7
Sin importar cuanto lo intentara, JiMin no podía adivinar el restaurante al que lo llevaría YoonGi.
Cuando el alfa deportista le dijo que estaban por llegar, se detuvo a darle una olisqueada al aire. Era difícil concentrarse teniendo el hipnotizante aroma del jugador de hockey en su radar, pero esforzándose lo suficiente JiMin descubrió que de algún lugar cercano provenía el olor de carne muy grasosa.
—Alfa YoonGi, ¿vamos a una parrillada?
—Casi acertaste, pero no —YoonGi le respondió luciendo bastante divertido en su confusión. JiMin continuó caminando hasta que el alfa mayor lo detuvo. Ambos se habían detenido en un estrecho local que parecía antiguo en toda su estructura—. Es aquí, bienvenido a mi sitio favorito en todo el mundo.
Como YoonGi lo dejó pasar primero, JiMin obtuvo un gran vistazo del interior. Era un restaurante de hamburguesas. Eso lo hizo sonreír, se decía que los alfas adoraban más la carne que cualquier otro rango. YoonGi no era la excepción, era un fanático de ello y los precios bajos.
—Puedes sentarte mientras ordeno por ti —le ofreció de una manera disimulada, esperando que YoonGi no sospechara nada. Casi estaba por deslizarse sobre las puntas de sus pies para no hacer algún ruido.
Aunque sabía que había fallado rotundamente cuando YoonGi le dio una mirada severa.
—No vas a pagar esta vez.
—No estaba... —Intentar excusarse resultó una pérdida de tiempo porque YoonGi había leído perfectamente sus intenciones. Tal vez era porque al estar juntos JiMin comenzaba a convertirse en el foco de toda su atención.
—Los dos vamos a sentarnos y después hablar de eso. —Obedeciendo sin rechistar, JiMin siguió a YoonGi a una de las mesas de madera falsa. El espacio para sentarse era tan estrecho que sus zapatos terminaron entrando en el espacio que había entre los tenis altos de YoonGi. El alfa menor estaba por pedir una disculpa, hasta que el jugador de hockey le sonrió y juntó sus piernas, aprisionando los pies de JiMin entre los suyos.
En el momento en que llegó un robot ayudante ofreciéndole agua, JiMin la aceptó con una sonrisa.
—¿No vas a pedir una soda? —YoonGi le preguntó, mirando su vaso de agua simple—. Aquí venden algunas increíbles de fresa, pensé que te gustarían.
—Eh, sí, es sólo que no me gusta rechazar el servicio de los robots. Sé que no tienen sentimientos, pero... —Pero JiMin era completamente débil de corazón, esa era su explicación. Era evidente que se ganaría la risa de YoonGi, pero su cara aún alcanzó un llamativo tono de rosa cuando la consiguió.
No era su culpa que los robots de servicio tuvieran una apariencia adorable, medían la mitad que él y el sencillo diseño de su cara conseguía que se vieran bonitos. Desde que salieron a la venta en el mercado, habían sido un éxito rotundo para las pequeñas funciones de los negocios. El precio era justo considerando que su batería recargable no duraba lo mismo que un humano en su jornada de trabajo.
—Creo que eso es lo más lindo que he escuchado en mucho tiempo —YoonGi reconoció, mirándolo a los ojos mientras se recomponía de la risa. Se veía bastante apuesto luchando contra la risa y teniendo ese aspecto relajado de un típico alfa. JiMin lo notó, ya que ese era el tipo de atractivo que quería emanar.
—Cuando los robots nos tomen como rehenes, te arrepentirás de haberme llamado lindo —JiMin tuvo que decirle a modo de amenaza, tratando de opacar sus mejillas sonrojadas. Bebió un trago del agua, los hielos derritiéndose ayudaron a que la temperatura de su cara por fin volviera a la normalidad.
—No lo creo —YoonGi le aseguró sin mirarlo. Estaba bastante concentrado en descargar el menú del lugar en su Tableta electrónica, le compartió el archivo a JiMin rápidamente para devolverle toda la atención—. Porque yo voy a ser el líder de la resistencia humana.
JiMin se lo imaginó. A YoonGi siendo totalmente genial cargando un arma en su hombro, dirigiendo un escuadrón de aliados y quizás saliendo tranquilamente de un lugar que explotaría. La imagen era un cuadro que merecía ser dibujado.
—Eso suena como tú, alfa YoonGi. —Sonrió, levantando la vista de su vaso a YoonGi.
