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43

Para esa noche HoSeok estaba usando un disfraz de porrista mayormente rojo, pero con decoraciones doradas como el borde final de la minifalda. Había un exceso de sombras rojizas en sus ojos que al llorar todo eso terminó por volverse un rastro corrido hacia sus mejillas.

—Y-YoonGi, necesito... Necesito que hablemos.

JiMin pudo ver perfectamente como YoonGi entraba en conflicto. Su cuerpo se llenó de tensión, su mirada titubeó un poco en la seguridad que antes tuvo.

—Nunca lloras —afirmó, aunque la prueba estaba frente a él. HoSeok hizo un último esfuerzo por limpiar su rostro, sólo que eso lo empeoró todo. JiMin estaba igual de estupefacto que YoonGi o un poco más. Durante todos los años que conoció al jugador de tenis nunca pensó que lo vería desecho en un lugar público.

—Te necesito.

¿Por qué HoSeok se estaba refugiando en YoonGi? Era sucio. No sólo porque JiMin era el único que podía encontrar refugio en ese alfa, pero considerando todo lo que le hizo a YoonGi era una cosa injusta. ¿Entonces por qué se tomó el atrevimiento? ¿Por qué?

YoonGi debió oler sus inseguridades porque le tomó la mano a la vista de todos. Los ojos de HoSeok lo captaron también y una gruesa lágrima se le resbaló después.

—¿No podemos sólo hablarlo aquí? —El alfa preguntó, sosteniendo a JiMin más fuerte.

—No me hagas humillarme más. Sólo será un momento, n-no intentaré nada...

—¿Por, por qué debería esforzarme por ti? Dame una buena razón a pesar de todo el trato de mierda que me diste —espetó YoonGi. Ya que su voz se levantó un poco, un par de personas miraron en su dirección. HoSeok comenzó a llorar más fuerte por las miradas, sin tener idea de cómo responder—. Sí, eso pensé.

HoSeok no tuvo una respuesta, así que lentamente se dio la vuelta. Su figura se perdió entre los demás disfraces hasta que JiMin no pudo verlo más. No cuando YoonGi volvió a sujetar su rostro.

—Sí, ¿en qué estábamos?

Negando con la cabeza, JiMin se apartó y suspiró profundamente.

—No, alfa.

YoonGi decidió dejar de fingir que las cosas continuaron igual que antes de la aparición de HoSeok. No significaba que no quisiera besarlo, el ambiente simplemente ya no fue el correcto.

—Ya no importa, se terminó con él. Cerré todo. —Ante la mirada algo incrédula de JiMin, YoonGi se encogió de culpa—. Mierda, lobito, no me mires así. No habría empezado algo contigo cuando todavía estaba embarrado de él. No te habría hecho eso.

—No, es... No pienso eso, pero HoSeok todavía está aferrado a ti.

El jugador de hockey intentó encogerse de hombros.

—No es mi problema. —Se lamió tan ansioso los labios que JiMin pudo leer debajo de toda su ansiedad. YoonGi estaba mintiendo, normalmente no era una persona cruel con los sentimientos de los demás. Su alfa era una buena persona, incluso con aquellos que no lo merecían.

—Alfa, no tienes que fingir que no te importa para no herirme.

—No es mi problema, pero... No puedo. Me hace sentir como una persona jodida dejarlo así, me hace sentir como él fue conmigo y no quiero sentirme como HoSeok. No quiero ser la mierda que fue HoSeok, aunque no sea justo para mí.

Sosteniéndose fuerte de su alfa, JiMin se obligó a tomar su corazón y mantenerlo en un sólo pedazo cuando dijo:

—Entonces deberías ir.

Como era de esperarse, YoonGi lo miró como si hubiera dicho una imprudencia. Tal vez lo dijo.

—¿Pero que hay de tus sentimientos, pastelito? Alguien está destinado a salir herido y no me importa sentirme como una mierda o dejar solo a HoSeok si eso significa mantenerte bien. —JiMin entendía a la perfección el punto. Él quería anteponer la tranquilidad de YoonGi a su egoísmo viscoso. Porque supuso, que de eso se trataba el amor—. Porque, porque eres mi prioridad, la única cosa que realmente quiero cuidar.

JiMin casi llegó a su punto de ebullición bajo la intensa mirada amorosa de YoonGi y recibir una mano acunando su mejilla no le ayudó a sobrellevar la carga. Podría estallar en cualquier momento.

