4
Como el resto de los viernes, JiMin tenía clases en la mañana, de vez en cuando conferencias y nada más. Ese día terminó sus actividades más temprano de lo usual. Una vez libre pensó en ir a desayunar en otro lugar que no fuera la cafetería de la universidad, quería un gran batido de fresa, sentarse en un lugar tranquilo a mirar a las personas pasar.
Caminó entre el estacionamiento de la escuela, listo para marcharse. Sin embargo, se detuvo en seco cuando vio una figura familiar a los pies de la estatua de la mascota escolar. Debajo del enorme gato montés hecho de metal, sentado sobre el cubo de piedra, estaba YoonGi.
Los pies de JiMin hicieron un trazo confuso, sin saber a dónde ir. ¿Debería acercarse? ¿Tomar otro camino e ignorarlo? Porque YoonGi únicamente le dijo que no podía ayudarlo, no mencionó nada sobre no verlo más. La situación era demasiado confusa.
No entendía que podía estar ocultando YoonGi. Quizás podía estar en una relación con otro alfa, quizás planeaba ser mordido por lo que se convertiría en un delta. Aunque tan pronto como surgió la hipótesis, JiMin la descartó. YoonGi le dijo que no podría descubrirse el cuello para nadie, mucho menos podría ser marcado.
En ese momento ambos hicieron contacto visual y YoonGi terminó por saludarlo con una sonrisa de lado. JiMin decidió acercarse mientras sus dedos se retorcían sobre las correas de su mochila. Él podía iniciar el contacto esta vez.
—Buenos días, alfa.
YoonGi lo miró sorprendido, con la boca ligeramente abierta. Se veía bastante gracioso desde del ángulo que JiMin tenía.
—¿No estás molesto?
—¿Eh, por qué debería estarlo? —JiMin realmente preguntó, torciendo la boca. No se imaginaba porque él debería estarlo, pensó que ese era el sentimiento de YoonGi por la forma en que se alejó en su último encuentro.
—Rechacé algo que parecía muy importante para ti y no te di una explicación.
—Me diste una pero todavía no la entiendo. ¿Me explicas, por favor? —pidió y al parecer fue lo suficiente amable para cautivar al jugador de hockey. La sorpresa de YoonGi se transformó en una gran sonrisa.
—¿Tienes prisa? —JiMin sacudió la cabeza de un lado a otro. Cualquier cosa podría esperar si YoonGi se lo pedía— Siéntate conmigo.
Obedientemente JiMin tomó asiento a su lado. El lugar no estaba diseñado para sentarse así que sus rodillas terminaron apoyándose contra las de YoonGi. Entrar en el espacio personal de ese alfa significaba ser envuelto por su gratificante aroma. JiMin lo inhaló de una manera disimulada, tomando un respiro de las feromonas viriles con un toque dulce en el fondo.
Lo divertido fue que su nariz detectó un olor raro, como de cachorro. Venía del pequeño bulto cubierto que YoonGi sostenía en su regazo.
—¿Qué es eso?
—Una manta. Y debajo de ella... —Con la única mano libre, el alfa descubrió la pequeña manta rosa. Revelando a un gatito pinto que estaba tomando leche del biberón que YoonGi le daba. JiMin contuvo el aliento ante tal vista—. Es un gatito bebé. Lo encontré en un basurero cuando todavía no había abierto los ojos.
La bola de pelos de varios colores no parecía superar el mes de vida, lo que tenía sentido porque YoonGi no lo estaba alimentando con sólidos.
—¿Lo has cuidado desde entonces?
La pregunta de JiMin hizo que YoonGi se avergonzara, fue obvio por su sonrisa torpe.
—No ha sido mucho tiempo... Intenté convencer a mi padre omega de que se quedara en casa, pero no aceptó. —YoonGi juntó sus labios en un pequeño gesto de frustración—. Así que este amigo hoy está consiguiendo un nuevo hogar.
Tenía sentido que YoonGi no pudiera conservarlo si estaba quedándose en los dormitorios de la universidad, sin importar lo mucho que quisiera. JiMin podía ver ese anhelo en sus ojos.
—Eso es muy... —El gatito abrió los ojos por un segundo como si supiera que la conversación iba sobre él, miró a JiMin y continúo tomando su merienda tranquilamente— Eres increíble, Hyung.
—¿Increíble por cuidar a un gato?
Esta vez YoonGi no tomó tan fácilmente el cumplido, pero JiMin no iba a rendirse fácilmente. Haría todo lo posible por mostrarle a ese alfa lo maravilloso que era para él.
