Extra 5
La luz de Uyuni entraba suavemente por la ventana del bonito hotel, pero JiMin no quería ver más que los ojos de su esposo. YoonGi lo estaba mirando intensamente, deslizando la mano por toda su espalda para sentir cada hueso y forma de su columna.
Lo estaba acariciando, aunque perezosamente, siempre intenso. Y cuando su anillo bodas hizo contacto directo con la piel de JiMin. Fue simplemente perfecto.
El cuadro era el paraíso. Las sábanas blancas del hotel estaban esparcidas, apenas cubriéndolos después de sus actividades nocturnas y la luz del sol de la hora dorada hizo que la piel de YoonGi se viera dorada cuando no lo era ni un poco.
Todavía tenían un poco de jet lag, así que se despertaron demasiado temprano después de dormir un montón desde que apenas anocheció.
Por lo que JiMin aprovechó el tiempo muerto para contemplar. No hizo nada más que contemplar a su esposo. Primero miró el cabello largo de YoonGi que comenzó a rozar su cuello, los chupetones de su autoría que llegaron hasta las clavículas, luego hueso de su clavícula que marcó el inicio de sus tatuajes.
Lo que empezó como uno, se volvió un montón. Ahora los pectorales de YoonGi estaban llenos de tatuajes y se estaba creando una manga de tatuajes en su brazo derecho. Tenía un palo de hockey, su número de juego en Canadá, un tatuaje de amistad con todos sus amigos, el símbolo que JiMin diseñó cuando estaban en la universidad, a Ddochi, la huella de un lobo, la bandera trans, la fecha del aniversario de presentación de JiMin, algunas flores, nubes, diferentes tipos de estrellas y detalles divertidos como un muslo de pollo frito.
JiMin amaba todos los detalles de YoonGi.
Él continúo mirando, sus ojos se deslizaron por la pelvis de su esposo. A lo poco que pudo ver de su polla media dura entre sus muslos musculosos, el resto permaneció oculto por las sábanas.
Entonces suspiró, acurrucándose más cerca de su alfa. Podía sentir que eso lo alertó por medio de su vínculo.
—¿Todo bien?
—Todo en orden —respondió, besando el cuello de YoonGi.
—¿Estás seguro?
La insistencia de YoonGi lo hizo reír un poco. Como resultado, su nariz terminó rozándose contra el sitio que más feromonas tenía y JiMin se ahogó en ellas. Respiró una bocanada grande, disfrutando de que parte del aire fuera parte de YoonGi.
—Llevamos sólo dos semanas casados y ya estás paranoico, alfa —El omega respondió con cariño cuando recordó que le había hecho una pregunta. Después levantó la cabeza justo a tiempo para recibir un beso en la frente que debió ir en su coronilla.
—No es mi culpa. Quiero que seas feliz todo el tiempo. Me hipnotizas estando feliz. Mereces ser feliz todo el jodido tiempo.
Si JiMin pudiera verse a sí mismo en ese mismo instante habría entendido lo que quiso decir YoonGi sobre sus ojos llenos de motas de brillo hipnotizantes. Pero como no había forma pensó que su esposo sólo estaba exagerando, así que le sonrió lleno de rubor.
—Tú me... —YoonGi lo besó, interrumpiéndolo. Cuando se separaron, el omega intentó terminar su idea— Me haces tan...
Otro beso, luego vino otro y otro. Con la mano y labios de YoonGi sobre su cara durante los besos, JiMin olvidó que estaban teniendo una conversación. Todo lo que quería era fundirse contra su alfa. ¿Comunicarse? No, no sonó como una prioridad.
—¿Te hago qué?
Por un momento JiMin se quedó pensando de que estaban hablando, distraído sobre como la mano de YoonGi estaba trazando las facciones de su cara.
—Me haces feliz —declaró atrapando, al culpable de sus distracciones. Los anillos dorados en los respectivos dedos anulares se encontraron cuando sus manos se enredaron.
Una sonrisa perezosa y divertida tiró de los labios de YoonGi ante su respuesta.
—Sí, pero también los perros, la fisioterapia, tus amigos, tus mamás y las fresas.
