9
La lista de dos posibles lugares para llevar a comer a YoonGi permaneció en la pantalla de la tableta de JiMin. Simplemente no podía elegir, quería que el alfa tuviera ambas opciones al mismo tiempo porque sabía que le gustaría tanto el tazón gigante de ramen como la carne de cerdo para asar.
Hizo una mueca con los labios hacia su dispositivo, escuchando lo que TaeHyung estaba diciendo sobre la última tarea de teoría. Ambos estaban sentados en la primera fila de sillas del salón de conferencias, accidentalmente habían llegado mucho antes que el profesor.
—Tienes razón. Es un tendón, en serio pensé que era un ligamento —respondió en un tono quejumbroso—. Tendré que contestar todas las preguntas de nuevo.
Tendría que responder de nuevo todo su cuestionario de cien preguntas bajo una diferente perspectiva. El beta tuvo la indecencia de parecer presumido ante su desgracia.
—Es por eso que eres el segundo mejor de la clase. —JiMin no tenía la intención de responder a eso. Suspiró y continuó mirando las fotografías de los dos restaurantes hasta que TaeHyung abrió la boca de nuevo—. Tú... Ya no te veo aquí en la hora del almuerzo, ¿estás ocupado haciendo tarea?
No era una sorpresa que TaeHyung lo hubiera notado. El beta tenía una mesa exclusiva en la cafetería, mucho más limpia que el resto de mesas en la facultad, justo frente a la que JiMin solía sentarse habitualmente.
—No en realidad. Antes sí, pero... —En medio de su explicación, JiMin se detuvo al darse cuenta de que en días pasados se sentaba en la cafetería intentando no morir de aburrimiento. En tiempo actual la hora del almuerzo era la hora más emocionante de su día, porque implicaba tener lecciones de YoonGi y pasar mucho tiempo con YoonGi. Significaba YoonGi, en conclusión—. Bueno, ¿me lo estás preguntando para decir que debería estudiar más?
—No, lo preguntaba porque tengo el derecho de saberlo.
La respuesta de TaeHyung no satisfizo a JiMin. Él no creía una excusa que no tenía ningún sentido, entendía que los betas tenían la necesidad de saber todo sobre su entorno para mantener el poder, pero sentía que había algo más ahí y lo habría descubierto de no ser porque unas manos cálidas cubrieron sus ojos.
En la ceguera total, intentó oler el aire para adivinar quién era, pero no encontró ningún aroma. ¿Un beta? ¿Quién estaba jugando algo así con él? Cautelosamente JiMin tocó los dedos sobre su cara, descubriendo que estaban llenos de bordes suabes. Del tipo de bordes en la piel que sólo se conseguían en cicatrices.
—¿Alfa YoonGi?
—Tardaste mucho en reconocerme —YoonGi dijo mientras liberaba su vista. JiMin aprovechó para mirarlo, sólo para descubrir que el alfa se veía un poco ofendido porque tardó tanto en nombrarlo. Eso lo hizo sonreír.
—No pude olerte.
—Estoy usando supresores de aroma. —La forma en que YoonGi lo dijo no sonaba como si estuviera cerca de su ciclo de calor. Pero la respuesta del supresor explicaba perfectamente porque existía una barrera que bloqueaba su atractivo aroma. Así que JiMin no lo entendió, ladeó la cabeza en forma de confusión, esperando otra respuesta. Él la obtuvo por verse tan lindo—. Estoy oliendo particularmente fuerte hoy, por todo ese asunto de... Eso. A veces pasa, me pone inestable en algunas cuestiones.
YoonGi resumió el resto del asunto con una mueca de frustración. Hablar de su tratamiento públicamente no era algo que le gustara, JiMin lo entendía.
Por desgracia, TaeHyung y su insensibilidad no lo entendió.
—No entiendo por qué mencionar los ciclos de calor es algo vergonzoso para los omegas —comentó, mirando despectivamente al jugador de hockey. YoonGi le correspondió la mirada, mostrándole un profundo ceño fruncido.
—No estoy entrando en celo y definitivamente no soy un omega. —La mano de YoonGi rodó el cuello de JiMin, sin hacer presión. Simplemente se quedó ahí—. Hombre, todos hablan de por qué eres increíble. Pensé que serías un poco más agradable.
Por un segundo JiMin sintió el aroma de YoonGi, demasiado débil. No lo habría notado si YoonGi no estuviera dentro de su espacio personal, pero ahí estaba. Eso era malo, si su héroe estaba emanando feromonas que luchaban contra el supresor, significaba alteración.
