Era un día soleado y hermoso. Aquel día una pareja de plebeyos que trabajan en el campo decidieron ir a visitar al rey para que bendiciera a su hijo recién nacido.

En aquel pueblo el mayor honor de alguien no era haber sido bendecido por Dios ni por el cura más poderoso del mundo, sino ser bendecido por el mismísimo rey en persona. En el caso del monarca, el cura más famoso y rico iba a bendecir a la princesa o al príncipe.

La joven pareja se encontraba en la puerta del palacio. La mujer llevaba al bebé en brazos. Entonces, el niño empezó a removerse en los brazos de su madre.

-Tranquilo, cielo. Ahora mismo serás bendecido por el rey. Tranquilo, mi amor.

-Está nervioso-observó su marido.

-Sí. Mi niño... Le daremos todo lo que podamos.

-Exacto.

El marido besó la cabeza de su hijo y entraron al castillo. Caminaron hacia el trono del rey. A su lado, sentada en otro trono diferente, se encontraba su mujer, la reina, embarazada. No faltaba mucho para que la futura princesa naciera.

-Su majestad.

La pareja se arrodilló ante el rey. Él asintió por la muestra de respeto que le brindó el joven matrimonio.

-¿Qué queréis?-preguntó.

-Queremos...

-¡Agh!

La reina se quejó.

-¿Sucede algo?-dijo el rey preocupado.

-El bebé... Creo que quiere nacer.

Él rey palideció y ordenó al marido ir a buscar al médico de la corte. Una media hora después llegó. Tras cinco largas horas, una bella princesa había nacido, y la pareja había sido testigo del parto de la reina. El rey mandó a llamar al cura más famoso del pueblo, quien llegó veinte minutos después.

La niña no paraba de llorar, igual que el niño. Solo cuando la mujer se acercó a la reina para preguntarle cómo se encontraba, el llanto de la niña cesó. Y el niño dejó de llorar para descansar. Las dos madres primerizas se miraron sorprendidas, para luego reír por la extraña coincidencia.

-Ya estoy aquí-anunció el cura.-¿Cuál es el problema?

-Su ilustrísima excelencia-dijo el rey. Se arrodilló y besó su anillo.-Mi hija ha nacido. Me gustaría que nos diera su bendición.

-Por supuesto, su majestad.

Se acercó a la niña, pero se detuvo al ver a los dos bebés tan cerca y calmados.

-¡Dios santo!¡Esto es perfecto!¡Su majestad, joven familia, me complace anunciar que sus hijos han sido unidos por la manos de Dios en persona!

Los cuatro se miraron estupefactos.

-¡¿Qué?!-bramó el rey.-¡Mi hija no está unida a un niñato que trabaja en el campo y ni siquiera puede alimentar a su familia!¡Está delirando!

-¿Cómo puede dudar de la palabra de Dios?

-Ahora mismo me da igual Dios.

-¿Cómo ha podido llegar usted a ser rey?¡Debería retirarse del trono!

-¡Guardias, encarcelarlo!

Así fue como el pobre cura, que no tenía la culpa de nada, fue destinado a morir.

...

La mujer y la reina bajaron a la mazmorra, con sus hijos en brazos.

-Aquí hace mucho frío, su hijo se podría enfermar-observó la reina.

-Le he puesto lo más abrigado que tenía. Incluso le he puesto una chaqueta de mi marido.

La reina sonrió y sacó una chaqueta para el niño. La mujer se la puso, agradecida. Se acercaron a la mazmorra en la que se encontraba el cura.

-Su majestad-saludó el guardia.

-Déjame pasar.

Las dos mujeres pasaron con sus hijos y se encontraron al cura sentado tranquilamente.

-Su excelencia-saludaron la reina y la mujer.-Lamento lo de mi marido. Ojalá pudiera retirar lo que ha dicho...

-No se preocupe, señora. Solo espero poder ayudar a la relación de sus hijos.

-¿Lo qué decía era verdad?-preguntó la mujer.

-Por supuesto. Pocas parejas tiene ese privilegio. Intenten juntarlos mientras duermen o cuando lloran, juntos se sienten mejor. No permitan que los separen muchos quilómetros.

-Lo haremos.

-¿Cómo se llaman?-preguntó el cura.

-Ella se llama Amelia-comunicó la reina.

-Él se llama Manuel-dijo la mujer.

-Son unos nombres hermosos. Por favor, procure que mi muerte sea rápida e indolora.

La reina asintió y salieron del cuarto, repasando todas las promesas que le hicieron al cura.

El cura murió esa misma noche y en cuanto a los niños, eso es toda una historia.

Hola!!!! Nueva historia!!!! Esto lo soñe y pensé que os podria gustar una historia asi. Que os parece el primer capítulo??? Amelia en multimedia. Parece un poco mayor, pero es que no pensaba en otra mujer mejor para representarla. Espero que os guste!!

Bye bye!!!!