6 de marzo de 1942

Yo sí estoy temblando, no sé si entenderás esto. He tenido que tirar a la basura ya dos hojas porque no puedo parar de llorar Sabía que mis cartas te encontrarían.

Admiro profundamente tus palabras, James. James. James. Hasta escribir tu nombre me emociona y me calma. Pero no hace falta, ni quiero, que te hagas cargo de un hijo que no es tuyo. Ni siquiera yo quiero que exista.

Siento haber llegado a este punto, entenderé que dejes de escribirme después de recibir esta carta, y mil gracias por calmar mi desespero.

Te seguiré queriendo esta primavera, y todas las que vengan,

Jane.