—Te lo advertí, alfa —JiMin dijo en un intento de animar a YoonGi. Agregó una sonrisa dulce esperando que funcionara. Pareció hacerlo un poco, la tensión en el cuerpo de YoonGi se esfumó—. Los betas no deberían convivir con nosotros, los alfas apestosos.
Incluso YoonGi le sonrió, siguiéndole el juego. Se veía mucho más relajado que minutos atrás.
—Deberíamos pagar impuestos por respirar su mismo aire. Oh, espera, creo que ya los hay.
—Basta —TaeHyung les advirtió, haciendo que ambos rieran entretenidos.
—Lo que sea, no quería quitarte el tiempo demasiado. Sólo vine a dejarte esto. —Bajo la mirada expectante de JiMin, YoonGi se llevó las manos a los bolsillos de su pantalón de mezclilla rasgado. Su estilo de vestir era tan anticuado, pero al estudiante de fisioterapia definitivamente le gustaba—. Entraron por su cuenta en mi canasta de compras.
De todas las cosas que JiMin esperaba recibir, no creyó que fuera un paquete de gomitas con formas de fresa y algunas flores rojas. Era obvio que YoonGi las había elegido por el sabor, debió acordarse de él mientras que hacía sus compras.
Ante todo lo que implicaba ese pequeño obsequio el alfa menor apretó el empaque entre sus manos, vaciando su emoción en ese gesto. El ruido del envoltorio le pareció cálido.
—No tenías por qué, alfa.
YoonGi le dio un golpecito en la nariz con su dedo índice.
—Tenía por qué. Ya que no me dejas pagar cada vez que vamos a almorzar. —El pequeño reclamo de YoonGi no pasó desapercibido por JiMin. Pero estaba bien, no iba a decir nada al respecto. Recibiría sus gomitas como una especie de compensación—. De acuerdo, me voy antes de que tus clases inicien. Te veo más tarde, lobezno.
—Ese omega es raro —TaeHyung masculló, una vez que YoonGi se había ido. Claramente no quería una segunda confrontación.
—Es un alfa —le corrigió el alfa fisioterapeuta rápidamente. No era correcto que TaeHyung se refiriera a YoonGi como un omega—. Y espero que te refieras a un raro de genial. Porque Hyung es la persona más genial que vas a conocer.
El beta lo miró como si no lo creyera.
—No.
El día martes JiMin se hallaba terminando los últimos arreglos del proyecto para el profesor Kan, aspectos de diseño. Aprovechó que su horario le permitía usar una hora libre seguida del espacio para el almuerzo.
Trabajando en su laptop, sentado en la posición de indio en su cama, pensó que la espalda le dolía un poco. Estaría haciendo tarea en su escritorio, sino hubiera ropa sobre la silla giratoria. El montón de prendas llevaba días acumulándose ahí, sólo que no era su culpa. Cada día le estaba costando elegir su atuendo, por algún raro motivo que no estuvo ahí antes.
Cuando la puerta sonó, le pidió a Kai que la abriera sin siquiera detenerse a mirar.
Esperaba que esa persona fuera JungKook y tuviera pereza de hablar con Kai, pero esa persona se dejó caer en su cama, sobre sus piernas. Por un breve momento JiMin entró en pánico, hasta que reconoció la nuca de YoonGi.
—Alfa YoonGi —murmuró sorprendido. YoonGi masculló algo que JiMin no pudo entender, pero sí reír. El alfa sonaba como si no tuviera energía. Debía estar muy agotado a juzgar por cómo lo asaltó al entrar en su habitación—. ¿No tenías un entrenamiento?
YoonGi giró su cuerpo para mirarlo, abandonando la postura donde estaba recostado boca abajo sobre sus piernas. Entonces le mostró al alfa menor que tenía un corte profundo sobre la ceja.
—Lo tenía. Hasta que desaté una pelea en todo el equipo.
—¿Qué? ¿Por qué? Eso se ve profundo. —JiMin sujetó con ambas manos la cara de YoonGi, inspeccionando la herida. Según sus conocimientos en el área, el alfa debió estar sangrando bastante por un largo rato. La piel de su frente estaba manchada con un rastro seco de la pintura escarlata—. ¿Hace cuánto se detuvo el sangrado?