—¿Aunque eso te haga sentir como una mala persona? —preguntó sin romper el contacto visual.

—Aunque eso me haga sentir como mierda.

Fue la seguridad de su alfa, la que impulsó a JiMin a ser absolutamente valiente.

—Entonces te tengo una mala noticia, alfa. —Las cejas de YoonGi se levantaron de la sorpresa—. También eres mi prioridad, así que deberías buscar a HoSeok.

—Lobito...

—Pero espero que huelas a mí. Lo suficiente para que no intente recuperarte.

En lugar de recriminarle por ser patéticamente posesivo, el jugador de hockey se movió para presionarle un casto beso en los labios, un poco sonriente y muy complacido. JiMin lo sostuvo de las solapas de la chaqueta, haciendo que durara más y más para no dejarlo ir nunca.

Pero eventualmente el beso se rompió.

De despedida JiMin recibió un beso en la mejilla y sus manos se quedaron frías cuando YoonGi se levantó. Miró ajenamente su bebida rosa, en lugar de observar a su alfa buscar a HoSeok.

Impulsado por el dolor sordo en su pecho, envolvió sus dedos alrededor de su vaso y lo bebió hasta el final en un sólo trago. Cuando lo terminó arrugó su rostro, su paladar fue inundado por el típico sabor amargo de camuflajeado con la fresa.

TaeHyung en ese momento llegó a él en su atuendo de presidente simplemente con su traje y la banda presidencial de estados unidos, JiMin le lanzó una mirada de tristeza. ¿Dónde había estado antes? ¿Por qué no evitó que HoSeok apareciera?

—¿Te enteraste?

—¿Enterarme? —JiMin ladeó la cabeza.

Fue entonces cuando el beta le mostró en la pantalla de su tableta electrónica una fotografía. En ella estaban YoonGi y HoSeok. YoonGi estaba inclinado sobre el marco de la puerta de su dormitorio, con los brazos cruzados sobre su gran pecho y un ceño fruncido demasiado pronunciado. En el encuadre era claro que HoSeok se encontraba dándole un beso.

Haciendo zoom, JiMin notó que era una foto algo vieja porque YoonGi todavía no tenía su cabello largo como actualmente, sino que estaba usando un corte undercout. Tampoco hubo señales de la cicatriz en el lateral de su cara.

YoonGi se miró tan guapo en ese estilo. Excepto que no se veía guapo besando a otro hombre.

—Toda la universidad está compartiendo esa foto. Está en todas las redes sociales.

En lugar de terminar la conversación, JiMin miró su vaso. El interior se volvió ligeramente borroso.

—Está vacío... —murmurando para sí mismo, se levantó para conseguir más. TaeHyung se movió de su silla para detenerlo, algo que JiMin no permitió sólo con agitar negatoriamente la cabeza—. Cuida mi bolso, por favor.

El camino a la cocina fue todo un desafío, muchas personas bailando borrachas lo golpearon. Las cosas no se facilitaron al estar a un pie de su destino, una persona bloqueó su camino, de manera muy consciente.

Era alto en la medida suficiente para que JiMin se viera en la necesidad de levantar la cabeza para echarle un vistazo al rostro contrario. Ahí dedujo que era un deportista por la construcción de su cuerpo.

Una vez que sus ojos se encontraron, el muro ladeó una sonrisa. Algo presuntuosa.

—Vaya, vaya, ¿qué bruja solitaria me acabo de encontrar? ¿Eres mi doctorcito?

JiMin ladeó la cabeza y tardó bastante en reconocer el chico. ¿El alfa que consiguió el hueso de su hombro fuera y JiMin lo devolvió a su lugar? Pero estaba vestido de basquetbolista. Ese no podía ser su disfraz, ¿qué clase de disfraz sería ese? La nariz de JiMin se arrugó de confusión.

—¿Tú eres...?

—HeeChan.

—Bueno —JiMin simplemente dijo, porque eso no respondió a su duda. Intentó rodear a HeeChan para volver a la tarea de rellenar su vaso sin más interés de continuar otra charla. Sin embargo, su antebrazo fue sujetado no muy amablemente.