—Y mi escuadrón iría a rescatar a todos los humanos esclavizados. Incluyéndote.
—Gracias...
El estudiante de fisioterapia tuvo que desviar la mirada. Al hacerlo descubrió que delante de ellos había dos chicos que estaban terminando su almuerzo.
Los dos parecían ser de jerarquías complementarias. El alfa ayudó a su omega a levantarse, sosteniéndolo cariñosamente y conservando una obvia mirada de amor. Como si eso no fuera suficiente para saber que eran una pareja, el joven omega estaba presumiendo una sana marca de mordedura en el lateral de su cuello.
La zona donde los dientes perforaron la piel se veía toda bonita y limpia. Una cicatriz perfecta gracias a los componentes biológicos del omega. Los alfas también podían recibir la marca de apareamiento, aunque nunca se vería así de perfecto.
Lentamente los ojos de JiMin se deslizaron hacia el estómago redondo del omega masculino. No era por la comida claramente, el chico debía tener bastantes semanas de gestante. También debía tener una buena vida, usando esa ropa de maternidad de textura agradable, estando apareado con un alfa que claramente lo amaba, viviendo el sueño de JiMin cuando aún no se presentaba.
—¿JiMin? ¿JiMin? —Cuando JiMin regresó su atención a sí mismo, descubrió que el jugador de hockey estaba hablándole. Entonces YoonGi se estiró para mirar lo que había atraído tanto su atención— ¿Estabas mirando a ese omega? Es muy grosero mirar a omegas marcados, aunque sean de tu tipo.
YoonGi le recordó, sonando receloso. Como si esperara realmente estar equivocado con su acusación.
JiMin agitó la cabeza de un lado a otro. Él no era ese tipo de persona. Nunca nadie le había gustado lo suficiente para mirarlo por un rato, mucho menos llegar al punto en que la vista de esa persona lo hiciera desconectarse de la realidad.
—No, no, no era eso. Es que siempre he pensado que la etapa del embarazo debe ser linda.
Sobre todo, teniendo un alfa para cuidar del omega en esa dulce etapa.
Para su mala suerte, YoonGi le dio una mirada aún más sospechosa, pero no presionó para obtener más información del tema.
—Te preguntaba qué vas a ordenar.
—Ah, lo mismo que tú —eligió, aunque en realidad no sabía que había pedido YoonGi. Iba a confiar en el criterio de su Hyung—. El número de mi tarjeta ya está escrito, no intentes cambiarlo.
—¿Qué? ¿Cuándo hiciste eso? —YoonGi infló sus mejillas— No puedo creerlo, no voy a confiar de nuevo en ti.
Su castigo por engañar al alfa fue tener que escuchar las quejas sobre su traición, que se acabaron al traerle sus hamburguesas. El problema con ello era que JiMin no creía que pudiera comer algo tan grande.
—¿Estás hamburguesas fueron modificadas genéticamente? —se quejó, respirando hondamente. No tenía el suficiente estomago para terminar con todo.
—Como el resto de nuestra comida —YoonGi bromeó, aunque en cierta parte tenía razón. Mucha de la comida fue trabajada en laboratorios. Laboratorios seguros, pero seguía siendo extraño—. Pero entiendo por qué lo dices, son enormes. Este es el lugar favorito de mi equipo.
—Ya veo por qué.
—Es una de las cosas que más voy a extrañar cuando me gradué, venir a comer con todos mis amigos. —Ante la reflexión melancólica de YoonGi, JiMin tragó grueso. Vino a él el recuerdo de algo que el alfa mayor había mencionado anteriormente.
—Dijiste que estabas en el último año...
Había sido parte de una demostración de puntos cuando YoonGi le confesó que se había presentado como un omega. Por eso JiMin no le prestó tanta atención, pero ahora a la luz del día, tenía un significado mucho más importante.
—Lo dije. El tiempo vuela. —YoonGi sonrió sin ánimos. Recordaba como una versión más joven y pequeña de él entró a la universidad—. Este año estoy tratando de matarme en el hielo, es mi última oportunidad para conseguir un lugar en una buena liga.
—¿No has tenido ofertas?
Sonaba raro preguntarlo porque JiMin estaba consciente de lo bueno que YoonGi era en el hockey. Incluso si él no sabía si el disco se llamaba de esa forma o podía decírsele pelota de hockey.
