𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑖𝑒𝑠𝑡𝑎
—Ya hemos ido a muchas fiestas, Denks.
—Pero esta es nuestra primera fiesta de verdad, Hanta. ¡Vamos, será divertido! Ya no estamos en la academia, somos adultos independientes y por fin podemos ir a fiestas de verdad. Además, la organizan Ashido y Hagakure, tenemos que ir.
Habían pasado unos ocho meses desde que se graduaron de la U.A., y desde entonces todo había ido a mejor en la vida de Sero. Seguía trabajando junto a Kaminari en la agencia de Kamui Woods, y tras ahorrar su sueldo por cinco meses, ambos se habían mudado juntos a un bloque de apartamentos que estaba al lado del trabajo.
Muchos de sus compañeros habían hecho lo mismo; de hecho, Mineta iba a mudarse con ellos, pero se había trasladado de agencia después de los primeros meses trabajando, así que acabaron siendo ellos dos. Normalmente, Sero era el que se encargaba de recoger la casa, mientras que Kaminari trataba de no hacer mucho desastre. Cada uno tenía un cuarto, y el pelinegro ya le había avisado de que esa era la única habitación que no pensaba limpiar, así que el chico trataba de al menos no ensuciar demasiado.
La convivencia no era difícil, al contrario, ambos se complementaban muy bien. Su amistad solo se había afianzado, y solían tener comportamientos que a ojos de sus amigos, no era demasiado normal en una amistad. Pero Sero se excusaba en que él y Denki tenían mucha confianza. Llevaban siendo amigos casi cuatro años, era la persona que más le conocía y al contrario. A sus ojos, no había nada raro en su comportamiento con Kaminari.
—Está bien, iremos a la fiesta. ¿Dónde se celebra?
—En casa de Hagakure, sus padres no van a estar, así que ha decidido que vayamos allí. Dicen que conseguirán alcohol —habló mientras tecleaba en su móvil, seguramente comunicándose con Mina o Tooru.
—¿Alcohol? Todavía no podemos beber alcohol, nos quedan dos años.
—Vamos Han, no seas aguafiestas. Es solo alcohol, ¿qué podría pasar?
No tendría que haberle hecho caso, se arrepentía enormemente de haber aceptado. Tenía en sus manos un supuesto zumo de naranja que le había servido Mina, pero estaba seguro de que no contenía únicamente zumo. Ninguna bebida de las que habían llevado esa noche estaba libre de alcohol, pero a nadie parecía importarle.
Al principio fue divertido, pudo ponerse al día con varios de sus compañeros a los que no veía hace meses. Pero después empezaron a alborotarse, la música comenzó a sonar más alta y todos salieron a bailar. Kaminari se había perdido entre la multitud hacía un buen rato, y Sero trataba de encontrar un rostro conocido entre todas las personas que allí se encontraban, sin éxito. Hagakure había hecho muchos contactos desde que salió de U.A. o no se explicaba de dónde había salido toda esa gente.
Pronto, consiguió localizar a Kaminari. Estaba bailando en medio de la pista con Jirou, y un vaso seguramente con una bebida de dudosa procedencia. Su amigo debía estar, al menos, contento gracias al alcohol. Miró su propio vaso, y pensó que qué más daba. Vivía solo, era autosuficiente y podía aguantar eso.
Bebió lo que le habían servido y se sorprendió al descubrir que estaba bueno. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando se lo acabó, y fue a la mesa de bebidas para rellenarlo. Después de unos tres más, la fiesta había empezado a gustarle, y acabó en la pista de baile olvidando su vaso en algún sitio de la casa.
—¡Han, te uniste! —Sintió las manos de Kaminari posarse en sus hombros, y se giró viendo a su amigo.
—Si no puedes con tu enemigo, únete a él.
La sonrisa que se dibujó en el rostro de Denki le resultó, en ese momento, incluso más preciada de lo normal. Debía ser efecto del alcohol, estaba seguro de ello. Kaminari se quedó junto a él, y bailaron las siguientes canciones, parando para tomar alguna cosa que un compañero de pronto les ofrecía.
La mente de Sero se sentía embotada, pero le gustaba. Bailar junto a Denki se sentía muy bien; no supo cuándo comenzaron a bailar más juntos de lo que estaban cuando habían comenzado, pero sentirle cerca le producía una tranquilidad inexplicable. La música resonaba en sus oídos y, aunque se movía al ritmo de la misma gracias a que su amigo le guiaba, él sólo podía fijarse en Kaminari.
Se fueron de allí cuando ya estaba amaneciendo. No tenían que trabajar esa mañana, por lo que caminaron tranquilamente hasta su apartamento, deteniéndose de vez en cuando porque Denki decía que estaba cansado. Sero tuvo que cargarle en su espalda las últimas calles, notando que el chico se dormía usando su hombro de almohada.
—Llegamos, Denks —le avisó una vez cruzaron la puerta, pero el chico tan solo gruñó y se acurrucó un poco más. Tenía los brazos alrededor de su cuello y apretó un poco el agarre, pero a Sero no le molestó.
Le llevó hasta su cuarto y, sorteando varias revistas y ropa que había tirada en el suelo, le dejó en la cama. El chico siguió durmiendo como si nada cuando le dejó sobre el colchón; todavía tenía la cara un poco roja por el alcohol que había tomado, y el pelo completamente revuelto, como cuando recién se levantaba. Sero se quedó mirándole un momento para después salir del cuarto.
Solo esperaba que su siguiente fiesta no le dejase con tanto dolor de cabeza.
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