro.
—Entonces a la hora del almuerzo vendrás conmigo a la sala de profesores. Es una orden.
Ayami gruñó. Tenía sus pequeñas cejas contraídas en una mueca de enojo. Su ojo blanco se veía amenazante.
—Cómo sea —masculló por lo bajo.
—Siguiendo con el examen práctico: nosotros, como profesores, nos aseguramos de dejar una forma de que los estudiantes pudieran ganar mientras veíamos como se encargaban. Si no les dejábamos un espacio para actuar, muchos de ustedes se habrían atascado antes de siquiera empezar.
—Entonces, cuando dijeron que no tendrían piedad con nosotros y que nos aplastarían... —empezó a decir Ojiro en la primera fila.
—Era para asustarlos. El campamento es para que ustedes aumenten su fuerza, así que aquellos que fallaron en el examen práctico lo necesitarán aún más. A eso lo llamo una falsedad racional.
—¿Otro engaño piadoso? —pregunté en un susurro.
Uraraka, a mi lado derecho, carcajeó. —Se están acostumbrando a vernos la cara de tontos.
—¡Me engañaron de nuevo! ¡Muy propio de UA! —dijo Iida temblando, al parecer, de rabia. Se puso de pie con una mano en alto. Estaba tan rígido como un robot. —¡Pero como nos mintieron dos veces ya, nuestra fe en ustedes disminuirá!
—Ay, eres muy serio, Iida-kun.
Uraraka, al igual que yo, parecía estar flotando de felicidad. A decir verdad, el ambiente se había calmado mucho desde que se había anunciado que todos iríamos al campamento.
—Sí, lo tendremos en cuenta —dijo Aizawa-sensei con tal cara de desinterés que me hizo pensar que no lo tendrían para nada en cuenta—, pero no mentí en todo. Un fracaso es un fracaso. Prepararemos lecciones extras para quienes desaprobaron el examen práctico. Serán lecciones más duras que las de la escuela, así que prepárense. Sus exámenes escritos llegarán corregidos a sus correos a más tardar hoy a las 20 horas. Los informes sobre el examen práctico los tengo aquí —dijo, apuntando la ruma de documentos que había dejado sobre su escritorio—. Son informes escritos por los profesores contra los que se enfrentaron y por mí, que vi todas las grabaciones de sus combates. Léanlos con cuidado para que vean cuáles son sus fallos y cualquier pregunta que tengan, se acercan a mí y yo responderé sus preguntas junto al profesor que se enfrentaron. Empezaré a llamarlos. Que un integrante de la pareja se levante y venga a buscar el informe.
A medida que Aizawa-sensei nos iba nombrando, el orden en el salón se iba rompiendo, puesto que todos se juntaban con sus parejas para ver el informe.
Cuando Aizawa-sensei dijo nuestros apellidos, Sero fue quién se paró a buscar el informe. Antes de que Sero llegase de vuelta a su asiento, yo fui hacia él y me mostró muy feliz el informe.
—¡Muy buena nota! —anunció.
Rebosante de alegría tomé sus manos y las agité mientras sonreía.
—¡Es casi perfecto!
Teníamos buen trabajo en equipo, buena iniciativa y actitud. Nos faltaba pulir nuestra fuerza física y combate a corto alcance. Vlad-sensei dejó muy buenas anotaciones sobre nosotros y Aizawa-sensei recalcaba mi avance en cuanto al uso de mi quirk y sobre mi iniciativa de pelea cuerpo a cuerpo.
Faltaba poco para el término de la clase cuando Aizawa-sensei nos ordenó que fuéramos a nuestros puestos.
—Esta semana nos encargaremos de repasar contenidos que la mayoría de ustedes falló en los exámenes escritos. Al igual que con el examen práctico, si tienen alguna pregunta, no duden en acercarse a nosotros, sus profesores. Esta semana es la última del primer semestre, luego tendrán una semana de vacaciones completamente dedicada a ustedes y después nuestro campamento de verano. El lunes de esa semana los quiero a todos aquí a las 7 en punto. Deben venir con su equipaje, pasaremos lista y a las 07:30 espero que estemos saliendo a nuestro destino.
El resto del día transcurrió normalito. Cuando llegó la hora del almuerzo, Sero se acercó a mí.
—Ha-Hanako-chan, después de clases iré a hablar con Aizawa-sensei y Vlad-sensei para preguntarles sobre cómo podría usar mi quirk en terrenos planos y contra un enemigo que evidentemente es mejor que yo en combate cuerpo a cuerpo —dijo.
—Es una buena idea —le respondí, viendo de reojo que las chicas me esperaban para ir a almorzar. Era lunes de pudín de chocolate. Debía apurarme o me quedaría sin postre. —Ojalá te digan cosas que te sirvan, Sero, eres un buen compañero de equipo.
—G-Gracias... ahm... ¿no querrás venir conmigo?
—Uhm... —desvié mi mirada de las chicas y observé a Sero. Me miraba como tímido. Entorné los ojos, confundida— ¿Quieres que vaya contigo?
—Eh, sólo si tú también tienes algo que preguntarle a los profes. No quiero robarte tiempo...
Le sonreí de lado. —Oh, gracias por la invitación, pero no tengo nada que preguntar sobre mi desempeño en combate; ya sé mis puntos débiles, los aprendí con Todoroki en el internado. Que te vaya bien.
Me despedí agitando la mano y él correspondió con poco entusiasmo. Cuando llegué con las chicas, Mina me tomó de la mano y me arrastró junto a ella:
—¡Vamos, que se va a acabar el pudín!
☠ Kozlov Ayami.
Me hacía tan feliz el haberle arruinado la calificación al gusano asqueroso de Mineta. Lo único malo es que debía ir con Aizawa a la sala de profesores durante el almuerzo. Antes de dirigirme allá, me quedé con Kaminari viendo como Sero se animaba a hablarle a Hanako.
