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A la mañana siguiente...
El Doctor Dawson seguía bastante mal por perder a Basil, aún si solo había estado con él por dos días al ayudar a Olivia a encontrar a su padre, se la había pasado muy bien. Había sido una gran aventura. Pero él no era el único que estaba igual de mal pues la señora Judson, Olivia y el señor Flaversham también estaban tristes, todos pensaban que había muerto en la caída junto con el Profesor Ratigan. Pero entonces, mientras se ahogaban en su tristeza, una carta pasó por debajo de la puerta. Extrañados, Dawson la tomó y empezó a leerla en voz alta para que todos sepan lo que decía.
"Estimados amigos del detective Basil de la Calle Baker.
Les escribo para decirles que Basil sigue con vida, pero su estado no está en las mejores condiciones. Ha sufrido muchas a causa de ese loco. Por eso, vuestro amigo se quedará conmigo hasta que sane por completo y pueda volver a casa. Les pido amablemente que tengan paciencia. Cada semana les enviaré una carta informándoles sobre su estado como también como ha ido mejorando en ese tiempo. Pueden estar tranquilos, pues Basil está en las mejores manos.
Atentamente: D.R."
Olivia: -Mirando al doctor sorprendida y aliviada de que estuviera vivo- ¿Quién podría ser ese tal D.R?
Dawson:No lo sé, pequeña. Pero sea quien sea lo vamos a descubrir. Tiene que haber dejado una huella o algo que nos ayude a descubrir quién fue quien lo salvó.
La letra de la carta estaba bien escrita y con sumo cuidado. Pero no había ni una sola huella en ella, pues aquella chica usó guantes para escribirla, además de que no revelaría si verdadera identidad, al menos no aún.
Mientras tanto...
Basil había despertado con el dulce aroma del desayuno recién hecho. Escuchó la puerta abrirse ya sabiendo que se trataba de aquella chica misteriosa por el taconeo y su dulce voz angelical que lo cautivaba dándole los buenos días.
Basil:En serio, muchas gracias por salvarme la vida señorita. Le debo una grande.
???: -Le sonríe amablemente feliz- No es nada, Basil de la Calle Baker.
Basil:Veo que me conoce, señorita.
???:Así es, desde hace mucho realmente. He escuchado sobre los casos que has resuelto. Eres muy valiente al enfrentarte a esa rata.
Basil:¿Ratigan? Si, él es mi mayor enemigo. Siempre he arruinado sus malvados planes.
???:Ratigan ya es historia. Murió tras la caída en el Big Ben, por lo que ya no te causará más problemas Basil. Un problema menos.
Basil:Supongo que tiene razón, señorita.
???:Y no te preocupes por tus amigos, ya les envié una carta para hacerles saber que estás bien y que te estoy cuidando. Estarás bien en un mes.
Basil:Entiendo, señorita.
Aquella misteriosa chica le dio el desayuno quedando Basil encantado. Jamás se iba a cansar de su comida, y teniendo que estar ahí un mes, iba a estar muy bien.
Siguieron pasando las semanas y como había prometido aquella chica misteriosa les enviaba cartas a los amigos de Basil informando sobre su estado, sin decir nunca su identidad y tampoco diciendo su dirección. Basil mejoraba cada vez más pero también su curiosidad por conocer su identidad de su salvadora seguía aumentando. Ese misterio era mucho más difícil que los otros al no poder verla, tan solo escucharla y conocerla mejor. Cada minuto que pasaba con ella se sentía en el cielo, adoraba escucharla, era tan dulce, inteligente, linda, encantadora, atenta, amable...parecía ser la chica perfecta. Tanto que sin esperarlo se había enamorado de ella deseando poder recuperarse por completo y poder estar con ella como su pareja. Incluso fantaseaba con tener una boda perfecta como también tener hijos. Pero primero ella debía corresponder sus sentimientos para hacer su sueño realidad, ya que si de lo contrario de no ser correspondido estaría solo y triste.
En eso sus pensamientos fueron interrumpidos por el reconocible sonido de la puerta abrirse y los taconeos acercarse a él, poniéndose feliz de que llegara su amada misteriosa.
???:Bueno, Basil. Parece que has mejorado mucho. Te voy a cambiar las vendas, ¿ok?
Basil:Está bien, señorita.
Así aquella chica misteriosa empezó a quitarle las vendas sucias y cambiarlas por unas limpias, comenzando con el cuerpo y después hizo lo mismo con los ojos. Con cada caricia o toque que le daba, Basil se sentía muy bien y cada vez más enamorado. La tenía tan cerca. Podía sentir su corazón latir con rapidez y pedirle a gritos que la besara, hasta su mente estaba de acuerdo con su corazón queriendo que la bese. Entonces, cuando ya había terminado de cambiarle las vendas de los ojos, Basil se armó de valor y la besó teniendo su primer beso como también el primer beso de la chica. Por otro lado, ella quedó muy sorprendida por aquel beso inesperado, su pelaje se erizó de sorpresa, sus ojos se abrieron como platos, sus mejillas se tornaron de un rojo intenso y su cola no dejaba de moverse. Se quedó en shock por un momento, procesando lo que acababa de suceder....
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