Estaba algo confundido aún, en silencio. Incluso su expresión cambió al terminar de entender todo y agachó la cabeza, avergonzado.

-¿Ichimatsu? -Karamatsu preguntó algo confundido, escuchando silencio en Ichimatsu.

-Tsk, ¿qué quieres mierdamatsu? -dudó con furia falsa, quería llorar mientras miraba al suelo, quería salir corriendo de ahí, si podía matarse o algo parecido.

-Brother, ¿are you okey? -se acercó a él lentamente, casi tocando su cabeza, cuando Ichimatsu golpeó su mano, fulminándolo con la mirada para salir corriendo de la habitación.

Se cubrió el rostro con sus manos mientras lloraba amargamente, dolía, dolía demasiado el hecho de que el sabía que su amor era imposible.

Pero lo que más le dolía era saber que aunque fuera imposible, Karamatsu nunca lo sabría, jamas sabría de ese asqueroso sentimiento, porque sabía bien que nunca iba a corresponder y no era tan tonto como para confesarse.

El nudo en su garganta quemaba, ardía y dolía. Ah, todo era una puta mierda. Ichimatsu no se dio cuenta de que ya estaba fuera, en la calle, entre la gente, hasta que se estrelló contra alguien.

-¿Uh? -volteó a la persona con ojos llorosos, era una chica de apariencia fresona. Seguro de actitud desagradable.

-Ten más cuidado -exigió indignada, Ichimatsu le restó importancia y simplemente siguió corriendo.

Maldito oxígeno, ah, odiaba su mala condición física.

Paró de correr llegando a un parque, había niños jugando ahí. Fue con pasos flojos y jadeos hasta una banca para sentarse. Todo daba vueltas, se sentía mareado, con ganas de vomitar.

Ugh, estaba sudando y seguro con las mejillas coloradas por el calor, aún llorando, sollozando de vez en cuando. Se sentó en la banca y abrazó sus piernas, escondiendo su rostro entre ellas para continuar con el derramar de sus lágrimas.

Ahora mismo se veía y sentía como un niño pequeño, como cuando acompaña a su mamá a la tienda y el pequeño ve un juguete, pero por más que lo pide no lo puede tener.

-¿Por... Qué? -murmuró con tono de voz roto. Él... Amaba demasiado a Karamatsu.

¿Por qué? ¿Por qué no era una chica? ¿Por qué no era otra persona cualquiera...?

¿Por qué Karamatsu no lo quería?

Estaba a punto de pararse e irse de ahí, cuando vio a lo lejos a su amado hermano mayor, quién trotando se avecinó hacia el lugar y se aventó hacia Ichimatsu, atrapándolo con sus brazos en un abrazo cálido.

Ichimatsu se trató de safar, no quería que se diese cuenta de que estaba llorando, no podía dejarse ver...

-Quitate -solo respingaba, su voz lo traiciona, haciéndolo sonar tan roto y Karamatsu lo mira a los ojos fijamente.

-¿Qué tienes? -pregunta preocupado, sintiéndose hasta algo culpable por el extraño actuar de su hermanito.

Tragó saliva amargamente, apartando la mirada para intentar nuevamente escapar, pero sabía que no podía. Estaba tan débil...

-Nada... -responde cerrando los ojos. Se mantiene neutral unos segundos y después las lágrimas comienzan a salir sin parar. Se recarga en el pecho del mayor abrazándolo fuerte, Karamatsu solo corresponde más fuerte al otro sin saber que hacer.