Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35


En la mañana, para el desayuno, NamJoon quiso encender una parrilla electrónica en el exterior de la casa. Pero no llegó más lejos que eso, simplemente la encendió. Las personas que continuaron el trabajo fueron los dos alfas mayores del grupo. SeokJin y YoonGi cocinaron arduamente para que todos sus amigos tuvieran un buen desayuno.

—SeokJin es el mejor cocinero del mundo.

—Suena como si estuvieras enamorado de él —TaeHyung acusó a NamJoon en un tono de burla y JiMin no dijo nada sólo porque estuvo a punto de halagar a YoonGi sobre lo mismo.

—Ya pasé esa etapa.

—¿Estuviste enamorado de SeokJin? —JiMin preguntó, apilando los platos que sus amigos le pidieron que consiguiera. Intentó hablar considerablemente bajo para no atraer atención innecesaria, pero fue bastante complicado. ¿Además de besarse para olvidar a su exnovio, SeokJin usó el enamoramiento de NamJoon como una ventaja? Sonó como la receta perfecta para el desastre.

Así que resultó consolador que NamJoon hiciera un gesto con la mano para restarle importancia.

—Sólo fue por unas semanas después del beso. Por eso los amigos no deberían hacerlo, volverá rara su amistad.

JiMin comenzó a ahogarse con nada. Cuando sus amigos se movieron para darle palmaditas, los ahuyentó agitando las manos exageradamente, no necesitaba que sus amigos atrajeran atención extra, en especial la atención de YoonGi.

Sólo para asegurarse, le echó un vistazo rápido y discreto a YoonGi. El jugador de hockey se mantuvo mirando la parrilla, la risa de SeokJin debió cubrir el sonido de ahogamiento de JiMin a la distancia que estaban.

Después de anoche, JiMin no había tenido oportunidad de interactuar profundamente con YoonGi, apenas se hablaron con sus amigos interviniendo. Normalmente eso no lo tendría zumbando de ansiedad, pero habían estado cerca de besarse. Su nerviosismo no era para menos.

Estuvo muy cerca de besar al chico que le gustaba. Realmente muy cerca, todavía le picaba la cintura donde YoonGi lo sostuvo firmemente y sus labios cosquillearon ante el recuerdo del aliento fantasmal de YoonGi.

Recordar los detalles vividos hizo que un sonrojo se apoderara de su cara.

Para ignorar su vergüenza, JiMin continuó con una de las muchas tareas que se le habían dado. Todavía no había terminado de limpiar la mesa que consiguió NamJoon para el exterior, cuando escuchó a SeokJin gritarle.

—¡JiMin, no olvides poner los cubiertos!

La orden se sintió demasiado grosera para el gusto de JiMin. Limpió más lento la superficie de la mesa, dándole vueltas a la idea de quejarse. Afortunadamente para él, YoonGi intervino refunfuñando.

—Denle el trabajo a otra persona.

—Pero JiMin es como un perrito —comentó SeokJin, consiguiendo que JungKook lo secundara con una risa. Resultó contrastante que en medio de su felicidad, YoonGi se cruzó de brazos. A él no le hizo nada de gracia la broma.

—Los dos pueden irse a la...

—JiMin, ve a traer los condimentos —JungKook tuvo la valentía de continuar con la broma, interrumpiendo a YoonGi en la mitad de su insulto. Aunque no estaba ayudando a cocinar.

Pero el que puso a JungKook en su lugar no fue YoonGi, sino el mismo JiMin.

—¿Por qué no sólo me dejan en paz? —Nadie respondió a su áspera pregunta, porque todos estaban muy sorprendidos. En ese latido de silencio, JiMin se cubrió la boca. Sus palabras salieron más rudamente de lo que había pensado. Rápidamente se sintió culpable—. Lo siento, lo traeré. No quise ser grosero.

Su mejor opción fue escapar por los condimentos.

Todavía se estaba alejando cuando escuchó a NamJoon preguntar algo a sus espaldas.

—¿Nuestro JiMinnie nos contestó así?

YoonGi se rio, sonando muy orgulloso. Felizmente orgulloso.

