46
La estúpida provocación de HeeChan se convirtió en el detonante para que el fuego salvaje dentro de YoonGi lo consumiera. Se sintió entonces como un verdadero animal, con la vista borrosa por la furia, lanzando mordidas al aire, recibiendo los golpes sin inmutarse.
Pero repentinamente todo se detuvo.
La escena lentamente comenzó a silenciarse. A la lejanía alguien gritó su nombre sin obtener respuesta. YoonGi sólo se permitió perderse en la obscuridad, tan fácil como eso.
Ya no tenía fuerza para luchar.
JiMin se mantuvo ocupado navegando por internet. Sostuvo su tableta con una sola mano, mientras que sus dedos libres estaban entrelazados a los de YoonGi.
Abrió un artículo sobre el desgastamiento del cartílago en las rodillas, sin prestarle atención a nada que no fuera YoonGi.
Sin embargo, aunque se mantuvo hubo hiperconsciente de la presencia del alfa, todavía se sobresaltó cuando este se movió. Los dedos que sostuvo cariñosamente definitivamente se movieron.
Sus ojos se abrieron tanto como pudieron para no perderse ningún detalle de YoonGi despertando.
El alfa parpadeó pesadamente, luchando por aclarar su visión hasta que sus miradas se encontraron. Entonces la tableta de JiMin se le resbaló de las manos.
A JiMin no le importó en nada, saltó sobre YoonGi para envolverlo en un abrazo, ahogándose en el aroma masculino del deportista con los ojos ardiéndole por volverse llorosos. Tembló para retener la humedad en un intento mediocre.
—Alfa, alfa, estaba tan asustado, p-pensé que... —Era un desastre necesitado que ni siquiera pudo hablar correctamente. Hipó ruidosamente cuando unos brazos débiles se enredaron en su cintura.
Estaba tan necesitado de ese hombre, tan codicioso de su tacto que un abrazo flojo lo hizo llorar. Pero ante la posibilidad de YoonGi muerto su arranque estaba justificado.
—Shhh, shh. Tu alfa está aquí, lobito. Todo estará bien.
El consuelo de su alfa consiguió traerle un poco de paz a su corazón. Sin embargo, una tos interrumpió a YoonGi y JiMin se movió rápidamente para ayudarlo a no ahogarse. Sabía perfectamente como maniobrar las camas de hospital, así que fue sencillo.
Después JiMin siendo muy eficaz le limpió a YoonGi la comisura de los labios usando pañuelos de su bolso. Fue un poco reconfortante no encontrar sangre. De modo que se deshizo del papel, sonriendo un poco. Listo para mirar a YoonGi sentado.
Los dos se contemplaron en un silencio difícil de digerir.
Contra todo pronóstico, JiMin se animó a hablar primero.
—Alfa, he... —Comenzó a explicarse, mientras tentativamente buscaba volver a sostener la mano del alfa. Pero antes de saber si sería rechazado su toque, la puerta se abrió, por lo que JiMin se sentó recto en su lugar. Fue bueno que sus reflejos lo ayudaron porque el doctor de YoonGi fue quien entró a la habitación y no uno de sus amigos.
Detrás del hombre de bata blanca, apareció el psicólogo.
—No tardaste en despertar.
—Sí, doctor —YoonGi murmuró, sin atreverse a mirar a ninguno de los dos a los ojos. La vista de YoonGi agachando la cabeza era bastante extraña.
Incluso si el pequeño acto de sumisión de YoonGi ayudó con la tensión entre los presentes, todos se mantuvieron callados al iniciar un chequeo. El doctor revisó todos los monitores y con una lámpara de bolsillo revisó las pupilas de YoonGi. Hizo un sonido de aprobación cuando estas se contrajeron ante la luz.
—Es bueno, pero todavía te mantendremos en revisión. Limpiamos todo tu sistema del medicamento, por lo que todavía estarás desorientado.
JiMin se estremeció en su asiento. Siempre era muy profesional sobre los detalles para un procedimiento médico, pero como contacto de emergencia de YoonGi tuvo todos los detalles sobre lo que sufriría el alfa en la cama de hospital.
Al menos el consultorio tuvo los aparatos más nuevos que redujo el tiempo del procedimiento a un cuarto, sin dejar secuelas. Al menos. JiMin se aferró a ese consuelo, mirando a su alfa en silencio, queriendo desesperadamente meterse en la cama con él y acurrucarse juntos.
