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Parte 1

Tsukiku era una niña de doce años que todo el mundo calificaba como brillante, y no era para menos, ya que su padre era una eminencia en el mundo de la ingeniería.

Su padre era... alguien a quien ella podía admirar sin problemas, pero... había ciertas cosas de él que no le gustaban... sobre todo cuando se trataba de su madre.

Ahora mismo, Tsukiku y su madre, Kohaku, estaban cenando solas en casa... otra vez.

—Mamá... —habló de repente, con voz suave.

—¿Sí, cariño? —Su madre la miró sonriente.

Tsukiku examinó su expresión calmada y sonriente.

Ella siempre era así cuando estaban solas o en público, su actitud solo cambiaba cuando estaban los tres juntos... o sea, las dos en compañía de su padre.

Su padre mayormente trabajaba, dedicaba su vida a la ciencia, pero nunca dejaba que nada les faltara y cada vez que tenía tiempo libre se quedaba en casa con ellas, sí, e incluso con sus constantes viajes el matrimonio había sobrevivido esos doce años, sí, pero aun así...

—Mamá... ¿tú quieres a papá?

La sonrisa de Kohaku se deshizo lentamente.

—¿Q-qué dices?... ¿P-por qué preguntas algo así? —La miró casi horrorizada.

Tsukiku bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior con fuerza.

A su mente vinieron recuerdos de cuando su padre la llevó al laboratorio hace un par de semanas, de como en un momento le dijo que lo esperara en el comedor, pero Tsukiku no hizo caso y fue a buscarlo a su oficina...

Y entonces vio a través de la grieta de la puerta a su padre con esa compañera de trabajo que le presentó antes... vio como ella enredó los brazos alrededor de su cuello y lo besó...

Vio como ambos se sonreían...

—Es que... N-no, no es nada, solo que... ya sabes, él pasa poco tiempo en casa. —Rio nerviosamente, terminando con rapidez lo último de su cena—. A mis compañeros les gusta lanzar sus chistes estúpidos y todo eso, ya sabes.

Kohaku finalmente se relajó un poco, sonriendo tensamente.

—Bueno, hija, sabes que no está bien opinar en las vidas ajenas. —Tomó una copa de vino y bebió rápidamente—. Yo también soy una persona ocupada, no solo tu padre, los dos tenemos trabajos absorbentes, pero te amamos.

—¿Y se aman? —preguntó con voz sombría.

Kohaku se quedó en blanco, antes de asentir.

—C-claro... claro que tenemos una relación especial, hija. Tu padre es mi esposo desde hace años, mi novio desde la adolescencia, yo lo... Él es... Es el hombre de mi vida. —Sonrió y esta vez Tsukiku vio algo de sinceridad en su rostro, pero la sinceridad estaba mezclada con una pizca de tristeza.

¿El hombre de su vida? ¿No el amor de su vida?...

Hizo una mueca, pero simplemente asintió y ya no dijeron nada más.

Después de un tiempo, Tsukiku se encontró en su habitación sin poder dormir y decidió salir a su balcón a tomar aire, sin importarle que estuviera nevando, ya que en Hokkaido el clima era así gran parte del año, especialmente en el pequeño pueblo en el que vivían.

—Maldición, papá... —susurró con voz decepcionada.

En si no fue el beso lo que más la shockeó de la escena que presenció por accidente, el beso fue breve, y más de esa mujer hacia él, pero la actitud de su padre fue lo que terminó por caerle como valde de agua fría, porque no la apartó, no hizo el más mínimo esfuerzo por quitarse a su linda compañera de encima, más bien le sonrió...

Y ahora Tsukiku no podía evitar preguntarse muchas cosas respecto a su familia.

Lo peor es que sentía que su madre ni siquiera fue del todo sincera en su conversación de antes... ¡Maldita sea, quisiera simplemente que le dijeran la verdad!

Algo no encajaba... eso era algo que sospechó toda su vida.