La mención de las fresas hizo que JiMin se volviera hacia la mesa del hotel, recordando. Había una botella de champagne que se habían terminado bebido la noche anterior y algunas fresas manchadas de chocolate derretido. La verdadera comida de una luna de miel.
Después de remojarla en chocolate, tomó una fresa y mordió la mitad para alimentar a YoonGi con la parte que tenía chocolate.
YoonGi mordió la punta de sus dedos cuando terminó la fruta, de una manera juguetona que hizo chillar a JiMin. Luego la risa se ahogó dentro de un beso para perseguir los restos de fresa en los labios del otro.
—Pero tú me haces muy, muy feliz. —JiMin se vio en la necesidad de declarar cuando sus labios fueron tristemente liberados.
—¿Por qué no vamos a desayunar algo que te haga todavía más feliz? —Los dedos de YoonGi se movieron para masajear su vientre—. Apuesto a que ya no tienes nada de la cena.
Con las manos de YoonGi sobre su cuerpo, JiMin habría dicho que sí a todo. Pero la sola idea de una comida extranjera en un restaurante con su esposo sonó genial. Apenas estaba lleno después de las fresas y leyó que en Bolivia prepararon unos tallarines deliciosos.
Entonces le dio un último beso, después se levantó para ir por un vestido a pesar del frío. Escogió uno de los únicos vestidos que trajo al viaje, porque a pesar del pronóstico sentía calor en la habitación del hotel. Simplemente usaría uno de sus abrigos pesados para cubrirse fuera del restaurante.
Aunque su elección todavía lo hizo dudar. Tuvo que atravesar toda la suite rustica en parte, para encontrarse con el espejo de cuerpo completo que estaba incrustado en la pared.
JiMin se distrajo por un momento al notar que el borde del espejo estaba hecho de sal también, como el resto de las paredes y algunos muebles; El piso era la única madera que había en el lugar. Luego volvió al asunto en cuestión, evaluó si realmente se veía lindo o no.
Había comprado el vestido antes de casarse, así que no tuvo mucho tiempo de usarlo. Le gustaba que el largo del vestido terminara antes de sus rodillas, le gustaba el estampado floreal, pero no estaba seguro si los delgados tirantes se vieron bien en sus hombros. Quizás sus hombros eran demasiado anchos para ese tipo de vestido.
Quizás no estaba destinado a ese tipo de ropa.
Sin embargo, sus dudas se detuvieron cuando YoonGi fue por su ropa también. Ya estaba usando su ropa interior cuando JiMin lo sintió acercarse gracias a su olor.
—Tan hermoso —murmuró su alfa, dándole un abrazo por detrás y entrelazando los dedos sobre su cintura. JiMin no pudo evitar mirarlo a través del espejo con diversión. Por supuesto, después de inclinarse sobre el pecho de YoonGi.
—Ni siquiera me he peinado.
—Tan hermoso —YoonGi repitió con más convicción, tomando su rostro para obligarlo a verse directamente en el espejo. Las mejillas de JiMin se calentaron al observar su propio reflejo y tener a YoonGi susurrando en su oído—. Sé lo que digo, a veces no puedo creer que eres real. Porque eres la persona más amable del jodido mundo, pero también la más bonita. Eres hermoso con o sin nada y aún más hermoso cuando eres femenino en tu masculinidad.
—Alfa... —Aunque JiMin gimoteó, YoonGi lo ignoró. No aflojó su agarre, ni detuvo su discurso.
—Así que no huelas triste mientras usas ese vestido o te voy a anudar.
Como si no hubiera hecho un lío un su esposo, YoonGi simplemente se marchó después.
JiMin apenas pudo sostenerse por su cuenta y una vez que lo consiguió, le lanzó una mirada a su alfa que estaba cepillándose los dientes en el baño del hotel.
—¿Qué...? ¿Qué clase de amenaza es esa? —preguntó conmocionado en voz alta sin recibir respuesta.
Luego de eso, JiMin decidió quedarse con el vestido. Sólo necesitaba cepillarse los dientes, así que no hubo mucho que hacer.
Entonces la vista de la cama le hizo fruncir el ceño. Por algún motivo sintió la necesidad de arreglarla. Por lo tanto, lo hizo. Luego dos veces porque no se sintió satisfecho de inmediato, aunque dos se convirtieron en tres y luego cuatro.
YoonGi lo encontró en el quinto intento.
—¿Lobito? ¿Qué haces?
—Esto no queda bien y no quiero darles problemas a las personas camareras de piso —se quejó, intentando esponjar las almohadas.
El resultado fue mejor. Esperando un cumplido, JiMin se volvió hacia su alfa para encontrarlo mordiéndose los labios, pensativo.
—Se ve un poco como un nido.
—Oh, bueno...
Ahora que YoonGi lo mencionaba tenía mucho sentido, JiMin se sintió así cada vez que estuvo cerca o lejos de su celo. Sólo no lo dedujo de inmediato porque sus días de apareamiento habían pasado una semana antes de la boda debido a todo el nerviosismo.
Todavía debía estar muy sensible por el vínculo entonces. Después de recibir su mordedura de apareamiento, apenas pudo apartarse de YoonGi. Todo lo que quería hacer era dormir con YoonGi en su nido.
A YoonGi no le fue mejor, él estuvo demasiado sensible ante la presencia de otro alfa, incapaz de quitarle las manos de encima. Fue casi como un celo en ambos sentidos.
—El cambio de ambiente fue antes de tiempo —reconoció YoonGi con los hombros hundidos—. Pensé que una semana sería suficiente para que te adaptarlas al vínculo en casa. Probablemente te habría gustado seguir haciendo tus nidos en casa, con tus mantas y peluches... Pero, me equivoqué.
Al final su jugador de hockey hizo una mueca con culpa.
—No es tu culpa, alfa. —JiMin se encontró diciendo incluso antes de hacerlo consciente. Lo demás de su discurso sí fue una cosa planeada—. Además, no me molesta, ¿crees que hacer un nido en nuestra luna de miel es malo? Podré hacer más nidos en casa. Ahora, ¿puedes pasarme nuestras maletas, por favor?
Obedientemente YoonGi le dio su ropa. JiMin comenzó a trabajar entonces, hizo un bonito nido con una forma circular para ir en juego con el diseño de la suite tipo iglú. Para el toque final escabulló una botella de aceite debajo de una almohada y después llamó a su alfa que estaba respetuosamente lejos de la cama.
—Alfa, ¿qué haces y por qué no estás dentro de mi nido, alfa?
—Estaba esperando la invitación —YoonGi se excusó, yendo rápidamente para tomar su sitio donde correspondía dentro del nido. JiMin fue a su regazo automáticamente.
Una vez acomodados, el omega se permitió ronronear un poco. Era agradable, aunque no lo que habían planeado.
—Lo siento, supongo que tendremos que pedir servicio a cuarto. Tampoco estoy seguro de querer viajar hoy —murmuró, descansando su mentón sobre el hombro de YoonGi como a los caninos les gustaba descansar su hocico.
Estaba un poco triste al pensar en que podría estar retrasando lo interesante de su luna de miel. No habían venido al Uyuni simplemente para probar sus habitaciones. Pero entonces un beso lo hizo callar.
—No me importa para nada, ¿pero seguro que te gusta aquí para anidar?
—La suite es hermosa y huele a nosotros, claro que me gusta.
—Sí, el chico universitario al que le pagabas sus comidas ahora te consiguió la suite más lujosa —YoonGi presumió cariñoso, acariciándolo debajo del vestido hasta llegar a las glándulas odoríficas de sus muslos—. Mierda, en serio amo tus vestidos.
—Gran parte te lo debo, alfa.
Sólo que su esposo lo miró como si estuviera exagerando. También minimizó su comentario con otro comentario.
—Fue tu camino, lobito.
—Alfa, pero si no te hubiera conocido nunca habría sido yo mismo porque tú eres el único que me dijo que podía liberarme.
JiMin fue silenciado por los labios de YoonGi en sus labios. Aceptó ser callado de esa forma, sólo por esta vez y quizás unas cuantas excepciones en el futuro. Aceptó besar a YoonGi hasta que sus dedos terminaron enredados en el cabello azabache que amaba. Besó a YoonGi hasta que su labio inferior fue mordido tan rudo como le gustaba.
Al terminar, le sacó la camiseta a su alfa. Mucho menos ágil del espectáculo que YoonGi le hizo normalmente. Su alfa parecía divertido.
