Capítulo 2
Me coloqué una playera azul, que tenía de ellos. Esa playera me la habían obsequiado en mi lugar de trabajo, para mi cumpleaños y les dije que la usaría para cuando fuera a verlos a la Quinta Vergara.
Alistándome, tomé mi bolso y nos despedimos, con mi hermano, de mi madre y nos fuimos muy entusiasmados al terminal de buses.
Allá nos juntamos con Claudio y Sharo, otra amiga del fan club y nos subimos al bus, el que nos llevaría hasta Viña del mar.
En el bus solo hablamos de ellos durante el trayecto y la gente nos hizo callar, pero a nosotros no nos importó y seguimos muy apasionados platicado de nuestros Europe.
Mis dos amigos y hermano se quedaron dormido y yo divisé que ya estábamos cerca de Viña del Mar y miré las casas y el centro. Pasamos por un enorme puente de cemento, y pensé en Joey, y mi corazón se aceleró de nervios y de dicha.
<< Queda muy poco para volver a verte, amado mío. >>
Salí de la estación de buses feliz y ansiosa, y mis amigos, y hermano me siguieron. Caminé en busca de llegar hasta la Quinta Vergara; solo me imaginé a Joey cantando allí aquella noche.
Soñaba solo con él y ansiaba más y más el verlo cuanto antes, lo que me puso nerviosa y mi corazón se revolvió por mis emociones.
La Quinta Vergara estaba cerrada, ya que aún era muy temprano. Comenzaba a hacer mucho calor y la gente iba y venía y preferimos ir a comer algo.
Miré la hora y nos pusimos de acuerdo en lo que haríamos, y a donde podríamos ir mientras tanto, y yo volví a mirar el celular.
Todos acordamos en ir hasta el hotel "Sheraton", para ver si lográbamos encontrar a la banda allá, y tomarnos nuestras ansiadas fotos, y tomamos un taxi y nos dirigimos hacia aquel hotel.
El hotel estaba repleto. Estaban filmando un programa en vivo del festival, a un costado del loving, y nosotros nos acercamos e inmiscuimos, entre toda la gente, para ver si podíamos divisar a nuestros héroes.
Había muchas fans de un artista juvenil, el que no era de nuestro gusto; nos sentimos muy extraños de estar en aquel público y nos apartamos.
Miré el hotel, sus ventanas en lo alto, y volví a pensar en Joey, en que podría encontrarse en una de todas esas habitaciones, lo que me llenó de dicha, de amor, y a la vez, muchos nervios.
Vi la entrada, con sus respectivos guardias resguardando la puerta y deseé tanto entrar, pero sabía que eso era imposible. Miré a un costado que decía "Farewell" y recordé que así se llamaba una de sus tantas canciones y sonreí y amé profundamente.
Pasamos de nuevo por aquel tumulto de fanaticada juvenil y bajamos a la playa, que quedaba junto al hotel. Nos apoyamos de su muro y yo volví a mirar hacia lo alto, en sus ventanas y balcón. Soñé con que Joey estuviera dentro y se asomará y nos viera
Nos sentamos en la arena para descansar un momento y yo miré una vez más el hotel y sonreí plena.
Otras amigas se encontraban en un pequeño restaurante, un poco más adelante y fuimos a reunirnos con ellas.
Todos contentos de reunirnos, yo les presenté a mi hermano y charlamos y reímos por un rato e hicimos más grata la espera por nuestros héroes.
Todos decidieron no llegar al comienzo del festival, porque la apertura la iniciaría otro artista, pero yo me rehusé. Era la primera vez que iba al festival de Viña del mar y quería verlo, además de haber pagado por el espectáculo completo.
Nos regresamos, con mi hermano, caminado hasta la Quinta Vergara por las largas calles.
Acelerados, caminamos por la costanera; la gente nos veía pasar, y yo nerviosa por la hora, me pasé miles de rollos con que la galería ya estaría toda repleta y no veríamos nada, lo que más me urgió.
Crucé una calle y le pregunté a una abuelita por el camino exacto, para llegar hasta la quinta Vergara, ya que nos habíamos desorientado un poco y ella con una cándida sonrisa, me indicó y caminamos junto ella, ya que vivía por el mismo camino.
