Allá vamos, Karamatsu se encontraba persiguiendo a Ichimatsu unos minutos atrás, y vaya que corría rápido, pensó en que quizás era por sus similitudes con un gato... Pero el sabía bien que su hermanito no tenía una buena resistencia, y eso era un gran alivio.

Lo vio detenerse, como a unos 10 metros de distancia, entonces se dispuso a alcanzarlo, trotando lo que quedaba de camino.

Cometió el error de bajar la mirada, porque en ese momento Ichimatsu se apresuró en esconderse, saliendo del alcance del mayor.

-No puede ser -exclamó en un tono roto, dándose un golpe en la frente por lo idiota que era.

Buscó con la mirada al menor y mierda, ya no estaba ahí. Se tronó los dedos de las manos y con algo de molestia se puso a buscarlo con la visión. Nada, escapó.

-Este Ichimatsu -suspiró.

Se quedó parado ahí un momento, viendo a las personas ir y venir, entonces con muy pocas esperanzas camino hasta un callejón donde Ichi pasaba algo de su tiempo.

Estaba solitario (por lo menos eso parecía) y sucio. El olor a basura era algo asqueroso y molesto. No comprendía como su beautiful brother prefería pasar el tiempo ahí en vez de estar con él.

Vio una caja moverse y un sonido de sorpresa, definitivamente ahí había alguien. Se acercó al sitio y ahí estaba... Sentado de una manera en que se veía y sentía tan pequeño...

-Ichimatsu -llamó con un tono de voz firme, no se arrepentiría jamás de lo que iba a hacer, no...

Escuchó el sonido de alerta de Ichimatsu, ahora estaba acorralándolo contra la pared en la que él estaba recargado. Karamatsu jaló las piernas de Ichimatsu, quien las tenía pegadas a su torso; haciendo que estás quedarán estiradas para pegar su pecho contra el de Ichimatsu y así aplastarlo también con su cuerpo para estrellar sus bocas en un desesperado beso.

Ambos luchaban uno contra el otro para ver quién tomaría el control. Estaba claro que Karamatsu era el que dominaba. Karamatsu se separó un poco solo para susurrar cosas al oído del chico despeinado y ponerlo ansioso.

-¿Por qué haces esto? -preguntó algo ansioso Ichimatsu, sintiendo lamidas en su cuello y como su suéter comenzaba a ser retirado.

-¿Por qué?... -repitió la pregunta-. Supongo que es porque te deseo -contestó.

Un rubor enorme apareció en el rostro de Ichimatsu, y oh, ahora Karamatsu estaba lamiendo su pecho tan deliciosamente, salpicando besos, besos y más besos.
Jadeaba un poco, esto era demasiado caliente para él.

-Eres tan sexy -murmuró Karamatsu, sacando de a poco, y como podía, los pantalones deportivos del menor-. Oh. Eso debe doler -dice tocando la dura entrepierna por encima del boxer.

Ugh, si, se sentía tan bien como aplastaba más fuerte, más fuerte. Lo hizo ponerse de pie finalmente para sacarle bien todas las prendas.

-Kusomatsu nii san, y-yo... Ah~! -gimió hundido en el placer, sintiendo el lento vaivén que comenzaba a producirse en su virilidad.

Jalaba a un ritmo constante, y llenándose con cada gimotear de su, ahora, amante. Sentía su pene ahogarse entre sus pantalones y estaba tan dolorosamente duro él también.

Agachándose y metiéndose a la boca el duro miembro del chico, saco de su ropa su propio miembro y lo empezó a masturbar con fuerza y velocidad.

Tuvo que aguantarse un gemido cuando escuchó el alarido de placer de su contrario, moviendo su cabeza de arriba a abajo, usando su lengua para dar más gusto.

Ichimatsu se sentía tan cerca, puso sus manos en la nuca del mayor y se corrió gimiendo fuertemente​.
Karamatsu lo tragó todo, se puso de pie y continuó con su movimiento de mano viendo la sumisa expresión del menor.

Ichimatsu lo miraba, sonrojado, recuperando su respiración. Demonios. Ese había sido el mejor orgasmo que había tenido en toda su puta vida.