—¿Qué estás bebiendo? ¿Quieres algo de beber? —JiMin levantó su vaso, se sintió algo perezoso de hablar—. Eso es puta basura, lo que están sirviendo aquí es basura que no golpea a nadie. Lo hicieron para que nadie del equipo se emborrache por la final. ¡Pura mierda, faltan dos días! Arriba en las habitaciones guardé una buena botella, ¿lo buscas conmigo?

La boca de JiMin se movió para decir que no, porque su bebida le supo muy bien. YoonGi junto con SeokJin habían planeado comprar alcohol controlado para que sus jugadores no se metieran en problemas. Pero el sonido que salió de sus labios torpes fue uno completamente distinto, no fue una negación.

—Bueno.

Se tocó la boca algo confundido y no tuvo tiempo de aclararlo todo. HeeChan lo arrastró pisos arriba sin soltarlo. El toque fue tan desagradable que cortó el flujo de sangre en su brazo.

Al menos se detuvo cuando entraron a la enorme habitación. Tan grande era que había un baño dentro de ella. La puerta de este estaba abierta, había dos chicas besándose y tan pronto como notaron las nuevas presencias, cerraron entre risitas. Fue lindo e hizo sentir muy solo a JiMin.

Mientras que HeeChan buscaba la botella, JiMin frotó su brazo resentidamente. Con el objetivo de pasar la espera y un suspiro triste, se sentó en la cama. Sólo quería acurrucarse en el colchón, aunque no le perteneciera. Bostezó un par de veces. Tuvo que frotarse los ojos para mirar correctamente a HeeChan.

En realidad, estaba más ocupado escuchando a las chicas del baño coquetear, eran de hockey por seguro. JiMin las recordaba de la fiesta de Kook y a una de ellas del equipo de YoonGi.

Oh, YoonGi.

—¿YoonGi también conoce la clave para estas habitaciones? —Dirigió su pregunta más al aire que para HeeChan. Sin embargo, el alfa se lo tomó demasiado personal.

—¿YoonGi? —repitió, cerrando una cajonera bruscamente. Entonces volvió todo su cuerpo hacia JiMin—. ¿YoonGi? ¿A quién carajos le importa lo que haga? Nadie le pone atención a lo que hace.

—Él me colma de atención.

Y JiMin lo amaba tanto, tanto que parecía imposible. Así que HeeChan estaba equivocado, sí había alguien que le ponía mucha atención a YoonGi y era JiMin. Sólo él sabía que su piel se mantuvo caliente porque era un efecto secundario de su tratamiento. YoonGi se disculpó, pero fue un rasgo que JiMin amó. Le encantó vivir debajo de su propia cobija.

Un alfa cualquiera nunca sería así de reconfortante.

Ajeno a su ensoñación, HeeChan pareció volverse más cauteloso. Se movió con tanta precaución como si estuviera caminando en un campo minado.

—¿Entonces es verdad lo que dijo? ¿Él está enamorado de ti?

—Creo que sí —JiMin respondió, sintiéndose un poco más despierto. Un estado de alerta silencioso lo incitó a sentarse más recto.

Se preguntó por qué de repente comenzó a sentirse como una presa en peligro.

—Mh. —HeeChan murmuró, tomándose el mentón. Avanzando cada vez más. Más, más, hasta que su sombra cubrió a JiMin—. Siempre he sentido una especie de tonta competencia con él y ahora me gustas más sabiendo que él en serio te quiere.

—¿Qué? —chilló, sin poder escapar a tiempo.

Ya que HeeChan se movió rápidamente para robarle un beso, sujetándolo del cuello, no hubo tiempo de escapar. Su boca castigadora obligó a JiMin a separar los labios y aunque intentó girar el rostro nada funcionó, HeeChan lo persiguió y lo forzó. Tomó un beso que le pertenecía a YoonGi.

Reprimiendo una ola de náuseas, buscando hacer algo, JiMin separó su boca para morder a HeeChan. Gracias al pánico sus colmillos habían crecido e inmediatamente su lengua supo a sangre, lo asustó.

Pero el alfa comenzó a reír, su aroma se hizo aún más profundo al mismo tiempo que limpiaba la mancha rojiza sin importancia. JiMin reconocía a un alfa aceptando un reto cuando lo veía y HeeChan se volvió justamente eso.

Su corazón comenzó a bombear pánico.

—Quiero joderte. ¿Te importaría hacerlo fácil, omega?