—Muchas —admitió YoonGi con una sonrisa. Excepto que esa no parecía del tipo de satisfacción—. Pero todas ellas fueron cuando estaba en el equipo, de omegas... En el de alfas he conseguido que algunos patrocinadores me hagan unas preguntas curiosas.
Esas preguntas curiosas eran en realidad tonterías transfóbicas. El hecho de que YoonGi fuera un alfa no de la típica manera, probablemente hizo que los reclutadores dieran un paso atrás a pesar de todo el talento que veían en el juego. JiMin podía ver la frustración que todo eso colocó en YoonGi, tenía unos ojos enfurecidos y heridos.
Sintiéndose que era lo necesario para consolar el orgullo del alfa, JiMin inclinó la cabeza para descubrir un poco la garganta. YoonGi lo notó de inmediato, sus fosas nasales se ensancharon.
—Estoy seguro que llegará el indicado, alfa YoonGi —le aseguró, usando una voz suave y complaciente.
—S-sí, lo sé —YoonGi tartamudeó. Le tomaría algo de tiempo ver a JiMin haciendo ese tipo de cosas y no tropezarse con su propia lengua—. Lo estoy esperando también.
Al alfa menor se lo ocurrió de pronto, algo que lo inquietó.
—¿Qué pasa si es una liga extranjera?
—Preferiría no salir del país, pero si es un trabajo del otro lado del mundo como jugador de hockey no me importaría. —Por supuesto que no, porque YoonGi vivía para su profesión. JiMin entendía a la perfección el sentimiento, pero sentía algo de tristeza si pensaba que no se verían más. Su aroma terminó por delatar su cambio de ánimo—. JiMin... No te pongas triste. Hueles feo cuando estás triste.
—No es cierto —se quejó.
A pesar de que otra persona en su lugar habría pensado que JiMin era raro, a YoonGi ni si quiera se le ocurrió. Sólo vio al menor como un cachorrito que era amenazado en ser abandonado por su figura de autoridad.
—Te llamaré, lo prometo. Seré tu primer cliente cuando tengas tu título. —YoonGi tenía razón, por lo que JiMin se relajó. Faltaba todavía mucho tiempo para saber que pasaría con el futuro laboral de los dos—. Además, no me iré antes de convertirte en un gran alfa.
Recuperando su entusiasmo, JiMin se enderezó en la silla.
—Es cierto. Entonces ¿qué trabajaremos hoy, profesor alfa?
—Esta es una clase rápida para que entiendas algo. —La explicación se detuvo porque YoonGi tomó tres papas fritas de un bocado. Él parecía un verdadero fanático de las papas fritas—. ¿Qué es lo primero que piensas cuando te dicen alfa?
—En ti —respondió sinceramente, sin titubear. YoonGi lo miró sorprendido por un instante, una vez que se recompuso reconoció que esta vez se había avergonzado, sonrojado también.
—Mierda, me tomaste por sorpresa —reconoció, riéndose nerviosamente. Era una locura que ese alfa pudiera hacerlo sentir tan nervioso e importante usando sólo dos palabras—. Pero, ¿cuál crees que es la función de un alfa en nuestra sociedad jerárquica?
—Antes se encargaba de proteger a la manada, cuando las guerras no permitían la prosperidad. —JiMin respondió algo confundido, sin entender a qué quería llegar YoonGi.
—Sin embargo, también era trabajo de los omegas. ¿Quiénes se quedaron a cuidar a los alfas heridos y los niños sin presentarse? Los omegas. Los alfas somos asociados con la protección porque nos tocó la parte más sangrienta. Pero tú estás estudiando fisioterapia, ¿por qué?
—Porque me fascina cuidar de los alfas que juegan deportes, yo soy malo con eso así que supongo que encuentro placer en esa compensación. Además, si no trabajara para un equipo deportivo, me gustaría rehabilitar niños o ancianos.
—De esta forma, es como tú cuidas de la manada. —La pronunciación dulce de YoonGi en cada palabra hizo meya en la cabeza de JiMin. Parecía una cosa obvia ya que lo estaba mencionando YoonGi, aunque antes no fue así para él.
Algunos pensamientos hicieron un click perfecto.
—Nunca lo había visto así. Pensé que no protegía a nadie porque no sirvo para pelear y me asusto fácilmente...
—Sólo es un método diferente. Que seas bonito y frágil no quiere decir que no puedas cuidar de los demás —lo consoló YoonGi. Él sentía el instinto de cuidar a JiMin, pero entendía que era un conjunto de un todo. No era sólo su apariencia, era su olor que cambiaba fácilmente con sus emociones, la admiración que le tenía. Presionaba los botones incorrectos en sus rasgos de alfa—. Quizás no es una forma convencional de alfa, pero el instinto de protección con el que se asocia a nuestro rango sigue ahí.
Igual que una invitación para algo, YoonGi colocó su mano extendida en el aire. Sin entender la dinámica, JiMin instintivamente apoyó su mentón en la palma del alfa deportista, mirándolo a los ojos desde esa posición.
—Estaba esperando que me dieras la mano. —La aclaración de YoonGi entre risas lo hizo avergonzarse, pero no el halago que se consiguió después—. Joder, eres igual a un lobo bebé.
JiMin sonrió por completo. Si tuviera algo de sus antepasados que podían transformarse en lobos o conservar características físicas de ellos, sin duda su cola habría hecho un espectáculo agitándose locamente.
Se frotó el estómago. Toda esa felicidad había hecho que no pudiera darle un mordisco más a su comida.
—Estoy lleno —reconoció, suspirando. De inmediato YoonGi miró con interés su comida, después de terminar la suya. Al parecer todavía podía consumir más después de esa hamburguesa monstruosa, así que JiMin le acercó su plato—. ¿Quieres terminarla por mí, Hyung?
YoonGi fingió que se lo pensaba muy duramente. Incluso le agregó un ceño fruncido a su actuación.
—Voy a comerme tu hamburguesa por el aprecio que te tengo. —No le creía en lo absoluto, así que JiMin comenzó a reír.
Había pasado mucho tiempo desde que era así de feliz.
Un día más de clases había terminado cuando JiMin recibió un mensaje de YoonGi preguntándole dónde estaba. Le respondió que, en la zona médica de la universidad, sin saber para que era necesaria esa información.
—¿Ya sabes qué proyecto vas a hacer para la materia del profesor Kan? —JiMin se sobresaltó al escuchar la voz de TaeHyung detrás de su espalda. Si los betas tuvieran un poco de aroma, ni su abuelo ni TaeHyung podrían asustarlo.
JiMin estaba explicándole una propuesta cuando llegó a sus oídos un ruido diferente, algo estruendoso que se arrastraba por la calle. Se giró para encontrarse con un conductor a bordo de una motocicleta de un modelo descontinuado, deteniéndose en la acera.
Sabía quién era el conductor mucho antes de que se quitara el casco.
YoonGi se apoyó en su motocicleta, saludándolo desde lo lejos.
—Parece que te está saludando —TaeHyung apuntó lo obvio, mirando a YoonGi como un bicho raro. Para un beta adinerado la cosa que montaba el jugador de hockey debía ser todavía más extraña—. ¿Lo conoces?
—Lo noté también. Eh, sí lo conozco. Nos vemos mañana. —Fue un milagro que pudiera crear una despedida coherente para TaeHyung cuando YoonGi estaba acaparando toda su atención. JiMin corrió hacia el alfa torpemente. Quizás así se sentían los omegas de una época anterior cuando sus novios alfas pasaban por ellos en sus motocicletas.
—¡Alfa YoonGi! No puedo creer que este tipo de vehículo todavía existe, ¿no debería estar en un museo?
YoonGi le pasó una mano por el cabello a modo de saludo. Parece que se le estaba volviendo una costumbre.
—Te sorprendería saber lo asquerosamente barata que es la gasolina desde que los autos con energía solar llenaron el mercado —JiMin miró el vehículo con sorpresa. Lo que contaba YoonGi había sido una generación de autos atrás, actualmente las aeronaves eran el transporte más moderno—. Esta es de mi hermano, me la presta cuando mi papá omega lo obliga.
YoonGi tenía su espeso pelo negro despeinado por usar el casco tanto tiempo, JiMin tragó grueso cuando se dio cuenta de ese detalle. Después observó que los pantalones de estampado militar que el alfa estaba usando no los había visto antes.
—No suena como muy a menudo.
—Mi hermano es un maldito egoísta. —A pesar del claro insulto, sonaba bastante cariñoso. JiMin sonrió encantado—. ¿Interrumpí algo? No sabía que eras amigo de TaeHyung.
—Ah, no somos amigos, él nos llama socios de tareas —JiMin resopló luego de hacer su aclaración—. Ya sabes, así funcionan todos los betas.
—Realmente no lo sé. ¿Cómo lo sabes tú?
—Es que mi abuelo es un beta. —YoonGi hizo una gran cara de sorpresa. Una reacción bastante válida considerando que los betas tenían estrictamente prohibido manchar su linaje—. Yo también pienso que es una historia loca. Aunque real, mi abuelo omega logró hechizarlo totalmente. Mi abuelo beta ni si quiera pensó en abandonarlo cuando su familia amenazó con desheredarlo.
Su historia atrapó tanto la atención de YoonGi que se inclinó sobre su motocicleta.
—¿Pero se mantuvieron juntos?
—Hasta el día de la muerte de mi abuelo omega.
—Lo siento mucho. —JiMin también y ni hablar de su abuelo beta. Por eso agradeció con una sonrisa las amables condolencias de YoonGi—. Suena como una historia muy romántica, me gustaría vivir algo así.
—Yo también pienso eso. —Los dos alfas se miraron, fue importante de un modo que no se podía describir por lo que YoonGi tardó un momento en recordar que había venido por algo, específicamente por JiMin.
—Cierto, ¿quieres subir? —Apuntó el asiento trasero de su motocicleta, tratando de parecer genial, no nervioso—. Necesito una broca para mi taladro y pensé que no sería tan divertido comprarlo solo, que si me acompañas tú.
¿Un taladro? ¿Motocicleta? YoonGi ciertamente emanaba un aura fascinante de ser un alfa de otros tiempos. JiMin parpadeó sorprendido por la oferta y la combinación de cosas que usualmente no veía. Al final miró el vehículo con cierta duda.
—Nunca me he subido a una. ¿Las motocicletas actuales no tienen tres ruedas para mejor seguridad?
Lo preocupante fue que YoonGi no respondió directamente a su pregunta.
—Iré despacio como una tortuga. ¿Sabes andar en bicicleta? —JiMin meneó la cabeza. Su abuelo le había comprado una automática cuando era niño, aunque no significara que le gustó usarla—. Entonces sabes cómo equilibrar tu cuerpo, es todo lo que necesitas.
—No lo sé, alfa.
—No dejaré que te caigas. —YoonGi le prometió. Transportando nuevamente a JiMin como al lugar de la omega en el Metrobús. Ser protegido por YoonGi le daba sensaciones poderosas de tranquilidad—. Es una promesa, pero si no quieres también está bien. Puedo estacionarla aquí y pedir un taxi para los dos.
YoonGi era tan cuidadoso con él, que JiMin sentía que sus entrañas se revolvían. Le daban miedo muchas cosas, sin embargo, confiaba plenamente en cada una de las palabras del jugador de hockey.
—Bueno, podría ser divertido —aceptó con un encogimiento de hombros. Miró a YoonGi bajarse felizmente de su motocicleta sin entender. El alfa mayor debió notar su confusión porque comenzó a explicarse.
—Te ayudo a subir. Pasa una pierna primero. —Realmente se parecía bastante a montar una motocicleta, del triple de grande. YoonGi le tomándolo de las manos y cuando el cuerpo de JiMin amenazó en caerse, lo sujetó rápidamente de las caderas—. Joder, estuvo cerca, ¿estás bien?
—Sí —JiMin reconoció, riéndose de lo torpe que había sido. Su tonta risa contagió a YoonGi, quien mantuvo sus grandes manos sobre él, dándole un toque que quemaba debajo de la ropa. Asimismo, le colocó el casco que antes había usado él, ajustando la correa al tamaño de su cara.
—Será mejor si lo llevas tú.
—Pero, alfa, no es necesario...
La queja de JiMin fue interrumpida con un dedo de YoonGi sobre sus labios.
—No olvides sujetarte, puedes hacerlo de mí, eso no te hará menos alfa —agregó antes de tomar el asiento del copiloto. JiMin apenas necesitó que se lo dijeran para aferrarse fuertemente a YoonGi cuando la motocicleta encendió. Sus brazos hicieron una prisión sobre el pecho del alfa mayor, hasta que sintió todos los contornos duros de los músculos ajenos.
A pesar de todas las precauciones, aún soltó un pequeño grito cuando la cosa comenzó a andar.
Se relajó sólo cuando YoonGi cumplió su promesa yendo a un ritmo vergonzosamente lento. Entonces se permitió mirar el cielo del anochecer sobre su cabezas y disfrutó del aroma de YoonGi en todas partes.
Sí, estaba viajando íntimamente con su héroe. No había nada que temer. Incluso apretó su cara en la espalda del jugador de hockey tanto como el casco se lo permitía, cerrando los ojos.
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