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CAPÍTULO 4

Después de unos minutos y cuando parece que ambos piensan en unir sus labios ella se aparta de su cuerpo y se levanta, luego le sonríe tendiéndole una mano para ayudar al rockero a ponerse en pie.

—¿Te encuentras bien? ¿Te hiciste daño al caer? —pregunta ella preocupada.

—Sí, no te preocupes Claudia, soy mayor pero no tanto. —bromea el cantante provocando la carcajada de la mujer de hermosos labios.

Magnus se ha fijado en la latina desde que tropezó con ella. Se ha fijado en cada detalle de su anatomía y de su rostro, en especial en sus labios. El cantante se muerde los labios de manera instintiva y sin querer al ver la boca de esa preciosa mujer pero confía en que ella no se percate de eso para que no se sienta ofendida.

—Todo esto fue por mi culpa. Si no me hubieras apartado del camino de ese delincuente nada de esto habría pasado. —se lamenta ella.

—¡Eh! No tienes culpa de nada. No iba a permitir que sufrieras ningún daño, Claudia. —la sonríe él con cierta timidez.

—¿Recuerdas mi nombre? —se sorprende Claudia.

—¿Cómo no recordarlo? —la sonríe él mirándola. —No eres fácil de olvidar.

En ese momento es ella quien le mira con cierta timidez. Claudia no se caracteriza por ser una mujer tímida con nadie pero ese hombre logra ponerla nerviosa como ningún otro antes y eso es algo que no puede entender.

—¿Cómo puedo agradecerte lo que has hecho por mi?—pregunta ella.

Él sonríe.

—¿Aceptando una invitación a tomar un café? —dice él. «Vale Magnus, ya está, ya lo has dicho! » «Tenías que intentarlo, ahora ella se reirá de la propuesta de un viejo y se marchará, pero por lo menos te has atrevido.» piensa el cantante muy nervioso.

Claudia le mira recordando su propuesta.

«¿Qué hago» piensa la latina recordando la propuesta del músico. «Es un hombre y además músico.» «Además varios años mayor que yo.»

La chica se queda pensativa unos instantes y luego dice.

—Está bien, Magnus. —responde ella al fin. —Acepto.

—Tú también recuerdas mi nombre. —asevera el artista.

—Misma respuesta. —sonríe ella.

—Iba a reunirme con mis antiguos compañeros de banda cuando te volví a encontrar, déjame avisarles que voy a retrasarme un rato.

—¿No se molestaran por eso? —inquiere ella.

—Son buena gente, además si ellos te...lo entenderían perfectamente? —responde el músico marcando el teléfono de cada uno de sus amigos para avisarles de su retraso.

—De acuerdo, hermano. —contesta uno de los miembros de la banda y uno de los mejores amigos del músico. —Tu retraso no tendrá que ver con una mujer, ¿verdad?

Magnus se ríe y se despide de su amigo sin decirle una sola palabra.

—Os veo en un rato.

Su amigo le conoce mucho más de lo que él creía.

—Listo. Ya podemos irnos. —le asegura el músico rozando sin querer la cintura de ella.

Las miradas de los viandantes se posan sobre ambos. Los hombres envidian al músico por estar acompañado por una mujer más joven y bella. Las mujeres lo critican a él por andar por la calle con una mujer más joven pudiendo hacerlo como una de su misma edad, "como debe ser".

Claudia no se percata de la situación que ambos protagonizan, o al menos eso parece, y prosigue su trayecto junto a Magnus.
La tranquilidad se les acaba pronto cuando unos fans que han reconocido al artista, los mismos de la vez anterior, comienzan a correr hacia ellos para pedir fotos y autógrafos. Si fueran dos o tres el músico se pararía unos minutos y los atendería con fotos y autógrafos, pero es que son como veinte y algunos de ellos muy apasionados, demasiado en realidad.

Ella se da cuenta de eso y mira a Magnus.

—No tengo mi coche cerca para sacarte de aquí, nos alcanzarían antes de que pudiéramos siquiera llegar a él. —dice ella.

Él los mira acercarse cada vez más y le dice a la morena.

—¿Qué tal en forma estás? —le pregunta el músico a Claudia.

—Hace tiempo que no puedo ir al gimnasio aunque me gusta hacer ejercicio, ¿por qué?

—Porque vas a poder comprobarlo ahora mismo. —le asegura él. —Será mejor que te quites los zapatos y comiences a correr.

Ella sonríe, se despoja de sus zapatos de tacón. Magnus la agarra de la mano y ambos comienzan a huir de la marabunta que los persigue mientras algunas personas los toman fotos con sus teléfonos móviles pues han reconocido al músico.

De vez en cuando miran para atrás para saber por donde va el grupo y aceleran el ritmo.

—Vamos a tener que correr un poco más. —dice el cantante.

La pareja corre sin descanso alrededor de diez o quince minutos hasta que ven una aglomeración de gente a tan solo unos metros y se dirigen hacia la masa de personas agolpadas para ver salir de la puerta de un hotel a la estrella pop más famosa del mundo. En cuanto llegan se mezclan con la gente, después se alejan de allí despacio y se esconden en un callejón desde el que ven pasar a los fans de Magnus que se han metido entre la gente arremolinada alrededor del hotel pensando en encontrarlos allí.

La pareja los observa en silencio y cuando ven que ya no hay peligro salen del callejón con mucho sigilo caminando a paso normal para no llamar la atención del grupo de nuevo. Deben actuar con naturalidad para no ponerles en alerta.

Transcurridos cinco minutos
ambos entran en una cafetería atestada de gente y buscan la mesa más apartada y discreta que haya en el local con el objetivo de pasar lo más desapercibidos posible.

El local no es excesivamente grande, ni lujoso y confían en que al estar tan lleno puedan confundirse con los demás clientes y no reparen en ellos y de ese modo estar tranquilos.

¿Qué mejor manera para esconderse que rodeados de personas?

Demasiada gente en el local como para que se fijen en ellos, pero sí se fijan en ellos si bien en esta ocasión no son pensamientos negativos sobre alguno de los dos.

Una pareja de enamorados los observa desde que los dos entraron por la puerta.

—¡Qué bonita pareja! —dice una dama de la edad de Magnus más o menos. —Pero supongo que habrán recibido muchas críticas por la diferencia de edad. —le dice la mujer a su marido mientras ambos observan a Magnus y Claudia buscar donde sentarse.

—La gente es así, cariño. Deben llevarse los mismos años que nosotros más a menos. Al principio nadie apostaba por lo nuestro y ya llevamos diez años juntos. —responde su esposo, diez años más joven que la mujer con la que se lleva cinco años de feliz matrimonio. —Además en nuestro caso el machismo también jugó un papel importante en las críticas. Es indignante los ataques que recibiste solo porque eres unos años mayor que yo.

—Sí, aunque eso ya pasó no deja de molestarme. Si tú hubieras sido diez años más mayor que yo la sociedad habría sido más permisiva y lo hubiera aceptado mejor. Incluso se aplaude al hombre que está con una mujer más joven. Pero es que "no es lo mismo que la mujer sea mayor que el hombre, a que el hombre sea mayor que la mujer " según dicen las malas lenguas. Me han llegado a llamar asaltacunas. —se lamenta la dama.

Su marido la sonríe con amor y le acaricia la mano.

—Es exactamente lo mismo, pero la educación machista no hace mucho bien a la sociedad. He estado con mujeres de mi edad y ninguna me ha hecho tan feliz como me haces tú a mi. —se sincera su esposo con ella. —Contigo descubrí lo que significa el amor.

Ella se acerca a él y le da un piquito en los labios.

A unos metros de ellos, Magnus y Claudia buscan una mesa donde sentarse a tomar café pero todas parecen ocupadas. La morena se adelanta mientras Magnus acude a pedir a la barra.

—Debería darte vergüenza andar con un viejo como ese. Seguro que solo te interesa su dinero. —le espeta a la joven una chica de su misma edad mirándola de arriba abajo con asco.

—Para considerarle un viejo bien que te lo estás comiendo con los ojos desde que entró en este lugar. —dice una voz detrás de la impertinente mujer.

—¿Ocurre algo? —pregunta el sueco al llegar junto a Claudia segundos más tarde.

—Nada, que la envidia mata a algunas personas. —dice la dama hablaba hace unos minutos con su joven marido. —Si queréis podéis sentaros con nosotros en nuestra mesa. —sonríe la dama con sinceridad.

—¿A él no le importará? pregunta el músico mirando al marido de la mujer.

—No, para nada. Todo lo que mi esposa haga está bien hecho. —responde el hombre.

—Gracias. Sois muy amables. —dice el cantante.

Segundos más tardes, Magnus besa la mejilla de Claudia sin ella esperarlo y mira a la desagradable persona que ha dicho esas cosas tan feas de la morena. Podría evitar hacerlo pero quiere molestarla por ser tan grosera.

Claudia se aparta de la impertinente mujer y acompaña a la otra dama a la que mesa que ocupa con su marido.

—Soy Isabel y este es mi marido Sergio. Encantados de teneros en nuestra mesa.

—¿Estáis casados? —se sorprende Magnus.

—Sí. —responde el hombre más joven. —Nos casamos hace cinco años pero llevamos juntos diez años. —
¿Y vosotros cuanto tiempo lleváis juntos? —les pregunta a Claudia y Magnus.

Ambos se miran sin saber que decir.

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