Extra 4
El pecho de JiMin cayó contra la superficie de la mesa de su cocina.
—¿Palabra de seguridad?
—Nubes.
—Buen chico —YoonGi lo elogió con cariño, pero levantando su palma y azotándola fuertemente contra el trasero expuesto de JiMin. Porque su vestido primaveral lo permitió.
Ojalá las manos de JiMin pudieran llegar a sujetar el otro extremo de la mesa para tener algo a que aferrarse ante cada golpe. Sus uñas sólo hurgaron la madera cuando se acercó al número diez. Dios, las manos de YoonGi eran tan buenas para azotarlo. Podría pasar todo el día, con las grandes manos de YoonGi sobre él.
Mientras babeaba de lujuria, YoonGi lo tomó para cambiarlo de la posición. Lo hizo sentarse en la mesa, un poco más inclinado para que pudiera joderlo en el ángulo correcto, pero tuviera un apoyo.
Lloriqueando cuando el pene de YoonGi se ensartó en él, JiMin se aferró a su musculoso cuerpo.
Todo lo que podía sentir era la espalda de YoonGi en sus manos, sus músculos y abdominales flexionándose, su pelvis avanzando y retrocediendo. Sentir la fuerza de su esposo al penetrarlo, hizo que echara su cabeza hacia atrás para exponer su garganta. Porque su esposo estaba siendo tan alfa al joderlo brutalmente.
Con un gruñido de satisfacción, YoonGi se inclinó para enterrar su cara en la garganta de JiMin, un poco abajo, donde estaba su marca. Mordió la piel, pero no la perforó. Después de todo, su mordida la habían renovado un día antes.
Ese simple movimiento fue suficiente para que JiMin se corriera por tercera vez, sollozando del abrumador placer. Ya estaba temblando y apenas pudo aferrarse a su alfa cuando este intentó salir de él para no abusar de su hipersensibilidad.
Aunque tener tantos orgasmos seguidos durante el celo era muy común, fuera de un celo no tanto.
—No, por favor, alfa. Anúdame, dame tu nudo... —YoonGi siseó, su pene se contrajo en el interior de JiMin. Fue un desastre húmedo que complació todos los instintos de omega de JiMin. Pensar en el esperma de su alfa fuera de él lo puso triste—. No dejes que se desperdicie.
—Puede... Puede ir en tu boca, si quieres.
—No, lo quiero en mi interior.
A pesar de lo caliente que estaba, el lado racional de YoonGi todavía luchó.
—No tenemos tiempo, lo chicos...
—Por favor —rogó como sólo el sabía. Entonces YoonGi sonrió, volviendo a enterrarse en él de una sola embestida. Fue tan bueno que JiMin sintió que su cuerpo comenzaba hormiguear otra vez.
—Mírate, ya te corriste tres veces y todavía estás codicioso. ¿Vas a venirte otra vez cuando tu alfa te anude? Eres un adicto a mi nudo. Quiero dártelo todo el jodido tiempo.
—Deberías dármelo todo el tiempo —JiMin murmuró en acuerdo, enterrando sus uñas en los hombros de su alfa. No quería hacerle daño, pero el placer se estaba haciendo demasiado intenso para no intentar aferrarse más fuerte a su esposo—. Dime más, más, por favor.
JiMin ni si quiera tuvo que especificar. YoonGi lo conocía a la perfección.
—Si dices eso te voy a anudar todo el tiempo. Estarás tan bonito, hinchado con mi semen y sonrojado sobre mi nudo. Llegarás tarde a todos lados, pero a nadie le importará porque te ves tan hermoso después de tomar el nudo de tu alfa —le dijo su alfa al oído, mientras sus caderas tartamudeaban porque se estaba acercando a su clímax también—. Estás hecho para mi nudo, omega.
—Alfa, c-creo...
—Lo sé, lobito. Puedo olerlo... Puedo sentir que te corres otra vez, todo porque tu alfa sabe cómo complacerte. Nadie más te dará tanto placer, sólo él.
Más lubricante empapó los muslos de JiMin.
Cuando las palabras de YoonGi se volvieron más profundas, JiMin se retorció de gusto y se mojó tanto. Además, su trasero ardía en carne viva por los empujes y las nalgadas que recibió antes. Ardió en la cantidad justa para ser delicioso, sólo hizo falta algo.
