Verdad o Reto
¡Al fin bachilleres! Ahora les restaba enfrentarse a las pruebas de ingreso. Hänsel, firme a cumplir su juramento, había optado por la carrera en Licenciatura en Cultura Física. Dido, por supuesto, una vez más ostentó la categoría de mejor estudiante, y encabezó el escalafón con un promedio que, aunque no de cien, resultó en un noventa y nueve punto noventa y nueve:
_ No entiendo por qué coño no te dieron la décima que te faltaba para que tuvieras los cien puntos. Nadie lo merece más que tú._ protestaba Hänsel.
_ Recuerda que soy la alumna renegada, la que siempre pelea y protesta por todo. Los profesores estarán felices de no tenernos a ninguno de los dos el próximo curso.
_ Habla por ti. A mí me aman... Oye ¿Irás a la fiesta de despedida de esta noche?
Dido hizo una mueca:
_ Sabes que esas pachangas no son lo mío.
_ Anda Diana Dolores. Vamos. Será divertido. Todos los alumnos de doce grado irán.
_ Razón de peso para no hacer acto de presencia. Todos los alumnos de doce grado me resultan altamente tóxicos y nefastos.
_ Por una vez en la vida deja de ser tan tú y compláceme.
Dido lo golpeó en un hombro con fuerza:
_ ¡Eres un desvergonzado al atreverte a decirme algo semejante! Vivo dejándome arrastrar por tus arrebatos... ¿Qué has hecho tú por mí al menos una vez en tu vida?
_ ¿Te olvidas de ese maratón de películas tediosas que me obligaste a ver: El Color Púrpura, La Lista de Schindler, Gandhi? ¡Casi me muero del aburrimiento!
_ Son clásicos del cine, imbécil. Y si vamos a irnos por ese tema, yo tuve que dejar que me torturaras con el universo cinematográfico de Marvel y DC... ¿Quieres algo peor que eso?
_ ¡Por favor! No puedes comparar ninguno de esos tabacos que te gustan a ti con esos clásicos. Esas sí son películas: Aquaman, Captain America, Spider-Man, Iron Man, Superman...
_ Sal de mi vista antes de que te golpee como estoy deseando hacer en este momento._ gruñó Dido.
Al final, terminó dejándose arrastrar por Hänsel a la fiesta de despedida de los estudiantes de duodécimo grado.
La celebración tendría lugar en las afueras del pueblo, en la casa de uno de los alumnos, que contaba con un enorme patio, rodeado de una espesa arboleda con rústicos banquillos para sentarse. Los estudiantes llevaban platos con dulces u otros alimentos ligeros, y hasta se infiltraron varias botellas de bebida:
_ Ni sueñes que voy a beber._ advirtió Dido a Hänsel por lo bajo.
_ Tranquila, no queremos que vuelvas a montar otro numerito parecido al del día de los enamorados.
Cerca de las diez de la noche, cuando muchos ya se habían retirado, y la mayoría ya estaba harta de bailar, se reunieron en torno a una fogata que habían improvisado para quemar cuadernos, y alguien sugirió hacer el juego de Verdad o Reto. Era la justificación perfecta para escarbar en la vida íntima de cada uno, enterarse de jugosos chismes y sacar a relucir verdades retorcidas. Los retos iban desde alentar a alguien a que se desnudara, besara a alguno de los presentes o hiciera cualquier cosa humillante a la par de divertida para el resto. La mayoría de las chicas querían que les impusieran retos que tuviera que involucrarlas de alguna manera con Hänsel. Hasta el momento en que le tocó a Dido:
_ Yo nunca dije que jugaría._ dijo la muchacha de forma tajante.
_ Diana Dolores no seas pedante. Es solo un juego._ soltó Hänsel dándole un empujoncito con un hombro.
Dido soltó un suspiro desgarrador y puso los ojos en blanco:
_ Como quieras... Elijo verdad.
Y una de las muchachas soltó la pregunta con la sutileza de una pistola:
_ ¿Alguna vez te has sentido atraída por Hänsel?
_ ¿Qué...?_ casi chilló Dido.
_ ¿Qué si alguna vez, desde que lo conoces, te ha pasado que has sentido como que Hänsel te gusta?
Dido solo atinó a soltar una risita tonta y nerviosa. Miró a ambos lados. Todos los ojos estaban puestos sobre ella, esperando con ansias la respuesta que había de dar. Miró a Hänsel, pero el muchacho tenía el rostro gacho:
_ Eso es una tontería.
_ Es una pregunta, y debes responder con la verdad._ alertó un chico.
_ ¡Ok! ¡La respuesta es NO! ¡Hänsel es mi amigo! ¡Él y yo nunca nos hemos visto de otra manera que no sea como amigos!
Estuvo tentada a pararse y largarse, pero aquel arranque habría sido demasiado sospechoso, por lo que permaneció sentada en el mismo lugar, con cara de pocos amigos. A continuación le tocó a una jovencita que tuvo que besar a otra de las chicas, como reto. Luego a un joven que se vio forzado a confesar sin alguna vez se había masturbado pensando en alguna de las damas presentes. Y fue el turno de Hänsel, que se frotó las manos diciendo:
_ ¿A quién debo besar? ¿O qué parte de mi cuerpo quieren que muestre?
_ No._ le señaló alguien._ Te toca verdad, así que debes responder con sinceridad.
_ Eso no es problema,_ sonrió Hänsel._ yo nunca miento.
Varias chicas juntaron velozmente la cabeza y cuchichearon entre ellas. Una se encargó de hacer la pregunta:
_ ¿Alguna vez has fantaseado sexualmente con Dido?
_ ¿Oigan qué les pasa?_ protestó la muchacha sin poder ocultar su enojo._ Ya me preguntaron eso a mí.
_ Y ahora se lo preguntamos a él. Que responda... ¿Has tenido fantasías calientes con Dido, Hänsel?
_ No. Nunca._ contestó el muchacho sin dejar de sonreír, aunque la sonrisa carecía del cinismo acostumbrado._ Ella es como mi hermana, y uno no se pone caliente pensando en su hermana.
Esa noche, de regreso a sus casas, Hänsel y Dido no estaban felices consigo mismos.
Tenían en las bocas y en las mentes, el amargo sabor y la rara sensación de haber mentido por primera vez en sus vidas.
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