Nos despedimos de la abuelita, yo le agradecí y seguimos, con mi hermano, por el otro lado.
Llegamos hasta la quinta Vergara y un guardia nos indicó que la entrada estaba a la vuelta, lo que me extrañó y nos pusimos a correr con mi hermano y allí nos encontramos con una enorme fila, que comenzaba en la otra calle.
Muchos estaban por el primer artista y otros por Europe. A ese bando mi hermano y yo pertenecíamos.
Hicimos la fila, esta avanzaba lento y yo me coloqué más nerviosa y ansiosa. Solo quería verlo a él...
Así la tarde pasó y por fin abrieron las puertas y todos corrimos desenfrenados. Yo a carcajadas, mi hermano iba detrás de mí y los dos nos dimos prisa para alcanzar unos buenos lugares.
Al fin llegamos a la escalera de cemento, que conectaba con lo más alto en la galería y vi que ya había mucha gente. Sin más, comenzamos a subir rápidamente los interminables peldaños, los que eran los asientos y buscamos un lugar donde pudiéramos verlos con comodidad y justo encontramos unos en la parte más baja y nos sentamos al fin.
Me sentía tan contenta, que ya nada podía arruinar la felicidad, que tenía, y mi hermano me sonrió y ambos miramos el lejano escenario. Más dicha sentí.
Me volteé y advertí que ya toda la galería se había llenado; miré a mis lados y era igual, todo estaba repleto.
Ahora solo teníamos que esperar, esperar a que diera comienzo al mejor show de nuestras vidas.
El público ansioso, mi hermano y yo estábamos igual e hicimos los minutos más entretenidos conversando de cosas chistosas y bromas.
— Es pequeña la Quinta Vergara en comparación a como se ve por la televisión.
— Así es realmente ¿No recuerdas que vine antes con mi madre para conocerla?
— Cierto. Lo había olvidado.
— Quería convencerme a mí misma que aquí en la galería si podría verlos de cerca, porque la ubicación de allá, frente al escenario, estaba excesivamente costosa.
Anocheció, comenzó a hacer frío y ambos miramos la lejana entrada de la Quinta Vergara, allá abajo, y seguía llegando gente. El recinto estaba todo lleno y yo volví a mirar el alejado escenario, con sus luces ya encendidas y sus efectos especiales. Me puse más que nerviosa y a la vez emocionada.
<< Ya falta poco, para volver a verte, amor mío. >>
Mis ojos se llenaron de lágrimas...
El escenario apagó sus luces, el gran momento llegó y todos nos colocamos de pie. Aparecieron los animadores sobre el escenario y saludaron a todo el público. Mi corazón se aceleró.
Los animadores presentaron al primer artista de la noche "Jamiroquai" y todo el público se encendió, a excepción de nosotros dos, que solo queríamos ver a nuestros Europe.
La verdad, yo no conocía mucho el repertorio de aquel artista, pero me agradó la primera canción y la bailé junto con todos los demás de la Quinta Vergara. Tenía un buen ritmo.
Hartos de aquel artista y de su show, echábamos bromas con mi hermano y nos reíamos de puras tonterías. Solo queríamos que su espectáculo acabara cuanto antes.
Pasaron más de dos horas y ambos estábamos completamente aburridos, mientras que el público seguía bailando y coreando todos sus temas, hasta que reaparecieron los animadores y la gente comenzó a pedir las dos gaviotas para el artista y ellos se la dieron.
Por fin se había largado Jamiroquai. El show no moría ahí, aún quedaba lo mejor.
Presentaron ahora al humorista, el gran Stefan Kramer y nosotros entusiasmados otra vez, nos acomodamos para reírnos con sus chistes. Su presentación comenzó y mostró un chistoso video y al final, de este, sorpresivamente salió Joey deseándole buena suerte, en inglés, a Kramer.
Yo lo miré con impresión, no lo pude creer y di un enorme grito de emoción, y todos los que estaban junto a mí, me miraron y mi hermano estalló a carcajadas.
Reímos con euforia. Stefan lo hacía muy bien como humorista...
De pronto, me percaté que tenía una enorme goma de mascar pegada en mi trasero.
<< No puede ser mi mala suerte. >>
Fue lo primero que pensé y traté de sacármela, pero fue imposible...