Lo habíamos estado molestando durante los recesos, pues me había dado cuenta de cómo Sero se había sonrojado cuando Hanako le agarró las manos para celebrar por su buena calificación en el examen práctico.
Sonó la campana del almuerzo y Sero se puso de pie, caminó hacia Hanako y le habló. Debido al traqueteo que había en el salón, pues la gente se movía para salir a almorzar, apenas logré escuchar unas palabras sueltas, entre ellas, escuché el nombre de Todoroki.
—Dios, creo que lo rechazaron por Todoroki —le susurré a Kaminari.
—¡¿Qué?! ¿Cómo es que escuchaste?
—Me limpio las orejas, a diferencia de ti.
Kaminari intentó golpearme en la frente pero yo lo golpeé primero a él. Bufó por lo bajo y se contentó con levantarme el dedo del medio.
Sero volvió junto a nosotros con aspecto de derrota.
—Me dijo que no iría conmigo porque no tenía ninguna duda sobre su desempeño en combate, disque "ya había aprendido todos sus errores con Todoroki durante el internado" —dijo con molestia y echando un vistazo al asiento de Todoroki, que estaba vacío, ya que había salido con Iida, Midoriya y Uraraka.
—Uf, mala suerte, amigo —lo consolé mientras me ponía de pie. Le di unos golpecitos en la parte de atrás del cuello. —Pero no creo que Hanako te haya dicho eso para rechazarte o algo, de hecho, creo que ni se dio cuenta de que estabas nervioso. Mina le estaba haciendo señas desde la puerta y Hanako la miraba a ella. Para saber si te va a rechazar o no, tendrías que invitarla a salir o algo, no invitarla a hablar con los profesores después de clases. No seas aburrido.
—¿Tú no tienes que ir a hablar con Aizawa-sensei ahora? —me preguntó Sero con mal humor.
—A eso voy —gruñí—. Nos vemos más tarde, creo.
—Nada de "creo", deja de saltarte las clases —me dijo Sero mientras me apuntaba con un dedo índice—. ¡Fuiste la única que reprobó un examen escrito, hasta Kaminari aprobó todo!
—¿Qué quieres decir con "hasta Kaminari"? —preguntó el aludido.
—Ugh, qué me importan a mí las clases —dije, antes de salir en camino a la sala de profesores.
¿Por qué querría regañarme Aizawa? ¿Por mi forma de responder? ¿Porque fui la única que reprobó un examen escrito? ¿Por no acceder a trabajar en equipo?
Llegué a la sala de profesores. Toqué la puerta y me hicieron pasar. Aizawa estaba en su escritorio, mirando su pantalla mientras sorbía unos fideos. Tenía el lado izquierdo de su escritorio lleno de latas de energética.
—Oh, llegaste pronto, bien —dijo, acomodándose en su silla. Me puse frente a él y esperé el sermón. —¿Cómo vas con tus medicamentos?
—Eh... ¿qué?
—Los medicamentos para tus articulaciones y ligamentos, ¿te han servido? ¿Y te has tomado tus suplementos de calcio y vitamina D?
Me quedé de pie, en silencio y profundamente descolocada. Esperaba un regaño, que me mirara con enfado y me echara en cara la manera en la que le había hablado en clases, pero no: me preguntaba por mi salud.
—Ah... —me rasqué la cabeza, ordenando mis pensamientos— Me ha ido bien con el tratamiento. Mejor de lo que esperaba, incluso.
—Sí, se notó en tu pelea con Midnight. ¿Esa era tu velocidad máxima, verdad?
—Sí, era mi velocidad máxima.
—¿No te dolió usarla?
—No dolió. Ni durante ni después de usarla.
Aizawa sonrió satisfecho y por alguna razón me sentí horrible. Empecé a sudar frío.
—Kozlov, solo tienes que mejorar tu trabajo en equipo y superar lo tozuda que eres.
—¡Puedo trabajar en equipo! —repuse— Es solo que me pusieron con el asqueroso de Mineta.
—No hables así de tus compañeros —dijo con cansancio.
—Ni siquiera tú me puedes negar que Mineta es un asqueroso de mierda. Todo ese examen práctico fue como una pesadilla para mí. Ni siquiera pude medirme de verdad con alguien, me pusieron con el peor compañero y la peor contrincante.
—Iba a pelear contigo, pero Todoroki y Yaoyorozu me necesitaban también.
—¿También? —pregunté ofendida— Yo no te necesito.
—¿Crees que no sé que quieres pelear contra mí? —preguntó mientras me miraba como quién mira a un niño pequeño que intenta mentir de la peor forma posible. Me sentí estúpida y tuve que pasar mi mano por sobre mis labios para deshacer el puchero involuntario que había hecho. —En el campamento podrás medir lo mucho que has avanzado gracias a tu entrenamiento y tu tratamiento médico.
—No sé si vaya al campamento —dije—. No suena tentador y tampoco creo que mi jefe me dé permiso para faltar otra semana.
—Si tu jefe es el problema, iré a hablar con él.
—¿Para qué? No es necesario que vayas. De querer ir al campamento, hablaría yo con él.
Aizawa cerró sus ojos por un rato, suspiró y volvió a verme.
—Tienes que venir al campamento, Kozlov. UA correrá con todos los gastos y tendremos entrenamientos especiales allá, también quiero ver personalmente todo lo que has avanzado desde que comenzaste con el tratamiento médico. Y lo más importante —me miró con seriedad absoluta— te divertirás.
Lo miré con una ceja alzada. —¿Qué?
—Va a ser divertido, a pesar de todo el entrenamiento que tenemos programado para ustedes. Los adolescentes deben divertirse.
Me quedé de pie, esperando que se riera y me dijera que era una broma o algo, pero no pasó.
—¿Por qué me estás diciendo todo esto? —pregunté con desconfianza.
