CAPÍTULO 6
Leer este capítulo escuchando esta canción. La idea surgió al escuchar este tema.
A pesar que deseaba volver a verla nunca pensó que eso llegara a suceder. Y allí está él ahora, frente a la única mujer que ha amado de verdad en su vida.
Han pasado los años y tiene alguna que otra arruga, aunque sigue siendo hermosa, incluso su cuerpo se ve en forma pese a su edad. Se nota que la mujer se cuida, se preocupa por mantenerse sana y eso le gusta.
Después de todo, él tampoco es ya un adolescente, ambos pasan de largo de los cuarenta, en realidad se encuentran más cerca de los cincuenta que de los cuarenta.
Fabiola invita al cantante a sentarse mientras ambos intentan comportarse de la manera más natural posible delante de las cámaras a pesar del impacto inicial de volver a verse de forma tan inesperada después de tantos años.
Diana, que siempre que puede, ve el programa de su hermana, sonríe al presenciar el reencuentro de ambos. Para ella también ha sido una sorpresa, al igual que para su hermana, la presencia de Mitchell, precisamente en el programa que Fabiola presenta desde hace un par de años.
El puesto de prestigio que la rubia tiene desde hace tiempo en el mundo de la televisión no ha sido fruto de la suerte o la casualidad, sino del trabajo duro de su hermana, que durante años se pasó las noches estudiando y el resto del día trabajando para poder pagarse la carrera de Periodismo.
Porque ella sí es una periodista seria y rigurosa, no como muchos otros, sobre todo los que se dedican al corazón y ejercen el periodismo amarillista y sensacionalista, que no tienen ningún tipo de problema en mentir, difamar o lo que haga falta por lograr una noticia. Y si es escandalosa mucho mejor, ya que es lo que vende. Esa clase de individuos que denigran su profesión con sus mentiras sobre personas famosas o sucesos falsos, incluso las noticias a veces no dicen la verdad tal cual es. Cuentan unas cosas de determinada manera, callando otras.
Fabiola siempre se ha enfrentado a estos que dicen llamarse periodistas, en especial a los que inventan rumores graves y falsos sobre personajes públicos.
Su actitud hacia ellos la ha hecho granjearse no pocos enemigos. Enemigos que no han dudado en hacer lo mismo que hacen con las demás celebridades. Ha sido atacada y difamada por ellos que no han dudado en mentir, incluso pagar gente por hacerlo. Sin embargo, la periodista no se ha quedado quieta y con ayuda de su hermana Diana, ha denunciado a cada persona que ha mentido sobre ella ganando cada una de esas demandas.
Cuando conoció al sueco, la periodista tenía un buen trabajo, aunque su profesión actual siempre fue su vocación. Diana y ella pertenecen a una familia humilde y a diferencia de sus amigas ricas, se han ganado cada cosa que tienen. Eso da más valor a lo que han conseguido.
La abogada observa la entrevista con detenimiento tratando de imaginar como se sentirá la pareja tras haberse reencontrado después de tanto tiempo. De lo que si está segura es que debe haber resultado un shock para ambos.
En plató, Fabiola comienza a realizarle la entrevista al rockero aunque apenas puede disimular los nervios que siente al tener al sueco cerca tras de más de veinte años sin verse. Además que él no deje de mirarla como ha hecho siempre, con ternura, la pone más nerviosa todavía.
—Bienvenido a nuestro país. —comienza a decir ella intentando ocultar al público el temblor de una de sus manos.
El cantante se da cuenta de ello, la sonríe con dulzura, se quita su chaquetón de imitación de cuero colocándolo en el sofá tapando con disimulo la mano de la periodista.
—Muchas gracias. Es un placer estar en este país y en tu programa...en especial. —responde él mirándola a los ojos.
Mitchell no puede evitar observarla con detenimiento desde que se encontraron cara a cara en el estudio de televisión. Encuentra a Fabiola tan hermosa como siempre, aunque acaba de darse cuenta que ha perdido ese brillo tan especial que tenía en los ojos cuando la conoció. Sobre todo cuando estaba con él. Parece una mujer triste.
Al cantante le atormenta ver esa tristeza en sus ojos, ya que no sabe si él es el responsable de todo eso, porque de serlo le haría sentirse muy mal. Nunca pretendió causarle daño alguno, pero cuando regresó a Suecia estaba tan furioso con ella por no haber ido a despedirle al aeropuerto que se casó con la primera que conoció meses después sin pensárselo; Linda.
Pero eran tan distintas...
Linda era una mujer fría que no expresaba sus sentimientos y a veces un tanto interesada. El vocalista siempre tuvo la sensación que ella estaba con él por interés, por su dinero y fama. Siendo honesto consigo mismo no podría culparla, ni reprocharle nada porque él tampoco la amaba. Se casó con esa mujer por puro y egoísta despecho. En cierta forma, ambos acabaron utilizándose de forma mutua al unir sus vidas en matrimonio. Cada uno tenía sus motivos e intereses para hacerlo. Simplemente eso fue un error, algo que no debió ocurrir nunca. No debieron casarse. El matrimonio es algo muy serio para algunas personas y ellos no estaban, ni muchísimo menos, hechos el uno para el otro.
En cambio lo que vivió con Fabiola fue tan intenso, tan hermoso, a pesar del poco tiempo que estuvieron juntos...Ella le trataba como a una persona normal, pese a ser fan del cantante y su banda. Le hacía sentirse amado como nunca antes. No solo era bella, también era muy culta, leía todo lo que podía a pesar que disponía de poco tiempo libre debido a sus estudios y su trabajo.
Para la mujer de larga melena, la historia que vivió con el chico de pelo rizado también fue especial.
A lo largo de esos años la ha mantenido viva en su memoria pese al dolor que la repentina boda de él le causó. A pesar de eso debía reconocer que nunca se sintió tan feliz como cuando estaba con el músico.
Cuando conoció a Jesús, su exmarido, creyó que podría llegar a ser feliz con él o al menos tener una vida tranquila. La gente juzgaba a los rockeros por las ropas que usaba, no los conocían realmente y su ignorancia, sus prejuicios, les hicieron crearse una imagen negativa de ellos. Jesús, en cambio, era lo que se dice un "Encantador de serpientes".
Esas mismas personas que antaño juzgaban a los músicos por su apariencia, cambiaban cuando del exmarido de Fabiola se trataba. Su atuendo más clásico y elegante, hacía que las personas se formaran, a diferencia de la que tenían de los músicos, una imagen más que positiva sobre él. Por si fuera era un tipo muy simpático de puertas para afuera. Así fue como envolvió a Fabiola, con simpatía, diciéndole lo que quería escuchar.
Una vez casados, la venezolana no tardó en descubrir como era el verdadero Jesús. No el que que mostraba en público, sino el auténtico. No obstante, quiso darle una oportunidad de cambiar, darse la oportunidad a ella misma de rehacer su vida. Quizás le ayudaría a olvidar al músico.
No tardó en darse cuenta que se engañaba a ella misma. Trató de enamorarse de él sin éxito, pues siempre terminaba recordando al rockero.
La noche de bodas ni siquiera pudo hacer el amor con él, ni esa, ni ninguna noche mientras duró su matrimonio, Además él tampoco ponía mucho de su parte para que ella decidiera intentar, al menos, entregarle su cuerpo, no así su alma.
Los años que duró su matrimonio fueron los más infelices de su vida. Soportó humillaciones, vejaciones y desprecios a pesar que Diana, la aconsejó en varias ocasiones que se separara de él, su hermana se resistía. Tenía un hijo y su hijo necesitaba un padre. Y cuanto más observaba a su marido, más pensaba en Mitchell.
Mientras estuvieron juntos él la hizo muy feliz. La amaba, la trataba como a una igual, no como a alguien inferior como hacía Jesús. Siempre fue tan delicado, amoroso, apasionado y romántico...
Es por eso que jamas pudo olvidarle.
En el plató de televisión, el pelirrojo sigue observando a Fabiola. Si el culpable de esa tristeza es ese individuo, el exmarido de la mujer que tiene ante él no lo va a permitir, pues ese tipejo no es una buena persona.
Diana no se lo ha dejado claro del todo al músico, pero le ha dejado entrever que no se porta demasiado bien con la presentadora.
Lejos de allí, en casa de una de ellas, las antiguas amigas de la mujer ven el programa, descubriendo así que el rockero y la hermana de la abogada han vuelto a verse por casualidad. Las damas, que a pesar de sus edades siguen sintiendo envidia hacia Fabiola, la critican sin piedad.
—¿Con quién se habrá acostado para llegar hasta donde está? —comenta una de ellas con maldad y entre risas a sus compañeras.
—Con muchos hombres, eso seguro. —responde otra riéndose también. —¿Por qué si no iba a estar ahí? Aunque haya estudiado Periodismo no deja de ser una pobretona sin clase que tiene que recurrir a esas cosas para conseguir un trabajo así. Y seguro que su hermana es como ella. —concluye una tercera.
—Ese cantante sigue siendo un hombre muy guapo a pesar de los años que han pasado desde aquel día en la playa. —comenta una de ellas fijándose en el rostro del artista. —¿Qué creéis que pasará entre ellos después de tantos años?
—¿Qué quieres que pase? —asevera otra de las mujeres. —Hasta donde sé ambos están casados con otras personas. Además no creo que él siga sintiendo algo por ella. Fabiola ya está más cerca de ser una cincuentona que una cuarentona, vieja y fea. ¿Qué hombre podría fijarse en ella? —se burla la mujer a pesar que ella y su antigua amiga tienen la misma edad.
—Cualquiera. Siempre ha sido una mujer hermosa y dulce. Aunque han pasado algunos años desde que rompió su amistad con vosotras, sigue siendo igual de hermosa. Es una pena que ella haya madurado pero vosotras no. —les dice a todas el marido de la que acaba de hablar y dueña de la casa, cuando las escucha.
—Pero, ¿qué te pasa? ¿Por qué nos faltas al respeto comparándonos con ella? —le reprocha su esposa.
—Mi hermano no os ha faltado al respeto en ningún momento. Si la verdad os duele tanto es problema vuestro. —le dice su cuñada Jessica. —Solo sois unas envidiosas que separó a dos personas que se amaban por maldad, envidia y rabia. Y tú fuiste la peor de todas. —le reprocha a la mujer de su hermano.
—¿De qué estás hablando? —pregunta su hermano mirándola.
—Tu "mujercita" y sus amigas conocieron a ese cantante y su banda, —le explica la mujer a su hermano mientras mira a la pantalla del televisor, —en una playa de nuestro país hace mucho tiempo. Por lo visto él enseguida se dio cuenta de como eran nada más conocerlas por algo que habían hecho y la única a la que les interesó conocer era Fabiola. Durante el tiempo que estuvo el grupo acá, ella los acompañó en numerosas ocasiones a algunas actuaciones y entrevistas. Aunque ninguno de los dos dijo nada, ella los acompañaba como la novia del vocalista que era.
—Eso no es verdad. Esa mujer siempre ha sido una mentirosa. Nunca ha tenido nada con ese músico de tercera. No tiene ni la clase, ni la belleza necesaria para que un personaje famoso se fije en ella. —miente su cuñada tratando de dañar la reputación de su antigua amiga.
Su cuñada la mira y sonríe.
—Me das pena. Fabiola no solo es bella, además es una gran mujer.
—Lo siento por ti porque aunque hubieses preferido que tu hermano se casara con ella, con esa pobretona, él fue más inteligente y escogió a alguien de su misma clase social. —le contesta la esposa de su hermano con los aires de grandeza que siempre le han caracterizado.
—Casarse contigo fue el peor error de su vida. Sabes que Fabiola conquistó el corazón de ese hombre sin usar ninguna treta, solo siendo ella. Algo que dudo mucho que tú hicieras. Jamás tuvo intención, ni planes para enamorarlo, pero ¿qué hombre puede resistirse a alguien como ella? —responde Julia, la cuñada de Margot.
—No seas ridícula, cuñada. Para lo único que pueden quererla es para llevársela a la cama. —se ríe Margot mirando a su cuñada con la que nunca se ha llevado bien.
—¿Lo dices por experiencia? —responde Julia dando a su cuñada donde más le duele.
Su cuñada la mira con odio.
—¿Cómo te atreves? —se enoja Margot.
—Porque es la verdad. A diferencia de vosotras, ella tiene lo que tiene gracias a su preparación y su lucha. Se ha ganando estar donde está. ¿Podéis vosotras decir lo mismo? Ella siempre ha sido una persona muy discreta y si no llego a verla por casualidad con ese artista jamás habría sabido que era su novia.
—Siempre la has defendido aunque para ello tuvieras que atacarme a mi que soy tu familia. —reprocha Margot con amargura.
—Tú no eres parte de mi familia. Para mi solo eres la mujer que se ha casado con mi hermano, solo eso. —se sincera Julia con la mujer a la que tanto detesta. —Y sí, tienes razón, hubiera preferido a Fabiola como mujer de mi hermano antes que a ti.
—Al fin lo reconoces. —le reprocha su cuñada con altanería.
—A veces los hombres tienen el mal gusto de enamorarse de mujeres que no valen nada. —responde Julia mirándolas a todas.
—¿Por qué lo dices? —desea saber su hermano.
—Tu querida esposa y las alcahuetas que tiene por amigas, —comienza a decir Julia. —destrozaron la relación tan bonita que había entre esos dos. El día que el cantante y su banda se marchaban de Venezuela, Fabiola le prometió que irá a despedirle al aeropuerto. Pero estos "angelitos" que tienes frente a ti, encabezados por tu "santa" esposa, lo impidieron usando toda clase de artimañas para evitar que Fabiola llegara a tiempo de despedirse del hombre que amaba y que la amaba.
—Esa historia no tiene ni pies, ni cabeza. Es lo más disparatado que hemos escuchado nunca ¿por qué íbamos a querer separarlos? —se defiende su cuñada.
—Ya te lo he dicho "cuñadita del alma" por celos y envidia. Sois tan envidiosas, en especial tú, te crees tan maravillosa, que tu ego no podía soportar que tu amiga, a la que consideras tan inferior a ti, pudiera llegar a ser la esposa de una súper estrella del mundo del espectáculo y más sabiendo que Fabiola era fan del grupo. Debe causar mucha rabia que eso le suceda a una mujer a la que durante años utilizásteis como os dio la gana por ser la pobretona. Que Mitchell la escogiera a ella y no a ti, debió sentarte muy mal.
—Cariño, espero que no te creas algo como eso. —responde la mujer dirigiéndose a su marido. —Hay que estar muy mal de la cabeza para contarle a alguien una cosa así y Fabiola está así de desquiciada.
Su cuñada sonríe sonríe con sorna.
—Ya te lo dije, Fabiola es una mujer muy noble. Ella no fue quien me lo contó. Jamás me ha hablado mal de vosotras. Una tarde os escuché hablar de lo que habíais hecho, en esta misma habitación. Sois tan estúpidas e ignorantes que no os disteis cuenta que yo os oía. Todavía recuerdo vuestras carcajadas al recordar como una desesperada Fabiola os rogaba que la permitiérais marchar porque debía reunirse con alguien y también de lo que disfrutábais cuando decidistéis "apiadaros" de ella dejándola ir sabiendo que ya no llegaría a tiempo.
—¿Es eso verdad? —le pregunta su marido a Margot.
Ella le mira y cuando se dispone a responder, su cónyuge se lo impide.
—No hace falta que me contestes, sé que es cierto porque mi hermana nunca me ha mentido. Además si me paro a meditar unos segundos...me doy cuenta que sí serías capaz de hacer algo semejante y eso no me gusta. ¿Qué clase de mujer eres? Te lo advierto. Más te vale que dejes tranquila a Fabiola y a ese músico. Quizás puedan ser felices esta vez. —le exige su cónyuge.
«¡Qué te crees tú eso.» piensa la mujer mirando a su marido y su cuñada con cara de pocos amigos. «Eso no pienso permitirlo.»
—Te conozco demasiado bien, Margot y sé lo que pasa por tu mente ahora mismo. Te lo voy a repetir por si no te ha quedado claro. ¡Cuidado con meterte en la vida de esos dos! Si se te ocurre hacer algo vas a conocer una parte de tu marido que jamás has visto y te aseguro que no te va a gustar. —le advierte él.
En el programa, Fabiola continúa entrevistando al músico.
—Hace años estuviste con tu banda de aquellos días en este país, ¿Ha cambiado el público de Venezuela desde entonces? —pregunta ella moviendo un bolígrafo con nerviosismo mientras lee las preguntas que debe hacer al cantante.
—Bastante pues ahora triunfa otro tipo de música. La mitad de los grupos de entonces ya no están en activo. —se lamenta el músico mirando al público del programa.
—Pero siempre quedará algún nostálgico amante de la buena música que seguirá escuchando las canciones de vuestros magníficos discos. —asevera ella sonriendo al artista.
«Tú sí que eres magnífica.» piensa el sueco mirándola fijamente.
Y es que eso es lo que Fabiola aún hace a diario; escuchar la música de Mitchell y su banda. En especial la de la época en la que ambos se conocieron.
—Sí. Es por ellos que sigo en el mundo de la música. —responde el intérprete guiñando un ojo al público presente en el estudio haciendo que algunas mujeres, más o menos de su misma edad sonrían embobadas.
A pesar que los años han pasado, el artista sigue siendo un hombre muy atractivo que aún levanta pasiones entre las féminas.
—¿Qué sientes al regresar a Venezuela después de tanto tiempo? —interroga ella.
—Estoy feliz. Venezuela siempre me ha acogido con mucho cariño desde la primera vez que vine con este país con mi grupo y ahora con mi carrera como solista para presentar mi nuevo disco. Además he podido volver a ver y hablar con personas muy especiales en mi vida que viven aquí. —responde él mirándola a los ojos por enésima vez.