—Claramente habrá una restricción del medicamento y altas probabilidades de una suspensión temporal hasta que te estabilices. ¿Eres consciente de lo imprudente que fue no notificarnos sobre el sangrado y debilitamiento? —El doctor apuntó a su paciente con su pequeña lámpara apagada, claramente molesto. Quizás estaba más decepcionado que molesto y quizás su decepción se debió al miedo de perderlo.
—Sí, Doctor —YoonGi murmuró después de lamerse los labios. No hubo nada de sarcasmo en su voz, fue completamente honesto. Asimismo, se vio tan pequeño en las cobijas blancas que apaciguó en parte al médico.
El hombre agitó la cabeza, saliendo sin decir más. Dejó solos en la habitación a YoonGi, JiMin y por supuesto, con el psicólogo.
—Pensé que estábamos siendo honestos, YoonGi.
YoonGi levantó un poco la cabeza, sólo para volver a agacharla de inmediato.
—Lo lamento —murmuró un poco demasiado bajo. JiMin apenas lo escuchó estando a su lado.
El psicólogo no se calmó tan fácil como el médico, pero aceptó la disculpa abandonando el cuarto. Eso dejó finalmente a solos a los dos universitarios.
Después de un rato de mirar sus pies en silencio, JiMin respiró hondo un par de veces. De esta forma acopió el valor para hablar. Estaba listo para recoger los pedazos rotos de su corazón cuando fuera necesario.
Tendría que suceder tarde o temprano.
—Yo también lo siento, alfa. —Instintivamente se hizo lo más pequeño que pudo, bajando la cabeza—. Aunque sé que decirlo no arreglará que rompí algo sagrado.
Una gentil mano aterrizó en los cabellos de JiMin. El estudiante de fisioterapia abrió los ojos e hizo un sonido agudo de la sorpresa que pronto se convirtió en un arrullo al notar que estaba recibiendo caricias. Las anheladas caricias de su alfa.
—¿Por qué te estás disculpando? —YoonGi le preguntó, consiguiendo que JiMin se derritiera en olvido de toda la tensión. Se relajó tanto que su labio inferior comenzó a temblar.
Muy frustrado trató de controlarlo. No quería mostrarse como una víctima, pero todo lo que estaba sintiendo era muy abrumador. Se sintió como una taza llena a nada de desbordarse. Era malo, muy malo.
—Por todo lo que hice. Es que estaba muy asustado en ambos casos, sólo... —Su excusa sonó demasiado blanda y eso frustró un montón a JiMin. Se ahogó con un sollozo, luchando el doble por comunicarse mejor sin ser un bebé llorón—. Espe-ro que algún día puedas perdonarme, alfa.
—Agh, santa mierda, mi pequeño lobo. Ven aquí.
Mucho antes de que JiMin preguntara exactamente dónde era "aquí", YoonGi se ocupó de eso. Como estaba sentado en la cama, le resultó muy fácil inclinarse en su costado, tomarlo de los antebrazos y trasladarlo a su regazo. Todo en un parpadeo.
JiMin obviamente estaba escandalizado cuando terminó. El llanto fue olvidado.
—¡No, alfa! No podemos, estás recuperándote, en la lista de cuidados el número uno es no hacer grandes esfuerzos y eso es...
Antes de que pudiera seguir hablando el alfa debajo de él se inclinó por un momento. Un momento que permitió que la boca de JiMin fuera asaltada por la boca de YoonGi. Duró más el chasquido en el aire que el beso en sí, pero el atrevimiento sacó a JiMin del juego.
Estuvo en blanco por un largo instante. Parpadeando mucho y apenas respirando.
YoonGi lo besó para callarlo.
Lo besó.
A pesar de todo lo que sucedió, YoonGi todavía lo besó. También le permitió sentarse en su regazo como habitualmente, JiMin lo habría notado antes si hubiera sucedido más lento. Las cosas se filtraron muy lento su cerebro porque nunca las imaginó.
Pensó que ya estaría recogiendo su bolso mientras lloraba.
—¿Decías? —preguntó YoonGi, petulante por haberle robado las palabras. Incluso empujó el pecho hacia adelante, ganándose un resoplido de JiMin que lo hizo reír. Pero el feliz momento lentamente se fue consumiendo para darle paso a una conversación seria. Tan seria como pudo ser con JiMin en el regazo de YoonGi—. Lobito, mi experiencia cercana a la muerte me hizo recordar que estoy muy, muy enamorado de ti. Pero no puedo mentirte.