—Se está volviendo seguro. Lo suficiente para mandar a la mierda a quien se lo merece.

JiMin aumentó la velocidad de sus pasos hasta llegar a la cocina. Aliviado de estar solo, comenzó a buscar los condimentos. Pero fue una tarea más complicada de lo que sonó, el diseño de los almacenes simplemente lo confundió.

—Son unos idiotas, en serio —YoonGi masculló, entrando a escena. JiMin no se atrevió a mirarlo, sólo contuvo el aliento y sostuvo la manija de un gabinete al azar—. ¿Puedo ayudarte en su nombre?

JiMin no estaba seguro si asintió o sólo fue parte de su imaginación. Por eso se esforzó en dar una respuesta real.

—Sería genial, gracias.

Sólo consiguió un ruido en acuerdo antes de que YoonGi iniciara su tarea. El alfa entró inmediatamente en su espacio personal, dolorosamente ignorante.

Sin mucho recurso de acciones, JiMin se aferró al borde de una alacena con el dorso de sus manos, mientras que el jugador de hockey inspeccionaba muy cerca de él. YoonGi rápidamente se concentró tanto en su tarea que entró entre sus piernas, sin prestar nada de atención a eso, sólo para mirar los cajones que estaban arriba de sus cabezas.

—Creo que sé dónde estaban. Vine aquí en invierno porque NamJoon dijo que no todo era entrenar... —YoonGi detuvo su hablar por un momento, únicamente para dedicarle una mirada sus posiciones—. Joder.

Bueno, sí. Eso resumió mucho.

Maldiciendo más entre dientes, YoonGi salió disparado.

—No fue, no quise... Quiero decir, si habría querido, pero... Respetar tu espacio. ¿Tú sabes? Mierda, claro que sabes, tú lo pediste, mierda otra vez.

Asintiendo, JiMin se acomodó distraídamente su camiseta holgada que había resbalado de su cuello al final de su hombro. Él mismo no notó que la prenda se había deslizado hasta que YoonGi lo miró boquiabierto, con sus mejillas tan sonrojadas que dio la impresión de haber abusado del rubor.

Despertó la curiosidad del alfa más joven.

—¿Alfa? ¿Tienes febrícula?

—A-ah, ¿es, es una forma de decir fiebre o...? —YoonGi tartamudeó torpemente, fregándose la cara. Pero se quedó sumamente callado y quieto cuando JiMin se hizo cargo, inclinándose para medir la temperatura de su frente.

El estudiante de fisioterapia lo inspeccionó con un pequeño ceño fruncido.

—Parece que no, pero tu cara sí está caliente.

El sonrojo se esparció mucho más cuando acunó suavemente el rostro del alfa en sus palmas, incluso los ojos de YoonGi se ampliaron.

—Me siento raro, creo, creo que sí me voy a enfermar.

—¿Fue porque nos quedamos tan tarde en el agua? Tal vez el fresco de anoche...

JiMin no tuvo tiempo de completar su teoría, en un segundo YoonGi estaba en sus manos y en otro estaba saltando fuera de su agarre como un resorte. Lastimosamente, brincar tan alto sólo hizo que se golpeara la cabeza fuertemente contra el borde de una alacena.

—¡Joder...! —maldijo, agachándose, tomando el punto punzante. Sin perder el tiempo, JiMin estaba sobre él para darle un chequeo.

—¡¿Alfa, estás bien?! ¿No estás sangrando? ¿Por qué tan de repente tú...?

—¿Por qué están desviando el tema? Sigan hablando de anoche. —Ninguno de los alfas le prestó demasiada atención a la burla de SeokJin. YoonGi continuó murmurando en maldiciones sobre cuánto le dolía y JiMin frotó suavemente su cuero cabello al descubrir que no había una herida abierta—. ¡Oigan, no me ignoren!

—¿Qué? —Alfa YoonGi respondió de mala gana, reincorporándose lentamente—. Gracias, lobezno. Estoy bien, no te preocupes. Me siento normal.

—¿Te sientes normal? Los síntomas pueden presentarse después, no bajes la guardia, por favor.