Con una sola mano, HeeChan lo sujetó del cuello. Cortó tan mal el aire de JiMin. Aunque intentó patalear, arañar, escaparse, nada funcionó. Intentó moverse todavía más frenéticamente cuando otra mano abusadora luchó contra sus medias de red para deshacerse de ellas.

Terror líquido se deslizó por sus venas.

A cada instante, HeeChan comenzó a oler más fuerte. ¿Estaba empezando sus días de apareamiento? ¿Quería un omega para pasarlos? JiMin no lo era.

—A-alfa soy —murmuró, apenas audible.

Tomado por sorpresa, HeeChan se apartó un poco de él para estudiarlo mejor. JiMin tomó esa oportunidad para escapar, pateó a HeeChan justamente en la entrepierna con el tacón de sus botas y remató con un puñetazo en la garganta. Siguiendo la voz de YoonGi en alguna charla juguetona dentro de sus recuerdos. "Lobito, siempre apunta a las bolas o la garganta. Es sucio, pero en un combate por tu vida no aplican las reglas" YoonGi le dijo antes de hacerle cosquillas.

Eso le dio el tiempo suficiente para correr fuera de la habitación para buscar a su alfa.

Mientras se alejaba, escuchó la puerta del baño abrirse de golpe.

—¡¿Qué diablos, HeeChan?!

—¡Tzuyu, cuidado, está en celo!

Mientras tanto, YoonGi había estado caminando fuera de la casa con HoSeok una vez que se encontraron. Caminaron en silencio a los límites de la casa. El jardín estaba delimitado con una cerca blanca, el alfa se apoyó contra ella.

—Hubo una fuga —el omega le dijo después de asegurarse que no había nadie alrededor. No paró de llorar—. Alguien... P-publico una foto de nosotros en una situación de no mejores amigos.

YoonGi se lamió los labios, guardando sus manos hechas puños en sus bolsillos. Reprimió el impulso de decir que era predecible, simplemente miró al omega derrumbado.

—No éramos mejores amigos, HoSeok —le corrigió con un tono estricto. Probablemente fue la primera vez que le habló así—. Esto en algún momento iba a pasar.

—Pero tuvimos todas las precauciones. No salimos de los dormitorios, ¿cómo? —HoSeok sollozó—. ¿Q-qué hago ahora? Mi reputación está arruinada, mis padres lo sabrán.

—No puedo ayudarte porque no soy un omega. Todos esos comentarios son estúpidos. No eres gay, así que no tienes que asustarte.

—Todos están dándome mierda por ser gay —HoSeok continuó ahogándose en su miseria. A lo que YoonGi sólo gruñó, no estaba siendo escuchado. ¿Qué sentido tenía?

Se frotó las arrugas del entrecejo antes de intentarlo por última vez. Como un regalo de despedida.

—Esa es la mierda que tú me diste por ser trans. Es cruel, ¿no? No importa, lo lamento, pero no puedo hacer nada. Sólo di que estabas borracho, si alguien me lo pregunta diré que ni si quiera lo recuerdo. Eso es todo lo que puedo hacer por ti.

Su bondad consiguió que HoSeok mirara en su dirección. Por un instante sonrió, fregando su cara sobre las lágrimas, borrando el rojo y la humedad.

—Es irónico porque ahora que todos lo saben, podríamos tener una relación más justa. Yo podría...

YoonGi no escuchó el final de eso. En esa noche fría, pensó en la única persona que quería que le diera amor y su pecho se llenó de calidez.

—Seré la pareja de JiMin.

En la instantaneidad, HoSeok se sacudió. Dio la impresión de que le habían dado un golpe físico. Pero incluso en su derrumbe, aún intentó lanzar una cantidad justa de veneno.

—¿JiMin? Pero te recuerdo que él es...

—Sé todo lo que hay que saber sobre su rango. Y lo amo y sé que me ama.

Su voz indicó que no había espacio para inflexiones, HoSeok lo sintió. El muro que se había construido entre los dos ahora era inquebrantable, así que cayó en el césped, abrazó sus propias rodillas y su cuerpo tembló por los sollozos. YoonGi lo dejó llorar, tenía otras prioridades de las cuales ocuparse.

Hizo lo mejor que pudo.

Cuando volvió a la mesa, su ansiedad se disparó al no encontrar a JiMin ahí. Se giró para echarle un vistazo a sus alrededores.

Nada, no hubo rastro de sus cabellos castaños favoritos.

