Capítulo 14- Parte de la familia.
—¿Tienen el número de Chad, chicos? — preguntó el señor Bolton suavemente, manteniendo la calma ante la situación mientras Brad y Lisa se sentaban en el sofá dejando los maletines a sus lados, su hijo había sido amigo de Chad Danforth demasiado tiempo como para él no saber cómo debía actuar.
—No, nos encontramos en la mañana, pero se nos olvidó intercambiar contactos —admitió Brad con el ceño fruncido de frustración, la emoción había nublado su juicio y olvidarse de pedirle el número había sido algo estúpido.
—Vale, denme un momento —habló el entrenador, alejándose de los muchachos y marcando el número de su hijo, quien tardó cinco timbres en contestar, pero el señor Bolton no quería para nada saber el por qué.
—¿Papá, qué parte de luna de miel lejos de todos te perdiste? —protestó Troy con la voz gruesa, su padre seriamente no quería saber nada más.
—Brad y Lisa Danforth están aquí, cada uno cargando una maleta, necesitan el número de Chad —informó el señor Bolton, decidido a dar toda la información necesaria para que Troy entendiera la importancia del asunto. Sintió como algo se caía al suelo y el traqueteo de lo que parecía el sonido de un cinto.
—Espera, te paso el número, pero Chad no tiene el tuyo y creo que bloqueó todas las llamadas de desconocidos a raíz de la exposición de su relación con Ryan —dijo Troy —Gabriella está marcándole a Ryan, suele tener el celular cerca más a menudo.
—Está bien, solo…asegúrate que vengan, estos chicos necesitan calor familiar —pidió el señor Bolton, mirando de reojo a los dos jóvenes que agradecían suavemente el chocolate caliente que les daba su esposa, la tristeza patentada en sus rostros.
—Solo dame unos minutos —aseguró Troy, colgando la llamada.
👑
Los Evans estaban reunidos en una de esas partidas de monopolio por las que Darby tenía una debilidad sin igual, Chad había aprendido durante sus primeras semanas en la mansión Evans hacía años atrás que todos los martes era la noche del monopolio, porque era el día en que Vance no tenía ningún tipo de trabajo agendado en la tarde.
Por el momento, Chad iba ganando, teniendo seis hoteles y ocho casas por cada tierra que poseía, que resultaban ser cinco en esos instantes, además del centro de agua y electricidad y los cuatro ferrocarriles, Ryan gritaba y se reía, pues esa noche hacía de banco y besaba a Chad cada vez que Sharpay tenía que pagarle mucho dinero por caer en sus terrenos.
Darby era sorprendentemente buena perdedora, admitiendo que se había quedado sin presupuesto y quedándose en la cárcel, haciendo un leve puchero como muestra de su descontento, que en comparación con la actitud de sus hijos era la muestra clara del autocontrol. Vance, por su parte, resultaba ser bueno en negocios y generalmente era el mejor contrincante contra Chad, pero esa noche los dados no estaban de su lado.
—Ryan, ¿quieres coger el maldito teléfono? Lleva sonando más de diez minutos —espetó Sharpay, desesperada de escuchar la música del tono de llamada de Ryan interrumpiendo su maratón de clásicos felices para juegos en familia.
—Que odiosa —comentó Ryan, volteando los ojos antes de incorporarse y caminar hacia el mueble que estaba a cinco metros de ellos, sorprendiéndose al ver el nombre de Gaby en la pantalla —¿Gaby, pasó algo con la luna de miel? —preguntó en un tono evidente de preocupación.
—Ryan, ¿está Chad contigo? Es urgente —respondió ella, ignorando por completo la pregunta de Ryan.
—Sí, estábamos jugando monopolio en familia —explicó el rubio, sintiendo la desesperación en el tono de Gabriella y avanzando hacia donde estaba el control del equipo de música para pausar el sonido, ganándose la total atención de todos —¿Sucedió algo malo?
—Sus hermanos Brad y Lisa están en casa del papá de Troy, escaparon de casa, no sé qué habrá pasado, pero por la corta explicación que Troy y su padre me han dado respecto a cómo son las cosas allí, no creo que necesite ser adivina para saber que nada bueno es —informó Gabriella, haciendo a Ryan sentirse increíblemente ansioso mientras se acercaba apresuradamente hacia Chad.
—Iremos para allá inmediatamente, dile al señor Bolton que los mantenga allí, llegaremos en diez minutos —aseguró Ryan, colgando sin esperar respuesta y alcanzando los abrigos de Chad y el suyo.
—¿Patito, qué sucedió? —preguntó Darby, notando la preocupación estresante que emanaba del cuerpo de Ryan mientras le aventaba su abrigo a Chad.
—Tenemos que apurarnos, Brad y Lisa están en casa del señor Bolton, escaparon de casa —dijo mirando aprensivamente a Chad, quien sintió como si su corazón fuese a detenerse por un instante.