—¿Qué haces?
Si iban a perder un día del viaje por estar en su nido tendría que aprovecharlo al máximo. Después de todo, ¿para qué eran realmente las lunas de miel?
—Te sentí algo tenso. —Su explicación fue en realidad una excusa mientras abría en silencio su botella de aceite. Pero tan callado como fue, la nariz de su esposo no pudo ser engañada. YoonGi levantó una ceja con curiosidad—. Disfrútalo alfa.
Aunque la posición no era tan óptima para un masaje, JiMin logró improvisar. Lo hizo tan bien que pronto su esposo lo sostuvo fuerte del trasero antes de gruñirle. No fue un gruñido para advertir una pelea, sino el sonido que hacía cuando comenzaba a excitarse duro.
El calor que corrió a través de su mordida tampoco hizo nada por ocultarlo.
—¿Me estás seduciendo? Invitándome a tu nido y dándome un masaje, sabiendo que me pongo caliente cuando me atiendes así...
La mirada de YoonGi se agudizó más cuando el omega pestañeó falsamente inocente.
—Tal vez. ¿Está funcionando? —preguntó al mismo tiempo que se bajaba una tira del vestido para mostrar su piel. Los ojos de YoonGi siguieron el movimiento atentamente, sus fosas nasales se ensancharon y su mandíbula se apretó. JiMin estaba sinceramente fascinado con las reacciones tan obvias de su alfa.
—Me pongo duro sólo de pensar en ti, claro que está funcionando, omega —YoonGi le dijo, bajando la tira restante de su vestido y besando el hombro desnudo—. Mi sexy masajista.
Inevitablemente, JiMin se quejó en un chillido.
—¡Fisioterapeuta, alfa!
Sabiendo que lo había molestado, su alfa comenzó a hacerle chupetones entre risas.
Al día siguiente estaban camino a su objetivo turístico en un vehículo, conducido por un guía turístico. Durante ese rato muerto, JiMin comenzó a abrir el bloqueador solar. Aplicó una cantidad considerable en la palma de su mano para ocuparla como una paleta y su dedo fue el pincel. Su lienzo fue la cara de YoonGi.
Primero cubrió sus mejillas, su frente y cuando llegó al puente de su nariz, su esposo frunció su pequeño botón como anticipando el toque.
—Lobito, me pusiste bloqueador hace media hora.
Hace media hora, los dos se habían bajado en medio del salar de Uyuni para jugar un poco en todo el paisaje de sal blanca, aunque no era su destino final. JiMin había intentando hacer un muñeco de nieve, o un muñeco de sal, mientras su alfa se la pasó tomándole fotos. Después iniciaron una carrera juguetona que se volvió seria gracias a los instintos de alfa de YoonGi y que terminó con JiMin siendo olfateado por su alfa contra las puertas maleteras del coche.
—No tienes idea lo potente que son los rayos UV aquí, además te quemas tan fácil.
—Sí, gracias por pensar en eso. —YoonGi le sonrió en acuerdo, rindiéndose. Permitió que JiMin le pusiera bloqueador hasta las clavículas, también en las manos y algunas zonas que su camiseta de manga larga pudo exponer.
Su guía boliviano los miró a través del espejo con una sonrisa tonta, disimuladamente.
—También toma tu sombrero. Estamos combinados.
JiMin sintió que debía señalar, porque estaba usando el gorro que YoonGi le tejió cuando estaban comenzando su relación. Y había conseguido otro del mismo estilo para su esposo en color negro.
—Sí, muy lindo. Mi bebé de lobo —YoonGi le dijo cariñoso, inclinándose para darle un beso rápido.
Fue precisamente en ese momento cuando llegaron a su destino real. Su guía estacionó el coche mientras los esposos se ponían sus botas impermeables. Los zapatos de YoonGi eran un poco aburridos, mientras que el calzado de JiMin eran de flores, rosas y bonitas.
Desgraciadamente el diseño bonito no lo protegió del agua fría al bajarse del coche.
—¡Está fría! —chilló. YoonGi lo siguió después, pero no se quejó. Caminó naturalmente a la dirección opuesta de JiMin—. Alfa, espera.