Era información que JiMin necesitaba saber a fin de calcular cuanta sangra había perdido su ídolo. Sin embargo, los ojos de YoonGi se abrieron y rápidamente se levantó de sus piernas para inspeccionar el lugar donde se había recostado.
—Joder, lo siento, manché tu pantalón de sangre. Mierda, olvidé que estaba sangrando.
YoonGi parecía bastante frustrado por haber arruinado el pantalón color beige de JiMin, con sus labios cerrados, apretados. A JiMin le gustaba mucho ese pantalón. No se veía mal en él, pero tampoco era demasiado importante. No valía nada en comparación a la tranquilidad de su héroe.
—Alfa, está bien. Sólo es sangre, no es la gran cosa. Aunque no es bueno que no esté dentro de tu cuerpo. —Como estudiante de fisioterapia un poco de sangre en su ropa no lo iba a asustar, ese era su punto. Aunque su aclaración consiguió que YoonGi se riera—. ¿Cómo te hicieron esto? Es un corte feo.
La risa de YoonGi se detuvo. Lo miró a los ojos, oliendo a lima.
—Con un stick. —JiMin jadeó de la sorpresa. Eso lo llevó a inspeccionar la herida de nuevo. YoonGi había corrido con mucha suerte al obtener sólo eso—. No fue un golpe tan fuerte, pero todavía sangré lo suficiente para que el entrenador se asustara. Me envió a enfermería...
La pausa que YoonGi hizo, provocó que JiMin lo contemplara lleno de preocupación. El alfa de hockey se veía como si no hubiera sido atendido en lo absoluto. Él no había llegado a la enfermería o algo debió haber pasado que evitó una revisión.
—¿Y?
YoonGi hizo un pucherito.
—No quería que me hicieran preguntas sobre mi rango. Así que vine aquí. Contigo.
No importaba lo halagado que se sintiera JiMin porque YoonGi lo eligió como su refugio, un lugar seguro al que pudiera ir estando herido. Su lado profesional le dijo que eso era peligroso.
—Dios, Hyung. Debiste llamar a una ambulancia.
—Sólo es un corte, lobezno. Conozco mi cuerpo, sé cuándo debo ir al hospital.
JiMin no permitió que las manos de YoonGi lo tocaran en un intento de tranquilizarlo, no necesitaba una distracción, necesitaba hacer algo útil. Le echó un vistazo más a la cara de YoonGi, ahora había dos heridas que iniciaban en sus cejas. No es que el rostro del alfa deportista luciera mal de esa forma, aun así, JiMin se entristeció por eso.
—Yo soy el que va a evaluar eso, no tienes idea de lo peligrosas que son las heridas cerca del cráneo. —Se levantó de la cama en busca de su botiquín médico—. Pero, alfa, ¿cómo terminaste envuelto en una pelea así de agresiva?
—No pasó nada nuevo. Los chicos del equipo son unos idiotas porque saben que soy diferente, pero hoy todos estábamos muy tensos. El campeonato universitario va a comenzar, nos vamos a ir por unos días a otra ciudad y si perdemos... —YoonGi hizo una mueca dolorosa. Ser supersticioso no le permitía hablar de eso—. Es de mala suerte hacer esas suposiciones.
—Pero entiendo que es importante —concluyó JiMin por él. Comenzó por medir la profundidad de la herida, con suerte y todo su equipo moderno YoonGi no necesitaría puntos.
—¡Lo es! Y cuando ese tonto me llamó omega, no lo pensé. Lo peor es que terminé involucrando a SeokJin y JungKook en la pelea —reconoció, soltando un gruñido desde su garganta. JiMin se alejó inmediatamente—. Ah, eso no fue para ti, lobito. Sólo estoy enojado conmigo mismo.
En realidad, no se había asustado. JiMin comenzó a sacudir la cabeza de un lado a otro.
—Pensé que te había lastimado.
La aclaración tuvo a YoonGi suspirando de tranquilidad.
—Mi día sería mucho peor si tú comenzaras a tenerme miedo —reconoció con una sonrisa perezosa. JiMin se la devolvió, aplicando un desinfectante en aerosol sin avisar. YoonGi no se inmutó, recibió bien el ardor sin quejarse.
—No puedo tenerte miedo, alfa. Aunque creo que es natural que los alfas peleen cuando hay presión extra, sobre todo si son jugadores de hockey.
