«Te encontré »
Narra Ylenia
Salimos de su departamento y tomamos un taxi, ya que no queríamos ir en mi auto por los accidentes.
—¿Y adónde vamos a ir?.
—Al Rojo. —Dice toda calmada, yo sólo muevo mi cabeza ...
—¿Al Rojo?... ¿Pero para entrar al lugar no tienes que sacar una cita un día antes y pagar un dinero?. —Pregunto y veo que su cara se pone triste pero luego sólo veo es maldad.
—Sí tienes razón, pero yo ya veré como entramos.
—¿Eso significa que por gusto vamos a ir?. —Hablo mientras pongo mi cabeza hacia atrás.
—No por gusto, es porque quiero sacarme todo lo que tengo acumulado e ni interior por ese maldito infiel.
Yo me la quedo mirando sin saber cómo reaccionar.
—Guau mi chica sacó las garras. —Digo sonriendo y aplaudiendo.
—Qué graciosa. —Me mira. —Tenías razón cuando decías que todos los varones son una basura.
El chófer nos queda mirando por el retrovisor yo sólo le respondo con una sonrisa de niña.
—Disculpe que me entrometa, pero no todos somos iguales. —Dice el chófer, ahora que lo veo es un chico muy guapo.
—Eso es cierto. —Digo moviendo mi cabeza en forma positiva.
—Pero que vaya suerte mía que me toco el peor ... y mi conclusión es que todos son iguales.
—No se quien le habrá hecho tanto daño, pero no generalice.
Mientras el chófer nos guía a nuestro destino y Irene habla con él sobre los varones y sus infidelidades yo me quedo viendo lo que ocurre mientras por temporadas me río de lo que dicen.
—Muy bien señorita creo que no concordamos, pero le diré que no conoció al hombre perfecto sólo besó a sapos y por último ya llegamos.
Yo me le quedé mirando al chico ese es de mi tipo, ese es de mi generación me encanta. Pero no para una relación porque nos mataríamos entre los dos.
—Tal vez en todo el trayecto que veníamos discutiendo te doy la razón por primera vez.
Él se la queda mirando con la boca abierta por lo que dijo, pero luego veo una sonrisa.
—Diviértanse. —Dice mientras arranca.
—Es un buen chico. —Digo mientras la molesto con mis dedos en sus costillas.
—Vamos...Que tenemos que idear un plan para entrar.
—¿Qué hora es?. —Me pregunta.
—Las seis y cincuenta.
—Tenemos tiempo.
Narra Aiden
—¿Subes?. —Pregunto mientras me siento en mi moto.
—Pero tengo falda
—¿Quieres subir conmigo sí o no?
—Muy bien pero luego, pero lo pagas. —Dice mirándome lascivamente.
Manejo a una velocidad tortuga ya que todo el trayecto estuvo quejándose de todo, ¿Qué si se cae? ¿Qué el viento? ¿Qué tiene miedo?, ya me tiene cansado.
Cuando llegamos veo que hay demasiada gente, la bajo con cuidado, ante todo es una mujer.
—Espérame en la entrada mientras dejo mi moto en un lugar seguro.
—¿Es enserio? ¿Por qué no has traído tu auto?, esa cosa es peligrosa y encima te vas dejándome.
Me voy mientras escucho sus quejas en mi espalda, cuando le dejo en el lugar de siempre, veo a dos muchachas un alta en cambio la otra teniendo tacos no la alcanza que se dirigen por la parte trasera de la discoteca.
Las chicas están bien vestidas una tiene el vestido plomo y con sus tacones le caen de maravilla, pero que decir de su otra acompañante ese vestido negro le da un aura bellísima.
Cuando me estoy por dar la vuelta escucho.
—No crees que se darán cuenta.
—Por supuesto que no.
—Apurate Ylenia.
¿Ylenia?, Cuando estoy por avanzar escucho ese bendito nombre.
—¿Oye se les perdió algo?. —Grito.
—No. No, claro que no, sólo que...sí, se me perdió algo, ¡Eso se me perdió algo¡. —Habla la pequeña mientras me mira, lo cual se asombra al saber quién soy.
—¿Y encontraste lo que perdiste?. —Le miro todo el hermoso cuerpo y me doy cuenta que me gusta lo que veo.
—Sí, ella encontró lo que perdió. —Me respondió la chica que iba a su costado, es bonita pero no tanto como mi pequeña.
—Se que te diste cuenta quien soy. —Le digo mientras me acerco a ellas.
—Señor Jackson, lo siento por no reconocerle.
—No te disculpes, ¿Vas a entrar al club?. —Le pregunto, mientras trato de que no se note mis celos, ya que todos los hombres verán lo que me pertenece y eso no me gusta para nada. Y sigo pensando como un hombre de cavernas.
—Sí. —Me mira con una sonrisa que hace que todo mi cuerpo se encienda.
—Muy bien y sí que tal entras conmigo, y no me llames por mi apellido dime Aiden.
—Y su cita Aiden.
—Sólo quería que entremos y adentro nos separamos.
Espero que acepte porque quiero que este dentro de mi radar para poder vigilarla.
—No hay problema.
Narra Ylenia
Cuando entramos, Aiden entró con una chica muy hermosa y por lo que veo es alta.
—Muchísimas gracias Aiden. —Digo mientras agarro a mi amiga que todavía está mirando a todos lados me pregunto por qué quiso venir a este lugar caro.
—De nada, espero que te diviertas.
—Eso are... —Ni bien termino de hablar eso sus ojos se oscurecen creo que es por la luz. —Usted también diviértase.
Cuando me volteo para ir a pedir dos vasos para tomar escucho.
—Pero si esa chica es pequeña, ¿Quién se fijará en ella?.
Maldita escuálida, te salvaste por qué vas de cita, sino barría el piso con tu pelo.
Nos sentamos en el taburete y aparece un barman.
—¿Qué desean pedir dos hermosas chicas para pedir?.
—A mí me da el más fuerte. —Dice Irene mirando a un punto fijo a mi atrás.
Me volteó y no me lo puedo creer que mis ojos ven. Roberto está besando a una chica de cabello negro.
—A mí también me da lo mismo. —Digo mientras estoy trazando un plan.
—¿Por qué no me lo dijiste?.
—Tenía miedo... Miedo a que digas que no.
—Muy bien voy hacer algo y no me interrumpas. —Hablo mientas me paro y me dirijo al chico que pone la música.
—Disculpe. —Hablo con voz alta para que me escuche.
El sólo me mira mientras baja el volumen, y eso hace que todas las personas miren donde estoy.
—Podría darme el micrófono, por favor, quiero hacer algo que seguro al club le encantará y a ti también.
Espero que me ayude.
—Muy bien, pero tienes un tiempo limitado.
—Gracias. —Le digo mientras le muestro mi más sonrisa sincera lo cual me corresponde.
Me dirijo con paso decidido al taburete que hay en el centro, me subo y veo que soy el centro de atención por mi vestido y por lo que estoy arriba.
—Hola, mi nombre es Ylenia. —La gente me mira, ahora que veo hay mesas en un lugar para los que miran y otros que estaban en bailando se sientan.
—Pedí en micrófono, para poder hablar algo muy importante para mí.
¿Alguno de ustedes tiene novia?. —Pregunto mientras veo las personas que están en su a ciento me miran interrogantes. —No sean tímidos alcen las manos. —Sólo alzan cinco personas. —Muy bien... y alguno de ustedes vienes a divertirse. —Lo cual todos levantan la mano. —Obvio si no a que vendrían... por último ¿Alguno de ustedes es infiel?. —Todos me miran y ninguno alza la mano. —Se preguntaran que hace una chica como yo hablando por el micrófono ¿Verdad?. —Todos asienten. —Yo les digo que hay más de un infiel aquí. —Los miró a todos. —Me subí porque quiero que me den un consejo. —Les hablo mientras camino como si estuviera en una conferencia. —Para una amiga. —Todos se ríen porque esa es la típica escusa que dicen algunas mujeres para que las den a ella. —Sé que piensan y no es para mí es para una amiga, así que no se rían.
Todos me miran, pero yo tengo mi mirada puesta en la persona que mataré
—Sólo diré a un chico que está aquí presente, sentado entre ustedes que te encontré.
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