—Necesito... —Miró los labios normalmente finos de su esposo ahora hinchados y tragó. Cuando su alfa descubrió a donde iban sus pensamientos, sonrió animalmente.
—Abre la boca. —YoonGi lo sujetó de los cabellos, tirando de su cabeza en un ángulo apropiado para escupirle. JiMin lo recibió muy ansiosamente, como cada vez que su esposo cumplió sus fantasías él se encargó de ser un buen chico y merecerlo—. Traga.
Al tragar la saliva de su esposo, JiMin se contrajo apretándole la polla en una dulce jaula. Entonces empujó a YoonGi por el borde y su boca no fue lo único lleno de líquido caliente.
Inmediatamente el nudo comenzó expandirse, uniéndoles en una posición correcta para que la próstata de JiMin fuera presionada en todo momento.
Al oler el punto de placer donde se encontraba, YoonGi se encargó de sujetar la cabeza de su pene babeante en el agarre correcto para hacerlo ver chispas.
Era tanto que por un momento JiMin pensó que no podría y debería usar su palabra de seguridad. Pero entonces vino; La carga inmensa de placer se estrelló contra él con la fuerza de una ola de metros y lo arrastró debajo del agua.
—¡Alfa...!
No hubo nada que derramar, pero todo su cuerpo se convulsionó. Seguramente se habría caído de la mesa si su alfa no lo hubiera sosteniendo tan fuerte.
Cuando terminó, JiMin estaba demasiado cansado. Le tomó un tiempo sentir a su cariñoso alfa limpiando sus lágrimas. Dios, ¿cuándo comenzó a llorar de placer? Probablemente la última vez que se vino.
—Eres tan precioso. Lo más bonito que he visto, incluso de después de correrte tanto estás tan precioso. —En realidad debía verse como un desastre sudoroso, ruborizado e hinchado de llorar, pero YoonGi se acercó para darle una lluvia de besos en el rostro que lo hizo sentir amado—. Mío, mío, todo mío.
JiMin amaba cuando YoonGi lo maltrataba en la cama. Usaban palabras de seguridad porque a veces las cosas podían ponerse rudas. Una prueba de ello fueron sus últimos cuatro orgasmos. Y por mucho que JiMin insistió en que le gustaba así de rudo con YoonGi, su alfa todavía se detuvo constantemente a preguntarle si debía parar. Su palabra de seguridad lo solucionó entonces.
Pero JiMin también amaba en partes iguales cuando su alfa era dulce con él después de maltratarlo.
Porque YoonGi lo trataba delicadamente todo el tiempo, sólo hizo una pausa cuando quisieron y después volvió a mimarlo.
Como en ese momento. Para reconfortarlo aún más, YoonGi comenzó a enviarle calma a través de su vínculo.
Fue tan arrullador que JiMin comenzó a dormitar sobre su nudo. Antes de que una emoción desgarradoramente intensa goteó hasta él. Como si fuera demasiada para contener y de manera inevitable llegó a su lado del vínculo.
De repente, JiMin abrió los ojos. Lo primero que se encontró fue la cara sonrojada de su alfa.
—Lo siento, sé que lo sentiste. No esperaba que se filtrara.
—¿Sentir? —preguntó somnoliento, sin entender del todo.
YoonGi le peinó los cabellos alborotados con ternura, mirándolo como si fuera inocente.
—Lo mucho que te amo.
—Oh, así que era eso... —JiMin murmuró. Ya completamente despierto, se aferró a su alfa más fuerte y lo miró. A su cara sonrojada por el esfuerzo de mantenerlo alto, sus cabellos sudados que se pegaron a su frente, sus pupilas dilatadas y sus colmillos fuera. Lo amaba en la misma cantidad de locura, así que también envió parte de su enamoramiento—. Creo que estamos a mano.
YoonGi se rio, demasiado conmovido por el acto. Pero el movimiento consiguió que JiMin se sintiera incómodo cuando el nudo se retorció en su interior. Su alfa pudo sentirlo a través de su vínculo mucho antes de que viera su expresión.
—Oh, mierda, mierda.
—Está bien, alfa... Sólo, no te muevas.
La preocupación de YoonGi se vio interrumpido por un olor a humo. Él tardó un momento en reconocerlo, miró alrededor a la cocina desastrosa, olisqueo el aire varias veces, buscando de dónde venía el aroma recién a quemado. Su alfa era tan adorablemente lento. Pero lento.