Ya quedaba tan poco, que me puse más nerviosa y ansiosa. El humorista comenzó a despedirse y así iniciar la competencia internacional. Esa era la parte que a nadie le agradaba en verdad del festival, y nosotros volvimos a hablar de tonterías y a reírnos sin parar.
La competencia internacional finalizó y se fueron a comerciales, para dar comienzo a la competencia folclórica, luego sería el turno de Europe, el que daría la clausura de la tercera noche de aquel festival del verano.
Volvieron de comerciales y empezó de inmediato la competencia folclórica, cuando de pronto, sonó mi celular. Era mi amiga Javiera.
— ¡Amiga, todos estamos aquí abajo en palco!
— ¡¿Qué?!
— ¿Estás sola en la galería?
— No, estoy con mi hermano, pero no te preocupes. Los veré de aquí en la galería...
— ¡Espera! ¡Te llamaré en un momento!
Miré a mi hermano y volví a ponerme nerviosa. La competencia folclórica estaba a punto de terminar y Javiera me envió un WhatsApp, el que decía que bajara con mi hermano a palco, que me iban a estar esperando, y yo me puse más nerviosa.
— ¿Qué hacemos?
— No lo sé. Hagamos lo que tú digas... — lo miré y llamé de vuelta a Javiera.
— Amiga, no te preocupes. Nos quedaremos aquí en la galería.
— Pero amiga, Claudio ya fue a buscarlos. — más me inquieté.
No sabía qué hacer, los nervios me estaban comiendo por dentro y volví a mirar a mi hermano.
— No sé, Stephanie. Si quieres bajemos. Total, están todos allá abajo, y sí se puede, genial...
— Vamos, Rolando...
Pedimos permiso a la gente, que estaba a nuestro lado y caminamos rápidamente por la galería, y yo muerta de nervios, esta estaba repleta y bajamos de regreso por aquellos largos e interminables peldaños de cemento. Pensé en lo peor, que no vería a mis Europe, ni a mi Joey y aquello me dio susto.
Llegamos por fin abajo.
Buscamos a Claudio, pero yo no lo veía por ningún lado. Solo veía a la gente ingresar, salir y a los serios guardias, quienes pedían la colilla de la entrada, para poder entrar.
Claudio no estaba, y yo urgida, estaba al borde de un ataque cardiaco.
— Llámalo otra vez. — mencionó mi hermano.
Lo llamé por WhatsApp, pero Claudio no me contestaba. Llamé a Javiera...
— ¡Amiga, Claudio ya fue por ti! ¡Debe estar por ahí! ¡Te llamará...!
Muerta de nervios, miré a la gente ingresar, lo que me urgió más a cada segundo. El show estaba a punto de comenzar.
De pronto, Claudio me llamó...
_ Estoy aquí esperándote junto al baño de los hombres...
Me dirigí más que rápido con mi hermano y vimos a Claudio, lo que me dio un gran alivio. Él se nos acercó...
— Tienes que actuar y entrar lo más natural. — me indicó y me entregó las dos colillas de las entradas, que eran para palco y yo sonreí.
Seguimos a Claudio hasta la entrada para que reingresáramos, ahora hacia palco.
Muerta de nervios por dentro, temí que nos descubrieran y el guardia nos pidió las colillas. Nosotros se las mostramos y nos hicieron ingresar.
Caminé relajada, detrás del guardia; me alejé un poco y me aceleré con mi hermano, siguiendo a Claudio, quien nos llevaría a los asientos más cerca del escenario, en donde se encontraban nuestras demás amigas, nuestros Europe y mi amado Joey Tempest.
Vi a mi amiga Javiera y a Pattie, y ellas se alegraron de verme, lo que me hizo sonreír, y los guardias nos ordenaron que nos sentáramos...
Con mi hermano, buscamos un asiento y nos ubicamos, rápido, en unos que estaban desocupados, sin importarnos que pudieran ser de otras personas.
Me latía el corazón descontrolado, ya veía que llegaban las personas que habían pagado por los asientos, que nosotros estábamos ocupando, y mis amigas abducidas total, porque pronto saldrían nuestros Europe, yo también me sentí emocionada. Me reí y miré, como lucía, toda la quinta Vergara, de adonde ahora estábamos, y me volteé y miré hacia la lejana galería. Esta estaba colapsada.