—Por favor, no lo hagas.
JiMin no se lastimaría igual si YoonGi admitía que lo odiaba honestamente, porque habrían sido sinceros el uno con el otro hasta el final. De cualquier forma, se preparó para recibir la puñalada.
—Estaba muy enojado porque la Voz funcionó en mí y en ese momento no quería verte. Honestamente todavía odio ese sentimiento de impotencia...
—Tienes todo el derecho de estar enojado, alfa. Es una línea que nunca debí cruzar, aunque estaba desesperado —agregó lo último tímidamente con la necesidad de aclararlo, ya que pudo ayudar en algo. No fue la intención de JiMin hacer que YoonGi se sintiera como un omega, jamás.
—Lo sé, es por eso que no te odio. No te odio, ¿sí? —YoonGi tuvo que repetirlo porque el chico más joven le dio una mirada de completa incredibilidad—. No quiero morir enojado contigo. Sé por qué lo hiciste, si los papeles estuvieran invertidos y tú estuvieras a punto de hacer algo idiota contra tu salud, creo que también habría hecho lo mismo.
—¿Otra estupidez?
El alfa sonrió ante su pregunta, entre entristecido y divertido.
—No lo sé.
Fue incómodo por un momento, así que JiMin sintió que debía decir cualquier cosa.
—Ya veo.
—Sé que no puedes prometerme que no lo volverás a hacer, pero, supongo que algún momento dejaré de sentirme inseguro sobre eso. Te lo dije antes, mi orgullo de alfa es duro, pero para ti puedo intentar doblegarlo. —YoonGi le tocó de manera amable la punta de la nariz. Lo hizo sentir mucho mejor—. Cuando tenga mi propia Voz quizás pueda normalizar lo que sucedió, ¿entiendes?
JiMin asintió muy solemne, él entendía. Claramente las cosas no pudieron arreglarse de inmediato, pero YoonGi dio un margen para que pudieran trabajar en arreglarlo y pidió tiempo. Ellos podían mejorarlo.
—¿Si la usas en mí sería una tregua? No me molestaría —ofreció, inclinando un poco su cuello. La idea de su alfa ordenándole cosas, en realidad le pareció interesante, sus piernas intentaron cerrarse por reflejo. Como resultado, YoonGi se lamió los labios antes de acomodarlos en una sonrisa cómplice, probablemente adivinando la línea de sus pensamientos. La forma en que olió debió delatarlo.
—Ya veremos.
Por mucho que el estudiante de fisioterapia quisiera iniciar otro tipo de ambiente, previamente debieron hablar de todo lo ocurrido entre los dos, aunque fuera incomodo.
—Alfa, es sobre antes. Nuestra primera pelea —especificó porque el alfa frunció el ceño, tratando de recordar—. No pienso que seas raro. Nunca, nunca lo dije por ti, alfa. Olvido todo el tiempo que eres un alfa trans porque eres demasiado natural, por eso no... No lo pensé. No pensé que también te estaría llamando raro a ti y no sólo a mí. Sólo quería decir que yo era el bicho raro, sólo yo.
Aunque su voz se fue haciendo quedita al final, fue totalmente sincero como YoonGi fue por él. Lucharía con los nudos en su garganta por su relación.
El alfa hizo un ruido de comprensión que vino desde su garganta.
—Yo también supuse que no estabas refiriéndote a mí, después de enfriarme. —YoonGi se rio un poco. No fue un sonido feliz—. He tenido más tiempo de pensar sobre esto y no quiero que te sientas culpable, también fue mi culpa.
JiMin se acurrucó más cerca del cuerpo contrario dentro de su confusión.
—¿Por qué sería tu culpa?
—Te acorralé —dijo sencillamente YoonGi. Luego se talló la cara como si pudiera borrarse la frustración así—. Quise que aceptaras de inmediato que eras omega trans y eso está jodidamente mal, era obvio que ibas a explotar... Pero pensé que ya lo habías aceptado porque lo dijiste en la casa de mi papá. Luego pensé que era fácil para ti darte esa etiqueta temporal y yo te puse la etiqueta a la fuerza y eso me hizo sentir como mierda y sí, básicamente eso.
Ver la impotencia en el jugador de hockey, hizo que JiMin se sintiera menos solo. No era el único confundido.
—Creo que te gustan mucho las etiquetas, porque luchas por una etiqueta que te gusta, alfa. Pero, lo siento, todavía no sé quién soy. Descubrí que puedo usar mi Voz en la peor circunstancia, ¿eso debería ser una señal de que no estoy totalmente atrofiado?
YoonGi hizo una mueca de dolor.
—¿Te hizo sentir bien?
La respuesta era sencilla y enloquecedora.
—No. Me gustó más hacer un nido, pero... Es tan aterrador —susurró destrozado, ladeándose hasta que su mentón pudiera descansar en el hombro de su alfa. Necesitaba refugio en su vulnerabilidad—. Tengo miedo, alfa. Sé que no se siente bien ser un alfa, pero...
Pero de verdad daba miedo. El cambio dio tanto miedo.
—Lo sé, lo sé. Me destroza saber que no te ayudé, sólo te asusté. Pero mejorará, te lo prometo.
—¿Mejorará algún día, alfa? Si mis sospechas son ciertas y tengo transfobia interiorizada, ¿algún día se irá? —preguntó no para YoonGi. Sólo cuestionándose seriamente mientras respiraba sobre la piel del cuello de YoonGi y sus manos favoritas masajeaban su espalda.
Era un poco triste pensar que así debió ser la primera confrontación de su rango, sin embargo, si las nubes no hubieran descargado toda su lluvia antes, el cielo no podría estar bellamente despejado después.
—No tienes que tener una etiqueta ahora, ¿más adelante? Después de que consigas ayuda profesional. —La oferta no sonó mal. De hecho, ayudó a que JiMin saliera de su escondite en el cuerpo de YoonGi, algo animado—. Así que no debemos darle importancia de más a esa pelea. Hay cosas más valiosas que estar enojados por una frase impulsiva.
JiMin miró al alfa expectante.
—¿Incluso si eso significa que sales con otro alfa, alfa?
—Mi orientación sexual se puede ir a la mierda por ti. —La simple frase era muy YoonGi. Por lo que JiMin quiso corresponder, ofrecer algo más que una sonrisa dulcemente coqueta para amarlo de vuelta.
—Si te sirve de algo sólo quiero ser un omega cuando me besas porque me abruma lo alfa que eres.
Su técnica había funcionado. YoonGi tragó grueso, su olor se disparó hasta volverse muy penetrante.
—Se siente bien escuchar eso después de lo último —admitió, poniendo su palma cálida sobre la mejilla sonrojada del estudiante de fisioterapia como si fuera JiMin quien necesitaba el consuelo físico y no él que estuvo cerca de la muerte.
La mera idea de perder al alfa hizo que JiMin volviera la cara y besara la mano en su rostro.
—Lo compensaré. Te diré todos los días lo genial que eres, alfa.
La convicción en sus ojos brillosos, volvió demasiado callado a YoonGi. Aunque tan repentinamente como aplastó se mordió los labios, los movió para sacudir la calma. Fue intenso, fue abrupto y perfecto al mismo tiempo cuando se inclinó.
—¿Puedo salir contigo? —Inmediatamente JiMin se tensó, consiguiendo una expresión de pánico en su alfa— Joder, joder, no. Puedo hacerlo mejor, lo prometo, elegí un mal momento. Pero déjame que salga de aquí y puedo hacerlo más romántico, si me das una segunda oportunidad. Sólo estoy vivo para amarte.
Fue sólo entonces que la sorpresa se derritió y se volvió únicamente calidez.
—Claro que quiero, alfa. Pero me sorprendiste —admitió, sintiendo su cara toda caliente. YoonGi se rio un poco.
El susto fue recompensado con la repentina cercanía de su alfa. El rostro que adoraba se acercó tanto que sus narices se saludaron en un pequeño roce. JiMin sonrió tiernamente al notar que no estaba recibiendo un beso en los labios, sino un besito esquimal. Permaneció sonriendo incluso cuando YoonGi trató de besarlo seriamente.
Estaba tontamente feliz porque este alfa era su alfa.
Su novio.
Su hombre.
Suyo, finalmente suyo.
—Lobito, no puedo besarte cuando estás sonriendo —YoonGi se quejó, haciendo un puchero. Su acto de protesta fue tan bobo que le consiguió lo que quería. JiMin se compadeció y permitió que su boca se acoplara seriamente a la de YoonGi con sólo ladear ligeramente la cabeza.
