Una fuerte tormenta azotaba la noche, el sonido del agua al caer de este mundo de alguna manera me mantiene en constante tranquilidad.

El saber que no puede herirme y sentir la refrescante brisa es algo que no deja de maravillarme.

El estar haciendo "simples actividades" humanas, pasearme libremente por los alrededores sin tener que estar constantemente en riesgo es algo que no puedo dejar de agradecer al titán por darme tal oportunidad.

Un burbujeo se había adueñado de la cocina, avisando que el estofado ya estaba listo, mientras preparaba la mesa para la señora Noceda y para mí, empezó a relatar de una noticia sobre un par de chicas habían estado por meses en un lugar llamado ¿Ranalandia? ¡Entonces ese es el tema que envolvió por completo la escuela! Por un momento me sentía tan desubicada en cuanto me preguntaron si sabía algo al respecto.

En cuanto revisabámos el sabor del estofado, un sonido captó nuestro atención siendo el timbre del hogar ¿Visitas? ¿A estas horas de la noche? No pude evitar el alterarme cambiando inmediatamente mi apariencia en la que había estado fingiendo ser desde que llegué al mundo humano, ¡no podía creer que mi momento de paz había sido interrumpido! Seguramente eran esas personas que quieren hablar de un tal ¿Jehovi? ¿Jehova? Sinceramente estoy pensando en ahuyentarlos para que no vuelvan a tocar las puertas de este hogar, si bien no les entiendo mucho a lo que quieren llegar son extremadamente molestos ¡incluso pueden hasta ser groseros!

La señora Noceda me encargo vigilar la comida mientras que ella iría a revisar quienes eran los que insistentemente hacían sonar el timbre.

Solo me limitaba en tomar el cucharón moviendola en círculos así evitando que se cosiera de más, la revise una vez más y ¡no sentía que podría acostumbrarme a la inmensidad de sabores que existen en este mundo! Sabiendo que ya estaba en su punto termino por apagar la mecha e ir por el par de platos que había puesto anteriormente en la mesa.

Pero cuando me di la vuelta, no pude evitar soltar el cucharón, sentí como cada rincon de mi cuerpo era invadido por el miedo y los nervios, algo que no me había pasado desde mi encuentro con el bibliotecario.

Mis manos comenzando a temblar, el ver como estaba aquí, en realidad ella regresó... Luz Noceda volvió a su hogar junto a su madre.

Veia como se abrazaban con fuerzas, lagrimas derramadas por parte de ambas, pero eso no fue todo, de fondo podía ver otras siluetas, más fue mi sorpresa el saber que se trataban de 4 brujos, podía oler su aroma por donde fuera... aunque se nota que no han tenido un buen día.

Ellos se acercaban hacía la sala, cosa que me puso más nerviosa y volvía a tomar el cucharón dirigiendo me rápidamente para lavarlo y tomar más platos, pero era tanta la angustia que simplemente resbalaron de mis manos ocasionado que algunos se llegarán a romper haciendo un escándalo.

Múltiples pisadas se escuchaban acercándose rápidamente, al intentar ocultar mi desastre termino dando un quejido y ver la palma de mi mano sangrar y una gran cortada en ella. Al levantar la mirada veo como todos están reunidos observándome, reincorporandome y ocultar mi mano lastimada mientras intentaba sonreír.

—L-luz— sentía como se me hacía un nudo en la garganta —H-has vuelto, m-mama y yo estábamos m-muy preocupadas por ti— declaró haciendo que los visitantes se sorprendieron.

—¿Quien es ella Luz?— Cuestiono Amity.

Esta solo se le quedó viendo a Vee quien aún mantenía esa pequeña sonrisa dándose cuenta que giraba levemente su cabeza en forma de negación.

—E-ella es— sin embargo fue interrumpida.

—¡Su hermana!— Reveló alzando la voz.

—¿si? ¡Es decir si!— Soltó una risa nerviosa —Un pequeño detalle que se me pasó decirles, ¡Upsi!— Dijo mientras se golpeaba la frente.

—¡Vee tu mano!— Finalemente la señora noceda reacciono el ver como goteaba la mano —Vamos arriba, hay vendaje en el baño— se acercó a ella para tomarla con cuidado de los hombros para guiarla —Luz atiende a tus amigos la cena esta lista— concluyó para abandonar el lugar junto a su "hija".

Después de esa escena la cocina quedó en completo silencio hasta que la morena intento animar un poco el ambiente.

—Entonceees ¿quién tiene hambre?— señaló la hoya con el estofado               —Vamoos no sean tímidos ¿Quien dice yo?— esta vez tomando un plato y sirviendo para mostrárselo a sus amigos.

Estos aun con la duda de probar o no, tenían pocas opciones, estaban agotados, hambrientos y con muchas ganas de una ducha caliente.

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Sonidos de quejidos provenientes del baño eran causadas por una "joven chica de tez morena" mientras soportaba el dolor provocado del agua oxigenada que era untada alrededor de su herida.

—Si no te quedas quieta jamas terminaremos— Señaló Camila tirando el algodón para proceder a envolver le un vendaje.

—A-Aun sigo sin creer como una poción curativa duele tant— se interrumpió así misma cerrando la boca tratando de ahogar su dolor mientras le hacían presión en su vendaje.

—¿Lo ves? Así de fácil era—Soltó una risa al ver la cara que tenia su "hija".

—Preferiría que me cortasen la mano— se volvió a quejar para salir del baño
—Señora camila— llamo vee deteniendo el paso de la mayor.

—¿Si? ¿Que pasa?, ¿volvió abrirse de la herida?— Pregunto preocupada.

—¡Oh! No, no, no, lo que quería comentarle es- trago en seco —Que porfavor mantenga en secreto lo que soy frente a estas recién llegados, exceptuando a Luz claro— explicó.

—Eso no debes pedírmelo, se lo mucho que es para ti este tema, no lo haría sin tu consentimiento— Dijo mientras trataba de calmarla dandole una sonrisa.

—Se lo agradezco señora Camila— un gran peso fue liberado en forma de suspiro.

—Solo por mera curiodad— atrajo la atención de la morena —¿Por qué no quieres que te vean? Al fin y al cabo son de tu mundo— la ignorancia en camila se le hacia algo tierna.

—Puees, verá ellos son ¿comó se lo explicó?— hizo una breve pausa —Son brujos, por ende están hechos de magia ¿cierto?— Camila solo se limito en asentir —Digamos que mi especie no tiene una buena relación con los brujos, ya que al alimentarnos de magia, por generaciones mis antepasados los cazaban al tratar de sobrevivir— alzaba los hombros en señal de pena.

—En-entonces ¿Vas a comertelos?— Pregunto con miedo.

—¡¿QUE?! ¡No! Mientras tenga una fuente comestible de magia no cedere a mis instintos— Explicó mostrando las tarjetas que aparte de otorgarle el poder cambia de apariencia, era para saciar su hambre constante de magia.

Eso le dio un aire de tranquilidad a Camila, que a pesar de no creer capas de que Vee hiciese algo así. No puede obligarla a ir en contra de su propia naturaleza.

—Hablaremos de esto luego, por ahora vayamos a cenar, deben seguir preocupados por el susto que les diste— esto último lo dijo de manera chistosa.

—Creo que esta vez pasare— Dijo soltando un vago suspiro —no quiero interrumpir, aparte me sentiría muy incomoda— llevo su mano rascándose la mejilla mientras soltaba una carcajada.

Esto hizo que Camila la viera más a detalle, notando como su otra mano, golpeaba constamente su cadera en señal de en tan solo pensar en ir a cenar con ellos le causaba mucha ansiedad.

El sorpresivo tacto en su mano temblorosa logró que alzará la mirada, encontrándose con la dulce sonrisa que siempre encontraba la forma de tranquilizarla. Sintiendo como de a poco esta dejaba de temblar y al mismo tiempo siendo atraída cortando la distancia entre ambas dando así un agradable y profundo abrazo que Vee no quisiera que acabará.

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—Y así es como expuse mi proyecto con serpientes vivas para más realismo a mi presentación — Terminó de relatar luz.

Mientras los demás tenían una mirada que mostraba su notable confusión.

—Luz, no es por ser terco ni algo pero—  El rubio trago en seco —¿Comó planeamos decirle todo a tu madre?— Cuestionó.

Hablar... luz nunca es la mejor con las palabras, siempre termina dando entender lo opuesto a lo que quiere mostrar, pero incluso ella es consiente que no tiene escapatoria de las consecuencia de sus acciones.

—B-bueno, ya lo sabremos cuando regrese d-de atender a mi hermana— una risa nerviosa

—Hablando ella— Reacciono la pelimorada —Jamás la mencionaste, ¿Porqué jamás se te ocurrió si quiera decirnos que tenías una hermana gemela?— reclamó.

—N-no sentía que hubiera necesidad de mencionarlo— Dijo al desviar su vista tratando de entretener su mente en otra cosa.

—Pero, si nos hablaste de estas serpientes que rondaban en tu escuela ¡Hasta incluso en como usaste órganos falsos en tu obra de teatro— ahora quien argumentaba era la pelinegra.

Que como todos, tenían ciertas dudas del porqué jamás hubo mención alguna de aquella quien decía ser su prácticamente copia de ella.

El rechinar de la madera captaba la atención de los jóvenes, presenciando el regreso de los familiares Noceda. Reinaba el silencio, la sensación de ser observada por lo recién llegados causó que la respiración de Vee empezará alterarse, quedándose detrás de la morena mayor.

Camila al presenciar la falta de silencio, la incomodidad de parte de sus hijas, genia no tenía que ser para saber que desde el reencuentro con su hija... las circunstancias no le han favorecido.

Ambas tomaron asiento, era hora de aclarar muchas incognitas,esto definitivamente sería una larga velada.