La competencia folclórica terminó y volvieron a ir a comerciales. Yo a punto de morirme de los nervios, miré el cercano escenario, y pensé en Joey y más nervios me dieron. Solo deseaba verlo cantar, verlo, solo verlo y volví a reírme. Mi hermano, me sonrió.
— Todo esto es increíble. Ya estamos aquí, a punto de ver otra vez a mis héroes y ahora los veremos en el escenario más importante de Chile...
Los guardias nos miraban serios, y nosotros drogados de felicidad, yo aún estaba nerviosa de que ellos nos echaran, por colarnos en aquella ubicación tan cercana al escenario.
Se habían terminado los comerciales y yo me volví loca de emoción. Pattie y Javiera gritaron.
— ¡Amiga ya va a empezar!
Me reí de emoción, alegría y ella nos gravó a los cuatro con su celular, a minutos que Europe saliera al escenario.
Nuestra felicidad era más que enorme.
Salieron los animadores al escenario y yo temblé de emoción. Todos expectantes ellos hablaron de Europe y mi corazón se paralizó.
— ¡Se presenta esta noche, en la quinta Vergara, Europe!
Todos gritamos de emoción, se apagaron las luces del escenario y comenzó una melodía, sacada del universo, la que se me hizo conocida de inmediato.
Ellos aparecieron, uno por uno, con sus instrumentos, y Joey, por último, caminó campante a su micrófono blanco. Mi amado Joey; sonó la música y la gente se prendió. Yo grité de la dicha.
Muy serio, tomó su micrófono y empezó a cantar antes de tiempo, lo que me preocupó y mi hermano me miró. Fue un error que se notó a lejos y lo miramos con nervios.
<< ¡No Joey! >>
<<¡Se equivocó! >>
Joey continuó cantando, y el público entusiasmado, yo lo miré con dicha. Él feliz, cantaba como los dioses.
Todos aplaudimos y muchos coreábamos sus temas rockeros, y yo abducida por completo, cantaba, bailaba y alzaba mis manos. Solo disfrutaba de todo su repertorio, el que seguía por años.
Mi hermano también cantando y saltando, un camarógrafo nos gravó, pero a mí no me importó, solo tenía entre cejas y cejas a Joey Tempest. Me sentía como en un sueño.
Había ido a todos sus conciertos, pero esa era la primera vez, que lo veía a tan cerca distancia. Se veía tan lindo, guapo y atractivo. Ese carisma que tenía con el público me hacía admirarlo y quererlo aún más.
Joey risueño, se acercó al jurado, que estaba en la primera fila. Era obvio que se sentía más que cómodo sobre aquel escenario.
Mis amigos del fan club, que estaban un poco más allá que nosotros, estaban vueltos locos, al igual que mi hermano y yo.
Joey jugaba y bailaba con su micrófono. Se paseaba libremente por todo el escenario y Finalizando la primera canción de su nuevo disco "Walk the Earth", le tomó la mano a una fan y después se pasó la mano por su trasero, lo que de seguro era una referencia a algo.
Pensé por un momento que le había dado un lumbago, pero no fue así...
Tocaron otro tema rockero y yo no pude más de la emoción. Mi hermano me abrasó, y ambos la cantamos, y a mí se me cayeron las lágrimas.
Me parecía tan increíble el verlo otra vez y ahora a más cerca distancia. Mis ojos estaban hipnotizados viéndolo cantar, y él tan feliz, se notaba que la estaba pasando bien. No dejé de sonreír, al igual que él.
Me volteé un poco y vi que algunos habían abandonado el recinto, ya que no conocían mucho a Europe y detesté aquello.
<< ¡Estúpidos ignorantes! >>
<< ¡Qué sabe de buen rock! >>
Cantaba ahora la conocida y querida balada "Carrie" y a mí se me volvieron a escapar las lágrimas, mientras que Joey sonreía eufórico y el público coreaba su tierna balada, la que todos amábamos.
Me sentí otra vez en el cielo y no quería despertar. No me importaba que ya fueran más de las tres y media de la mañana y que hiciera mucho frío. Yo solo quería permanecer ahí en el tiempo, junto a Joey y su música.
