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Cap.6.: ¿Tortura o cura?

La ambulancia iba por las calles de San Francisco a toda pastilla llevando únicamente a una persona a bordo. Lo que dejó verdaderamente impresionado a la gente no fue sólo su rapidez, si no que iba respaldada por varios coches de patrulla.

El personal, al no saber la causa del cambio en el cuerpo de su paciente, se pasaron como una hora pidiendo a agentes del FBI que mandasen una incubadora porque pensaban que se trataba de un virus desconocido letal para el ser humano. Y aunque sus seres queridos les explicasen que estuvieron en Ucrania durante el accidente de Chernobyl, no sirvió de nada.

El muchacho, por su parte, despertó unos minutos después de ser cargado en el vehículo y al principio no asimiló bien lo que ocurría. Pero fue cuando miró que estaba apretujado por completo en una especie de urna que se asustó y les preguntó por qué le tenían así, explicándoles de nuevo qué era lo que estaba causando aquello.

Sin responderle, los especialistas llegaron a tiempo y le sacaron de la ambulancia para, posterior y finalmente, aislarlo en una habitación en la planta segunda del hospital.

Sus amigos, pidieron información sobre qué es lo que le sucede. La respuesta de uno de los médicos, fue esta:

-No lo sabemos todavía. Tendremos que hacer una investigación en profundidad para saber qué es lo que causó ese problema tan serio en sus venas y arterias. No se preocupen, él estará bien-Eso les aclaraba en referencia a las dudas que tenían, pero faltaba algo... ¿Qué clase de investigación harían?

Sin ellos saberlo, primero le harían un examen en el que revisarían de forma más calmada las anomalías que tenía. Claro, sin contar que el auténtico problema estaba en sus capilares sanguíneos, el resto sólo requería una simple revisión para averiguar qué causó esos fallos.

No era algo común que una persona despertase tan fácilmente después de que se hinchase una vena o más de una. De hecho, había una cantidad considerable de muertes por esto y muchos de los afectados caían en un coma que los dejaba en estado crítico.

En el caso de este chaval, había despertado poco después de ser subido a la ambulancia. Sus órganos trabajaban correctamente y él no parecía verse débil. Aún así, su sistema circulatorio fallaba con taquicardia o palpitaciones irregulares, más rapidez para que la sangre fluyese, ensanchamiento y estrechamiento de capilares, entre otros.

El diagnóstico en las venas ya se hizo tras un análisis profundo que se le había ejecutado al muchacho mientras dormía, padeciendo de flebitis superficial en la zona del pecho y varices en su zona íntima. En ésta última, presentó punzadas intensas durante su estancia en la ambulancia las cuales se detectaron en seguida con tan sólo quitarle su ropa interior.

Las siguientes horas las pasaría en un laboratorio siendo interrogado acerca de sus problemas inferiores y externos para buscar la solución de inmediato.

-Antes de empezar, ¿tuviste problemas vasculares antes de comenzar con el cambio?-Preguntó uno de los profesionales allí presentes, sus otros tres amigos estaban en otro interrogatorio para recopilar los hechos vividos por los testigos.

-No. Siempre he estado sano del aparato circulatorio. Aunque en una revisión hace ya muchos años se sospechó si yo tenía una aneurisma, pero luego fue descartada-Dató, portaba unos túbulos en su rostro por los que fluían nutrientes necesarios para que su sangre no tuviese más fallos, y para taparse su cuerpo desnudo sólo llevaba una toalla mojada que le cubría hasta las axilas y que serviría para que dejasen de inflamarse sus muy notorias venas.

-Está bien... ¿Cuándo te pasó lo del ojo?-Cuestionó señalando el área afectada en su cara, el joven decidió no tocárselo a pesar del dolor porque eso haría que le causase más molestia.

-Bueno, como usted no sabe que estuvimos la noche de Chernobyl en Ucrania, le digo que desde que regresamos a casa ya tenía el ojo un poco inflamado. Por la noche se me empezó a hinchar más y a pesar de que me tomé un antiinflamatorio, me desperté de madrugada con el ojo así. Por suerte, no ha seguido creciendo el tumor-Aclaró, seguramente el fármaco consumido no curó su hinchazón, pero tal vez hizo que dejase de crecer.

-De todas formas, hiciste bien en tomarte lo que me dijiste. ¿Y cómo crees que surgió lo de la boca?-Ya le habían comunicado anteriormente que ese sería el problema más complicado de reparar de los tres menos graves, pero que podrían surgir soluciones.

-No recuerdo bien... Creo que también fue de noche. Lo de las uñas también fue a la vez. Las uñas de los pies sólo tienen la coloración amarilla-Contestó, las anotaciones se hicieron en el ordenador de aquella sala para, posteriormente, estudiarlas.

Los doctores accedieron a tomar las muestras que darían los resultados de aquellos fallos. Nada tenía preparado al joven para lo que estaba por venir.

Pincharon con una aguja fuertemente su ojo dañado para averiguar si era algún absceso. Sin cuidado alguno, hundió más su instrumento hasta hacer que la sangre saliese de la zona afectada, cortando poco a poco hacia abajo hasta conseguir un pequeño pedacito del epitelio afectado. Después de una dosis de gritos, suplicas y llantos, dejó la muestra tomada y pasó a tomar la de su dentadura.

Con unos alicates, tiró fuertemente de uno de los colmillos tratando de arrancarlo. No parece algo malo, ¿no? Pues, aunque se vea algo típico de los dentistas, a él no le pusieron anestesia. Chillaba y pedía piedad pero no hacía caso el graduado en odontología. De hecho, tiraba más fuerte hasta que por fin retiró la protuberancia afilada de marfil. Él se tapó la boca adolorido y chilló fuertemente, dejando escapar unas lágrimas. Ahora quedaban sus uñas.

Con unas pinzas, tomaron una de éstas de su mano y la doctora elegida tiró fuertemente. Con su mano contraria, se mordió fuertemente intentando calmar el dolor, sin llegar a ser consciente de que estaba hundiendo sus colmillos en ella. Más lágrimas, pequeños alaridos se escapaban de su ser. Y lo peor vino cuando tuvieron que retirarle otra del pie, mordiéndose ambas manos de tal forma que, no sólo le sangraron descomunalmente éstas, si no que el hueco de su diente arrancado sangró todavía más.

Ya cuando se detuvieron, se quedó unos segundos cabeceando para intentar aliviar el dolor que estaba sintiendo. ¿Por qué le estaban haciendo todo eso como si nada? ¿Es que acaso iban a hacerle cosas así en su estancia en el hospital?

Fue así que comenzó a temer menos por las consecuencias de la radiación que por lo que le fuesen a hacer en aquel lugar.

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