JiMin esperaba que YoonGi caminara a su lado, que se tomaran de la mano también. Pero algo en el suelo debió llamar la atención de su esposo. Lo conocía a la perfección, se ponía de esa forma cada vez que encontró un gato.
—Sólo quería ver esto.
Lleno de curiosidad, JiMin intentó seguirlo. Intentó fue la palabra clave porque terminó tropezando en el agua. Sumando a la textura del suelo diferente a lo cotidiano, su equilibrio siendo pésimo y las ganas de correr detrás de su alfa, el resultado fue obvio.
De inmediato su esposo estuvo a su lado y fue sumamente penoso.
—Sabía que mi equilibrio me avergonzaría.
De modo inevitable YoonGi se rio de su linda frustración. Claro, después de secarle las manos en su pantalón y besar cada uno de sus golpes.
—Mierda, quiero decir: Te salaste, cariño. —La cara de JiMin se arrugó como si fuera a reír, pero sólo salió una queja—. Pero no lo dije. No te preocupes, magdalena, por eso tienes a tus pies a un alfa que vive del equilibrio.
Exploraron. Pero esta vez YoonGi lo tomó de la mano y comenzaron a andar juntos a través del agua. No fueron demasiado lejos de la camioneta de su guía, sólo se apartaron la cantidad suficiente para tener privacidad.
Sus pasos se mantuvieron sincronizados, después de que una onda de agua creada por JiMin desapareciera, empezó una hecha por YoonGi. Fue un espectáculo tan bonito de una forma especial que el omega olvidó por qué habían venido al Salar de Uyuni.
Hasta que levantó la cabeza.
Entonces su boca se abrió, mirando el cielo y el reflejo del cielo a sus pies.
—El cielo está tocando el suelo —murmuró para nadie en específico. Pero recibió una respuesta que primero comenzó como un apretón de manos.
—El lugar donde el cielo y la tierra se unen. —Recordando que estaba con su alfa, JiMin se giró para lanzarse a sus brazos. Fue atrapado y su cintura bien envuelta. Ahí en ese pedazo de mundo donde las nubes estaban a sus pies, JiMin pensó que no podía ser más feliz. No cuando YoonGi pasó un mechón detrás de su oreja, sonriéndole en grande—. Diría que es lo más hermoso que he visto, pero estaría mintiendo.
Bueno, él si podía ser más feliz.
Se estiró para darle un beso eufórico a su novio, terminándolo con prisa para soltar algo que había pensado desde que se aparearon. Para su sorpresa YoonGi también eligió ese momento.
—¿Te gustaría adoptar un gato?
—¿Y si tenemos un perro?
Después de sus preguntas al mismo tiempo, se echaron a reír con el vínculo desbordando amor. El primero en ponerse un poco serio fue YoonGi. JiMin se habría asustado del cambio repentino si el abrazo se hubiera disuelto, fue bueno que no pasó.
—¿Un gato, lobito? ¿No quieres un perro después de Ddochi? —Ante la mención de su fallecida mascota, JiMin no pudo evitar suspirar. Pero no estuvo triste demasiado tiempo porque su novio se encargó de sostenerle el mentón. Sus ojos estaban cálidos al encontrarse—. Podemos evitarlo todo lo que quieras, sólo quiero saberlo. Para no regalarte un cachorro cuando estés distraído.
Ddochi apenas estaba llegando a su vejez cuando su muerte tomó por sorpresa a todos. En un momento donde JiMin estaba llorando, acurrucado contra YoonGi, su abuelo le dijo: "Se ha marchado ahora que has encontrado la paz. Porque ya ha cumplido con su sueño." Su abuelo ciertamente no estaba hablando sólo de Ddochi.
Así que JiMin recordaba a su pug por medio del tatuaje que YoonGi se hizo en su honor y en todos los cachorros huérfanos que se acercaban al oler su melancolía. Mayormente sintió paz al recordar a su no oficial mascota de apoyo emocional.
—Bueno, sí pensé en Ddochi, pero... No me importaría criar a otro perro con el mismo amor, hacer feliz a otra alma ahora que Ddochi no está aquí. No quiero aferrarme al pasado y negarle una casa a un perrito bebé que tiene frío en este momento.