Frustrada, decidió ponerse sus pantuflas y bajar a la sala a ver si comiendo un bocadillo nocturno se calmaba, pero se sorprendió al escuchar la televisión encendida, por lo que decidió acercarse a la sala con cautela.

Vio a su madre mirando la televisión atentamente... ¿estaría esperando a su padre?

Volteó a la puerta, viendo que los zapatos que siempre dejaba ahí para actuar de indicador seguían en la exacta misma posición, o sea que nadie había entrado... o sea que su padre seguía sin llegar a casa.

Rodó los ojos, antes de voltear hacia su madre con la intención de revelar su presencia y decirle que debería irse a dormir, pero entonces lo vio... un par de lágrimas bajando por sus mejillas...

Estaba llorando... y no era un llanto por alguna pelicula o escena triste de novela, estaba viendo las noticias, por la voz de presentadores que se notaba de fondo, y se notaba en su expresión tanta amargura y tristeza... Parecía como si algo en ella se rompiera.

Sintió su corazón estrujarse dolorosamente ante la visión y dio un paso adelante, preguntándose si esto era por su padre, queriendo saber si acaso hizo algo malo o si podía hacer algo para calmarla, pero entonces al fin se molestó en dar un buen vistazo a la pantalla de la televisión.

Se congeló.

En la pantalla se leía el encabezado "Ishigami Senku fotografiado del brazo de una misteriosa mujer" y se veían varias fotos del susodicho abrazando por la cintura a una mujer bonita, entrando a un bar.

Y fue ahí que Tsukiku entendió todo.

Siempre supo que algo no encajaba... pero esta vez obtendría respuestas.

Ishigami Senku tendría que darle explicaciones.

.

—Esto es una locura, Tsukiku... —clamó Shirosawa Misaki, amiga de la escuela de Tsukiku, nerviosismo evidente en su voz mientras bajaban rápidamente del tren en el que estuvieron viajando por horas—. Tu madre nos va a matar.

—Ja, puede matarme si quiera, luego de que obtenga respuestas. —Alzó la barbilla, pero luego bufó—. Dios, que calor hace en Tokio. —Se quitó el abrigo pesado que traía, pero se dejó el sombrero esquimal blanco.

—Y eso que es invierno, pero la diferencia de temperatura es notable —murmuró Mijow Yok, también amigo de su escuela, quitándose su abrigo pero dejando su bufanda que le cubría la mitad del rostro aunque debajo también traía un cubrebocas.

—En fin, ahora busquemos un taxi, Ishigami Corp. no está lejos. —Tsukiku apretó los puños emocionada por la travesura tan extrema que estaba haciendo.

—¿Tenemos dinero suficiente para esto? —indagó Yok.

—He estado ahorrando —afirmó Tsukiku, sin preocuparse demasiado, aunque le hubiera gustado quitarle una tarjeta a su padre pero él siempre se las llevaba todas.

Finalmente, tomaron el taxi y llegaron a la empresa, pero vieron con una mueca que había seguridad en la puerta.

—¿Y ahora qué, genio? —indagó Yok, bufando.

—Estoy abierta a sugerencias, su real alteza, rey de los criticones. —Lo miró venenosamente.

—No creo que podamos entrar con una excusa, somos simples niños. —Misaki parecía desanimada—. ¿Quizás una distracción?

—Eso solo funciona en las películas. —Yok rodó los ojos—. No creo que podamos entrar.

—No vine tan lejos para rendirme, ese maldito anciano me debe respuestas y me las dará. —Tsukiku apretó los puños, decidida.

—¿Cómo?

Tsukiku se llevó dos dedos a la barbilla, observando fijamente a la entrada donde un guardia dejaba pasar a una persona trajeada y luego se mantenía firmemente en su sitio.

—Bueno... es solo un tipo... —murmuró pensativo.

—Armado —añadió Yok.

—Pero somos niños. —Tsukiku sonrió malvadamente—. No puede lastimarnos.

—¿Qué sugieres? —Misaki y Yok la miraron perturbados.