—Porque eres muy pequeña aún, Kozlov. Tienes 15 solamente, eres una niña. Pon un pie en el freno, no vayas tan rápido. Todavía tienes mucho que vivir, incluso yo, que doblo tu edad, aún tengo mucho por ver.
En realidad ya vi suficiente.
—Já, ¿me estás diciendo a mí que no vaya tan rápido? Si esa es mi especialidad. —Puse mis manos en los bolsillos de mi pantalón. —¿No tienes nada más que decirme?
—Empieza a poner atención en clases. De milagro no desaprobaste en más exámenes.
Ese milagro se llama Midoriya.
—Ya. ¿Me puedo ir?
—Ve a comer.
No tuvo que decírmelo dos veces. Salí de la sala de profesores manteniendo las palabras de Aizawa en mi cabeza. "Todavía tienes mucho que vivir". El escucharlo decir eso me hizo darme cuenta de que no quería seguir viendo más de la vida. No iba a poner mi pie en el freno, al contrario, le daría hasta el fondo al acelerador.
Para que todo acabe pronto.
Se me instaló una molesta sensación de pesar en el pecho que no se fue hasta que me senté a almorzar con Sero, Kaminari, Mina, Jiro y Yaoyorozu.
Luego de la última clase y cuando todos nos estábamos preparando para salir, Hagakure propuso que el sábado todos saliéramos al centro comercial a comprar cosas que pudiésemos necesitar para el campamento.
Kaminari y Sero me miraron con ojitos de cordero mientras decían "¿Vamooos?".
—No puedo, tengo planes.
—¡Nunca sales con nosotros! ¡¿Tanto nos odias?! —lloriqueó Kaminari aferrándose a una de mis mangas.
Lo sacudí para que se quitara. De reojo vi que Sero se acercaba a Hanako, quién conversaba con Hagakure diciéndole que ella ya había ido de compras con su hermano mayor, pero que las acompañaría de todas formas.
—¿Vendrás con nosotros, Todoroki-kun?
Escuché la voz de Midoriya y tuve que esforzarme para no girarme a verlo. De alguna forma, seguía enojada con él.
—No puedo, tengo planes.
—¿Eh? —Kaminari giró hacia Todoroki— La misma excusa que Kozlov, ¿acaso ustedes están escondiendo algo?
—¿Qué estás insinuando? —suspiré, colgándome la mochila en un hombro.
—En mis días de descanso suelo ir a ver a mi madre al hospital —dijo Todoroki.
—El chico va a ver a su madre al hospital y tú sales con cosas raras, Kaminari, ¿es que no te da vergüenza?
Kaminari se disculpó con Todoroki, quién ni siquiera entendió por qué Kaminari se disculpaba.
Sero y Kaminari me acompañaron hasta mi bicicleta.
—Bueno caballeros, me despido por hoy —dije con voz solemne mientras me acomodaba en el asiento—. Sero, anímate a invitar a Hanako a comer un helado o algún dulce, qué sé yo.
—¡Cuando vayamos al centro comercial será tu oportunidad! —lo alentó Kaminari.
—Ya, trataré de reunir coraje hasta entonces. Que tengas buen turno hoy, Kozlov.
—Gracias.
—¡Dile a tu jefe que te dé permiso para ir al campamento! ¡Nos divertiremos mucho los tres! —dijo Kaminari.
—Claro, y tú me pagarás el sueldo de una semana, ¿no?
Kaminari no supo qué responderme y solo me dio una sonrisa chueca. Reí un poco y negué flojamente con la cabeza.
—Nos vemos mañana, chicos.
☠
Me bajé de la bicicleta y caminé hacia el ala médica dónde estaba internada Chiyoko. Normalmente, en cuanto las enfermeras me veían, me saludaban a lo lejos o si tenían alguna información importante acerca del estado de Chiyoko, se acercaban a hablarme, pero en ese momento me miraron preocupadas al rostro y una de ellas, la más anciana, se acercó casi trotando hacia mí. Me asusté, temiendo que algo le hubiese ocurrido a Chiyoko.
—¡Ayami, niña! —dijo, y con mucha confianza me agarró por las mejillas— ¡¿Qué te pasó en el ojo?! ¡Parece que va a reventar!
—Mi ojo izquierdo siempre está un poco irritado, no pasa nada.
—¿Te lo has visto? ¡No está irritado, niña por Dios!
Disimulé mi molestia e incomodidad por su tono tan maternal y me quedé en silencio viendo cómo ella buscaba algo en sus bolsillos. Sacó un pequeño espejo y me lo pasó. Cuando logré ver mi reflejo, comprendí su preocupación: mi esclerótica izquierda estaba roja. Como si se me hubiesen reventado las venas del ojo. Me extrañé bastante, pues no me había dado ningún golpe y no me dolía nada. Mi iris blanco y su pupila vertical resaltaban aún más entre el rojo de mi esclerótica.
—Eh, será el estrés —dije a la vez que me encogía de hombros—. No me he golpeado y tampoco duele. Pasará en un rato, supongo, ¿tienen algún parche?
Todas las enfermeras me dieron una mirada reprobatoria, sobre todo la más anciana que tenía frente a mí. Le devolví el espejo y regresó con sus compañeras detrás del gran mesón. Comenzaron a buscar el parche ocular que les había pedido y tardaron minutos en encontrar alguno. Era blanco, viejo y de los que se enganchaban en las orejas. No me gustaba usar ese tipo de parches, pero peor sería andar con el ojo destapado y preocupar a Chi.
Después de ponerme el parche, fui con Chiyoko. Ella estaba de pie mirando por la ventana hacia afuera. Seguía muy delgada pero al menos ya no estaba constantemente perdiendo peso. Se puso feliz de verme y poco tardó en empezar a hacerme preguntas sobre Todoroki. Desde que nos habíamos topado con él en el centro comercial que cada vez que yo iba a visitarla, me preguntaba por él.