—Ese es un pensamiento tan hermoso como tú. Continúa —YoonGi lo alentó, casi hipnotizado por sus palabras.
—Pero tú nunca has tenido un gato. —JiMin se centró en eso. Tocó a su esposo con cariño—. Quieres uno desde niño, pero tu papá, los dormitorios, luego Canadá.
Seguramente YoonGi no quiso adoptar un gato en Canadá incluso si JiMin se lo sugirió un par de veces, porque en el fondo sabía que en algún momento regresaría a Corea por él. Siempre lo supo, seguramente.
—Aunque también quiero hacerte feliz, ¿por qué no ambos?
—¿Un gato y un perro? ¿No suena como una locura?
Una locura que lo hizo sonreír emocionado. Sus ojos se pellizcaron bajo su sonrisa.
—No ahora, en un par de meses después de vivir juntos. Pero será un desafío justo para nosotros si en un futuro... —YoonGi se tomó una gran pausa. Se lamió los labios, tragó grueso, sus mejillas se pusieron rojas, olió nervioso. Tuvo todos los síntomas de que planeaba soltar una cubeta de información— Seremos papás.
JiMin se quedó absolutamente sin aliento como sí si hubiera recibido el agua fría.
¿Serán qué?
Ah, sí, mi esposo dijo que podemos ser padres.
Entonces la realización lo golpeó, haciendo que lo primero que dijera fue una tontería.
—¿N-no me puedo embarazar? —respondió por reflejo, sonrojándose arrolladoramente cuando YoonGi se rio cariñoso.
—Aunque NamJoon te haya dado la idea de que necesitas embarazarte, lo sé. Estuve contigo cuando tuviste esa crisis, muffin, y te recuerdo que no eres menos válido por estar operado.
Había sido una crisis realmente dura cuando JiMin se hizo unos estudios para descubrir que, llegado el momento, su asma no sería compatible con la anestesia para el cambio de jerarquía.
Pero el verdadero choque vino cuando descubrió que en realidad no quería operarse. Así que por días pensó que quizás no era un omega trans, pero YoonGi le ayudó presentándole omegas de la comunidad que llegaron a la misma conclusión, esperándolo con flores después del par de sesiones de terapia extra y amándolo. Simplemente amándolo para demostrarle que merecía amarse también.
—Pero, u-un bebé...
YoonGi lo miró más serio que nunca y al mismo tiempo más enamorado que ayer.
—Lobito, no me importa si nuestro bebé nace de un método artificial o alguno de los dos lo pare. Sino tuviéramos la primera opción, créeme que yo no me habría realizado la histerectomía.
Si antes JiMin pensó que no podía respirar, se equivocó. En ese momento bloqueó tanto el aire que pensó en buscar su inhalador. Afortunadamente no fue necesario, le tomó un tiempo, pero se recuperó. Lo suficiente para hablar.
—Alfa, ¿hablas en serio?
—No sería el primer alfa preñado —YoonGi se encogió de hombros para hacerlo parecer sencillo cuando en realidad fue la locura más grande que JiMin había escuchado. Todo simplemente por amor—. Pero todo para que tengas a nuestro hijo en tus brazos.
—Esto que estás diciendo, es...
Apenas podía hablar.
Sólo podía sentir y sentir. Sobre lo mucho que amaba a YoonGi.
Nunca se equivocaría por haberlo elegido a él de todos los alfas, nunca.
—Existen métodos y sé que es un proyecto caro, por eso no estoy hablando de ahora. Sólo cuando nuestros hijos animales crezcan lo suficiente para no estar celosos del nuevo bebé —YoonGi bromeó, intentando disimular su evidente nerviosismo.
JiMin sonrió y lloró, atrayendo a su esposo a un beso desordenado que fue más un borrón dentro de toda su euforia. Apenas registró que saltó sobre YoonGi, que lo apretó en un abrazo como si su vida dependiera de ello.
Si pudiera decirle algo a su yo del pasado que lloró porque YoonGi dijo que lo quería y no que lo amaba, le diría que no se preocupara. Con el tiempo YoonGi sería su todo, su mejor amigo, su novio, su alfa, su prometido, su esposo, su compañero de vida y el padre de sus hijos.
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