—¿Qué estás insinuando? —YoonGi llenó de aire sus mejillas. No recibió respuesta a eso porque JiMin estaba demasiado concentrado ajustando una banda al corte sobre su ceja—. No soy un cavernícola, me gusta el arte y leo mucho.
Sin respuesta.
El alfa mayor miró desde su posición como los mechones marrones de JiMin caía en su cara, mientras trabajaba sobre su herida, demasiado concentrado en colocar algo costo para sanarlo rápido. Era una vista interesante, le gustó.
—¿Así que el entrenador te castigó?
—Sí y no. Debería suspendernos a todos, pero nos envió a casa. Eso es un castigo sabiendo que deberíamos practicar tanto como sea posible.
JiMin hizo un sonido de arrullo, como si comprendería justamente el punto.
—¿Puedes levantar las cejas? —Únicamente por ser una petición del estudiante de fisioterapia le demostró graciosamente como podía levantar ambas. Lo que hizo feliz a JiMin porque era gracioso y el alfa estaba bien—. Bueno, mi pronóstico como doctor es que sobrevirarás, pero tendrás que dejar descansar la herida. Por favor, nada de rascar la costra.
—Noo —YoonGi gimió frustrado, JiMin lo ignoró.
—Puedes venir conmigo en la noche para que cambie el parche.
Gracias a esa petición, YoonGi tuvo que resistir el impulso de apretujar al alfa pequeño en sus brazos. Estaría tan perdido sin él. No sólo en ese momento, sino en un par más. JiMin era una nueva ancla en su vida, que le recordaba que seguía siendo un alfa después de tener una pelea con alguien que no creía lo mismo.
Cerrando los ojos, en paz, se recostó de nuevo en las piernas ajenas.
—¿Podemos tener las clases de alfa en tu habitación y pedir una pizza? No tengo ganas de salir.
—Un trato justo —JiMin se estiró para alcanzar su tableta y hacer el pedido, teniendo el cuidado de no mover a YoonGi que descansaba en su regazo— ¿La parte de tu pizza de pepperoni?
—La tuya de champiñones y cebolla morada —adivinó el alfa mayor. Hace pocos días descubrió que JiMin era raro, le gustaban mucho los vegetales y trataba de consumirlos regularmente. Pensando sobre eso, permitió que sus ojos cayeron sobre el cuarto de JiMin. Había estado antes de la declaración sobre su biología y otra veces sin JiMin, para acompañar a JungKook. Pero nunca se había detenido a ver cada rincón. Encontró todo muy entrañable, el pequeño desorden que había, el peluche de lobo de grandes ojos en la cama, el aroma. Generalmente detestaba el aroma de otros alfas, excepto que ese estaba bien. Muy bien, era tan suave que no parecía venir de otro alfa, quizás por eso le gustaba tanto a YoonGi
—JiMin, tu habitación es un desastre.
—¿Eh? No, no. Está ordenada, sólo un poco. Pero soy ordenado.
—Yo veo una habitación de un omega, casi como un nido. —Después de decir eso, congeló se detuvo. No había querido decirlo seriamente, pero seguía siendo una broma sobre un tema delicado. Miró a JiMin, temiendo haberlo arruinado. Afortunadamente encontró un alfa sonrojado, inhalando y exhalando lentamente. Así que supuso que no lo había herido, sólo avergonzado. Fue entrañable—. Vamos a arreglar esto. Esa es la lección de hoy.
Él fue el primero en ponerse de pie, luego ayudó a JiMin al mismo tiempo que lo escuchaba quejarse.
—No me gusta esta lección.
—Es una cuestión básica de alfa. ¿Qué pasa si invitas a un omega aquí, uh?
—No hay nadie que me guste en ese momento. —El estudiante de fisioterapia bostezó luego de responder con aburrimiento, recogiendo la ropa que había en la silla de su escritorio.
El tema atrajo la atención del jugador de hockey. Quería decirle a JiMin que no siempre se necesitaba gustar de alguien para llevarlo a su dormitorio. Aunque claramente, el alfa menor no era de ese tipo de persona.
—¿Cuándo fue la última vez que saliste con alguien?
Su pregunta sutilmente curiosa consiguió que JiMin se quedara en silencio por un momento. YoonGi pensó que lo había incomodado, hasta que vio una mueca pensativa en su rostro. Debía estar haciendo un cálculo mental.
—Mi última novia fue en la escuela secundaria. Rompió conmigo después de la graduación.
La forma en que JiMin lo dijo fue sospechoso.
Esa era frustración.
