Después de tanto, supieron de un tratamiento especializado en omegas infértiles, se trataba de un proceso delicado, extracción de óvulos e inseminarlos y plantarlos en el útero.

Sonaba doloroso.

Y lo era.

Ovular para un omega, es significado de celo, si se quiere un embarazo seguro y fuerte. Eso significa humillación.

Inducirían el celo de Katsuki y luego extraerían los óvulos, solo que es muy complicado, ya que el alfa debe observarlo, obviamente que Katsuki al ser marcado, el doctor no reaccionara, pero que Izuku esté ahí significa que debe controlarse, ya que otro alfa ve a su omega de esa manera. En celo.

Y lo doloroso sería que, para la extracción de óvulos, debe introducir una pequeña aspiradora para poder tomar lo ovulo y eso era lo doloroso, ya que nada puede invadir el cuerpo del omega marcado, ni un juguete sexual, ni un procedimiento científico. Todo sería rechazado y convertido en dolor.

—¡Hazlo! — le dice Izuku

—Pero...

—Pero nada, tú quieres un cachorro y yo apoyaré.

Katsuki lo piensa... debe balancear muy bien. Claro que quiere un bebé, pero no a costa del sufrimiento de Izuku y el suyo.

Katsuki realmente se lo está pensando cuando...

—Bien—dice el doctor— lo siento mucho Midoriya-sama— dice dirigiéndose a Izuku— Bakugo-san no es apto para el procedimiento, sus niveles de FSH y LH, son muy altos— dice arreglando sus lentes— para el procedimiento no es adecuado ya que, al inducir el celo, este explotará y con seguridad usted reaccionará y no dudará en arrancarme la cabeza. Así que no se podrá—dice anotando algo en el historial— es bueno ya que pueden tener sexo y tener una posibilidad alta de tener un bebé, así que aproveche estos días.

Los dos sonrieron y fueron a casa.

Iban hacer un bebé... o dos.

Negativo

Negativo

Negativo

Negativo

Negativo

Han pasado dos años.

Y Katsuki nunca se embarazó, lo dejaron de lado. No intentarían nada más y eso fue a petición del omega, se resignó a ser madre.

Lloro amargamente por una semana. Se lavó la cara se arregló y propuso a Izuku adoptar, cosa que el alfa acepta con gusto.

Unos meses después fueron al orfanato, a completar su familia feliz, los encargados les contaban la historia de los bebes abandonados. Algunos eran huérfanos, otros sus madres estaban enfermas y no tenían la posibilidad de cuidarlos, otros lo hacían porque su nuevo alfa no los quería cerca y otros simplemente no les importaba.

Izuku y Katsuki escuchaba las historias y se les acongojaba el corazón, ¿cómo tenían corazón para abandonar a los niños por otro alfa?, eso era inconcebible.

Fue hasta que escucharon de la historia de los mellizos, fueron dejados por su madre beta, era una alcohólica y prostituta que los abandonó ya que no los quería, tenían apenas unos mesecitos. Cuando los vieron, sus corazones se llenaron de alegría, dos pequeños bebés de piel blanca, cabello y ojos almendra...

—se parecen a mi viejo— murmuro Katsuki acariciando su mejilla.

Izuku vio el amor maternal en Katsuki, a pesar de ser un omega sin parto, se mostraba contento de estar a su lado.

Las idas y vuelta fueron todo un desafío, debían tener una casa propia y a su vez debía estar acondicionada para sus bebes. Todo fue un desastre apurado por tener a los bebes.

Y lo que más detestaba Katsuki.

La boda.

Eso fue la odisea para la pobre alfa, el mal humor que tuvo aguantar. Y su discurso de siempre...

— ¿por qué carajos debemos casarnos? — dice molesto leyendo los requisitos— tengo tu marca, te he soportado por casi 10 años, ¿no es prueba suficiente que no te dejaré?—grita irritado y el alfa solo lo mira, le encanta que se ponga bravo— un estúpido papel no define mi amor por ti. —gruñe y se sienta en las piernas del alfa.

—pero si lo necesitamos para los niños.

—Solo por ellos—dice dándose vuelta y mira do a su alfa— por qué tu estas seguro que siempre estaremos junto, ¿verdad?

La respuesta fue un fuerte beso, con amor, pasión y mordidas.

Cuando los niños cumplieron 6 meses, Katsuki ya los tenía con él.

Hajime y Aiko Midoriya

Eran hermosos, con el tiempo tomaron un color más rosado y mejilla regordetas.

La vida de Katsuki no puede ir mejor.