—Está bien, tuvimos exámenes y él los aprobó todos.
—¡Además de guapo, fuerte y amable, también es inteligente! —dijo, con ojitos de corazones. Me reí a la vez que negaba con la cabeza— ¿Y a ti cómo te fue, Ayami-neechan?
—Desaprobé historia.
—¡Pero cómo! ¿Y por qué volviste a usar un parche en tu ojo? ¿Acaso estás mal de salud? ¿Por eso sacaste mala nota y tienes esa cara?
—¿Qué cara traigo?
—De enferma. Quizás por eso rendiste mal. No te preocupes, Ayami-neechan, seguro que si te tomas más tiempo para descansar, empiezas a sacarte mejores notas —dijo, con mucha seriedad.
—Sí, tomaré tu consejo —respondí con pocas ganas.
Estuve junto a Chi hasta que se hizo hora de ir a mi trabajo. Ella me despidió con un apretado abrazo y le dije que pronto estaría de vacaciones así que podría pasar a verla más seguido.
—¡Eso significa que Todoroki-kun también tendrá más tiempo libre! ¿Podrías venir con él?
—¿Es que solo sabes pensar en Todoroki? —le dije, dándole reiterados golpecitos sin fuerza en su cabeza— ¿No hay nada más ahí dentro?
—¡Quiero verlooo!
—No te prometo nada. No soy amiga de él.
—¡Tienes que hacerte amiga de Todoroki-kun!
—Se me hace tarde para ir al trabajo. Nos vemos, Chi.
Apenas había dado tres pasos fuera de la habitación de Chiyoko cuando apareció un doctor frente a mí. Traía un pote de helado consigo y me habló con una sonrisa.
—¡Hola! ¿Eres Kozlov Ayami?
Era un hombre de voz suave y algo más bajo que yo, similar a la estatura de Midoriya. De cabello castaño claro tomado en una coleta baja, sus párpados daban la sensación de que en cualquier momento caerían sobre sus ojos celestes y tenía ojeras bajo estos. Su aspecto se me hizo familiar, busqué en él su distintivo profesional para leer su nombre, pero no lo tenía a la vista y eso me hizo activar mis alarmas; me puse a la defensiva en un segundo.
—¿Por qué preguntas? —casi gruñí.
Él no se mostró ofendido, cosa que solo me dejó más descolocada.
—Soy el nuevo doctor a cargo de Chiyoko-chan, hace algún tiempo me trasladé aquí y solo ahora he podido toparme contigo, sé que vienes seguido a verla y ella me habla mucho de ti.
—Oh... un placer —murmuré incómoda— ¿Cómo va Chiyoko? ¿Por qué le dieron el caso a usted?
Su semblante tranquilo decayó por una fracción de segundo.
—Bueno, debes saber que su organismo no ha estado respondiendo como se esperaba. Ya que me trasladé a este hospital, decidieron ponerme a cargo porque soy el profesional con más experiencia respecto a la enfermedad de Chiyoko-chan. Está estable, y seré completamente honesto contigo: no ha empeorado, pero tampoco mejorado.
Sus palabras confirmaron mis sospechas: desde que Chi había sido hospitalizada, ningún tratamiento aplicado la había ayudado a mejorar.
—¿Le dará un tratamiento diferente?
—Sí. Trataremos todo lo que esté en nuestras manos.
—Eso suena bien, doctor... —lo miré, esperando que dijera su nombre y además, me enseñara su identificación.
Él reaccionó como si leyera mi pensamiento. Soltó un "¡oh, cierto!", rebuscó entre los bolsillos de su pantalón y colgó en su pálido y delgado cuello su identificación profesional.
"Kuroka Yashida, oncólogo pediátrico".
Él sonrió orgulloso sin mostrar los dientes y en ese momento tomó sentido el por qué aquel hombre me resultaba ligeramente familiar. Solo había una persona que tuviera ese apellido y no la sangre de ese orgulloso clan. El hombre con el que Marina, la madre de Hanako, se había casado.
—Kuroka Yashida —se presentó. Hanako no se parecía en nada a él, al menos no físicamente. —Bueno, Ayami-chan, el helado se derrite y no quiero que Chiyoko-chan se lo coma tibio. Espero que pronto nos veamos de nuevo y que te recuperes de la irritación de tu ojo.
No supe cómo reaccionar ante lo último que me dijo. Solo alcancé a pensar en que las enfermeras eran unas chismosas de primera antes de que el doctor entrara a la habitación de Chiyoko. Desde dónde estaba, pude escuchar los gritos alegres de bienvenida de Chi al doctor. Tranquila y sintiendo el corazón extrañamente más liviano, me fui del hospital hacia mi trabajo.
Debí pasar el resto del día con el parche sobre el ojo, pues aún lo tenía rojo como si hubiese recibido un golpe. Cuando desperté a la mañana siguiente y me miré en el espejo antes de entrar a la ducha, me di cuenta de que la rojez de mi esclerótica apenas había bajado.
Me quejé y gruñí sin parar mientras me bañaba. Nunca me había pasado algo así, que se pusiese tan rojo de una forma repentina y sin explicación. Antes de salir del orfanato, dudé mucho si ponerme un parche o no, de todas formas mis amigos harían preguntas indiscretas al respecto.
Decidí ponerme el parche y me largué a UA. Cuando entré al salón de clases, Sero y Kaminari ya estaban ahí, y como lo esperaba no tardaron en preguntar por qué me había vuelto a poner el parche sobre el ojo.
—Está irritado y me duele con la luz —dije con simpleza.
—¿Y por qué se te irritó? —preguntó Sero.
—Porque me estresa que me hagan preguntas estúpidas.
