39
Las paredes blancas del consultorio de transición abrazaron a YoonGi en una familiaridad dolorosa. Lo aprisionaron, lo hicieron sentir como una mancha sucia en toda la limpieza. Para fugar un poco de su tristeza inquieta sacudió su rodilla de arriba abajo.
Esperó sentado en la camilla que su psicólogo por fin hiciera la esperada pregunta.
Su doctor eligió trabajar en silencio. Ya que comenzó a tomar muestras, un piquete aterrizó en el firme hombro del deportista. La prueba de sangre era tan habitual para YoonGi que ya ni pestañó ante la intrusión.
El dolor que arrastró todo el tratamiento nunca se comparó con su hermosa recompensa. YoonGi se lo dijo cada vez que vomitó por la medicación, que sangró, cada vez que su cuerpo colapsó por el cambio genético.
—¿Por qué, YoonGi? —Su psicólogo finalmente dijo, arrastrando sus espesas cejas a un punto de encuentro—. Pensé que todo estaba yendo bien. ¿Cuál es el motivo por el que quieres tomar esta decisión? Tan de repente.
El jugador de hockey detuvo el movimiento de su rodilla.
—Hay muchos. Voy a graduarme muy pronto y todos se están alejando porque estoy en un proceso de transición y... Me está dando esa mirada. —Ahora el hombre miró a YoonGi muy confundido, entonces el alfa universitario tuvo que explicarse de malagana—. La mirada de "No me creo la mierda que tú llamas explicación".
El psicólogo de YoonGi se tomó un momento para desestresarse, suspirando. El médico tomó una prueba de una uña del joven paciente y se volvió hacia el pequeño laboratorio en el fondo de la habitación.
—Totalmente honesto, YoonGi. Pensé que habíamos avanzado de la etapa donde no respondías con la verdad.
—Joder, es la verdad.
—No puedo ayudarte sino quieres que te ayude.
Cruzándose de brazos, YoonGi refunfuñó en su lugar. Detestaba cuando su psicólogo usaba esas frases de sabelotodo, pero detestaba más que fueran ciertas, ambas cosas normalmente vinieron en paquete.
—Siempre he querido ser un alfa. Lo quiero ahora más que nunca, quiero callar las malditas excusas de los reclutadores, quiero salir de los dormitorios de omegas. Mierda, quiero, quiero ser capaz de darle una marca al chico que me gusta. —Escupir la verdad fue un poco caótico. No es que YoonGi hubiera mentido al decir que le preocupaban sus reclutadores, sólo algunos motivos comenzaron a pesar más. Especialmente el último.
—JiMin no se ve como una persona que te exija eso.
—Nunca dije que fuera JiMin —YoonGi respondió, rápidamente a la defensiva. Habría sido algo convincente si sus orejas no estuvieran rojas. Ardió en vergüenza y frustración, porque su psicólogo estaba muy equivocado. JiMin no exigía las cosas que se merecía por derecho—. Sólo firme el permiso, estoy bien. Es algo que quiero desde siempre, la disforia de mierda no tiene relación.
—Sé que no.
—¿Por favor? —En su desesperación, YoonGi murmuró. Consiguiendo finalmente que su psicólogo lo mirara con seriedad. Casi pasmado debajo de su máscara de profesionalismo.
—¿Qué dijiste?
—Se lo puedo rogar si es necesario porque estoy llegando a mi limite. Nunca me había sentido, así como... —Para YoonGi resultó una mierda vergonzosa cómo su voz se quebró, tragó duro e intentó hablar firme—. Como si no ser un alfa estuviera quitándome muchas cosas, me está cerrando muchas puertas y ya no sé qué hacer. No sé qué hacer, doctor.
Se estaba ahogando y ya estaba demasiado cansado de nadar a ciegas.
Sólo con un vistazo, YoonGi pudo decir que su psicólogo lo consideró. Debió mirar toda su desesperación antes de volverse a sus informes.
—Está bien, es un deseo que encaja con tu perfil, lo he escrito un par de veces. Incluso yo te lo ofrecí hace un cuatrimestre... Pero físicamente... ¿Qué opinas, doc?
El doctor finalmente abandonó su silencio ante la pregunta del psicólogo.
—Ciertamente no es la decisión más certera. —YoonGi se deslizó lentamente de regreso al suelo, afrontando la decepción. Al leer su obvio semblante obscuro, su doctor intentó arreglarlo—. No ahora que se acercan tus competencias finales.
—Sólo es una. Después me daré un tiempo de descanso antes de comenzar a trabajar. Serán vacaciones para que mi tratamiento no termine conmigo.
En realidad, eso estuvo cerca de ser una mentira. Habría dos partidos si su equipo conseguía sobrevivir a la semifinal para jugar en la final. Pero como todavía no era nada seguro, YoonGi no fue del todo un mentiroso.
—Si sólo es una competencia...
Los dos hombres a cargo del proceso de transición de YoonGi compartieron una mirada que dijo mucho sólo para ellos dos.
—Es fuerte.
—Sí, pero es arriesgado. —El médico de cabecera finalmente asintió, guardando todos los resultados de los análisis en una carpeta con el nombre de Min YoonGi—. La aceleración del tratamiento multiplicará tanto los efectos secundarios deseados como los no deseados, pero si estás de acuerdo con eso... Podemos probar un mes y evaluar los resultados.
Era una luz verde.
YoonGi tenía una luz verde, la felicidad se expandió por toda su cara y terminó mostrándoles a sus doctores una linda sonrisa gomosa. Un efecto bastante inusual, pero que la situación jodidamente lo ameritó.
Puso sus manos sobre sus muslos y se dobló por la mitad en señal de agradecimiento.
—Mierda, mierda, mierda, gracias. —Esperó impacientemente a que su psicólogo considerara el permiso para iniciar el proceso y después su doctor agregara los últimos exámenes médicos que demostraron su aptitud médica. Entonces, en la pantalla colgada en la pared se escribió la palabra
"Autorizado"—. Sólo gracias por autorizarlo, yo soy el que está pagando.
Su psicólogo no se rio un poco, fue su doctor quien sonrió en consuelo.
—Espero que cumplas tu sueño pronto, muchacho.
YoonGi también lo esperaba, lo quería muchísimo.
Después de volver del entrenamiento diario en la pista, lo primero que YoonGi hizo fue quitarse su camiseta empapada de sudor. La arrojó al cesto de la ropa sucia y caminó así por toda la habitación, hasta que se encontró con un espejo gigante que había sido la última compra de HoSeok.
El objeto se encontró apoyado en la pared, apagado. YoonGi se sintió un poco curioso, él sólo tenía uno tradicional. Sabía que las nuevas actualizaciones en los espejos le permitieron al consumidor tomarse una buena fotografía con buenos filtros. Así que cuando el espejo se encendió automáticamente, no se movió lejos por mera exploración.
Pero cuando miró su reflejo, se congeló. Sus ojos se deslizaron en dirección a su cintura. YoonGi frunció el ceño ante la no tan disimulada curvatura y trató de estirar la piel alrededor del hueso. Se pellizcó un poco en vano porque nada ayudó a disimular la forma suave de su torso, nada. Ni sus abdominales, ni los bíceps ayudaron.
Eventualmente sus ojos cayeron a sus piernas, eran muy finas.
Tan de omega.
Lentamente las manos de YoonGi subieron hacia sus pectorales, no gustándole el tamaño, tampoco la forma. Los omegas masculinos habitualmente tenían una forma curvada en su pecho, hacer ejercicio simplemente les hizo parecer que tenían tetas de verdad. Por el contrario, los pectorales de los alfas tenían una forma distinta, más cuadrada, más planos y YoonGi se miró terroríficamente como un omega.
Totalmente era un omega en ese espejo o sus ojos debían estar engañándolo.
La reciente hiperconsciencia de su cuerpo fue acompañada de recuerdos que rápidamente vinieron, rápidamente se fueron.
"YoonGi, que omega más adorable eres" Su padre omega le dijo después de darle un besito en la mejilla, después de obligarlo a usar un vestido rosa. El vestido que YoonGi quemó esa misma noche, aunque mintió diciendo que se perdió.
Porque estaba tan enojado con la feminidad.
"¿Un omega en el equipo de alfas, muchacho? Habla en serio" YoonGi había estado hablando en serio, su entrenador fue quien tomó su primera petición como una broma.
No, no era una broma. Querer ser un alfa nunca fue una puta broma.
"Seguro que los alfas te adoran. Tu figura es encantadora" Un alfa le dijo en un tono asquerosamente seductor. Un idiota que se encontró en un bar y lo acosó para comprarle una bebida. YoonGi le mordió el hombro en una pelea, lo hizo sangrar.
Por último, pensó en JiMin, en su sonrisa suave, la ropa de omega que estaba usando, su olor a pastel recién decorado, lo mucho que se merecía un alfa que pudiera cuidar de él. JiMin necesitaba a un gran alfa.
Entonces YoonGi rozó fantasmalmente la orilla de su parche hormonal en la parte baja de su abdomen, como si esa insinuación de toque pudiera adelantar todos los procesos en su cuerpo.
Luego vino una suave ola de mareo y ante la visión de sus rasgos suaves comenzando a prolongarse más, supo que se estaba enfrentando a un suave ataque de disforia. ¿Era por el tratamiento? ¿Porque YoonGi dijo que estaba bien? La hija de perra siempre iba a volver para morderle el trasero en los momentos más impredecibles.
La sensación de ansiedad se extendió por su pecho en una temperatura caliente, pero sudó frío. Así de irónico fue su sufrimiento.
Con un pequeño impulso, YoonGi logró alejarse del espejo velozmente. Asustado buscó una camiseta y después usó una sudadera enorme. Algo que cubriera su cuerpo lo suficiente para esconder sus inseguridades por un rato, sólo hasta que la disforia de jerarquía se detuviera.
¿Cómo se detenía el padecimiento? Primero intentó respirar hondo, encontró formas en la realidad que lo distrajeron de su percepción. Después hizo una lista de tres cosas que le gustaran; JiMin, hockey, gatos y chocolate. Al notar que había mencionado cuatro y entrar en un debate de cuál eliminar, estaba mucho mejor.
Sin embargo, cuando HoSeok entró por la habitación oliendo dulce, YoonGi se agitó un poco más. Definitivamente era un mal momento.
—Hueles...
—Sí, es el pre-celo. —HoSeok agitó la mano en el aire con obviedad, rodó los ojos—. Ya solicité la habitación para mí, así que vete ya.
—No te matará decir por favor —YoonGi comentó entre dientes, tomando sus cosas. Comenzando a empacar no muy feliz, apenas tomó las cosas necesarias. Habitualmente sucedió de esa forma, HoSeok nunca le avisó cuándo debería salir de la habitación y él tomó todo en un desastre apresurado.
La ropa que tomó no siempre fue la suficiente.
—¿Qué dijiste, YoonGi?
Pese a que HoSeok estaba tan hermoso como siempre, sensual en su mini ropa. YoonGi ya no pudo encontrar lo que alguna vez lo atrajo a ese remolino tóxico sin sentido. Tal vez sucedió porque no conocía el amor puro e incondicional que JiMin le mostró, probablemente, no estaba seguro. Para ese punto de su vida, YoonGi no lo recordó.
Miró a HoSeok y sintió absolutamente nada.
En ese momento, HoSeok se volvió una persona normal. Alguien igual de importante que un desconocido con quien cruzó miradas accidentalmente.
—HoSeok —El alfa pronunció ese nombre sin peso, sin sentirse que se ahogaba.
—¿Qué?
—Ya no te amo —dijo con calma, saboreando las palabras sin tener miedo de ellas. HoSeok abrió la boca, claramente conmocionado por la repentina confesión—. Ya ni si quiera siento deseo por ti, ya no hay... Nada.
No se sintió sólo como estar pasando de página, se sintió como deshacerse del libro anterior quemándolo hasta las cenizas y tener el espacio necesario en su estante para comenzar un nuevo proyecto.
Quería oficialmente terminarlo por él. Por su propio bienestar y porque JiMin lo hizo querer ser un mejor alfa. Un alfa más sano.
—YoonGi, ¿qué carajos estás...?
—Sólo quiero hacerlo oficial, que nosotros estamos terminando lo que sea que tuvimos. —YoonGi hizo apretó los labios después de hablar. Era tan deprimente que no pudiera llamar azul al azul o decirle noviazgo al noviazgo que tuvo con HoSeok, pero eso dijo mucho sobre lo dañino que resultó su acuerdo. HoSeok en cambio, se miró horrorizado, la ruptura definitivamente lo tomó con la guardia baja—. ¿No lo viste venir? Ya era bastante obvio.
—Pensé... Pensé que era una ruptura como siempre y pronto íbamos a volver.
Con una sonrisa irónica YoonGi pensó que sí, podía simpatizar con eso.
—Admito que al inicio me consolé así. Los primeros días, cuando me sentí solo, pensé que pronto íbamos a estar juntos de nuevo y me hizo sobreponerme. Pero... Después, me di cuenta que no necesito lo que tienes para ofrecerme.
Lo que comenzó como una pausa en su acuerdo, se volvió una demostración de que YoonGi estaba mejor sin HoSeok y fue la implicación de ello en sus palabras, lo que hizo que el omega se pusiera rojo en las orejas de la rabia.
—Lo que yo tengo para ofrecerte es mucho.
Esta vez YoonGi tuvo que reírse rotamente. Negó con la cabeza, sacudiéndose en una carcajada.
—HoSeok, si necesitara lo que me ofreces sólo me masturbaré y ya. —Como si nunca hubiera escuchado algo vulgar, HoSeok cubrió su cara luciendo al borde del llanto. El alfa lo ignoró—. Es así de hueco, no me hace sentir menos solo si me acuesto contigo o no. Incluso a veces lo empeorarás.
Colgándose su mochila en un hombro, se paró en el marco de la puerta. Ya había sido lo suficientemente amable para darle una explicación real a HoSeok, ya no quedó nada por hacer entre los dos.
—YoonGi, no salgas —HoSeok suplicó a sus espaldas—. Si atraviesas esa puerta me romperás el corazón y serás un mal...
A la luz del día, fue tan fácil mirar que el gas nunca debió iluminarse. Lo fácil que HoSeok le lavó el cerebro para hacerlo sentir culpable, era simplemente espeluznante e indignante. Por primera vez en mucho tiempo, YoonGi recordó que debía recoger su propio valor.
—Está bien. Volveré en una semana —respondió tajante, dejando a HoSeok con palabras atascadas en los labios. El alfa deportista no volvió a abrir la boca hasta que le pidió a Kai que lo dejara entrar a la habitación de JiMin. Su lobezno estaba recién duchado y ese debía ser el cielo.
JiMin casi terminó de secar su cabello antes de levantar los ojos.
—Oh, hola, alfa. Llegaste antes —YoonGi lo saludó con un tarareo de gusto. Entró a la habitación como un dueño y no un invitado. Cargando consigo ¿su mochila y bolso deportivo?—. ¿Qué es todo eso? ¿Planeas salir de viaje?
—No puedo estar en mi habitación —El jugador de hockey resumió, sacándose los zapatos sin las manos. Se echó en la cama de JiMin con tanta naturalidad que los mismos instintos de JiMin se sintieron saciados por el simple acto—. ¿Por qué es esta reunión?
—Bueno, iba a llevarte a cenar y quería consentirte un poco. Después de anoche, ¿quiero hacerte un poco feliz?
No necesitó completar la frase, su honestidad hizo que YoonGi se girara para mirarlo.
—No tienes que preocuparte, lobito. Estoy bien.
—No estoy seguro —JiMin insistió, acostándose sobre su costado también. Para que así los dos universitarios pudieran contemplarse en sus perfiles—. Puedes no estar bien conmigo, alfa. No es un problema.
YoonGi le ofreció una sonrisa de consolación. Excepto que se veía muy, muy cansado.
—Tengo un poco de náuseas ahora.
La nariz del estudiante universitario menor se arrugó lindamente.
—¿Náuseas? Estaba hablando de anoche. —El alfa de hockey sonrió complacido de haberle tomado el pelo por un segundo.
—Anoche... Pasa más seguido de lo que crees. Sólo no pensé que anoche sería tan malo, pensé que mi papá se enamoraría de ti y olvidaría algunos detalles. Pero, salió un poco como la mierda. No era mi plan, no quería que te sintieras incómodo.
A pesar de haber sido el saco de boxear de su padre, YoonGi se disculpó porque la cena de JiMin se arruinó.
—Alfa, ¿has hablado de esto con tu psicólogo? —preguntó suavemente JiMin, un poco menos preocupado al escuchar a YoonGi hacer un ruido afirmativo. Al menos YoonGi tuvo eso.
—Mi psicólogo me invitó a darles tiempo para aceptarlo. Es, mierda, los amo... Pero es muy difícil. ¿Cuánto tiempo más van a tomar? Conocí a la familia de un amigo que fue a terapia para entender su transición de género y mi familia sólo... Tú lo viste.
—Algunas personas pueden llevarse toda su vida, alfa. —JiMin estiró la mano y acarició suavemente el cabello de YoonGi. Lo tocó amorosamente, deseando transmitirle todo su amor. Suspiró, sin poder hacer más—. Desearía poder hacerlo fácil para ti.
Desearía ser el hogar de YoonGi y darle un lugar seguro para volver.
—Ni si quiera lo pienses, lobito, ya estoy siendo compensado contigo. —Antes de darle tiempo a JiMin para procesar eso, YoonGi fingió que no dijo nada importante y cambió de tema—. Y quería pedirte un favor, ¿podría quedarme contigo por unos días?
—Ah, alfa, mi temporada de apareamiento empezará pronto. —Un pequeño puchero apareció en los labios de YoonGi, JiMin apretó el suave pico por un segundo—. No creo que puedas quedarte tanto tiempo, perdón...
—No hay por qué disculparse, lobito. ¿Tu calor? —El alfa preguntó, sonando un poco curioso. Con JiMin asintiendo, se encogió de hombros—. Estúpidos calores, HoSeok también.
YoonGi simplemente dijo. Sin embargo, JiMin se tensó, digiriéndolo.
Le dio una mirada al jugador de hockey especialmente larga.
—¿HoSeok también?
—Sí, es una mierda —Su alfa murmuró mirando desinteresadamente sus uñas, como si el asunto fuera una cuestión demasiado aburrida.
Pero repentinamente, el corazón de JiMin se ató en nudos ciegos, incapaz de imaginarse a HoSeok y YoonGi pasando una temporada de apareamiento juntos. ¿Debieron haberlo hecho antes y ahora que rompieron no porque YoonGi buscó habitación para quedarse?
Sin atreverse a responder, JiMin se mareó fuertemente. Se acostó sobre su espalda como soporte.
Por supuesto, HoSeok también tuvo que pasar su celo en estos días. Sus celos tenían que sincronizarse, pasó cuando habían sido jóvenes. Entonces había sido gracioso, entonces había sido un signo de su profunda conexión.
—¿Alfa?
JiMin miró al techo al preguntar, YoonGi también.
—¿Sí?
—¿Has escuchado sobre esos acompañantes para las temporadas de calor?
—Sí, ¿por qué? —Si el jugador de hockey sospechó algo por su pregunta, no lo demostró. Probablemente no tuvo conclusiones raras, los dos habían creado un vínculo de honestidad donde podrían hablar de cualquier cosa sin que fuera raro. YoonGi debió pensar que sólo era un tema aleatorio de conversación más.
—Porque quiero contratar uno. ¿Debe haber alfas que quieran acompañar a otros alfas?
Fue una respuesta sencilla, casi obvia. Sólo acompañada de una pregunta que JiMin no se había atrevido a teclear en internet porque cada vez que lo intentó ardió en vergüenza.
—Lobito, claro que debe... —La postura relajada de YoonGi finalmente se convirtió en una cosa toda tensa. Como un muro de concreto— ¿Qué mierda? ¿Quieres qué?
—Un acompañante —Volvió a decir JiMin tranquilamente, pero sin atreverse a confrontar sus ojos favoritos, los cerró un poco. Descansando así de estar triste por un segundo.
Cuando reunió el valor para levantar los parpados, YoonGi ya estaba sentado en la posición de indio y se miraba inmensamente perdido.
—E-eh, no sé, no sé, lobito. Creo que SeokJin contrató uno, deberías preguntarle.
—Está bien.
¿Estaba bien? El estudiante de fisioterapia se lo preguntó a sí mismo, tomando su tableta para escribir un mensaje a SeokJin de manera robótica. Su neblina de confusión se disipó sólo cuando YoonGi lo sujetó suavemente de la muñeca. No hizo presión para detenerlo, fue más un toque para llamar su atención.
—¿Por qué?
Porque no quiero estar sin ti en mi calor.
—Bueno, ¿quiero ser anudado? —JiMin respondió en su lugar, pateándose mentalmente por ser un completo cobarde y dar una respuesta algo mentirosa. Ahora sufriría vergüenza por alguna broma de YoonGi o algo así.
Eso fue lo que pensó. La realidad fue distinta: YoonGi se veía honestamente devastado. Pateando sus piernas fuera de la cama, se mordió los labios fuertemente y su olor fue tan agrio como el de un limón amarillo. Pero la expresión en su cara fue lo peor, sus ojos afilados estaban tan caídos, miraron a muchos lugares.
—Sí, correcto. Claro que quieres es eso —masculló con una sonrisa torpe, luchando por hacer algo. No se puso de pie por completo, ni volvió a recostarse. Se veía tan dolorosamente incómodo en su propio cuerpo.
Parecía muy herido y era mucho considerando que YoonGi ya estaba muy herido por la vida.
—¿Alfa? ¿Piensas que soy raro? —JiMin preguntó rápidamente ante la rareza de YoonGi, el cambio de actitud simplemente lo asustó.
Sólo entonces YoonGi se detuvo, pareció que quería ofrecerle una sonrisa, pero su mueca definitivamente no fue una sonrisa.
—Ah, mierda, no, no. Es, es válido, ¿sí, lobito? Y muy valiente, yo no compartiría un celo con alguien que no amo.
El corazón de JiMin casi se detuvo.
—¿Entonces tú sólo compartes tu calor con quién amas?
—¿Yo? —Hubo un señalamiento del pulgar hacia sí mismo por parte de YoonGi, a lo que JiMin respondió asintiendo suavemente. Su corazón casi estalló de la anticipación—. No, nunca he compartido un celo con alguien.
El estudiante de fisioterapia únicamente boqueó como un pez fuera del agua. Cuando recuperó la capacidad de hablar, indagó en lo que tanto le quitó el sueño.
—¿No? ¿Pero qué hay de HoSeok?
—Mis celos son una mierda desastrosa. Aparecen cuando quieren, a medias —Su alfa comenzó a explicarle, relajando un poco la tensión en su cuerpo—. Muchas veces no los tengo, sólo son lo que ya viste. Entonces eso no será agradable para otra persona.
—Pero, antes de tu tratamiento... ¿Con HoSeok no? ¿De verdad?
La mirada de extrañeza que YoonGi le dio, lo avergonzó un montón. Pero él necesitaba escucharlo, nada lo detendría. Bastaría con un simple no y JiMin podría soñar despierto en ser el primero de YoonGi en algo.
—No, joder. Nunca se lo ofrecí. A principios de nuestro acuerdo, me acerqué para arroparlo, pero me atacó por acercarme a su nido. Los omegas suelen ser muy territoriales con otros omegas, ¿sabes?
—Oh, no, pobre alfa.
Con esa corta frase JiMin obtuvo un profundo tarareo de complacencia y no pudo hacer más que invadir el espacio personal de YoonGi. Enterró su cabeza en el cuello de YoonGi, olisqueándolo directamente de su glándula odorífica. De no haber estado tan cerca de su calor, no habría sido tan atrevido. Pero dios, estaba ardiendo en necesidad por ese hombre.
La serie de caricias que iniciaron en su espalda, lo hicieron suspirar. Sólo debió aumentar la confianza en YoonGi, porque se inclinó para hablar cerca de su oído.
—Sí, sólo espera. Espera, lobito. Pronto este alfa te hará muy feliz.
—¿Eh? ¿A qué te refieres?
Aunque JiMin preguntó, no hubo respuesta. Ágilmente YoonGi desvió el tema.
—Traje mi camiseta de repuesto, la que tiene mi número y apellido para que la uses en el partido. Sólo no la laves —La pequeña petición hizo a JiMin mucho más feliz. ¿Tendría la camiseta representativa de su alfa mientras que olería como él? Era un bendito sueño— Como estás cerca de tu celo, mi aroma te protegerá.
En ese instante, la camiseta de JiMin se levantó y los dedos de YoonGi entraron en contacto directo con su espalda. El estudiante de fisioterapia jadeó. Se mantuvo asustado, incluso cuando YoonGi respetuosamente tiró de la ropa para cubrirlo de nuevo.
Pero no, el problema no estuvo en la invasión de sus límites. Se asustó porque la mano de YoonGi estaba completamente helada y su temperatura corporal habitualmente era como el interior de una manta que JiMin quería tener encima todo el tiempo.
YoonGi siempre permaneció cálido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro