Valencia estaba en su cuarto, escuchando música a todo volumen a través de sus auriculares, intentando escribir en su computadora. Sin embargo, la hoja permanecía totalmente en blanco; su peor miedo, el famoso bloqueo del escritor, se había hecho realidad.

No había sido su mejor día. Se enteró de que su novio quería terminar la relación, que en realidad nunca fue de las mejores. Su novio era bastante frío; no le gustaba que lo abrazaran, lo besaran o incluso que le tomaran la mano. La excusa era que era su primera relación, pero para Valencia, que amaba dar cariño, sus diferencias parecían insalvables. No fue algo terrible, simplemente no fluía.

Su sonrisa se desvaneció. Realmente quería que funcionara; realmente amaba a James. De pronto, se fijó en la hora: eran las 3 de la mañana. Había olvidado un pequeño detalle: la fiesta de cumpleaños de su compañera. En su ensimismamiento, había olvidado por completo el compromiso.

Valencia decidió llamar a una de sus mejores amigas, Claire Scott, una pelirroja con preciosos ojos verdes a quien había conocido hace varios años. Claire era una de esas personas en las que Valencia confiaba y amaba profundamente. Mientras esperaba ansiosamente a su amiga, apagó la computadora y se concentró en arreglarse.

- Estoy aquí -gritó Claire-. Decimos que Valencia era tan distraída que había perdido su celular, así que no quedaba de otra más que gritar.

- Ya voy -abrió la puerta y la recibió con un gran abrazo. Le había comprado sus flores favoritas, unos hermosos tulipanes blancos.

- Bien, veamos qué tenemos aquí -dijo entrando a la habitación. Mirando el armario encontró un hermoso vestido rojo de seda y dio una gran sonrisa.

- ¿Estás segura? Hace años que no me pongo un vestido pegado, digamos que no me siento tan segura de esto.

- Vamos, además debes estar más diva que nunca, ya sabes, por James -quedé helada por un momento, sabía que tal vez sea el día en que terminemos, pero todavía lo quería. Agaché mi cabeza sin saber qué decir.

- Sé que te va a parecer doloroso, pero van a llegar mejores chicos o chicas, solo es cuestión de tiempo. Tranquila -dijo dando una sonrisa.

- Está bien, me convenciste -dije agarrando el vestido y empezando a arreglarme. Me hice un delineado negro, me puse unos tacones color beige y algunas joyas. Me fijé en mi amiga Lucía, que llevaba un vestido negro pegado al cuerpo con unas botas del mismo color.

- ¿Estás lista, Valen? -escuché la voz de mi amiga desde el marco de la puerta del baño. Me miré en el espejo mientras arreglaba mi cabello castaño.

- Sí, ya puedes ir bajando -dije mientras agarraba mi bolso y cerraba la puerta de mi departamento. Ya estaba en el ascensor en silencio cuando mi amiga habló.

- Sabes, al menos no tendrás que soportar más a tu cuñada, ya sabes, su hermanastra. De solo pensar en ella me daba rabia, imagínate un día sin tener fe superas de notas a la más aplicada del curso, digamos que desde ese día no para de molestarme.

- Creo que eso es lo único bueno, ahora que lo pienso -largué una sonrisa.

- Si tú lo dices. Admítelo, es preciosa -me miró feo.

- Bueno, digamos que sí, pero ni hablemos de su personalidad -dije suspirando.

- Me sorprende el rencor que se tienen -dijo acariciando mi hombro.

- No es difícil tenerle rencor a una chica que te empuja todo el día -dije con los brazos cruzados caminando hacia afuera. Ya habíamos llegado al último piso. Fuimos caminando hacia el club. Cuando entramos, era una locura de gente. Giré para ver si estaba mi novio. Cuando lo encontré, lo abracé.

- Valencia, acá no, están mis amigos -expresó secamente, alejándome lentamente de él. Me alejé incómodamente hacia la pista de baile. Todos se movían al ritmo de la música. No iba a permitir que alguien me tire abajo mientras bailaba. Estaba buscando a mi amiga, que no aparecía por ningún lado. Giré mi cabeza. Me había encontrado con el peor momento que podría haber tenido. Me pellizqué para ver si lo que estaba viendo era real, con mis lágrimas brotando mientras veía a mi mejor amiga besándose con mi novio en mi cara. Sentí que alguien me agarraba la cintura.