Sus labios se fruncieron con disconformidad y tuve la sensación de que me había pasado un poco con mi respuesta. El arrepentimiento mermó un poco mi enojo y abrí la boca para decirle que lo sentía, pero ningún sonido salió de mí. Kaminari me miró con la misma expresión de Sero y llegó el profesor de la primera clase del día. Mis dos amigos, que normalmente tardaban un poco en ordenarse y poner atención, en menos de 3 segundos ya se encontraban listos para empezar con la clase.
Era la clase de historia, justo la materia que había desaprobado. Intenté no quedarme dormida, pero fue en vano.
Cuando sentí que me movían los hombros para despertarme, pensé que al abrir mi ojo, me toparía con el rostro cansado de Sero diciéndome "¿En serio has dormido todo este rato?", y detrás de él Kaminari negando con la cabeza, pero no me pillé con ninguno. Cuando separé mis párpados lo primero que pude ver fue el rostro de Midoriya, que sonreía indulgente.
Me desperté de golpe, como si me hubiese caído. Me reincorporé en la silla y me puse de pie como si tuviese resorte. Solo entonces me fijé en que el resto del salón estaba vacío. Miré por la ventana y me calmé un poco cuando vi que todavía era de mañana y que por supuesto, los bolsos de mis demás compañeros seguían en el salón. No había pasado tooooda la jornada escolar durmiendo como había temido por un segundo.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me despertaste tú y no Sero o Kaminari? —pregunté con desconfianza.
—Ah, y-yo les pedí hacerlo.
—Mientes —dije de inmediato, y sus ojos culpables me lo confirmaron—. Eres malísimo mintiendo. ¿Por qué tú y no ellos?
—¡No estoy mintiendo! De verdad les dije que yo iba a despertarla.
—¿Y por qué les dijiste eso?
—P-Porque quería hablar con usted, Kozlov-san. —Midoriya adoptó una postura más seria y decidida. —Ya que no fui lo suficientemente bueno para enseñarle historia, usted desaprobó.
—¿Qué estupidez me estás diciendo? Si desaprobé fue de descuidada y porque siempre me quedo dormida y no estudio.
—Pero yo...
—Pero tú nada. No me debes nada. No me pidas perdón. ¿Ya es la hora del desayuno, verdad?
—Sí...
—Bien, iré a comer, me muero de hambre...
—Kozlov-san —antes de que pudiera acercarme a la puerta, la voz de Midoriya me llamó—, ¿está enojada conmigo?
Lo miré con el ceño fruncido y los labios apretados. ¿Cómo lo sabía?
—No sé de qué estás hablando.
—Pensé que estaba enojada conmigo porque no supe enseñarle bien historia... —confesó, agachando su cabeza.
—Midoriya, no me prestes atención, da igual.
—¿Cómo me puede decir eso? Somos amigos, ¿no?
Miré sus ojos verdes y me sentí transportada en el tiempo, a ese día de secundaria cuando Midoriya me hizo preguntas sobre mi brazo roto. Yo lo había tratado pésimo, con la idea de que dejara de entrometerse en mis asuntos, con el objetivo de empujarlo lejos de mí; había funcionado aquella vez, y todavía me sentía culpable por eso.
Midoriya ya no era el mismo muchacho flacucho y tan tímido de aquella vez, pero dudaba que me respondiera si yo comenzaba a ponerme agresiva. Midoriya nunca respondía cuando su contraparte se ponía agresiva. Lo sabía de sobra al ver cómo reaccionaba ante los comportamientos de Bakugou. Pero yo no sería Bakugou.
No sabía cómo responder la pregunta que me había hecho. Somos amigos, ¿no? Indudablemente, yo quería a Midoriya. No solo eso. Me gustaba tanto que hasta me hacía sentir estúpida. Sin embargo, ¿qué importaba eso? Ninguno de mis sentimientos hacia él debía tener importancia.
—¿Crees que yo puedo tener amigos, Midoriya?
—Me tiene a mí, Kozlov-san —respondió de inmediato, no lo dudó y tampoco mostró arrepentimiento luego de decirlo.
Sus ojos verdes me miraban con una honestidad abrasante. Yo, que siempre observaba altiva a los demás y tendía a tratarlos con dureza, me vi obligada a bajar la vista. Estaba segura de que no era la primera vez que la amabilidad y sinceridad arrolladoras de Midoriya me dejaban sin palabras y sin fuerzas de devolverle la mirada.
—¿Después de todo lo que he hecho y de cómo he actuado...? ¿En verdad puedes creer que somos amigos?
—Nunca he estado enojado o decepcionado de usted.
Levanté mi cabeza solo para mirarlo con incredulidad. Una sensación ardiente comenzaba a nacer en mi pecho, y no sabía si dolía o cosquilleaba.
—Pero te he tratado mal y empujado lejos de mí, no he sido una buena amiga, ¡ni siquiera una buena persona! A veces me dan ganas de golpearte por lo blando que eres, y de seguro algunas veces a ti también te molesta lo grosera que soy.
Midoriya nuevamente me dejó trastocada cuando soltó una pequeña risa antes de responder.
—No sabía que a veces tenía ganas de golpearme, Kozlov-san.
—Sí —gruñí, apretando mis dientes—, cuando pones la otra mejilla en vez de responder para defenderte, por ejemplo.
Su sonrisa se deshizo y volvió a mirarme de esa forma tan indulgente que tenía.
—Tengo mi forma de lidiar con las cosas.
—A mí no me parece que lidies con ellas, más bien, dejas que te pasen por encima.
Al ver sus ojos tristes, me di cuenta de que estaba transformando en una pelea una conversación que había empezado muy tranquila. Me mordí la lengua y para esconder mi expresión de arrepentimiento bajé la cabeza a tal punto que mis ojos quedaron paralelos al suelo. Suspiré hondo y moví mi cabeza de un lado a otro en signo de negación.
—Realmente no me conoces, Midoriya, y no creas que te lo digo como reproche. Me... me alivió cuando dijiste esas cosas lindas de mí cuando estaba peleando con la perra de Natsuki en el Torneo Individual, pero estabas equivocado. —Vi que separaba lentamente sus labios para responderme, pero lo detuve antes de que soltara una sílaba más. —Para que te quedes tranquilo, realmente no estoy enojada porque desaprobé historia, eso no me importa, estoy enojada porque no te defiendes de Bakugou aun cuando puedes hacerlo, pero mis sentimientos no deberían interesarte. Y no quiero hablar más del tema.
—Pero Kozlov-san...
"No hablemos más del tema", pensé en decirle, pero simplemente dije:
—No hablemos más.
En mi fuero interno, me grité "¡cobarde!" cuando le di la espalda a Midoriya sin ver su rostro y salí del salón dando grandes zancadas. La escena de aquel día en la secundaria cuando le había dicho a Midoriya que no siguiésemos siendo amigos se repitió en mi mente.
Fui al comedor a comprar algo para comer, y cuando le eché un vistazo general al lugar, vi que Sero y Kaminari estaban sentados con Kirishima, Mina y Bakugou. Compré un onigiri y una leche en caja y me fui de ahí.
Sentada bajo la sombra de un árbol en el patio, recordé que Aizawa me había dicho que los adolescentes necesitábamos divertirnos y que me faltaban muchas cosas por ver. Ese molesto y asfixiante sentimiento que me había acosado aquella vez al escuchar esas palabras, volvió a mí con fuerza y casi me quitó el apetito. No quería ver más de la vida, desde que habían asesinado a mi papá que estaba permanentemente cansada y mi única razón para esforzarme tanto era destruir a aquellos que me habían quitado mi felicidad. Mis cartas estaban sobre la mesa, ya había elegido mi camino, estaba enfangada hasta el cuello, yo misma me había metido ahí. En mi celular tenía un video de un político abusando sexualmente de una joven drogada y en vez de denunciarlo lo había usado para beneficio propio que me ayudaría a cumplir con mi objetivo final. Maldición, yo misma había manipulado a esa joven para que se diera la situación que me favoreciera. Moralmente, yo estaba muy lejos de mis demás compañeros. Y esas acciones no eran lo peor en mi historial.
Afortunadamente, ese historial era solo de mi conocimiento. O al menos, eso quería creer. Como una flecha envenenada, llegó rápida y dolorosamente a mí el recuerdo del acta de defunción de mi padre biológico en el escritorio de Nighteye.
No puedo hacer nada contra eso, pensé y le di el último bocado al onigiri. Incluso si descubre que no murió ahogado y que en realidad yo lo maté, ¿qué haría con eso? Era legítima defensa. De lo demás que he hecho, no tienen pruebas de nada.
Pasé el resto de mi semana sin pena ni gloria. Sentía que entre Sero, Kaminari y yo se había instalado una pared invisible y fría, apenas me dirigía la palabra con ellos y a mis demás compañeros ni les hablaba. En el fondo de mi ser, lamentaba el que las cosas estuviesen así. Sabía que era mi propia responsabilidad y que podía remediar la situación si me lo proponía, pero me detenía a mí misma.
En la tarde del viernes, cuando finalizó la última hora de clases del semestre, se escucharon suspiros aliviados y palabras de alegría.
—Mh, Kozlov, ahora tienes que trabajar, ¿verdad? —preguntó Kaminari, con voz y rostro incómodo.
Giré mi cabeza hacia él con lentitud, mi cuerpo entero estaba aletargado.
—Sí.
—Y... el resto de vacaciones, ¿qué harás?
—Trabajar; le pediré a mi jefe que durante las vacaciones escolares me deje trabajar jornada completa.
—Ah...
—¿Y qué decidiste acerca del campamento? —preguntó Sero, con un dejo de timidez en su voz.
—No iré, no tengo ganas y quiero ahorrar dinero.
Me puse de pie al mismo tiempo que colgaba mi bolso sobre mi hombro. Por un segundo pensé que me insistirían en que fuera con ellos, que sería una experiencia divertida, pero no ocurrió.
—Entonces... ¿no nos veremos hasta el próximo semestre? —preguntó Sero.
—Supongo que no.
—Un día podríamos ir a los recreativos —ofreció Kaminari.
Había un aura extraña rodeándonos. Las palabras salían con dificultad, el tono de voz sonaba forzoso y ninguna de nuestras caras demostraba comodidad.
¿Cómo pasó esto? ¿Cómo hice esto?
—Quizás —respondí con poco entusiasmo—. Adiós, chicos.
—Nos vemos, Kozlov.
Esa misma tarde antes de empezar mi turno, le pedí a mi jefe que me dejara trabajar jornada completa durante mis vacaciones escolares.
—¿De 7am a 4pm? —preguntó él.
—Sí.
—Tendrías que hablarle a tu compañera que toma los turnos de la mañana. Arréglense entre ustedes y luego me hacen saber su decisión.
Sabía que con mi jefe el odio era mutuo, pero ni siquiera él y su aversión hacia mí podían decir que yo era una mala trabajadora, y siempre que le pedía cambiar de turno, no me ponía pegas y mi única condición era ponerme de acuerdo con mi colega.
Afortunadamente, mi colega vio la situación como una oportunidad de tener menos trabajo durante unas pocas semanas. Ese día viernes cené sola en el comedor del orfanato y me fui a acostar en completo silencio. Cansada y aliviada, me dormí en cuanto cerré los ojos.
El sábado desperté luego del mediodía y a pedido de Dai-san, llevé a algunos niños y niñas a jugar básquet a la cancha pública más cercana. Jugué bastante con ellos y luego los dejé jugando solos, de vez en cuando gritaban cosas como "¡Mírame Ayami-neechan, ya aprendí el truco que me enseñaste!" y se mostraban entre ellos cómo hacían girar el balón sobre la punta de un dedo.
Me senté en una esquina de la cancha y decidí mirar mi celular, me sorprendí al ver que el grupo de chat del curso estaba lleno de mensajes. Se me apuró el corazón cuando vi de qué se trataba:
Curso de héroes 1-A
Ashido Mina
Midoriya se encontro con Shigaraki de la liga de villanos
Ochako-chan ya reporto el incidente
Los demas estamos bien
Asui Tsuyu
¿Midoriya-chan está bien?
Iida Tenya
Afortunadamente, sí, Midoriya-kun está bien, se fue con la policía y nosotros ya abandonamos el centro comercial. Espero que todos y todas puedan llegar bien a sus casas.
Si les ocurre algún inconveniente o problema, no duden en decirlo. Debemos estar atentos.
Se me pasó por la cabeza preguntarles a Sero y Kaminari cómo se encontraban pues sabía que ellos también habían ido al centro comercial, pero me abstuve.
Guardé el celular luego de leer muy por encima los mensajes de preocupación e indignación de los demás compañeros. En un intento de olvidar lo que acababa de leer, armé un partido de 4vs4 con los niños y me puse a arbitrar, pero mientras lo hacía, era imposible para mi mente el no pensar en qué querría Shigaraki de Midoriya y cómo había sido el encuentro entre ellos.
Cuando anocheció, los niños estaban sudando y tenían calor así que los llevé a comer helado. Recibí muchos abrazos y agradecimientos. Llegaron contentos y riendo al orfanato, Dai-san me miró con sus ojos cargados de cariño y gratitud, a lo que yo solo esbocé una leve sonrisa y bajé mi cabeza mientras sentía mis mejillas sonrojarse.
Me fui a bañar, cené y me acosté. Al igual que casi todas las noches, me quedé dormida en cosa de segundos.
Mis turnos de los días lunes y martes estuvieron muy tranquilos. El miércoles terminó por romperse mi monotonía. Llegué a eso de las 6:30am, todavía estaba oscuro pero faltaban minutos para que el sol saliera. Mi compañero del turno de noche tenía cara de estar agotado y su alivio al verme llegar tan temprano fue notorio.
Sabía que él tenía familia, había sido padre a una edad muy temprana y se las apañaba como podía. Le dije que se fuera antes y me agradeció hasta con reverencias. Pocas veces lo veía. Entre él y mi otra compañera nos turnábamos sin problemas en el local.
Tomé las bolsas de basura del turno de la noche y me dirigí a la trastienda, para salir por la puerta trasera hacia el callejón dónde estaban los cubos de basura. Estaba en eso cuando mi piel se erizó. Olisqueé el aire y moví mi cabeza en todas direcciones. Me saqué el parche del ojo izquierdo porque si bien todavía seguía irritado, era mejor tenerlo descubierto que sin visión. No quería tener un punto ciego.
—Tienes los sentidos muy agudos, ¿no es verdad?
Desde la entrada del callejón, me habló una figura que caminaba encorvada y con las manos en los bolsillos. No me tardé ni medio segundo en reconocerlo. Tenía una mano grisácea sobre su rostro.
—Vaya, ¿aterrorizando a estudiantes de UA por diversión, Shigaraki?
No tenía nada que me sirviera de arma en ese momento, tampoco de escudo para impedir que ese sujeto me tocara.
—Claro, porque soy un villano después de todo —dijo luego de soltar una carcajada.
—¿A qué viniste? ¿Y tan temprano? ¿Te pusiste alarma para venir a molestarme?
¿Por qué está aquí? ¿Cómo está aquí? ¿Cómo sabe dónde trabajo y que a esta hora estoy aquí?
—La verdad es que pasé la noche en vela jugando videojuegos y quise pasar a comprar una energética. —Caminó hacia mí y retrocedí un paso por precaución. Lo miré con ojos entrecerrados. Ni su tono de voz ni su postura indicaban hostilidad. Volvió a reír. —A veces me recuerdas a un gato. Mira, seré honesto, solo vine a hablar contigo.
Se apoyó de espaldas a la pared del callejón y alcé una ceja en su dirección.
—¿Hablar? ¿De qué?
—El día del ataque a USJ dijiste algo muy interesante, y no he dejado de pensar en eso.
—Ah, sí, lo recuerdo, el día que les pateé el culo a ti y a tu compañerito de los portales. ¿Por qué viniste solo? ¿No te da miedo que te reduzca y te entregue a la policía?
—No, porque a ti no te agrada la policía.
Me reí y me crucé de brazos. —Tienes razón, pero tú me agradas aún menos.
—Estás mintiendo.
—¿Y por qué esa confianza al hablar sobre mí?
—Porque me resultas familiar, Orenjibaku Ayami.
Me hirvió la sangre al oír ese apellido. Se me tensaron todos los músculos y entre dientes, dije:
—Ese no es mi nombre.
Él soltó otra carcajada y negó con la cabeza.
—Perdón, perdón. Te entiendo, Kozlov Ayami, a mí tampoco me gusta que me llamen por mi antiguo nombre. En verdad... —se llevó una mano hacia la gris que le tapaba la cara y se la sacó— nos parecemos tanto.
Levantó su rostro desnudo en mi dirección y lo observé. Su piel era opaca como la de un enfermo terminal, la piel alrededor de sus ojos estaba sumamente maltratada y llena de marcas. Sus labios, agrietados y llenos de heridas cicatrizadas me daban una sonrisa extraña.
—Si yo tuviera una cara tan fea, también me la taparía.
Contrario a lo que yo creía, él comenzó a reír. Ese Shigaraki definitivamente era distinto al Shigaraki con el que me había enfrentado en USJ. El Shigaraki parado frente a mí estaba tranquilo y confiado. Había adquirido una determinación tremenda que se evidenciaba en su voz y expresión. Me puse genuinamente nerviosa y temí a un enfrentamiento.
