Luego de estar en vela por toda la noche, los cadetes fueron enviados al salón con los demás. Ballister y Nimona pudieron entrar a la habitación en la que estaba el rubio, con el pecho descubierto y una venda cubriendo su abdomen, el doctor había dicho que perdió mucha sangre, pero de milagro no había dañado ningún órgano, necesitaba reposo inmediato y evitar esfuerzos. Al retirarse el moreno acarició el cabello dorado de su pareja mientras la chica era abrazada por su padre. Más que nunca, tenía miedo.

- Tranquilos, -susurró aún con los ojos cerrados- voy a sobrevivir.

- Eso espero, -Bal ahora se veía asustado- porque no voy a presenciar la muerte de alguien más en la realeza.

El herido soltó una carcajada para luego llevarse una mano al abdomen, ganándose una mirada de reproche, intentó sentarse para estar cómodo y ponerse una camiseta, por lo que Nimona lo ayudó acercándole un cojín, quedando sentada a los pies de la camilla.

- ¿Nos explicas por qué estabas fuera de tu habitación tan tarde? -preguntó Goldenloin una vez su pareja se acomodó tras ayudarlo y abrazarle.

- Me incomodé... decidí salir a caminar... puede que haya escuchado su plática en el corredor, -jugaba con la sábana en sus manos- me ganó la curiosidad... algo, algo, algo... y terminé siguiéndolos.

- Pudiste quedarte en un lugar seguro. -reprochó Bal.

- Mi deber es proteger al reino, y a ti por consecuente. Nimona, -Ambrosio interrumpió al moreno- eres mi hija. Solo te quiero a salvo.

- ¡Y ustedes mis padres! -sonrió al decirlo- no podía dejarlos ir por el castillo, sin protección y a oscuras... y aún así... te hirieron.

- Pero evitaste que robaran un archivo de mi oficina. -los ojos brillantes del rubio amenazaban con soltar una lagrimilla traicionera- y te lo debo, pequeña secuaz.

- ¿En serio hay forma de hacerme mortal? -susurró antes de ponerse de pie.

Ballister, quien ya había soltado unas lágrimas de emoción, se preocupó por la reacción de la chica.

- Puede... -respondió sin asegurarlo del todo- pero debería llevarte conmigo a Santa Coloma para averiguarlo, -se detuvo al verla pensativa- no planeamos obligarte a nada.

- Lo sé... -susurró viendo la nieve caer, la luz había vuelto horas atrás, ahora la nieve era pintada por colores neón- llevo demasiado tiempo buscando la forma de... detenerlo, ya hasta había dejado de buscar encajar por miedo a que los demás seguirían el curso, pero quiero pensar qué hay forma de hacerlo.

- ¿M-Morir?

- Tener una vida, -corrigió ella, viendo como el pelinegro se relajaba- quiero saber en carne propia lo que es tener que crecer con el pensamiento de que todo va a acabar un día.

- Puedes pensarlo bien, -aconsejó Bal- no te sientas presionada.

Ella asintió para acercarse de nuevo, extendiendo dos peculiares anillos al rubio que se sorprendió al verlos.

- Se cayeron cuando... te traían aquí.

- Bueno, ya que estamos siendo sinceros. -tomó los anillos adorando la carita confundida de su pareja- Ballister Blackheart, eres de lo más hermoso que me ha pasado, frente a nuestra hija te diré que quiero una vida contigo, sabiendo que cuando acabe seremos viejos y muy felices. ¿Te casas conmigo para ser padre oficial de Nimona?

Sin aguantarlo más, tomó el rostro del rubio disfrutando sus labios con cuidado mientras la pelirosa se cubría los ojos repitiendo "Ewww" muchas veces.
Para luego ponerse los anillos y disfrutar del momento.

- ¿O sea que voy a ser princesa? -preguntó ella asustada, al verlos asentir comenzó a negar- ¡Aborten! ¡No seré una primorosa princesa!

- Demasiado tarde... -susurró Bal atrayéndola en un abrazo grupal.

- ¡Suéltenme, aún puedo irme volando! -exageró sintiéndose cómoda con ellos- ¡Me niego a usar vestido!

Al fin vuelvo a subir capítulo a tiempo, espero les esté gustando, pronto iniciaremos el problema de "no poder dar un heredero" prepárense para el drama.

¿Qué opinan de Troy?

Se les quiere <3