—¡Kai, apaga el horno! —JiMin gritó. No pudo hacer más que gemir de frustración cuando el olor a quemado terminó de expandirse. YoonGi entonces sonrió como si hubiera hecho un gran descubrimiento.
—Ah, era eso.
—Cielos, mis galletas. Me olvidé de ellas. —Fuertemente YoonGi contuvo el impulso de reír. Se mordió los labios, pero ni eso detuvo su sonrisa—. No luzcas tan divertido, alfa. Todo esto es tu culpa.
—Mi lobito, yo no fui quien rogó para que me anudaran.
JiMin intentó fruncirle el ceño. Realmente lo intentó, sólo que YoonGi tenía un punto.
Antes había leído en internet experiencias de otros omegas al ser anudados, sólo para estar preparado para su noche de bodas.
No es que no hubiera sido anudado antes, lo obtuvo a través de consoladores especiales que YoonGi compró para cuidar a JiMin correctamente, especialmente en sus celos. Eso claro que contó, no tuvo por qué no ser válido. Incluso si YoonGi lo negó cada vez que JiMin presumió que su novio era el mejor anudándolo.
Pero después de la operación, JiMin tuvo que investigar porque se estaba enfrentando a otro tipo de nudo. Y ahora que lo tenía en sus manos, o trasero mejor dicho, pensó que nadie le advirtió en los blogs sobre la adicción a ser anudado.
La anterior charla sucia de YoonGi lo envió al límite porque sí era una de sus fantasías. Quería vivir un día donde fuera anudado todo el tiempo. Incluso después del celo.
—Pero tú... Usaste manos —intentó argumentar, sabiendo que se había quedado en silencio como si se hubiera rendido.
—Mi omega estaba ahí, luciendo tan bonito. ¿Cómo podría no haberlas usado?
JiMin había estado limpiando la mesa para sus invitados, después de enviar sus galletas al horno. Fue entonces cuando YoonGi llegó y lo abrazó por detrás. Pero lo que comenzó con algo inocente tomó otro tono cuando su alfa le apretó los pectorales en su mano. Aprovechando el escote de su vestido, YoonGi terminó maltratando sus pezones, chupándolos y JiMin estaba tan sensible que terminó corriéndose así de simple. Ese fue el primer orgasmo.
Por mucho que JiMin quisiera indignarse. Estaba agradecido que su alfa lo deseara de la forma más animal posible. Así como sabía que los dos estaban hambrientos por su vínculo nuevo, era como un pequeño celo. Lo leyó en internet también.
—Ahora los chicos lo olerán y a menos que tome un baño no va a salir ahora... —YoonGi miró hacia abajo justamente cuando su nudo se desinflo. Salió delicadamente y JiMin suspiró un poco triste cuando parte del semen de su esposo se derramó.
—Vamos a darnos prisa. Si quieres tomar un baño podrías hacerlo, yo me encargaré de esto.
Cuando dijo eso, YoonGi se refirió a que iría al 7-Eleven más cercano y compraría el primer paquete de bocadillos para reemplazar sus galletas caseras. Pero en ese momento, JiMin se lo agradeció. Sus amigos llegarían pronto. E incluso TaeHyung sin poder olerlos podría descubrir lo que estuvieron haciendo antes de su llegara.
JiMin se estiró para besar a su alfa haciéndose cargo y se bajó de le mesa primero. Pero mientras la falda de su vestido caía hacia abajo con gracia, sus piernas se doblaron por la mitad torpemente. No fue al suelo simplemente porque YoonGi lo atrapó como de costumbre
—Cuidado, luz.
Parecía que sus piernas no dejarían de temblar en un buen rato y podría caerse en la ducha. Si sus amigos no estuvieran por llegar, JiMin sólo se habría llevado a su amada andadera personal al baño. Ahora sólo renunció ducharse.
—Será mejor que te ayude aquí.
YoonGi lo comprendió de inmediato y actuó rápido. Se arrodilló para recoger la ropa interior de JiMin que quedó regada por ahí. Entonces se la puso, limpiándolo antes con una servilleta y besando el hueso de sus rodillas. Después guardó su propia polla gastada en su ropa interior y JiMin evitó mirar o se excitaría de nuevo.
Durante los siguientes minutos, YoonGi lo sostuvo mientras ambos lavaban la mesa, abrían las ventanas e intentaban poner en orden todo aquello se cayó mientras se besaban contra cualquier superficie. Era un equipo perfectamente sincronizado.
Estaban en paz.
Hasta que la puerta sonó y su alfa sabiendo mejor que no podía moverse fue a abrir por él, fue cuando el verdadero caos empezó.
—Mierda, no sé porque no me sorprende que ellos no tengan respeto por nosotros. Toda esta casa apesta.
—Sólo tienes envidia, Jin.
—¿Si te digo que sí te compadecerías de mí y me ayudarías a demostrar que somos mejores que ellos?
—Ignóralo, Tae. —NamJoon enganchó su brazo al del beta, alejando a un confundido TaeHyung del habitual bromista SeokJin—. Ha estado insoportable desde la semana pasada. Ya no lo quiero como mi roomie.
—¿Por qué recibió mi liga? —JiMin se unió a la conversación tan naturalmente sólo con una pregunta. Dio pequeños pacitos para no caerse hasta la dirección de sus amigos. Logró llegar lejos cuando NamJoon y TaeHyung lo atraparon en un abrazo de saludo.
—No me miren así, no sólo soy un promiscuo también me quiero casar. —Al mismo tiempo que SeokJin se quejaba, YoonGi le estaba abriendo la puerta a JungKook que llegó sólo un poco después del trío de amigos.
Por lo tanto, hubo un silencio incómodo por un segundo
—Hola —JungKook dijo para YoonGi, pero estaba mirando a SeokJin de reojo. El silencio se prolongó aún más como resultado.
El primero en saltar al rescate fue NamJoon.
—Aquí. Hay regalos por su nueva casa.
La idea de un obsequio para el hogar de JiMin y YoonGi hizo que todo se volviera cálido de nuevo.
El omega dueño de la casa recibió enormes rollos de papel de baño que TaeHyung y NamJoon habían ocultado detrás de sus espaldas de alguna forma. También una botella de vino, una bomba de baño y velas aromáticas por parte de Jin. JungKook les consiguió una linda suculenta de plástico.
JiMin agradeció todo por igual, pero no pudo evitar mirar con más entusiasmo el regalo de SeokJin Pensó en ocupar alguna parte más tarde con su alfa en la bañera y la emoción que sintió hizo que YoonGi mirara en su dirección gracias al vínculo.
—Habríamos venido antes, sabemos que se irán de luna de miel mañana.
—Oh, lo había olvidado —JiMin murmuró sin que nadie lo escuchara. Recordando que antes de la boda habían comprado unos boletos de avión para una semana posterior a marcarse. Lo programaron de ese modo para darle tiempo a su nuevo lazo.
SeokJin continuó hablando.
—Pero anteayer y ayer YoonGi dijo que todavía se sentía muy territorial contigo para compartirte.
—De hecho, todavía. Todavía no le coquetees demasiado, por si acaso —YoonGi lo amenazó, haciendo el gesto clásico de que lo estaba vigilando. El alfa amenazado resopló e importándole poco, rodeó los brazos de JiMin.
—Por favor, posesividad por una marca. Esos son mitos de señores casados. —Entonces YoonGi gruñó, cuando JiMin fue empujado accidentalmente hacia el cuello de SeokJin. Sucedió tan rápido que JiMin apenas pudo notar por qué estaba libre de nuevo. Tal vez no lo habría sabido si SeokJin no hubiera escapado, intentando disimular su nerviosismo—. Está bien, sí, te creo. ¡Vamos a sentarnos en tu sala!
—No mientas, Jin. Tú vas a husmear por ahí.
—¿Me acompañas, Tae?
Con una suave sonrisa de pura diversión, JiMin fue a destapar su vino obsequiado.
Bueno, tuvo la intención de hacerlo. Pero YoonGi se lo quitó de las manos y a cambio le dio un suave beso.
—Te amo —le dijo después, moviéndose casualmente por el destapacorchos como si no hubiera atacado el desprevenido corazón de su esposo.
Completamente arruinado por YoonGi, JiMin tomó la bandeja con las pocas galletas salvables y se sentó con sus amigos. Ante su postre casero, sus amigos de hockey tiraron de sus mejillas en agradecimiento, TaeHyung no se animó por el color y JungKook tomó tantas le cupieron en la boca.