—¿Y? ¿Me vas a decir ya a qué mierda viniste? ¿Qué carajos te resultó tan interesante sobre lo que dije como para que averiguaras dónde trabajo, cuáles son mis horarios de trabajo, cuál es mi antiguo nombre y que te atrevieras a presentarte frente a mí?
—¿All Might no es tu Símbolo de la Paz? —preguntó, deshaciendo su sonrisa y mirándome con gran interés— "Me importa una mierda tu título y todas las personas que hayas salvado antes", eso dijiste aquella vez. Yo también tengo sentimientos similares, Ayami.
Un sudor frío recorrió mi espalda al escucharlo llamarme tan cómodamente por mi nombre de pila.
—Sí, yo, tú y un montón de otros sujetos allá afuera, ¿cuál es tu punto? Mi turno comenzará luego, apúrate.
—Pero esos otros sujetos de allá afuera no son ni la mitad de fuertes que tú, y mucho menos asisten a UA. ¿Qué haces perdiendo tu tiempo ahí?
—No pierdo mi tiempo en UA, al contrario de ti, yo sí sé trazar buenos planes.
Sonrió de lado. —¿Y qué planes son esos? ¿Qué quieres conseguir?
—¿Por qué el interés?
—Quiero destruir lo que no me gusta —dijo, y se separó de la pared dónde estaba apoyado. Caminó hacia mí y no retrocedí; quedamos a un metro de distancia. Su postura, anteriormente encorvada, cambió a una completamente derecha, con los hombros hacia atrás y el pecho con gesto orgulloso hacia adelante, recién en ese momento me di cuenta de que Shigaraki era apenas unos poquísimos centímetros más alto que yo. —Tú también odias a esta sociedad de súperhumanos, ¿verdad, Ayami? Este sistema estúpido, de personas que se apegan tanto a las reglas, los ciudadanos que culpan a los perdedores en lugar de alentarlos y terminan formando a los villanos que después señalan con el dedo con un gesto de asco... La lucha de la Liga de Villanos es cuestionar: ¿qué es un héroe? ¿Qué es la justicia? ¿Es esta sociedad verdaderamente justa?
—Si la odio o no, no importa —respondí con voz queda.
—Tendríamos el poder para destruirla.
—¿Tendríamos?
—Únete a mí.
La petición me llegó por sorpresa. Recién en ese momento me di cuenta de lo fácil que había fluido nuestra conversación y cómo ese hombre me hablaba tan calmado a pesar de que, supuestamente, éramos enemigos. Él, el villano cabecilla de la Liga de Villanos y yo, aspirante a héroe de la clase 1-A de la prestigiosa UA.
Pero en ese momento, en ese callejón en dónde apenas comenzaba a alumbrar el sol de la madrugada, no sentía que fuésemos enemigos y ya no tenía mi piel erizada en señal de alerta por un posible peligro.
—¿Unirme a ti? ¿Qué? ¿Acaso están escasos de personal?
—Pienso que serías una pieza clave en mi plan.
—¿Ah, sí? ¿Y qué gano yo si me uno a ustedes? O mejor dicho, si te sigo.
—¿Qué es lo que quieres? Dime tu ambición y te diré como podré ayudarte a llegar a ella.
Sonaba tan seguro que me sentía invitada a confiar en él. Este tipo... será muy peligroso en un tiempo más.
—Quiero matar a todos los Kozlov —dije, con total honestidad y apoyé mis manos en mis caderas—. Aunque dependiendo de la situación en la que me meta, también sería capaz de contentarme con solo matar a Leonid, la actual cabeza de la familia.
—¿Y cómo te sirve UA para lograr eso?
—Así puedo conseguir una licencia de héroe lo más rápido posible y empezar a dirigir investigaciones hacia los negocios de esos malnacidos. O tener más opciones de enfrentarme a ellos.
Shigaraki asintió a la vez que sonreía.
—Fuiste tú quién estuvo detrás del desmantelamiento del Croc Talon, ¿verdad?
—¿Eso importa? ¿Y bien? ¿Qué gano yo uniéndome a ti? Los Kozlov no van a caer cuando caiga la sociedad de héroes, ellos tienen negocios en las dos partes, tanto con los héroes como con los villanos, lo sé. No me extrañaría que alguna vez tú o tus amiguitos criminales hayan hecho tratos con ellos alguna vez.
—No tienes lo necesario para tirar abajo a una familia tan poderosa.
—Siguen siendo humanos y por lo tanto, puedo asesinarlos. Escucha, no me ofreces ni la mitad de lo que me ofrece UA, acabemos pronto con esto, tengo que ir a trabajar.
—No perteneces a UA y lo sabes. Sientes vergüenza y culpa cuando te rodeas de esos ingenuos aspirantes a héroes, ¿crees que no puedo darme cuenta? Ayami, tienes los ojos más honestos que alguna vez haya visto.
—Deja de decir estupideces y vete, o te mato aquí mismo y le entrego tu patético cadáver a la puta policía.
Shigaraki me dio una última sonrisa antes de ponerse esa mano gris en el rostro, se dio la media vuelta y caminó con toda la calma del mundo hacia la salida del callejón.
—Sabes —dijo, deteniéndose de repente y volteó un poco su rostro hacia mí—, hace tiempo que no charlaba tanto con alguien, ¿no es curioso? Sé que volveremos a encontrarnos, esperaré ansioso el día en que estemos del mismo bando.
n/a:
a veces siento que este fanfic va a quedar infinito porque no vamos ni por la mitad osadñsdksa D:
el rumbo que tomó la charla de ayami y shigaraki me dejó :o yo tenía planeado algo muy distinto y al final ellos terminaron hablando tranquilamente.... ojito
todas las relaciones de ayami son un tira y afloja u_u me da penita mi chiquilla que no sabe mantener vínculos, ni pedir perdón ni dar las gracias
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