—¿Dónde está? —le dijo a TaeHyung. Un poco brusco, por lo que el beta no le respondió de inmediato en una protesta de su orgullo. Miró su Rolex.

—No lo sé. Ya pasó algo de tiempo desde que se fue.

—Joder, no debiste dejarlo solo. —YoonGi gruñó. Aunque rápidamente se fregó el rostro con frustración al notar que eso calzaba perfectamente para él. La frase siempre fue para sí mismo—. La última vez que fue a buscar su propia bebida no terminó bien.

—Voy a llamarle —TaeHyung intentó solucionarlo, pero la tableta de JiMin se iluminó en su bolso que fue dejado ahí, junto al alfa de hockey y su amigo beta.

Se estaban quedando sin opciones más que moverse, así que YoonGi entró en acción.

—Quédate ahí por si vuelve —le ordenó al beta. Rápidamente fue hacia la multitud bailando, conservó la esperanza de encontrarlo. Pero cuando eso no sucedió, buscó ayuda en sus amigos. Tocó los hombros de SeokJin y NamJoon y gritó por encima de la música.

—¡JiMin no está!

Sus amigos rápidamente, dejaron la pista de baile o no se escucharían.

—¿Qué quieres decir con que no está? —NamJoon le cuestionó, comenzando a buscarlo con la mirada. Todos rápidamente se emborracharon del frenesí del pánico, caminaron juntos por toda la casa.

—¡No está! Kook, ¿has visto a JiMin? —YoonGi le preguntó a JungKook cuando lo encontraron al final de las escaleras del segundo piso. El alfa joven únicamente miró a todos muy extrañado.

—¿No estaba contigo? ¿No lo elegiste por HoSeok?

Al no recibir una respuesta afirmativa, YoonGi permitió que un gruñido resonara por todo el lugar. Subió los escalones con sus amigos detrás, a cada instante que pasó, sus rasgos de alfa salieron más a la luz.

—Si no aparece en los próximos cinco minutos toda esta fiesta se va a la mierda. Nadie sale, nadie entra. Enciendan las luces y quiten la música.

Tenía un presentimiento horrible.

—Sí, Hyung —NamJoon dijo obedientemente, moviéndose para acatar las órdenes. Era mejor si se repartían.

Afortunadamente, YoonGi estaba caminando en la dirección correcta. En un instante, chocó con alguien. Reconoció el peso, el olor antes de si quiera mirar. Suspirando de alivio, lo envolvió protectoramente en sus brazos.

—¿Lobito? Mierda, ¿dónde estabas? Iba a tener un ataque al corazón... —Porque JiMin no levantó la cabeza, ni respondió, el alfa lo sujetó gentilmente del mentón para mirarlo. Fue cuando lo notó. Su lobito no podía responder, se estaba ahogando como un pez fuera del agua. El aire que exhaló nunca volvió a sus pulmones. Sólo se asfixió, con un sonido chillante al intentar respirar—. Ataque de asma. Tiene un ataque de asma.

—¿Cómo lo sabes?

—¡Lo es!

—Respiración boca a boca —Jin dijo, listo para tomar a JiMin y dar una solución. Sólo que YoonGi no le permitió llegar tan lejos, él recordaba que esa mierda no funcionaría porque alguna vez coqueteó con su lobezno sobre ello.

—¡Su inhalador, JungKook ve por él, está abajo con TaeHyung! —habló con tanta fuerza que JungKook ni si quiera sintió una ofensa en su rango, sólo aceptó las órdenes del alfa más fuerte.

Para ganar tiempo, YoonGi tomó en sus brazos la débil figura de JiMin y corrió hacia la mesa. Algunas personas gritaron de la sorpresa, pero valió la pena cuando JungKook le lanzó el inhalador de JiMin en la mitad de tiempo que se habría hecho esperando de pie como un idiota.

De una forma inexperta agitó el inhalador y las temblorosas manos de JiMin le ayudaron a encontrar el orden correcto para la aerocámara.

En cuanto JiMin comenzó a tomar el aire. YoonGi también respiró apropiado, estaba tan ridículamente enamorado que su aliento dependió de encontrar bien a su amor, su vida misma dependió de ello.

Puso a JiMin en sus propios pies, todavía sosteniéndolo de los antebrazos con mucho cuidado. No lo presionó para que hablara, esperó pacientemente a que su lobezno lo intentara por su cuenta. Incluso si lo carcomió por dentro, sólo esperó.