—Bueno, su majestad, es hora de que tu fama de delincuente nos sirva para algo.

—Agh, no debí venir... —Yok solo pudo negar con la cabeza.

Luego de unos minutos de planeación, Yok comenzó a pasearse distraídamente por la calle frente al enorme edificio de Ishigami Corp., mientras Tsukiku y Misaki se apoyaban distraídamente en la pared cerca de la puerta.

Cuando una señora mayor con un bolso pasó cerca de la puerta, Yok miró con odio a Tsukiku, antes de tomar el bolso de la señora y correr.

—¡Oye! ¡Ladrón! —gritó la señora.

—¡Oye, niño, vuelve aquí! —El guardia corrió tras él y Tsukiku y Misaki de inmediato se colaron por la puerta mientras todas las miradas se desviaban a la escena del guardia corriendo tras el niño.

Corrieron a esconderse en el baño de mujeres y se encerraron allí, jadeando por la adrenalina, antes de mirarse triunfante.

—Bien, estamos dentro. —Chocaron puños silenciosamente y asomaron la cabeza, viendo que todos estaban concentrados en mirar al guardia corriendo en círculos tras Yok frente al edificio.

Aprovecharon la distracción y corrieron silenciosamente hasta las escaleras.

—Vamos hasta el último piso, ahí está él.

Corrieron rápidamente por las largas y casi interminables escaleras, hasta que llegaron al último piso y se asomaron, maldiciendo al ver que también había seguridad allí.

—Demonios...

—¿Y ahora qué? —preguntó Misaki.

—No sé... ¿Quieres fingir un infarto? —Bufó.

—¿No tienes un plan que no sea una completa locura, amiga? —indagó con sequedad.

—Ja, claro que no, ¿quién me crees? —bromeó y ambas rieron, sentándose en los escalones.

—¿Y si simplemente dices que es tu padre?... —preguntó Misaki con duda.

—Eso no funcionará. —Tsukiku tensó la mandíbula.

—Cierto, él no te... —Calló cuando de repente las puertas dobles de la oficina al fondo se abrieron y Senku emergió con rostro desinteresado, con un grupo de personas saliendo detrás de él, como si acabara de terminar una reunión importante.

Tsukiku se congeló, pero Misaki tomó sus hombros rápidamente.

—¡Es tu oportunidad! ¡Ve! —La empujó para que diera un paso, saliendo de detrás de la pared que tapaba las escaleras, y fue entonces que todos los ojos se dirigieron a ella.

—¿Y tú cómo entraste aquí, niña? —preguntó el guardia de seguridad, que era el más cercano a ella.

Tsukiku lo miró boqueando un poco, antes de correr hacia su padre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Senku, sus ojos muy abiertos.

—Yo... —Tsukiku mordió su labio, antes de quitarse el sombrero—. Necesito hablar contigo.

Senku la miró seriamente, sus ojos rebosando con incredulidad.

—¿Tu madre te mandó? —La miró con frialdad y Tsukiku se tensó—. ¿Te dijo que te daré dinero? Pues te mintió. —Miró al tipo de seguridad que ya estaba detrás de ella—. Llévatela. Dásela a su madre o a la policía si es necesario.

—¡E-espera! —Estiró una mano hacia él mientras el guardia la jalaba por los hombros—. ¡Espera, papá!...

Senku volteó a verla con total y absoluto fastidio.

—No soy tu padre, niña. Si en verdad te creíste eso, tu madre te mintió, ahora déjame en paz. —Dicho eso, tomó la mano de la misma mujer con la que apareció en televisión la otra noche, y se fue, permitiendo que Tsukiku fuera expulsada de su empresa.

Nunca se molesto en siquiera verla a los ojos.

Continuará...

Holaaa :D

Este fanfic es un regalo navideño para mi querida Lidia por siempre apoyar mis fics :'D

La historia tiene mucho potencial, así que espero continuarla algún día owo

Ojala les haya gustado uwu

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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