CAPÍTULO 2
Sus ojos no parecen querer dejar de contemplarse. Para ambos ha sido un shock encontrarse de esa forma, pero sobre todo sentirse atraídos el uno por el otro ya que jamás les había ocurrido con alguien de una edad distinta y tan alejada de las suyas.
—No te hiciste daño, ¿verdad? —le pregunta el artista a Claudia.
—Estoy bien, gracias. Eres muy amable. —le sonríe ella.
—Trato de serlo con todo el mundo, en especial con... —comienza a decir el intérprete. «Magnus, para.» «No puedes decir eso a una mujer a la que acabas de conocer y bastante más joven que tú.» «Pensará que eres un viejo verde.» piensa el cantante mirando a Claudia.
«Eres preciosa, pero demasiado joven.»
—¿Con quién? —desea saber la morena. «¿Por qué me ponen nerviosa tus ojos?» piensa la latina. «Pareces todo un caballero pero...» «He quedado bastante escarmentada con vosotros» «¿Por qué me parece que te he visto antes en otro lado?»
La morena de labios carnosos y ojos oscuros se levanta y se dispone a marcharse por donde ha venido cuando él la toma por una mano con delicadeza besándosela instantes después.
Ella se sorprende pues no es algo a lo que esté acostumbrada por parte de los hombres con los que se relaciona. Él también está muy impactado con Claudia y con su impresionante belleza. No puede dejar de mirarla y aunque no quiere que la mujer piense que es un psicópata por su manera de observarla lo cierto es que no puede evitarlo.
La morena se marcha seguida por la mirada de Magnus que la sonríe embobado mientras con la mano le dice adiós. Ella también le saluda con la mano cuando de vez en cuando gira la cabeza, le mira y le devuelve la sonrisa sin saber muy bien porque ese hombre la hace reaccionar de esa manera.
Cuando el músico la pierde de vista...
—¡Guau! ¡Qué bonita eres! —exclama el músico en voz baja recogiendo su equipaje, una maleta con ruedas de tamaño mediano en color negro y buscando un taxi que le lleve al hotel en el cual se va a quedar durante su estancia en el país.
«¡Es demasiado joven para ti, Magnus.» «No pienses tonterías.» se dice a si mismo el escandinavo de ojos claros.
Magnus trata de apartar la imagen de Claudia de su cabeza pero no puede evitar recordar a esa belleza morena de cuerpo esbelto estatura menuda y labios provocativos.
Claudia entretanto, llega a su coche, coloca las bolsas que Magnus le ayudó a recoger en el maletero. Al mirar las bolsas rememora su encuentro con el hombre que de melena castaña rojiza y sonríe de manera instintiva.
«¡Ya basta, Claudia.» «¡Céntrate.» «Los hombres solo traen disgustos y problemas.»
Cuando la muchacha arranca su automóvil negro y pone su emisora de radio preferida en ella se comentan de las próximas actuaciones que un conocido artista europeo hará en Estados Unidos. El locutor de radio comienza a hablar de la visita de una famoso cantante de rock europeo que va a llegar al país para hacer una serie de actuaciones musicales.
Con ellas presentará su nuevo trabajo discográfico que seguro será tan exitoso como los anteriores. Aunque su primer disco tuvo un éxito modesto y los críticos no le auguraban un gran futuro por delante, con su segundo disco demostró que se equivocaban con él. Los mismos críticos reconocieron su error y desde entonces las críticas positivas han sido constantes. Esto era lo que el escandinavo decía de aquel primer disco suyo.
"Aquel primer disco se convirtió en algo que yo no quería. Estaba empezando y era muy joven. Me dejé aconsejar por gente que se supone que entendía de esto aunque yo tenía mis propias composiciones que eran las que yo quería. Pero me dijeron que mejor empezar por donde ellos decían ya que era un desconocido y que para el segundo disco cuando ya fuera conocido podría mostrar más música mía. Me sentí engañado porque cuando ese primer disco no triunfó como ellos querían me dejaron tirado. Me robaron mucho dinero en ese tiempo. "
—Lo de siempre, vamos. Engañar al que confía. —dice molesta la mujer entrada casi en los cuarenta mientras conduce su coche rumbo a su trabajo.
La dama cambia de emisora para escuchar algo de buena música pero hasta el momento no encuentra nada que le guste y sigue buscando cadenas de radio hasta que escucha una canción en una de ellas que llama su atención y se sorprende.
—¡Vaya! ¡Por fin algo que merece la pena! —dice la joven subiendo un poco más el volumen.
En un semáforo en rojo golpea el volante al ritmo de la canción que escucha en ese momento. Cuando el semáforo se pone en verde los coches siguen su trayectoria.
Cerca de allí, Magnus trata de buscar un taxi para que lo lleve al hotel pero hasta el momento no ha tenido éxito en ello. En ese momento un grupo de personas que por casualidad son fans del artista le reconocen y corren hacia él. Son tantos que el hombre se asusta y sale corriendo con su maleta de ruedas como puede.
Por suerte para el sueco alguien acude en su ayuda.
—¿Necesitas ayuda? Te libraré de la marabunta. —dice la persona que conduce el automóvil.
El sueco acepta su ayuda sin pensárselo dos veces a pesar de no conocer a la persona conduce el vehículo. El conductor abre la puerta trasera del coche y Magnus deposita allí su maleta a toda prisa y cierra enseguida la puerta. Luego abre del copiloto, se sienta, se abrocha el cinturón y cuando le da las gracias a la persona que conduce el vehículo se sorprende.
—¿Tú? —se sorprende el músico.
—Te sacaré de aquí ya mismo. —responde Claudia sonriendo.
Él le devuelve la sonrisa y cuando se da cuenta que canción está escuchando la latina siente algo de vergüenza.
¿Qué posibilidad hay de qué te subas en el coche de alguien y tenga puesta una de tus canciones?
Además por lo visto esa mujer hermosa ni siquiera es consciente que a su lado está el intérprete de ese tema. Al parecer esa belleza ignora quien es él.
El rockero la observa sin que ella se de cuenta. Mira su cuerpo, su ropa, su cabello negro y su perfil. Esa mujer es bonita de cualquier forma, de frente, de perfil y seguro aquel que hasta de espaldas.
Ella finge no darse cuenta de la forma en que él la mira pero sonríe cuando se da cuenta. Claudia a su vez le contempla cuando él no le presta atención.
—¿Y porqué te perseguían esas personas? —pregunta ella mientras se alejan del grupo de seguidores del artista que lamenta no haberle dado alcance al artista.
Magnus duda unos segundos que debe responder, mentir no, porque odia la mentira y esa mujer que le está ayudando no merece una mentira.
Pero, ¿qué verdad le cuenta? ¿Que es un novato que está empezando o que es cantante famoso, muy famoso?
Esa mujer parece muy inteligente y la primera opción no se la creería así que el sueco opta por decirle la verdad completa.
—Soy cantante y muy famoso. —se sincera él.
—¿Eres cantante? —repite ella. —Lo siento. —Debes haberte sentido ofendido porque no te reconocí cuando nos encontramos por primera vez, ni traté de impresionarte, ni grité. —se sincera la mujer de melena negra.
Él la sonríe.
—Para nada. Fue...curioso. Me encantó en realidad porque me trataste como a una persona normal.
—¿Y qué tipo de música cantas? —desea saber ella.
—Rock. De hecho. Cuando subí a tu coche estabas escuchando una canción mía de mi último disco. —se sincera el sueco con cierta vergüenza.
—¿En serio? —Claudia algo avergonzada también.
—Sí. —confirma él.
Minutos después el coche de la morena llega a la puerta del hotel y la mujer ayuda a Magnus a llevar su equipaje dentro.
En cuanto hacen su entrada por la puerta la gente se los queda mirando y la mejor amiga de Claudia, que trabaja de recepcionista en el hotel en el que Magnus se va a alojar los mira sorprendida y con la boca abierta.
—Muchas gracias por tu ayuda. No sé como te la voy a pagar...
—Claudia. Mi nombre es Claudia. —sonríe ella.
—¡Qué bonito nombre y qué bonita sonrisa! —comenta él.
—Yo soy Magnus. —le dice él besando su mejilla para luego alejarse de ella hacia la recepción.
Claudia se toca la mejilla que Magnus le ha besado. Algo en su cuerpo se ha puesto en alerta con ese beso inocente.
Magnus la mira desde la recepción y se distrae contemplando a esa hermosa mujer. Absorto mirándola no se da cuenta que los empleados de la recepción le están hablando.
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