La presentadora trata de aparentar tranquilidad delante de la gente y que sus emociones no la delaten, a pesar que no le resulta sencillo. Cada vez que está cerca de él los nervios se apoderan de ella. Eso le sucedía en su juventud, cuando se conocieron y aunque Fabiola pensaba que eso quedó atrás, al parecer nada ha cambiado. La cercanía de ese hombre sigue poniéndola tan nerviosa o más que antaño.
Durante mucho tiempo intentó convencerse a si misma que todo era parte del pasado, que ya no sentía nada por él, aunque pronto se dio cuenta que era inútil tratar de negar lo que era más que evidente para su corazón, si bien su cabeza se empeñara en lo contrario.
Fabiola no ha dejado de amar al músico durante todos esos años, aunque no imaginaba, que después de tanto tiempo su sola presencia cerca de ella pudiera seguir poniéndola tan nerviosa.
Wolfgang no puede dejar de mirar a Fabiola, quiere asegurarse que no está alucinando. Sabía que estando de nuevo en Venezuela cabía la posibilidad de volver a verla con un poco de suerte. En realidad era lo que más deseaba, aunque jamás imaginó que la volvería a ver tan pronto y todavía menos que ella sería la mujer que le iba a entrevistar ese día.
El programa hace un alto en camino para dar paso a publicidad.
A la presentadora le gustaría alejarse en ese momento de allí, pero el corte va a ser apenas de dos minutos y no puede moverse del lugar.
La maquilladora entra a retocarle el maquillaje, pues la periodista tiene brillos en el rostro como consecuencia del calor que hay en el estudio ese día. Entonces el músico se da cuenta de lo que la profesional intenta ocultar en la cara de la presentadora, un golpe en el rostro de Fabiola.
El artista lo reconoce enseguida y no tiene ninguna duda como se lo ha hecho. Es algo común en muchas mujeres maltratadas, buscar justificación a los golpes que han recibido de sus novios, maridos o ex parejas. El sueco los conoce bien ya que los ha visto en repetidas ocasiones en el rostro de su hermana Fiona, que por años vivió un infierno al lado del que fue su esposo y que acaba de morir en prisión, asesinado por otros reclusos.
Mitchell siente como la rabia se apodera de él. Sabe que esa mujer ha sido agredida por su esposo y con toda seguridad no habrá sido la primera vez. En cierto modo se siente responsable de ello, si hubiera creído en Fabiola, en su amor por él, es muy posible que ahora estuvieran casados, felices y ella no habría conocido a la bestia que tiene por marido.
Lo único que quiere en ese momento es abrazar a la hermana de Diana y protegerla de todo aquel que pretenda dañarla en lo más mínimo. Besar sus labios de nuevo como antaño y comprobar si le hacen sentir lo mismo que hace años, cuando ambos eran más jóvenes.
¿Por qué la vida fue tan cruel con ellos y se empeñó en separarlos amándose con toda el alma?
Él se divorció hace tiempo, pero ella sigue casada con ese animal, aunque llamarle animal sea una ofensa para ellos. Aunque están separados desde hace tiempo, todavía no están divorciados.
—Deberías denunciar al impresentable de Jesús por esto. —le aconseja la maquilladora. —Me está costando mucho ocultar el moratón que tienes. ¡Es un cerdo! —dice la mujer tratando de difuminar la marca que Fabiola tiene junto a la mejilla.
—Técnicamente todavía no es mi ex marido. Aún no estamos divorciados porque su negativa a firmar y las trabas que está poniendo lo está retrasando todo. No acepta que desee divorciarme de él. —responde Fabiola.
—No me extraña porque de esa forma puede seguir haciéndote la vida imposible. ¿Cuántas veces te ha pegado mientras estábais casados?
—No lo recuerdo. Ya perdí la cuenta. Llegó a agredirme incluso estando embarazada para hacerme abortar. —se sincera la hermana de Diana sin percatarse que su antiguo amor lo ha escuchado todo.
El músico siente como la rabia se apodera de él. No conoce al marido de Fabiola, aunque le basta con saber todo lo que le ha hecho a su amor de juventud para odiarle. Aunque sin duda lo que más le ha enfurecido es saber que ese tipejo le propinó una paliza a la mujer que tiene frente a él estando embarazada con el fin de hacer que abortara.
«¡Eres un malnacido! Si algún día te tengo frente a mi prepárate.» piensa el sueco mientras mira a Fabiola.
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