—No, esto no puede estar pasando —murmuró para sí mismo, incorporándose y caminando tres pasos por detrás de Ryan, quien ya tomaba las llaves de su auto y salía por la puerta.
—Por favor, conduzcan con cuidado, la carretera está resbalosa —pidió Darby, que los había seguido hasta la entrada junto con los demás Evans.
—Lo haremos, mamá —aseguró Ryan entrando en el auto, Chad entró segundos después y su esposo arrancó, dando marcha atrás para salir de la entrada y luego acelerar encima del asfalto tan rápido como podría ser seguro en esa época del año.
—No entiendo cómo pasó esto —se quejó Chad, mirando desesperadamente por la ventana como si en las casas que dejaban atrás estuviera la respuesta.
—Deben de haberse enterado de que te visitaron, considerando la familia que son, no es de extrañar que las cosas hayan ido mal —comentó Ryan, buscando que la explicación ayudara a Chad a poner las cosas en perspectiva.
—No debí regresar a sus vidas —lamentó el moreno por lo bajo, ganándose un golpe en la cabeza por parte de Ryan.
—No quiero que vuelvas a decir eso —bramó el rubio, regañándolo —Tú padre es un cavernícola, y solo tú puedes alcanzar a imaginar la vida que esos niños han tenido en esa casa. Se irían tarde o temprano, lo mejor que les pudo pasar es que se fueran cuando tú estabas de regreso a sus vidas, así no están solos, de otra manera a dónde mirarían. Quizás lo que les faltaba para que huyeran era precisamente alguien que les apoyara cuando en casa les cerraran la puerta.
—¿Crees que estén bien? —preguntó Chad, procesando las palabras de Ryan y dejando que estas transmitieran tranquilidad en su interior.
—Lo estarán, si fuera algo grave nos hubiésemos enterado de otra manera —afirmó Ryan, recordando que las noticias más dolorosas son las primeras que llegan y de la forma más devastadora, sin embargo, la idea de que estuvieran lastimados de alguna manera se introdujo en su mente y Ryan pisó el acelerador más a fondo.
El tiempo pasó lentamente para quienes esperaban y aquellos que deseaban llegar, pero cuando las ruedas del auto chirriaron en el asfalto en un frenazo en seco, la tensión era tan tangible que se podía cortar con un cuchillo.
Ryan y Chad salieron del auto y corrieron hacia la puerta de la familia Bolton, donde la señora Bolton ya los esperaba, permitiéndoles pasar con apenas un saludo ligero. Chad buscó a sus hermanos con la mirada y aceleró hacia ellos, repasando cada parte de sus cuerpos en búsqueda de algún daño visible, afortunadamente para él, nadie les había golpeado, la historia no se repetía.
—Dios, estaba tan preocupado —suspiró Chad, dejándose caer de rodillas delante de Lisa y Bran, quienes rápidamente se aferraron a él mientras Ryan agradecía al señor y señora Bolton al fondo.
—Creo que sería mejor ir a casa —comunicó Ryan pasados unos minutos de silencio —Mami ya les está preparando sus habitaciones.
—No queremos ser una molestia —repuso Bran, a lo que Ryan mostró una sonrisa sincera.
—Son hermanos de mi esposo, son parte de mi familia tanto como él, así que no quiero excusas —aseguró el rubio, Chad sabía que Ryan podía ser muy mandón cuando quería, prefirió no poderlo a prueba.
—Venga, al auto —indicó, tomando los maletines de sus hermanos uno en cada brazo y saliendo de la casa. Los cuatro se adentraron en el auto y Ryan arrancó, más calmado esta vez —Creo que deberían de contarme qué sucedió —sugirió Chad, no los obligaría si no querían, pero realmente deseaba saber.
—Es lo justo —habló Lisa, finalmente su cerebro saliendo del embotamiento y preparándose –Bran se enteró de que fuimos a verte, no se lo tomó muy bien. Él está muy arraigado con las opiniones de papá, cree que la forma en la que nos educó es la única correcta, así que se puso algo violento con Brad y las cosas se salieron de control. Mamá quería encerrarnos, Bran quería castigarnos y papá estaba pronto a llegar, yo… —Lisa se tomó un momento, su respiración volviéndose lenta y pastosa por el llanto controlado, Brad pasó un brazo por sus hombros y la acarició con cariño, buscando calmarla.
—Le dije a Lisa que recogiera, papá era capaz de cualquier cosa si nosotros estábamos en la casa y Bran le decía que te habíamos buscado. Yo simplemente no lo soporté más, tenía miedo así que preferí irnos —terminó Brad por ella, Lisa soplándose la nariz en un pañuelo mientras Chad los miraba a ambos con aprensión. Ryan mantenía la mirada en la carretera, pero sus nudillos sobre el volante se habían vuelto blancos de tanto que apretaba, buscando controlar las ganas de conducir hacia la casa de los Danforth y decirles las cuatro verdades que se merecían.