—No sólo rescatas a omegas en problemas, también a gatos. Eres el mejor alfa del mundo.
La sonrisa de YoonGi se volvió sumamente grande que parecía no caber en su rostro.
—Voy a aceptar ese cumplido.
Una misión cumplida para JiMin. Pese a ello, su felicidad se vino abajo cuando se echó una mirada a sí mismo. El sentimiento de sentirse en el rango equivocado era igual a un vacío permanente viviendo dentro de él.
—Quiero ser como tú —comentó con un suspiro—. Quiero ser un alfa igual de genial.
—Me gustaría ayudarte con eso. En serio me gustaría, pero... ¿A qué te referías con que eres un desastre siendo un alfa?
—Mis instintos están atrofiados. No sirvo como uno. —Podría llevarse toda la tarde mencionando las faltas que había para que actuara como se esperaba de su rango, pero parecía una completa perdida de tiempo.
El jugador de hockey se mantuvo sin responder. Al final terminó dándole una mirada sumamente apagada. La mirada más agria que JiMin había recibido en su vida.
—¿Crees que no eres un buen alfa? Te presentaste como uno, no hay nada más que necesites. —La sonrisa en el rostro de YoonGi que carecía de diversión, destrozó las esperanzas de JiMin. Estaba claro que no conseguiría la ayuda que quería desesperadamente.
—Pero, nunca he...
YoonGi lo interrumpió, oliendo de una manera deprimente.
—Sin importar lo mucho que me agrades no puedo ayudarte en eso, lo siento mucho. Aunque me haría feliz hacer cualquier otra cosa por ti.
JiMin se mantuvo mirando el triste perfil de YoonGi. La herida en el costado de su cara, causada en la pelea del Metrobús todavía mantenía inflamada la piel del costado, claramente estaba luchando por cicatrizar de la manera correcta. El alfa heroico también se había ganado un hematoma en el mentón, así como un golpe en la comisura de su boca.
—No te está yendo muy bien con esta herida. Fue un milagro que no necesitaras puntos. —Contagiándose del entusiasmo que implicaba su carrera, JiMin pasó su dedo muy cerca de la zona lastimada. Como supuso, le tomaría más días a la piel de YoonGi cerrar el corte por completo—. No debiste quitarte la costra.
—Pero mierda, me picaba. —Como muestra de ello, YoonGi tuvo que alejar el biberón del gato para rascarse. JiMin reprimió una sonrisa, ¿quién diría que un alfa así de valiente no podía resistir una picazón cualquiera?
—Ya, pero te quedará una cicatriz.
—Meh, tengo muchas de esas. En todos lados. —YoonGi se miró los dedos y JiMin siguió el movimiento. Las manos del mayor que sostenían al gatito tenían marcas de viejas heridas. Por algún extraño motivo eso le pareció atrayente a JiMin—. Te sorprendería saber que me he fracturado cinco huesos.
—¡¿Qué?! ¿Tantos? —YoonGi sonrió orgullosamente, siendo un completo tonto. Eso no era un motivo para sonreír, era un motivo para revisar cada acción de su vida. Probablemente en el metro cuando dijo que era difícil de matar se estaba refiriendo a eso.
Fue en ese momento cuando el gato maulló de enfado y ambos miraron hacia el pequeño bebé hambriento.
—Oye, lo siento. —El alfa de hockey le devolvió su alimento rápidamente.
—Me parece que lo has malcriado.
YoonGi sabía su culpa porque lo miró cómplice.
—Lo noté también. Mi amigo va a tener problemas educándolo. —No paso mucho tiempo para que YoonGi mirara al frente, el tiempo necesario para que una nueva figura apareciera en su campo de visión—. Parece que es él, voy a entregarlo. Dile adiós a JiMin.
El gatito ignoró la orden de YoonGi, por eso JiMin fue el que se despidió rascándole detrás de las orejas.
—Adiós.
Una vez que dijo eso, YoonGi se alejó para entregar el pequeño paquete. JiMin observó el intercambio con interés, específicamente como el alfa entregó la manta, el biberón y después acarició la cabeza del gatito bebé entre los brazos de su nuevo dueño.
Fue una escena que quiso guardar para siempre en su memoria porque era demasiado cálida para olvidarla.