YoonGi correspondió de inmediato, lo besó con el mismo compromiso que él. Por lo que resultó inevitable para JiMin separar los labios un poco, retorcerse en el regazo ajeno. Se puso demasiado inquieto con poco, pronto tuvo demasiado gracias a su entusiasmo
Pronto su boca estaba llena de la lengua de YoonGi.
Dios, YoonGi tenía demasiada energía para alguien que estuvo internado todo un día.
Las manos de JiMin hicieron puños sobre la ropa de YoonGi para aferrarse a algo mientras su boca era explorada. Cuando se atrevió a encontrar la lengua de YoonGi con la suya, pensó que podría soportar el placer. De no ser porque YoonGi se entusiasmó entonces, serpenteando sus dedos calientes debajo de su ropa.
Sólo entonces resultó demasiado abrumador. Tuvo que separarse.
Al inicio YoonGi todavía se mostró muy lejano. Le tomó un tiempo procesar que JiMin se había apartado repentinamente. Entonces, avergonzado, lo bombardeó con preguntas.
—¿Me sobrepasé? ¿No te gustó?
—Calor —dijo JiMin mientras sacudía la cabeza para negar—. Ojalá pudieras quitarme la ropa.
Su sinceridad hizo que YoonGi creara un gemido que se quedó atrapado en su garganta. Sonó bastante adolorido.
—Mierda, no puedes decir eso mientras estoy en una cama de hospital —La advertencia no fue realmente una advertencia porque JiMin obtuvo un beso en sus mejillas de manzana. YoonGi también lo acarició debajo de la ropa porque no había sacado sus manos de ahí. Muy dulce, su toque no tuvo nada que ver con el erotismo anterior. Acarició las costillas de JiMin con admiración hasta que se detuvo. Sólo se detuvo, JiMin estaba indignado y muy cerca de rogar por más—. Espera, ¿qué es esto? ¿Puedes quitarte el suéter?
—Oh.
El estudiante de fisioterapia se encogió un poco de la vergüenza, pero obedientemente se sacó el suéter, mostrando la camiseta del uniforme de hockey prestada. Los dedos de YoonGi debieron descubrir su secreto así de fácil.
—Joder, sí —YoonGi murmuró hipnotizado, atrayéndolo para otro beso. Secretamente sólo fue una distracción para que JiMin no mirara cómo levantó su puño en el aire en señal de victoria. Rompió el beso una vez que terminó su festejo.
—Ah, olvidé que la tenía. No he tenido tiempo de ir a casa a cambiarme después del partido, y bueno, tú querías que la usara.
Ante la mirada intensa del alfa, JiMin tuvo la intención de cubrirse el rostro y excusarse. No llegó muy lejos, YoonGi interrumpió todas sus inseguridades.
—Te ves increíble con mi camiseta, tienes mi nombre ahí y... Mierda. Me voy a volver loco.
En realidad, YoonGi sólo retomó su beso acalorado. Fue una buena forma de enloquecer. Otra vez la boca de JiMin estaba deliciosamente llena.
Las manos de YoonGi dentro de su ropa se trasladaron al final de su espalda baja y un poco más abajo. JiMin no pudo tragarse un gemido cuando YoonGi comenzó a amasar tentativamente su trasero a medida que sus lenguas se encontraron, se sintió tan sensible. Como si pudiera entrar en combustión por un simple toque.
Los ruidos en su garganta lentamente se convirtieron en gemidos queditos. Luego no tan queditos.
—Joder, es bueno —YoonGi se tomó un momento para susurrar, refiriéndose a la forma en que sus grandes manos no fueron suficientes para atrapar todo el culo de JiMin sin que se desbordara. No tuvo tiempo de aclararlo porque un toque en la puerta los tomó por sorpresa.
—Seguro son los chicos —JiMin explicó jadeando pesadamente. No se movió demasiado con la esperanza de escuchar más ruido y adivinar quién de sus amigos era—. Me dijeron que irían a buscar algo para comer, han estado esperando conmigo...
—De acuerdo. Entonces pueden esperar más porque yo he esperado mucho por ti —Su alfa murmuró, persiguiendo sus labios con los ojos cerrados para continuar.
Sin embargo, la puerta se abrió sin más aviso.
Los dos se congelaron porque al pie de la puerta no estaba ninguno de sus amigos, pero sí un hombre mayor, de cabello rojizo con tupidas cejas anaranjadas, alfa alto, nadie que JiMin conociera.