—Eso no importa ahora, están con nosotros y no tiene que aguantar más nada —aseguró Ryan, notando como Chad se sumergía en sus propios recuerdos, al ser el mayor, había sido uno de los más expuestos a la violencia de su padre.
—¿Pero qué haremos a partir de ahora? Realmente no queremos molestarlos, solo buscamos ayuda mientras conseguimos trabajos y… —empezó Brad, intentando dejar en claro que no serían una carga para ellos.
—¿Cuándo te gradúas? —le interrumpió Ryan, sus ojos encontrándose con los oscuros de Brad a través del retrovisor.
—En unos meses —respondió, sin comprender a qué venía esa pregunta.
—Bien, lo bueno de la mansión Danforth es que tiene muchas habitaciones, y la universidad está tan afuera de Albuquerque que no tendrías que lidiar con nadie que no quisieras, así que no es necesario que gastes en rentas ni en nada más. Mami estará encantada de tener compañía en casa, los viajes de papi todo el tiempo la dejan muy sola a veces —afirmó Ryan, dejando claro que nada de lo que había dicho Brad tenía que pasar, que él los acomodaría.
—Pero no quiero ser un mantenido, no queremos darles problemas —reafirmó el joven, haciendo reír a Ryan.
—Conoce a mi mami en todo su apogeo primero y luego intenta decirle que no a ella, y ya veremos entonces si el quedarte en la casa será una opción o no —comentó el rubio con una sonrisa que rápidamente contagió a Chad, sabiendo que, efectivamente, Darby no iba a permitir que sus hermanos se fueran a un dormitorio de universidad ni nada similar. Así era ella, una mamá pato que le gustaba resguardar a los patitos, fueran hijos biológicos suyos o no.
El auto se sumió en un silencio agradable que tenía a los hermanos pensativos mientras las llantas aceleraban por el asfalto, hasta que la reja de la mansión Evans se presentó delante de ellos, abierta para dejarlos pasar. Cuando Ryan detuvo el auto delante de la escalinata de su casa, Darby ya estaba afuera esperándolos con una sonrisa.
Todos bajaron del auto, Ryan subiendo rápidamente hacia donde su madre, dándole un abrazo rápido y parándose al lado de ella. Chad esperó por sus hermanos, tomando sus maletas y subiendo con ellos hasta posicionarse delante de la señora Evans.
—Me alegra volver a verlos, queridos —saludó ella, acercándose y dándoles un abrazo a cada uno —Sus habitaciones ya están listas, más adelante las decoraran a su gusto, pero creo que por el momento, será suficiente.
—No pensábamos quedarnos mucho, señora Evans —comentó Lisa suavemente, mirando con incredulidad a la rubia mujer de afable sonrisa.
—Tonterías. ¿A dónde irían teniendo a su disposición mi casa? —repuso ella con firmeza, aunque sin perder el tono lento y amable de su voz —Ah, y díganme Darby, señora Evans es para los empleados que no sé por qué motivo no acaban de adaptarse a llamarme por mi nombre, aun ante mi insistencia —rectificó, haciendo una seña para que la siguieran dentro de la casa.
Ryan miró con una sonrisa traviesa a los hermanos, que finalmente entendían a qué se refería su cuñado cuando dijo que primero conocieran a su madre en todo su apogeo, la primera vez que habíantratado con ella habían notado que era autoritaria, pero en esos momentos ya era algo casi imponente.
En efecto, su estancia en la mansión Evans sería larga y no había mucho que decir al respecto. Entraron al recibidor, sus maletas siendo recogidas por uno de los empleados, que avisó de llevarlas a las habitaciones que les correspondían. Sharpay fue la primera en salir de la cocina, toda tacones rosados y sonrisa alegre, abrazando a ambos chicos a la vez.
—Me alegra que estén bien —dijo ella en voz baja, el alivio corriendo por su cuerpo, sabiendo la forma en que Chad podía verse afectado si sus hermanos fueran lastimados —En fin, ya están aquí y hay una cena lista esperando por nosotros —dijo, recomponiéndose y manteniendo un carácter ligeramente lejano.
—Claro, princesa del hielo —comentó Chad, sonriendo finalmente. Esa era su familia, los Evans, y ahora sus hermanos formarían parte de ella, verían el contraste entre el terror y el amor, Chad esperaba que no fuera demasiado tarde —Síganme, tenemos que lavarnos las manos primero o sino Darby nos tirará una jarra de agua encima —bromeó, ganándose un golpe suave por parte de Ryan en su cabeza, que rio con él, guiando a los hermanos hacia el cuarto de baño que estaba cerca de la cocina.
La cena iba tranquilamente, Darby y Vance se dedicaban a hacer preguntas sobre las carreras de los hermanos, lo que llevó a Brad a perderse durante unos minutos en una explicación exhaustiva de por qué había elegido Informática y qué oportunidades aspiraba lograr cuando se graduara, considerando sus notas y excelente rendimiento extraacadémico. Lisa se mostró más entusiasta para hablar sobre el baile, confirmando que solo había estudiado Literatura Moderna por insistencia de su madre, que decía que era una de las pocas carreras de señoritas que ella podía aceptar.
—Si te interesa el baile, siempre puedes venir con nosotros a Nueva York —sugirió Ryan, atrayendo la atención de Lisa —Kelsi abrió un estudio de música y baile para quienes quieren crecer en ese mundo, pero no estudiaron una carrera de artes por la Universidad, por el motivo que fuera. Iniciarán los cursos cuando entremos de las festividades de fin de año y yo seré profesor de baile allí.
—Pero no tengo cómo pagarlo —repuso Lisa.
—No es que esté enteramente a favor del nepotismo, pero soy un Evans y básicamente crecimos alrededor de ello, lo cual significa que estás dentro si quieres estarlo, Kelsi es nuestra amiga —explicó Ryan, dándole una salida a Lisa —Esto no significa que tienes que dejar tu carrera, si quieres terminarla, no es problema, solo te comento que tienes más opciones.
—Deberías pensarlo, Lisa —intervino Chad, extendiendo su mano hacia su hermanita —Hacer aquello que nos hace felices verdaderamente es gratificante como ninguna otra cosa en la vida.
—Lo pensaré —aseguró Lisa en voz baja, sonriendo en dirección a su hermano mayor y a su cuñado, quien le guiñó un ojo de forma juguetona, relajando la tensión en la chica.
—En fin, ¿alguien quiere volver a empezar el juego de Monopolio? —preguntó Sharpay, queriendo avivar el ambiente y quizás quitarle los tormentos a los jóvenes de la cabeza.
—Yo soy bueno en monopolio —confesó Brad, dejando saber que sí quería participar.
—Ya veremos si puedes ganarme —repuso Sharpay en tono desafiante, haciendo a todos reír mientras se paraban de la mesa e iban al salón que antes ellos habían ocupado, disputándose quién sería el banco en esa ocasión.
Las risas esa noche no faltaron, Chad disfrutando de compartir en familia con sus hermanos, de verlos reírse mientras Lisa perdía y Sharpay hacía pucheros porque Brad compraba algún terreno antes que ella. Ryan discutiendo con su hermana sobre por qué no podía bajarle el impuesto a pagar al caer en una de sus propiedades y Vance intentando calmar a sus hijos, que parecían ser más jóvenes que los menores verdaderamente presentes en el juego. Para Chad, ese momento era apenas una utopía soñada, y de repente sintió que todos sus sueños añorados durante años podían hacerse realidad.
Esa noche, cuando todos se fueron a dormir, Chad despidió a sus hermanos con fuertes abrazos, después de deleitarse con sus expresiones de asombro ante las habitaciones que Darby les había mandado a arreglar, con ellos quejándose sobre que la casa de los Danforth cabía dentro de una de esas habitaciones. Ryan rio recordando la primera vez que Chad había ido a la mansión Evans y había entrado a su habitación, haciendo el mismo comentario con la misma expresión exaltada.
Mientras ambos tomaban un baño en su habitación, con Ryan acomodando las almohadas después, vistiendo uno de sus pijamas de patitos que no iba a dejar de usar, todo lo que Chad podía pensar era lo afortunado que era de compartir su vida con Ryan Evans, el hombre que había cambiado todo dentro de él, haciéndolo crecer hasta convertirse en una mejor persona, que se había quedado a su lado durante los años, que lo apoyaba en todo, que adentraba en su familia a los familiares de Chad con los brazos abiertos.
Ese hombre era todo lo que Chad había amado en la vida y los recuerdos de una época sin él se desvanecieron ante la pletórica felicidad de recibir a Ryan en sus brazos, acomodándose entre las colchas polares, dándole un suave beso de buenas noches y durmiéndose a su lado. Su vida era simplemente feliz.
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Y aquí estamos, confieso que no iba a actualizar hoy, sino el sábado siguiente porque estoy estudiando para una prueba que tengo el viernes, pero estoy sentada en la sala de casa de mi madre esperando a que esté la comida, porque ella insistió en que viniera a comer a su casa, y no tengo nada más que hacer, así que me puse a editar los capítulos que me quedaban en el cell ya escritos.
¿Qué opinan del capítulo y de los hermanos Brad y Lisa? ¿Les ha gustado? Déjenme saber en comentarios y ahora, ya saben, SIGUIENTE 🔜🔜🔜
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