Pasando el anochecer JiMin decidió que quería hacer algunas compras para su habitación, al carecer de su cereal de colores favorito. Le escribió un mensaje a JungKook, excepto que su compañero seguía en clases por lo que decidió no molestarlo más. Tendría que hacer esas compras solo otra vez.
El único consuelo que le quedaba era que JungKook sí pensaba pagar, no tendría que soportar a SunHo comiendo las cosas que él compró sin darle un won por ello.
Estaba atándose los cordones de sus zapatos cuando escuchó que alguien tocaba el timbre que la universidad colocó afuera de cada habitación. Sólo se necesitó que JiMin se lo pidiera a KAI para que las puertas se abrieran solas, revelando que era YoonGi la persona que esperaba.
JiMin parpadeó lentamente.
—¿Alfa YoonGi? —dijo sinceramente confundido.
—¿Qué tal tu día? No te he visto en mucho tiempo. —La broma consiguió que JiMin sonriera un poco, incluso si no entendía porque YoonGi estaba en su habitación—. Escuché que ibas a hacer las compras, pero JungKook todavía está en entrenamiento. ¿Puedo acompañarte en su lugar? Le dije que me diera su tarjeta de crédito.
A pesar de lo mucho que JiMin quería ir con YoonGi, negó con la cabeza. Frecuentemente sentía que molestaba a las personas consiguiendo favores de ese tipo, que era mejor si no pedía nada para él. Si se animó a pedirle a YoonGi que le mostrara cómo ser un mejor alfa fue una gran prueba de lo mucho que lo quería.
—No quiero darte problemas. Sólo iba a comprar un cereal, un poco de jamón y quizás leche y...
YoonGi no lo dejó terminar, lo sujetó amablemente de la muñeca para obligarlo a caminar.
—De acuerdo, vámonos. —YoonGi y él salieron del ala de los dormitorios con un buen ritmo. Pronto dejaron la universidad para caminar por la acera solitaria. No era una hora para estar fuera de la escuela, la hora límite para volver a los dormitorios se acercaba—. JungKook es un idiota, en serio. Ni si quiera se esforzó por terminar más temprano su entrenamiento sabiendo que tendrías que hacer las compras tú.
—Está bien, alfa. Estoy acostumbrado a hacerlas solo... Mi antiguo compañero de cuarto nunca me ayudó.
La última actualización de las calles por parte del gobierno fue que el camino de luces cálidas en el suelo se encendiera automáticamente con las pisadas, aunque sólo funcionaba con un par de personas andando. JiMin había sido testigo de la calle permaneciendo en una semi penumbra para él.
Ahora con YoonGi a su lado, los alrededores se estaban iluminando mágicamente.
—Suena como un completo idiota.
La vista atrajo tanto la atención de JiMin que le costó sintonizar la conversación de vuelta.
—Eso no era lo peor. Él... Vendía fotos íntimos de omegas, a veces vídeos.
—No puedo creerlo, eso es simplemente horrible. —El aroma de YoonGi terminó por volverse acido, mostrando así su desagrado. Por supuesto que el héroe del metro estaría en desacuerdo con semejante negocio.
—¡Lo sé! —JiMin exclamó, sintiéndose liberado de contárselo a alguien—. Lo descubrí por accidente porque su computadora estaba encendida y me amenazó con una paliza para mantenerme callado.
—Pero dijiste algo —afirmó el alfa mayor, sin dudar ni un poco.
—Lo dije, el día que te conocí. Porque... Me animaste a hacerlo. Gracias por eso.
Se sentía increíble poder agradecerle a su héroe personalmente por ello, porque cuando JiMin se bajó del Metrobús nunca pensó volver a verlo.
—Creo que ahora entiendo porque me admiras tanto como alfa —YoonGi murmuró, mirando hacia el cielo. JiMin también lo hizo, sólo que terminó preguntándose si la noche estaba llena de estrellas o de drones de vigilancia.
—¿Por qué no debería hacerlo? Me sorprende que no seas tan popular como TaeHyung. —YoonGi no lo miró extraño ante la mención de TaeHyung. Claramente lo conocía, sería raro si no lo hiciera. En cambio, levantó las esquinas de sus labios.
—Ah, basta, haces que me sonroje.
—¿De verdad me detengo?
—Joder, no.
Fue lo suficientemente divertido para que JiMin cubriera su risa al mismo tiempo que ambos entraban en un mini supermercado. YoonGi no le abrió la puerta porque era holográfica, pero sí lo dejó pasar primero.
—¿Deberíamos pedir un robot de ayuda?