—¿Por qué ella rompería con alguien como tú? ¿No le gustó la forma de tu nudo? —se burló. A sus ojos no había ningún motivo por el que JiMin se mereciera un corazón roto, a menos que fuera algo así de ridículo.
Para su sorpresa, JiMin abrió los ojos, miró hacia el suelo, no emitió ningún sonido. YoonGi quería saber, quería saber todos los detalles, pero tenía la impresión de que no era un tema que se pudiera hablar fácilmente. Así que se tragó toda su curiosidad a la fuerza.
—Algo parecido. Aunque no es importante... No quiero ser cruel, pero ella no me gustaba tanto.
—No como el alfa por el que HoSeok y tú pelearon —adivinó. Recibió una confirmación en un movimiento de cabeza animado. Ese no parecía ser un tema difícil de hablar, por lo que YoonGi probó siendo amable, no invasivo como HoSeok—. ¿Fue tu primer amor?
—Sí. Me gustó tanto que luché con mi mejor amigo por él, aunque quizás era porque era muy joven —JiMin reconoció, apilando su tableta y su computadora en un espacio ordenado de su escritorio. A esas alturas a YoonGi ya no le interesaba la limpieza, sólo conocerlo todo.
—Siento que a él no le gustaran los alfas.
Una sonrisa triste se dibujó en los esponjosos labios del estudiante de medicina.
—Yo también lo sentí. Pero él, fue amable. Después de que HoSeok se mudó, me presenté. Entonces me llevó a la biblioteca y dijo que no le interesaban los alfas, pero todavía me dio mi primer beso. Fue romántico —JiMin murmuró lo último con su voz más aguda de lo normal. También se mordió el labio para evitar una sonrisa, seguramente recordando.
¿Romántico? Mierda no, YoonGi no pensaba que lo fuera. Si el chico hubiera amado lo suficiente a JiMin, no le habría importado su rango. Ni habría jugado con dos chicos una competencia sobre presentarse primero.
Pero mirando a JiMin sonreír tímidamente se olvidó de eso. JiMin se veía lindo recordando un amor de tiempos pasados, debía verse aún más lindo enamorado fuertemente.
—HoSeok no sabe eso, ¿o sí?
Los ojos de JiMin se abrieron con pánico. Su aura de felicidad se murió como si YoonGi lo hubiera atacado con un extinguidor.
—No, no lo sabe.
—No se lo digas. No le va a sentar bien —le recomendó. Fue serio y bromista al mismo tiempo. HoSeok iba a guardarle un profundo resentimiento a su amigo por haberse quedado con el alfa, no sería bueno.
JiMin se rio cómplice, entendiendo su punto.
—A ti, alfa... ¿Hay alguien que te guste?
Incluso si era obvio que la conversación seguiría ese camino, YoonGi detuvo sus movimientos. No quería guardarle secretos a JiMin, especialmente no a él. Sólo que no se le permitía hablar sobre eso, las cosas se derrumbarían si rompía el trato que mantuvo por un año.
Resistió a las preguntas de JungKook, a las bromas de SeokJin, pero no podía ante una linda pregunta de JiMin.
Movió la boca, sin emitir ningún sonido.
—Sí, es... Es algo como inalcanzable, complicado —masculló, revolviéndose el pelo del nerviosismo.
A pesar de su promesa sintió que su determinación flaqueaba, si el alfa menor le preguntaba un nombre se lo daría. YoonGi rompería un acuerdo importante si JiMin se lo pedía por favor. Simple y sencillamente porque no podía hacer nada en contra de esos ojos almendrados que estaban llenos de brillo para él.
—Los idols no cuentan —JiMin le dijo a modo de broma. YoonGi tomó esa salida, tomó al alfa menor en un abrazo asfixiante, no lo suficiente para lastimarlo, sólo mantenerlo ahí. Era una disculpa silenciosa por no compartirle esa información—. Hyung no, ¡ay!
—Silencio, mi romance con YunJae es completamente real.
—No puedo creerlo, elegiste al omega con más pretendientes. —El cuerpo de JiMin comenzó a retorcerse como si de un gusano se tratase, de la risa y de cómo trató de escapar de la jaula que era YoonGi en ese momento—. Es una estrella mundial.
—¿Y cuál es el problema? En mi mente ya lo marqué.
JiMin continuó riendo hasta que su estómago dolió. Cuando estaba cerca de YoonGi se reía como no se había reído desde que se presentó.
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