Inmediatamente saltó del regazo de YoonGi y trató de arreglar el desastre que era. YoonGi también, palmeó las sábanas que desordenaron. Todo con un sonrojo que compitió con el color de las fresas. Cualquiera de sus acciones fue en vano, la habitación olía un montón a excitación.
¿Por qué siempre a ellos? JiMin quería que se abriera un agujero y lo desapareciera.
—Ah, vaya. —El hombre se rio un poco, mirando a otro lado. Su pronunciación hizo que JiMin ladeara la cabeza con confusión. Al mirar un poco mejor, notó que el hombre tenía un chip de traducción en el oído, el pequeño aparato metálico que abrazó el hélix de su oreja era inconfundible. Ese sujeto evidentemente era un extranjero de Corea—. ¿Te encuentras ocupado, joven Min? Su entrenador me dijo que podía encontrarlo aquí después del incidente de anoche.
Inmediatamente YoonGi se sentó más derecho. Pasó de avergonzado a incrédulo en un segundo.
—¿Mi entrenador? ¿Es un reclutador? —El hombre sonrió. Fue una forma bastante amable de responder positivamente, pero no contagió a YoonGi—. Tiene que estar jodiéndome.
El alfa pelirrojo, sonrió un poco por la maldición de YoonGi. JiMin estaba por decir cualquier cosa que pudiera limpiar esa pequeña mancha, cuando el reclutador los tomó totalmente por sorpresa.
—Sí, soy un reclutador. Estoy interesado en ofrecerte un contrato en uno de mis equipos. Infortunadamente no es la NHL, sin embargo, puedo asegurarte que te permitirá vivir bien.
El extranjero dijo muy tranquilamente con las manos detrás de su espalda, como si no estuviera regalando la llave de la felicidad para cierto jugador de hockey. JiMin miró a YoonGi, contuvo un grito de felicidad detrás de su mano. Aún no era el momento de los festejos, su alfa siempre tardó en digerir las cosas.
Primero, el alfa dejó caer la mandíbula.
Le tomó un tiempo especialmente largo levantarla y recuperar las palabras.
—¿P-por qué? No terminé el juego por golpear a uno de mis compañeros y soy un alfa trans. En serio, soy un alfa trans, ¿sabe que eso no puede ser bien recibido por los fanáticos? ¿Está loco? ¿O desesperado por jugadores?
El reclutador volvió a sonreír ante las preguntas de YoonGi, como si no pudiera hacer más que eso.
—Lo sé perfectamente. Uno de tus compañeros me explicó que tu compañero de equipo intentó abusar de tu novio, me imagino que...
Cuando los ojos extraños se dirigieron a JiMin, YoonGi tomó su mano protectoramente.
—Sí, es él.
Su gesto amoroso se ganó un asentimiento del extranjero.
—No apruebo la violencia, pero entiendo los instintos.
—En realidad no es tan violento fuera del hockey —JiMin explicó, demasiado apresurado. Quería que el reclutador mantuviera una buena imagen sobre su alfa, quería que el contrato se mantuviera sin considerar las condiciones externas—. Fue su tratamiento de transición, tomó más de lo que debería y fue similar a un alfa salvaje. Pero ya está desintoxicado.
—Eso es mucho mejor.
—¿Eso es mejor? ¿Cuándo soy una opción buena?
Las preguntas despectivas de YoonGi le pusieron a JiMin la piel de gallina. Fue bueno entonces que el alfa reclutador con un simple movimiento de manos lo mandara a callar, muy elegantemente.
—Joven Min, permíteme recordarte todas tus anotaciones. —YoonGi se mordió los labios—. Ser trans no es un detalle demasiado importante para mi equipo, nosotros no somos las grandes ligas. Además, nuestro país es muy tolerable con la comunidad, nuestro antiguo líder incluso tuvo una pareja transgénero bajo el ojo público.
Era maravilloso. Era lo que YoonGi siempre se mereció.
Pero en lugar de pedir un contrato como JiMin esperó, YoonGi frunció el ceño. Sus ojos adquirieron un brillo cauteloso, algo no estaba bien. ¿Qué no estaba bien? JiMin quería hacer algo con sus manos gracias a los nervios.
—Un segundo, ¿su país?
—Sí, el contrato es en Canadá.
El mundo de JiMin inmediatamente cayó.
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