—Estábamos viendo que no han terminado de desempacar —NamJoon comentó. Sus manos fueron en dirección a la primera caja, en la pila que ocupó parte del espacio de la sala. Salvo que YoonGi llegó justo en ese momento, sosteniendo una charola de copas en una sola mano.
—No lo hemos hecho y NamJoon, mantente alejado de eso. Es valioso y no quiero que lo rompas.
—Ah, así que es una caja de decoraciones. —SeokJin se adelantó ya que el no tuvo una prohibición, separó las tapas de la caja y extrajo una serie de portarretratos que JiMin reconoció desde su lugar. El marco alrededor de la foto, no era tecnológico, ni estaba hecho por una empresa vintage. Cuando estaban eligiendo su casa, YoonGi los construyó con madera reciclada que encontró por ahí.
El primer portarretratos tenía una foto de JiMin en su segundo cumpleaños de conocerse. YoonGi le había comprado un vestido rosa, estampado de fresas que hizo sentir al omega como en un cuento de hadas.
El momento en que su entonces novio tomó la foto, fue cuando JiMin había estado girando para darle vuelo al vestido.
El segundo portarretratos contuvo una foto menos clara, pero era de los recuerdos favoritos de JiMin. Había sido durante en el primer juego de hockey en Canadá, el primer juego al que JiMin pudo asistir formalmente para mirar a su alfa. Al ganar como habitualmente, YoonGi patinó al punto donde las gradas y la pista se unieron. Sólo con el objetivo de abrazar a JiMin.
Sucedió justo en ese preciso momento que algún admirador canadiense les lanzó la bandera de la comunidad trans desde las butacas superiores. El público estalló en euforia cuando YoonGi la atrapó por reflejo y en lugar de pavonearse con ella, sólo tiró de la bandera sobre su cabeza y la de JiMin.
De esa forma nadie miró cómo intensamente besaba a su omega debajo de la tela.
De aquí la fotografía no tuviera mucho sentido a simple vista. Sólo dos cuerpos debajo de la bandera trans y en una mala definición porque fue publicada en internet por algún fanático.
Sí, YoonGi se volvió bastante viral después de eso. Su historia de superación hizo que su popularidad fuera radicalmente en ascenso.
Era un recuerdo tan cálido. JiMin miró a su esposo bebiendo de su copa y sonriendo a la lejanía, quizás también recordando. Y dios, todo lo que quería era saltar al regazo de su alfa, acurrucarse como el cachorro de lobo que era. Pero sus amigos estaban ahí, probablemente lo harían sentir menos íntimo.
Eso pensó hasta que se encontró directamente con los ojos de YoonGi.
Su mirada favorita le dijo que no habría problema, además YoonGi abrió los brazos como una invitación evidente. Entonces JiMin claramente tuvo que sentarse en su regazo, era obligatorio ya.
Mientras se acomodaba de perfil para mirar a sus amigos, JungKook se retiró un segundo para atender una llamada.
—De verdad, ustedes me hacen sentir tan soltero —SeokJin se quejó. JiMin estaba por disculparse, pero su alfa frotó su espalda en una señal secreta para pedirle silencio.
—¿Cómo van las cosas con JungKook?
Así que era porque YoonGi quería preguntar. JiMin mentiría si dijera que no tenía curiosidad también. De modo que se quedó en silencio, casi sin respirar.
—Muertas. No sé, YoonGi. Lo nuestro fue una relación de universidad, no puedo verlo como algo más serio ya... Pero, no me opongo a que seamos amigos.
No fue una respuesta dulce del todo, continuó teniendo un olor agridulce por la ligera mueca que hizo SeokJin al recordar el pasado.
—¿Qué hay de ti, Tae? —JiMin preguntó con el objetivo de cambiar el tema de conversación ya que estaba regresando JungKook a su sitio. Quería destensar el ambiente, aunque eso significara sacrificar a TaeHyung—. ¿Cómo está el amigo de YoonGi?
Al escuchar el cuestionamiento, TaeHyung casi se derramó su copa de vino en su costosa camiseta blanca de botones. Habría sido una pena.
—En Canadá —respondió tajante el beta, con sus mejillas del mismo color que el vino de su copa. Ahora puesta en el suelo en caso de recibir un nuevo ataque. Fue lindo, NamJoon y JiMin habían sufrido mucho intentando que saliera con alfas que les resultaron dignos, pero TaeHyung tenía un caparazón duro.