Los pequeños robots se mantenían al servicio de la comunidad, esa era su función. A JiMin únicamente no le gustaba molestarlos.
—No, será rápido. —Lo haría rápido para que YoonGi no se arrepintiera de acompañarlo, así que tomó una canasta de compras velozmente. Listo para andar por los pasillos siempre con su lista de productos en mente.
—Tienes razón. —YoonGi se guardó las manos en los bolsillos y comenzó a caminar detrás de él—. De todos modos, pensaba llevar tus bolsas. Ya sabes, para escuchar algo genial sobre mis músculos de alfa.
JiMin asintió de arriba a abajo. Muy seriamente.
—Tus músculos de alfa son geniales. —A sus espaldas sonó la risa de YoonGi. JiMin se estaba acostumbrando rápidamente a ese sonido. Era bajo, intimo, la tesitura grave del alfa resonaba al reírse como si estuviera recién despertado en la mañana.
El alfa menor escogió las cosas que consideraba necesarias, concentrándose en tomar algo que pudiera ser útil para ambos. No conocía los gustos de JungKook, pero trató de hacer suposiciones. Al menos pensó que estaba siendo considerado hasta que YoonGi mencionó algo importante.
—Casi todo en tu cesta es rosa. —No lo estaba acusando por sus gustos, en todo caso sonaba enternecido. Lo suficiente para que la cara de JiMin se volviera algo rosa.
—Ah, es que me gusta el rosa, es decir las fresas —declaró, comenzando a cambiar algunos productos.
En algún momento de las compras YoonGi comenzó a mirar el pequeño supermercado por su cuenta, sin apartarse ni un metro de su lado claramente.
—Mira, es del tono de tu cabello. —Antes de mirar, JiMin pensó que estaría encontrado alguna fruta en descomposición. En su lugar descubrió que YoonGi le estaba mostrando una de las barras de chocolate más costosas de todo el estante.
—¿El chocolate?
—Sí, es idéntico. Tu cabello es chocolate con leche —declaró un YoonGi muy feliz. Esa era una forma increíble de describir su cabello. JiMin siempre había pensado que era un aburrido castaño. Al parecer en los ojos de YoonGi no.
El alfa mayor se mantuvo mirando productos y el alfa menor mirándolo a él, invirtiendo los papeles de su dinámica al llegar. Cuando YoonGi tomó proteínas del pasillo de deportes, JiMin se inclinó para tomar un envase como el que sostenía su ídolo.
—¿Qué proteínas tomas?
—Ninguna —respondió simplemente ante la pregunta del jugador de hockey—. Pero te vi mirando el producto y pensé que podía servirme para algo.
Por supuesto que antes necesitaría visitar a un especialista, JiMin no era iluso al respecto. Regresó el frasco a su lugar escuchando como YoonGi se deshacía en carcajadas. Una vez que terminó de reír, el gran alfa se acercó un montón, dando la impresión que le contaría un gran secreto.
—Esto no te ayudará en nada porque no creo que hagas ejercicio. —JiMin no dijo nada para corregirlo, tenía razón—. Aunque si hay algo que me ayuda a ser más alfa.
—¡¿En serio?!
Sin respuesta, YoonGi siguió su camino.
JiMin comenzó a caminar detrás de él ansiosamente, haciendo que YoonGi lo comparara con un patito bebé siguiendo cada uno de sus pasos. Eso le consiguió una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Ya terminaste?
—Ah, pensé que ibas a enseñarme... —En ese momento el alfa más pequeño recordó que YoonGi había dicho que no podía ayudarlo, entonces se obligó a tranquilizarse—. No, nada. Terminé.
Justo como YoonGi dijo, lo obligó a darle la canasta y ayudó con la mitad del pago. Con la tarjeta de JungKook por supuesto, pero fue bastante especial para JiMin. Nunca había tenido ese tipo de experiencia desde que ingresó en la universidad, le revolvió las entrañas de una forma muy cálida.
Yendo de vuelta a la universidad, YoonGi tocó un tema delicado.
—Por cierto, JiMin. Ayer regañé a HoSeok.
JiMin miró a YoonGi con los ojos abiertos, sin poder creer lo que había escuchado.
—Lo agradezco, aunque te dije que no era necesario.
—No, no. Él en realidad no había notado que te estabas sintiendo incómodo y no midió lo que estaba diciendo. Te envió unas disculpas conmigo.
—Gracias... —En cierta parte, JiMin dudaba que HoSeok no lo hubiera notado. Sin embargo, eligió creer en YoonGi porque había pasado mucho tiempo desde que convivió con el omega. El tiempo pudo hacerlo cambiar para bien— ¿Son buenos amigos?
Ante su pregunta la sonrisa de YoonGi se trabó.
—Sí, podría decir que somos realmente cercanos.
—¿De dónde se conocen?
JiMin hubiese preferido que YoonGi le devolviera las bolsas de sus compras para poder hacer algo con sus manos. No pudo ponerlas sobre su mochila porque había decidido ir sin ella.
En ese momento llegaron a las puertas de la universidad y ambos tuvieron que buscar sus cartas de identificación. La de YoonGi era un modelo más viejo que el suyo, tanto que ni si quiera podía doblarse.
Fue justo cuando cruzaron la zona de registro con los guardias armados de sus amenazantes pistolas láser, que JiMin notó que YoonGi se había quedado callado desde su pregunta.
—¿Alfa YoonGi?
El cuestionado se detuvo de golpe. No lo miró, respondió al aire:
—Somos compañeros en el dormitorio.
—¿Eh? ¿De qué hablas? HoSeok es... un omega. —Parecía bobo mencionarlo, pero era un punto importante. YoonGi se volvió sobre sus talones para observarlo de frente, oliendo muy triste. En respuesta el aroma de JiMin se endulzó. No quería que su héroe se viera tan decaído, cualquiera que fuera el motivo no valía la pena.
Él no tenía ni idea sobre la verdad.
YoonGi se lamió los labios, los abrió, los cerró. Tardó un momento para recuperar el habla. En el instante en que lo haría sería igual a soltar una bomba de información que caería directamente sobre JiMin. Por eso la confesión era así de difícil.
—JiMin, el motivo por el que no puedo ayudarte es... —Su voz se quebró justo en el final, obligando a YoonGi a detenerse para tragar grueso— Porque no soy un alfa, realmente. Es decir, sí, p-pero... Pero también soy un omega.
¿Que YoonGi es qué?
No lo entendía. No tenía sentido alguno para JiMin. Al principio creyó que se trataba de una broma, sólo que YoonGi no retrocedió, no comenzó a reír.
Estaba hablando en serio.
—Pero, no... No tiene sentido. Tus amigos dijeron que era un alfa y estás en el equipo de alfas de hockey. Hueles como un alfa, el tamaño de tus colmillos es el de un alfa. Tienes que ser uno. —No dijo que YoonGi mismo se había nombrado así, en cambio intentó respirar hondo.
Tenía un montón de pruebas, no podía estar equivocado. Pero YoonGi suspiró y colocó las bolsas de compras frente a sus pies.
—Les pedí a los chicos que me trataran como un alfa, le pedí al entrenador que me cambiara al equipo de alfas desde que entré en la universidad y aceptó ahora porque es mi último año aquí. Lo último... —YoonGi comenzó a oler peor. Demasiado denso, como si estuviera creando una neblina obscura alrededor de ambos—. Estoy haciendo un tratamiento para convertirme en un alfa de verdad.
—¿Eso existe? —preguntó JiMin, demasiado desconcertado. Como aspirante a un tipo de médico había leído sobre tratamientos para cambiar de sexo. Nunca tratamientos sobre el cambio de rango.
—Sí, es un proceso lento y muy costoso. Tratando de modificar mis genes... Hasta ahora sólo he conseguido que mi olor sea más fuerte y el tamaño de mis dientes. Pero si intentara marcar a alguien, no funcionaría.
—Entonces tú...
Entonces YoonGi lo contempló desesperado.
—Me presenté como un omega, pero no me identifico como uno. Me siento como un alfa, soy uno. La gente no me toma en serio y es por eso que cuando tú descubriste tu cuello para mí, fue la cosa más valiosa de mi vida. —JiMin podía verlo a través de la sonrisa de YoonGi, porque su acto descuidado fue el mundo para él—. ¿Puedes decir algo y no quedarte callado?
El ruego destrozado de YoonGi, junto con sus ojos brillosos en medio de la noche destrozaron el corazón de JiMin. Pero no podía mentir sobre cómo se sentía.
—Sinceramente, estoy muy confundido ahora mismo. No sé qué decir... —Su murmullo consiguió que YoonGi cerrara la boca y diera un paso atrás.
—Mierda, sí, lo siento. De acuerdo... De acuerdo, gracias por haberme dado el respeto que nadie me dio nunca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro