CAPÍTULO 1: MITCHELL
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Leer este capítulo escuchando este tema. La idea de esta historia me surgió escuchando este tema.
Mitchell Wolfgang, una súper estrella del mundo de la música, viaja en su yet privado mientras conversa con su mánager Mark sobre la gira que le está llevando por toda Latinoamérica y con la que presentará sus seguidores sus nuevos temas al tiempo que recordará temas antiguos que cantó hace años, aquellos que interpretó en los años ochenta acompañado por su banda.
Su último destino de esa gira, que empezó hace dos meses, será Venezuela. Después regresará a su país natal, Suecia, donde vive en una grande y bonita casa alejada del mundanal ruido rodeada de vegetación y un lago.
En estos momentos se dirige precisamente hacia Venezuela. Allí será entrevistado por una famosa presentadora venezolana cuyo programa es líder de audiencia en esa franja horaria del Prime Time hace tiempo. Además de ser entrevistado interpretará uno de los temas de su nuevo disco.
El vocalista, que lleva toda la vida en el mundo de la música, triunfó veinte años atrás con su banda de Hard Rock. Por aquellos tiempos eran una de las mejores bandas del género. Cuando estaban en pleno éxito el resto de la formación quiso disolver el grupo. Estaban cansados de la vida frenética que llevaban, y querían recuperar el anonimato para poder disfrutar de las familias que habían empezado a formar junto a sus respectivas esposas. Si bien Mitchell nunca fue partidario de la disolución del grupo aceptó y respetó la decisión de sus compañeros.
Él optó por seguir con su carrera artística en solitario logrando tanto o más éxito que cuando cantaba con sus amigos. Su esposa no confiaba en él oponiéndose a lo que ella consideraba una auténtica locura. Con su banda cosechó grandes éxitos, así que no deseaba pasar por la vergüenza de ver como su marido, en su empeño por seguir con su carrera musical, fracasaba sin el respaldo de sus compañeros. Le obligó a elegir entre la música o ella.
A él no le resultó difícil tomar una decisión y eligió la música por encima de su matrimonio, además si algo odiaba y odia el sueco es que le presionen. Lo cierto es que su mujer se lo puso muy fácil. Nunca la amó, esa era la verdad. Su amor por la música era mucho mayor que lo que sentía por su esposa. Si la hubiera amado habría sido mucho más difícil elegir.
En realidad, aquello fue una liberación ya que el artista enseguida se dio cuenta que aquel matrimonio, aquella farsa, no iba a ningún lado.
Cometió un gran error al casarse con ella. De eso pronto se dio cuenta. Aquella era una mujer que nunca le proporcionó cariño. No daba muestras de afecto, ni deseaba recibirlas. Contrajo matrimonio con ella para tratar de olvidar a otra mujer, aquella que le había robado el corazón para siempre y a la que no había podido olvidar a pesar de los años transcurridos desde que la vio por última vez.
En el avión que le conduce a Venezuela recuerda su historia de amor con ella.
Se conocieron cuando su grupo y él llegaron a Venezuela a tocar allí por primera vez. En cuanto la vio se sintió atraído por su larguísima y rubísima melena, así como por su mirada tierna, tímida y dulce.
No fue en un concierto donde se conocieron, sino en una de las hermosas playas del país.
Veinte años antes...
Mitchell y su banda de rock, famosos en el mundo entero, deciden aprovechar uno de los pocos ratos libres que sus compromisos profesionales les permiten para acudir a una playa venezolana. En su Suecia natal disponen de playas, mucha vegetación y grandes extensiones de agua, pero el sol en su país no calienta como lo hace en Venezuela. Nunca antes habían estado en un lugar como aquel, lleno de mujeres hermosísimas de muy diferentes físicos ; rubias, morenas, castañas...
Visten de manera muy distinta a las suecas.
Son sexys.
Quizás por el clima cálido de Venezuela sus mujeres destapan más sus cuerpos..
Son hermosísimas.
Hay mucha mezcla de razas en ellas y gracias a esas mezclas étnicas nacieron mujeres tan bellas como exóticas. Por algo la belleza de la mujer venezolana es legendaria en el mundo entero y su gente es tan cálida como el clima de su país.
Al llegar a la playa, los músicos colocan sus toallas sobre la arena y protegen sus pieles blancas con protector solar. Sus ojos con gafas de sol oscuras típicas de los años noventa.
Mitchell enseguida posa sus ojos sobre una hermosa rubia que ha acudido a la playa con sus amigas, aunque estas no han tardado en dejarla sola para ir tras un grupo de chicos que pasea por la orilla sin importarles que la chica se haya quedado sin compañía.
—Vamos a comprar unos helados, ¿quieres algo? —le pregunta el batería levantándose de la toalla.
—No. Gracias. —responde el artista recogiendo su larga melena rizada en una coleta.
El cantante no puede apartar la vista de la joven rubia que está a unos metros de él. Desea hablar con ella, pero ¿cómo? A pesar que viajan por todo el mundo y conocen diversos países, religiones y culturas, no saben sus idiomas.
Mitchell Wolfgang solo habla sueco e inglés y en ese país se habla castellano, idioma del que él no conoce ni una sola palabra así que desiste de hablar siquiera con ella.
La joven, que ya se ha dado cuenta de la atención que le presta el músico, trata de actuar con naturalidad. Aunque que un hombre tan guapo la mire con tanta insistencia la pone nerviosa.
En ese momento un niño de unos tres años aparece caminando entre los bañistas llorando buscando a su madre. Está herido en una pierna. Nadie parece entender al pequeño ya que solo habla sueco, el idioma de su país natal. La mujer que capta la atención del vocalista se acerca despacio al infante, le sonríe y comienza a hablarle. Primero en castellano, pero el niño no la entiende. La chica prueba a hablarle en sueco al ver su aspecto y esta vez el niño le responde que se ha perdido. Fabiola, que así se llama la chica promete ayudarle a encontrar a su familia.
El músico, seducido por la dulzura de Fabiola, se aproxima a ambos ofreciendo su ayuda, toma al pequeño en brazos y van en busca de la madre del niño, mientras la gente los mira creyendo que son una familia más que ha ido a pasar el día en la playa. Pero ellos tan solo buscan a la madre del pequeño, ni siquiera se conocen.
Después de largo rato buscando la pareja encuentra al fin a la progenitora del niño. Ella llora de emoción al ver a su pequeño al que buscaba con desesperación y bendice a la pareja.
Jag hoppas att livet skickar dig en son så vacker som min som fyller dig med glädje. -Ojalá la vida os envíe un hijo tan hermoso como el mío que os llene de alegría. -les dice la dama en sueco pensando que los dos son pareja.
Ambos se sonríen. No han tenido tiempo de aclararle la verdad a la mujer porque en ese instante ella se aleja del lugar con su hijo en brazos.
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