—Debí haberlo sabido antes, los habría presentado antes. —YoonGi se quejó con un puchero que JiMin se movió para deshacer a través de un beso de piquito.
Aunque todos notaron su muestra de cariño, nadie hizo nada al respecto más que sonreír. Únicamente se inició una nueva conversación gracias a SeokJin preguntándole algo a YoonGi sobre el hockey de Canadá y de alguna manera terminaron hablando de sus antiguos compañeros universitarios.
El cotillero era muy interesante, inclusive para JiMin que no recordaba todos los nombres de los alfas del equipo. El ambiente se mantuvo agradable.
Pero no duró demasiado de esa forma, repentinamente SeokJin se puso algo serio, se removió en su lugar como si tuviera algo que lo molestara.
—Escuche, no quiero sonar como un entrometido. Pero...
—Lo eres, SeokJin, escupe —YoonGi medio bromeo, medio lo animó seriamente a soltar la sopa. Porque el olor ansioso de Jin era imposible de ignorar y puso nervioso a JiMin también, su alfa debió sentirlo de inmediato.
SeokJin se animó sólo de esa forma. Sonrió un poco, como si a continuación no soltaría una tremenda bofetada de información.
—Escuché que HoSeok está esperando un bebé.
El silencio absoluto reinó en la sala.
La mandíbula de JiMin cayó e inmediatamente se volvió para mirar a YoonGi casi cayendo del sillón durante el proceso. Terminó descubriendo que su esposo no estaba menos sorprendido. Los dos se miraron boquiabiertos.
—¿Bueno? ¿Felicidades para él y su alfa? —JiMin murmuró, sintiendo la responsabilidad de decir algo. Sintió que dijo algo correcto hasta que SeokJin lo miró tristemente.
—No, no está casado.
—Ah... —Torpemente JiMin dijo, apenas pudiendo hilar sus ideas. Estaba demasiado triste pensando en un padre soltero que olvidó que ya no era amigo de HoSeok desde hace muchos años—. Bueno, sí lo ves. Dile que... Si tuviera alguna complicación médica, siempre podría echarle un vistazo.
—No eres ese tipo de doctor, lobito.
YoonGi le advirtió con un ligero tono de desaprobación.
JiMin lo entendía, YoonGi a menudo lo regañaba porque era suave con todos, incluyendo personas que lo trataron cruel. Pero los regaños nunca llegaron a una discusión porque su alfa siempre se rendía después de escucharlo, besándolo. Porque también amaba su naturaleza suave.
—Debe ser un proceso muy intenso y si no tiene a una pareja para apoyarlo... No me imagino cómo resultará. —Como de costumbre, YoonGi suspiró y besó su cabeza en signo de rendición. Entonces JiMin pudo continuar. Se volvió hacia SeokJin—. Por favor, sólo dile a eso.
SeokJin asintió. No es como si se vieran muy seguido, pero recordaría hacerlo. Se quedó callado después como todos, cada quien pensó en algo distinto sobre el asunto.
Por lo que, para romper el ambiente tenso NamJoon intentó hacer una desesperada broma.
—Quizás mañana JiMin sea el siguiente con un cachorro.
JiMin inmediatamente escupió el vino, que había robado de la copa de su esposo, directamente a la ropa blanca de TaeHyung. El beta chilló, mientras JiMin continuó ahogándose. No es que pudiera embarazarse, pero no pudo respirar normal.
—¿Amor mío? ¿Inhalador, inhalador? —YoonGi le preguntó en pánico, ayudando a su omega a ponerse en una posición donde pudiera respirar—. Mira el techo, ¡mira arriba, lobezno!
TaeHyung gritó entonces cuando el desastre húmedo comenzó a gotear en sus pantalones.
—Espera, Tae, te traeré servilletas —NamJoon se levantó rápidamente, pateando la copa olvidada de TaeHyung. Como consecuencia se resbaló y cayó sobre la caja más cercana que desgraciadamente fue la caja de los portarretratos.
—¡Kim NamJoon! —YoonGi gritó, haciendo que todos estallaron en risas y gritos. En el desastre alegre, JiMin miró a su alfa y después a sus amigos, riendo al último.
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