—Terminó —JiMin tartamudeó con una débil vocecita, recompensando la espera de YoonGi. Todo el grupo de amigos suspiró aliviados colectivamente. Jin fue el primero en tratar de conseguir respuestas, fue mortalmente serio.

—¿Qué sucedió, JiMin?

Los dedos de JiMin fueron a su cuello. Había un rastro rojo alrededor de él, similar a la estructura de un collar y YoonGi unió ambas cejas. Se inclinó hacia adelante, dándole una olfateada al cuello de su lobezno. Entonces sus fosas nasales se ensancharon y su sangre empezó a hervir. Los cabos sueltos no fueron difíciles de atar, lo enloqueció.

Sintió su cordura deslizándose lejos.

El olor de HeeChan.

Una marca de ahorcamiento.

JiMin a mitad de un ataque de asma.

Escapando.

—¿Llegó muy lejos antes de que escaparas? —masculló con los dientes brutalmente apretados. Requirió toda su fuerza de voluntad no gruñir en lugar de hablar.

—No, pero... Me asusté.

Su dulce lobito hipó, indefensamente y YoonGi quería sacarse el corazón con sus propias manos para que no sintiera la necesidad llorar. Pero primero, le arrancaría el corazón a HeeChan para que sintiera su mismo dolor.

Endureció la mandíbula, se arremangó la chaqueta y le entregó su preciado tesoro a TaeHyung. El beta serenamente tomó a JiMin.

—Lo voy a matar a golpes —anunció con una sonrisa neurótica. Sus amigos se encogieron, a él importó una mierda si sonó sádico o no. Estaba demasiado fuera de sí por la furia—. Le voy a sacar su mierda a patadas.

—¡YoonGi, no hagas nada imprudente!

Después de gritar, NamJoon intentó tomarlo de la mano, pero YoonGi se apartó bruscamente. El omega se alejó también, se asustó con las garras y colmillos del alfa recién crecidos.

—¡¿Imprudente joder?! HeeChan se atrevió a ponerle las manos encima. Voy a hacer la maldita justicia necesaria.

—JiMin huele como HeeChan pero parece que está en celo. No fue del todo consciente, YoonGi, tienes que entender...

YoonGi se rio de la justificación de SeokJin, al borde de la histeria.

—¡Consciente mis pelotas!

Sus amigos no dijeron nada más, ellos debieron darse cuenta que sus palabras no harían ninguna diferencia. El jugador de hockey era únicamente un torbellino de rabia, no estaba en sus cinco sentidos. Todo lo que quería era estrangular a HeeChan y que la mierda suplicara.

Hasta que una voz rota sonó a sus espaldas.

—YoonGi alfa, quiero que me lleves a casa.

YoonGi se detuvo en seco. Miró a JiMin, a sus ojos llorosos, sus delicadas manos entrelazadas entre sí y lentamente su furia pasó de hervir a enfriarse. Su sed de venganza era importante, pero nada era más importante que su futuro novio.

Si sólo unas palabras bastaron para desarmarlo, fue una evidencia de que JiMin lo tenía muy envuelto alrededor de su corto dedo meñique.

Primero, se quitó la chaqueta y envolvió a JiMin en ella, como un pequeño rollo de sushi. Posteriormente lo cargó al estilo nupcial, asegurándose de cubrirlo bien por el frío y cuidarlo de las miradas morbosas porque su falda se levantaría en esa posición.

Los brazos de su lobezno se aseguraron sobre su cuello. YoonGi lo escuchó murmurando una despedida a sus amigos antes de salir de la casa.

Su pecho ardió de frustración.

¿Por alguien tan bueno como JiMin recibió ese tipo de experiencia? Las cosas no podían quedarse así.

Luego YoonGi lo cargó todo el camino a los dormitorios de alfas, apenas cansado gracias a la adrenalina cuando Kai abrió la puerta. Ahí depositó al dulce chico en el colchón, lo desnudó tiernamente y lo vistió de nuevo con sus propias prendas. Consiguió la botella de desmaquillante y limpió la bonita cara de JiMin en movimientos amables. Le ayudó a colocarse un parche sanatorio en el cuello, borró cualquier marca de olor indeseada y lo abrazó fuertemente dormir, siendo la cuchara grande.

Cuidó de JiMin, sin palabras. Durante toda la noche.

Esa noche, YoonGi se mantuvo en vela.

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