Uno de los técnicos le pasó una guitarra y yo le grité que lo amaba, sin importarme que todos se rieran de mí. Él estaba todo transpirado y le habló al público y volvió a sonreír de oreja a oreja. Mi corazón se alborotó.
Comenzó a tocar la guitarra, yo lo miré embobada y él empezó a cantar, pero el sonido no se escuchaba del todo bien y algunos comenzaron a abuchearlo; Joey, molesto, le hizo señas al técnico y este corrió a ver el problema con su guitarra. En segundos Joey tocó el cover de una famosa canción y el público le aplaudió, para después cantar "Open you Heart".
No podía dejar de sonreír, aquella noche era tan mágica. Estaba demasiado feliz. Sentí que se me habían olvidado todas mis tristezas y solo quería seguir siendo feliz.
Acabó de cantar y Joey nos mencionó que ellos como banda, tenían muy gratos recuerdos de Viña del Mar y que estaban muy contentos por haber regresado.
— ¡Estamos de vuelta! — exclamó feliz y presentó, uno a uno, a sus colegas y mejores amigos, de hacía más de treinta años.
Volví a drogarme de alegría y Mick, el pianista, presentó por último a Joey y él lo miró con una diminuta sonrisa, ya que no le gustaba se presentado frente al público.
Cantó una canción de su repertorio clásico, y yo abducida por su encanto de hombre, mi corazón se aferró a aquel lejano, y a la vez, sujeto mucho más mayor que yo. Lucía tan atractivo con esa chaqueta negra de cuero, sus pantalones del mismo color, ese alocado cabello rubio, todo despeinado y su perfecta sonrisa, la que me hacía amarlo mucho más en secreto. Mi hermano y yo volvimos a corear otro clásico suyo y yo me perdí por completo. Lo añoraba más y más.
Joey era increíble. Su simpatía con la audiencia, su alta voz y profesionalismo para cantar, me hacían llegar al escenario junto a su lado. Lo era todo para mí. Volví a llorar y él cantaba con todo su tono, impresionando a la mayoría del público y chilenos, que lo veían por televisión. Levantó su micrófono, lo giró y sacudió su cabello. Su voz me tenía poseída por completo.
Reaparecieron los animadores y supimos que ya faltaba poco. Nos miramos y yo no quería que aún terminara.
Mi hermano y yo pedimos a todo grito la gaviota de plata para ellos; Joey estaba muy emocionado, no dejaba de sonreír y toda la quinta Vergara le pidió la gaviota. Carola de Moras le dijo a Joey, en el oído, que dijera en español "Voy a tener una gaviota" y él sonrió. Tenía a ambos animadores abrazados y ellos insistieron en que lo dijera en español.
— Esta noche...voy... voy a tener... — dijo y miró a Carolina quien estaba casi en su hombro y él le sonrió con coquetería.
Ella le susurró que terminara de decir la frase, pero Joey no quiso y solo gritó ¡Gracias Viña!
— Joey le gusta jugar con nosotros ¡Gaviota de plata para Europe! — gritó Carolina y Joey recibió la tan merecida gaviota de plata.
Me llené más de emoción, le aplaudí a todo dar y Joey no cabía más de la felicidad que sentía, él junto con sus amigos.
Carolina de Moras junto a Rafael Araneda, empezaban ya a despedir a Europe sobre el escenario y yo me estremecí. No quería que se fueran y le pedimos, junto con mi hermano, la gaviota de oro.
Toda la gente al unísono con nosotros le pedimos a gritos la gaviota de oro y Joey sonrió de oreja a oreja.
—¡Gaviota de oro para Europe! — gritó Rafael Araneda y en el rostro de Joey posó una inmensa e hipnotizante sonrisa.
Recibió con honores la gaviota de oro y Carolina y Rafael comenzaron a despedir a Europe, no sin antes ella mencionar algo más.
— ¡Europe, nos cantará una canción! — Joey le indicó con sus dedos que ellos nos tocarían dos canciones más y ella rectificó — ¡Lo siento, serán dos canciones más! ¡Los dejamos nuevamente con Europe! Thank you — le agradeció y él sonrió.
Él colocó la gaviota, de oro, a un costado junto a la de plata y nos dio el show final.
Cantó su gran hit "The Final Coundtowdon y así Europe se despedía con inmortalidad frente al público chileno. Lloré con emoción y tristeza a la vez, pues me negaba a que Joey se fuera.
El show había sido tan corto, yo quería muchas más canciones, para verlo por más tiempo, pero no podía ser.
La gente comenzó a irse y nosotros pretendíamos acercamos a donde mis amigas, pero una guardia colocó su mano en mi pecho y me detuvo en el intento.
— ¡¿Qué le pasa?!
— ¡Señorita, no puede pasar!...
No nos importó y nos inmiscuimos con mi hermano y logramos acercamos a Javiera y a Pattie; nos metimos justo a donde estaba el jurado, el que ya se había ido, por cierto. Queríamos ver el back Stage de Europe, donde ellos, como banda, le firmarían el vinilo a una humilde familia, con su hijo pequeño, quien era muy fanático de ellos.
Nos asomamos a la enorme pantalla, pero unos guardias nos lo impidieron y nos pusimos a discutir con uno de ellos, ya que querían echarnos. Mi amiga Javiera estalló de rabia.
— ¡Oye, deja de tratarme como a una perra y déjame ver a Europe, por favor!
— No la estoy tratando como dice.
— ¡Sí, sí lo estás haciendo! ¡Por algo pagué mi entrada! ¡Así que déjame terminar de ver el show!
— ¡Señoritas, el show ya terminó! ¡Ahora salgan del recinto!...
No logramos ver el back Stage, ya que nos apagaron la pantalla, y nosotros rendidos, tuvimos que largarnos, no sin decirles unas palabras los fastidiosos guardias...
Triste porque ya se había terminado, me sentí igual contenta y recordé cada canción, cada momento y sonreí.
Salimos con toda la multitud, e íbamos charlando del espectáculo. El camino hacia fuera de la quinta Vergara fue largo y extenso, hasta que por fin salimos a la calle.
Caminamos con Javiera por la desierta calle y yo vi, en la esquina del frente, a Ema Tempest con su fan club, quien nos miró serias y nosotros nos detuvimos para pensar en que haríamos. Queríamos seguir a Europe al hotel (en eso, dos amigas se fueron a descansar a un hostal) Miré la hora; eran las cuatro con veinte minutos de la mañana. No alcanzábamos a llegar al hotel, porque teníamos bus para Santiago a las seis en punto. Nos miramos los tres y decidimos irnos al terminal de buses y hacer la hora allá, para regresar a Santiago.
Muy prendida y emocionada, caminamos rumbo al terminal sin dejar de reír. El camino estaba desierto, oscuro y solo íbamos hablando de Europe, el que fue el mejor show de esa noche.
Llegamos al terminal y nos sentamos a esperar el bus. Aún faltaba una hora para que llegara, y con un poco de sueño, yo solo pensaba en Joey, en su noche de debut en el festival y ¿En que estaría haciendo él por esas horas? ¿Celebrando o descansando?
Mi amiga Javiera comenzó a bostezar y yo miré el calendario de ellos, que habíamos comprado y no cabía de felicidad. Si, era el segundo gran día y noche de mi vida.
Nos subimos al bus y esperamos ansiosos a llegar a Santiago, para ver a nuestros Europe ahora en el Casino Monticello. Tenía toda la fe que ahora sí lo vería y que estaría a su lado. Tal vez, no fue en el aeropuerto, ni tampoco en Viña, pero ahora sería la oportunidad en el Casino.
Mi hermano y Javiera tenían mucho sueño, pero yo no. Solo anhelaba aún más con estar y ver a Joey y les hablé del festival, que muy pronto volveríamos a verlos y los dos me interrumpieron.
—¡Stephanie cállate, queremos dormir!
Me dijeron los dos a la vez y yo me puse a reír. Ambos se durmieron por completo y el bus partió, para atesorar en nuestras mentes los agradables momentos y el increíble show que nos había dado Europe en Viña del mar.
De regreso a Santiago, yo no podía dormir y miré a mi hermano y a Javiera, quienes dormían profundamente. Yo tenía como único pensamiento a Joey; sonreí y traté de dormir un poco, ya que tendríamos otro gran día junto a Europe, el que sería el último.
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