—Mejor, por favor, finjan que no estoy aquí —SeokJin suavizo la agresividad en su broma, después de mirarlos interactuar. No había forma de no sonreír ante tal escena—. No me gustaría interrumpir su segundo beso.

JiMin jadeó horrorizado por la brutal honestidad de Jin. Se cubrió el rostro con las manos, pero espió a través del espacio en sus dedos la reacción del alfa deportista. YoonGi se volvió más pálido de lo que ya era, luego fue al rojo como una remolacha.

—¿De qué hablas? ¿Beso? ¿Quién está diciendo algo de besar? ¿Qué diablos es un beso? —En medio de todo su balbuceo sin sentido, YoonGi se apoyó, de manera nada casual, sobre una repisa. Encontró así los condimentos— Oh, mierda, por fin. Sí, nos vemos.

—Eso fue... ¿Raro?

¿Raro fue cercano al comportamiento nervioso de YoonGi? JiMin admitió que no, sólo que era la única palabra a su alcance. Escuchó a SeokJin estallar en una risa ruidosa por su pregunta.

—Parece que su estupidez lo está alcanzando. —El capitán de hockey se limpió una lágrima falsa—. Ustedes dos podrían follar y usaría la postura de viejos científicos: Estaba estableciendo mi dominio sobre mi lobezno.

Para finalizar SeokJin tuvo que hacer una interpretación de YoonGi, por supuesto y las mejillas de JiMin estallaron en un tono de cereza. ¿Por qué siempre terminaba siendo arrollado por la honestidad de ese alfa?

—Él no...

A sus espaldas, la voz de TaeHyung los tomó a los dos con la guardia completamente baja.

—Tengo una mejor teoría. —Gracias al susto, SeokJin y JiMin se encontraron tomados de las manos. Se soltaron lentamente, un poco inseguros sobre recibir un nuevo ataque. TaeHyung rodó los ojos—. Inconscientemente está negando sus sentimientos.

—No me gusta que mis sentimientos sean un tema para todo el grupo. —JiMin suspiró derrotado. Definitivamente odiaba el cotilleo—. Pero, ¿gracias? ¿Cuánto tiempo has estado espiando?

—Eso no importa, está negando sus sentimientos porque no quiere salir contigo.

—Wow, wow. Los betas derraman el té caliente en sus amigos.

Además de una mueca poco elegante por TaeHyung, SeokJin oficialmente fue ignorado. El beta continuó entonces con su descubrimiento.

—Escucha atentamente esto, JiMin. Lo he estado observando, desde luego está encerrado en su caparazón porque su última relación fue... —TaeHyung hizo una inesperada pausa ya que no pudo encontrar las palabras correctas. Él mismo se frustró, así que pidió ayuda—. ¿Cómo puedo decirlo sin sonar el insensible que soy?

—¿Fue como Chernóbil? —Jin ofreció, ganándose una sonrisa de TaeHyung—. Tae tiene razón. Además, eres un alfa.

—¿Oh, gracias?

Si JiMin fuera un poco grosero, habría respondido sarcásticamente. Él no lo era, por eso agradeció que sus amigos trataran de ayudar a su enterrada vida amorosa, aunque estuvieran apuntando a todas sus inseguridades en el proceso. SeokJin siguió hablando, aumentando las plegarias de JiMin para que no dijera nada más hiriente.

—No quiero suponer cosas sobre YoonGi, pero... No, no voy a decirlo. Solamente esperaré a que sea una conclusión mía porque no quiero hablar de un amigo así. Sólo puedo decir que toda su vida ha pensado que le gustan los omegas solamente. Un anormal heterosexual —Jin bromeó para disipar la seriedad de su anterior conflicto—. ¡Por eso tienes que hacerlo despertar! Dale una bofetada de realidad y una de verdad.

Sin importar lo divertido de la implicación, JiMin no sonrió. Agitó la cabeza testarudamente.

—No lo creo, Jin. Se está recuperando de una relación que tomó todo de él, apenas terminó con HoSeok. —Miró sus zapatos, recordando al frágil YoonGi que se acurrucó en sus brazos después de que cincelaron su autoestima hasta reducirlo a nada—. Él no sabe que puede tener tanto amor como dar, ¿puedes creerlo?

Era tan ridículo, el alfa más amoroso del mundo se sorprendió de la reciprocidad. Que delito.

—Está en su caparazón —TaeHyung insistió—. Por su protección.

A SeokJin no le gustó que nadie apoyara su idea, seguramente con NamJoon ahí, habría obtenido un respaldo. Inesperadamente consiguió animarse teniendo todas las de perder.

—Por eso creo que deberías mostrárselo. JiMin, ¿quién mejor que tú para darle una relación sana? Literalmente eres una bola de amor.

—Eso no...

—Entiendes mi punto.

Sí, lo entendía. Pensativo, jugó con el borde de su camiseta.

—No puedo confesarme... —No aún, seguro. Sus amigos jadearon decepcionados, JiMin no se detuvo. De pronto estaba tan lleno de algo en su pecho que fue más que mariposas—. ¿Quizás podría decirle que me gustan los alfas? Sé que no es confesarme, pero le dará una pista de por qué estoy poniendo límites de repente, sembraría la semilla en él...

Decirle su orientación recién descubierta sería una pista demasiado grande para no ser llevado a la verdad y al mismo tiempo, no sería demasiado directo. Sería perfecto.

En el pasado había dicho que no haría un movimiento sobre su enamoramiento con YoonGi porque no tenía la suficiente valentía para eso.

Pero estaba encontrando el coraje dentro de él.

—¡Oh, lo logramos, TaeHyung! Gracias por esto, parece que no te importa nadie, pero te importan los futuros novios. —Muy consciente de las restricciones físicas de TaeHyung, SeokJin simplemente hizo que se dieran un estrechón de manos—. Ah, tus manos son tan suaves. ¿Tus labios son igual de suaves?

—Estás loco si crees que besaré a un alfa de tu clase.

—¿Encantadoramente guapo, con mucho dinero y un enorme, enorme.... Carisma? —El chiste sucio hizo que TaeHyung abofeteara la mano de Jin.

Terminando de reír por la peculiar interacción de sus amigos y abriendo sus ojos que se cerraron involuntariamente, JiMin miró a través de la ventana. Se encontró con YoonGi en su camiseta blanca, el pelo revuelto por ser de mañana y su pantalón de chándal. Al hacer contacto visual, el lindo YoonGi agitó la mano, un poco pequeño, su gesto fue muy confuso. Casi tímido.

Vaya, eso fue nuevo.


Fue unos días después de volver a la ciudad, que finalmente decidió dejar de posponer más su casi confesión.

Arrodillado, JiMin le estaba poniendo el arnés a Ddochi, con su tableta electrónica en otra mano. Gracias a la tecnología el arnés se conectó al dispositivo de JiMin con el objetivo de que Ddochi no tuviera la intención de alejarse más de lo permitido o una ruidosa alarma sonaría.

Con Ddochi listo, JiMin se levantó.

—Volveremos en un rato. Traeré a su nieto sano y salvo —YoonGi prometió para el abuelo de JiMin, demasiado sonriente en comparación con el hombre mayor que lo miró con su habitual desprecio. Si extrañó la presencia de YoonGi en su exilio, no lo mostró.

—¿Qué hay de Ddochi?

—No puedo prometer nada por el feo pug —El alfa bromeó. A costa de la expresión seria del viejo beta, pero consiguiendo una risita de JiMin. Perdió menos de lo que ganó—. Vámonos, lobito.

Salieron de la casa de las madres de JiMin, en un silencio raro. Para enfocarse en algo, su cuidador miró a su perro rápidamente lanzando su lengua fuera de su hocico y caminando menos rápido. Eso le dio algo de que hablar.

—Es bueno que el parque para perros no esté tan lejos o Ddochi se cansará.

—Será bueno para su peso.

—Cruel —JiMin susurró, dándole un empujoncito a YoonGi que no lo movió ni un poco de su línea al caminar. Sólo hizo que su cabello se sacudiera en el aire de una forma poco habitual, porque todo estaba echado hacia atrás—. Oh, alfa. Cambiaste de peinado.

YoonGi se mordió los labios después de sonreír tímidamente. Se pasó los dedos entre su cabello negro.

—Lo notaste, ¿te gusta?

—¡Te ves genial! —Su cumplido atrajo un alfa avergonzado en un sonrojo lindo y el rompimiento del hielo.

Su charla se extendió hacia otros temas y permaneció incluso al llegar al parque canino. Detuvieron un poco su plática porque debían registrar su visita. YoonGi caballerosamente se encargó de teclear en la pantalla de bienvenida del parque.

—¿Por qué Ddochi tiene tu apellido? —JiMin le preguntó al alfa, mirando el nombre final en la lista con algo de escepticismo. Miró dos veces sólo para comprobar que su vista no le fallara—. Escribiste Min Ddochi.

El jugador de hockey también pareció confundido.

—¿Lo hice? —Al ver a JiMin asentir, se detuvo a reflexionar—. No lo noté, pero... De cualquier forma, es como nuestro hijo y el alfa siempre pone el apellido.

La conclusión tan obvia hizo que JiMin se ruborizara.

—Compórtate, alfa —Su pequeña advertencia que no fue tan dura como pretendió, hizo que YoonGi perdiera cualquier sonrisa bromista. Se colocó serio, un poco incomodo. Sus feromonas dejaron de oler como un día de fiesta.

—Ah, sí. Es cierto.

El tema debió darse por muerto, sin embargo, después de caminar un rato JiMin descubrió algo que mereció preguntar.

—¿Entonces yo soy el omega?

YoonGi estuvo incómodo antes, pero ante la pregunta se volvió sumamente rígido. En realidad, pareció asustado. Masticó su labio inferior fuertemente hasta conseguir sangre en los colmillos.

—Mierda, lo siento, no...

En un suspiro, JiMin intentó arreglarlo. No quería que YoonGi caminara de puntillas alrededor del tema de ser un omega porque eso ya no se sintió necesario. ¿Cuándo dejó de ser necesario? No había respuesta, simplemente ahora podría escuchar que era un omega y en lugar de incomodarse, se sonrojaría sonriente.

—Está bien, alfa. No lo dije esperando una disculpa... Fue igual a esa vez que te acompañé al estudio de tatuajes. Cuando el tatuador preguntó si éramos una pareja porque estaba confundido sobre nuestros rangos... —Al escuchar eso, YoonGi le había mostrado los colmillos y había dicho muy amablemente que se fuera a la mierda. El tatuador se rio, encantado por esa actitud, le agradó un montón el deportista—. No tuve la oportunidad, pero habría dicho que tú eres el alfa y yo el omega.

—¿Lo prometes? ¿Por qué?

JiMin asintió, luego miró al cielo azulado para continuar.

—Porque, ahora, prefiero que me llamen omega a mí y no a ti.

Quizás fue porque JiMin estaba encontrándose a sí mismo sin saberlo, sanando viejas heridas con su yo recién presentado. Quizás fue porque amaba demasiado a YoonGi, prefería tomar las confusiones para que su amor no se hiriera. Quizás fue por ambos motivos.

Al inicio YoonGi no dijo nada, al final sus ojos resplandecieron. Con esperanza de algo, demasiado difícil de leer.

La atmósfera rápidamente cambió de ritmo porque un gran danés curioso se acercó para oler la pantorrilla de JiMin. YoonGi estuvo a punto de gruñirle en advertencia, pero el estudiante de fisioterapia lo detuvo justo a tiempo

—Ni si quiera lo pienses, alfa.

Hubo un sonido de frustración viniendo de YoonGi que sonó como un gran lobo haciendo un berrinche. Su protesta terminó con JiMin siendo arrastrado a un lugar más privado.

Los dos alfas se sentaron en los escalones que conducían a una resbaladilla-tobogán hecha de metal para perros, no demasiado lejos de Ddochi para que la alarma no sonara y no demasiado cerca para interrumpir al pug conociendo a los demás perros.

Diferente a lo habitual, ninguno invadió el espacio del otro. Se sintió un poco seco para JiMin, incluso con NamJoon se acercó para recibir un abrazo. Recibir contacto físico definitivamente era uno de sus lenguajes del amor, YoonGi pareció que darlo era el suyo.

—Sé que dijiste que me comportara, pero tengo el impulso de decir algo como: "Mira a nuestro bebé socializando". Lo siento, mierda.

—¿Desde cuándo quieres tanto a Ddochi? —JiMin le preguntó en una risita que estiró sus labios y aplastó sus ojos en lindas mitades curvadas. YoonGi lo miró por un momento, sonriendo también. Después gruñó en desacuerdo.

—Desde que alguien me impidió verlo por mucho tiempo. —La mirada de JiMin se movió a otro lugar. El jugador de hockey cambió de tema para no arruinar la ligereza que habían recuperado—. Deberíamos conseguirle un hermano. Un hermano gato que sí sea bonito.

—Dormitorios. —Esa única palabra consiguió un puchero en YoonGi. El lindo mohín que JiMin quería desesperadamente sentir contra sus labios—. Todavía vivimos en los dormitorios.

—Pronto no lo haré.

La afirmación satisfecha que hizo YoonGi, logró que JiMin se reincorporara de un saltito. La seriedad del tema lo tuvo sentándose derecho, con los hombros bien atrás.

Había olvidado ese detalle.

—Es cierto. En poco tiempo estarás lejos de la universidad.

Ninguno dijo nada por un momento. Los únicos sonidos fueron los de algunos perros ladrándose, Ddochi corriendo cerca con un chihuahua, las personas de los alrededores produciendo mucha felicidad ruidosa. El parque pareció demasiado lejano por un instante.

—El entrenador dijo que, si no consigo un reclutador al graduarme, buscará un puesto para mí de entrenador suplente. Aunque no tenga una maestría en educación, la haría mientras ya tengo el puesto.

—¡Alfa, eso es genial! —JiMin se alegró tanto por su héroe que giró la cabeza hacia él, listo para compartir sus sonrisas. Pero a juzgar por la expresión de YoonGi esa no era una noticia genial, los ojos muertos de YoonGi no eran una buena señal—. ¿No lo es?

—No es lo que quiero, lobezno. Pero sí es lo único que puedo tener, debería conformarme con eso y mierda, estoy cansado de conformarme con cosas que no me hacen feliz del todo.

Haciendo puños sobre su ropa, JiMin tensó todo su cuerpo como una cuerda que había de un ancla a detener un gran barco. El tiempo se acababa, tenía que ser valiente, tenía que empezar pronto.

—Alfa YoonGi... —Su voz nunca había sonado tan pequeña.

—¿Qué, lobito?

—Yo... Pienso que... Que no rechaces la oferta, pero no dejes de buscar.

Al terminar de hablar, JiMin se encogió en sí mismo gracias a la aplastante decepción de no poder decir la verdad. Se pateó mentalmente por arrepentirse cuando la oportunidad perfecta se le entregó en bandeja de plata y sólo terminó de lamentarse cuando Ddochi muy cansado regresó a ellos.

YoonGi intentó retirarse para que el perro volviera a jugar, tuvo que levantarse a correr para que Ddochi siguiera al alfa líder a la acción. La escena fue sumamente encantadora, hogareña. JiMin los miró correr con el corazón apretándose.

Su puesto de espectador terminó al escuchar una encantadora petición.

—¡Ven, lobito!

Sin duda los dos alfas corriendo frenéticamente llamaron la atención de todos en el parque, pero a ninguno le importó. Se envolvieron en su propia esfera de nieve como cada vez que estaban cerca del otro, volviéndose felices en su intimidad natural.

Jadeantes, cansados y riéndose, volvieron a tumbarse en sus asientos anteriores.

JiMin fue el más ruidoso al respirar, pero YoonGi sonrió más. Así se equilibraron bastante bien y en ese momento, sin ser totalmente perfecto porque estaban acalorados por el ejercicio y jadeantes, el alfa menor miró las nubes blancas. Entonces escupió la confesión:

—Alfa YoonGi, soy gay.

No dijo nada más, toda su situación se redujo a unas simples palabras, a una oración que ya se había desvanecido en el viento. Lo extraño fue que YoonGi no dejó de sonreír. Ni si quiera se inmutó, continuó felizmente agotado.

—Sí, yo soy heterosexual. Siento que ya habíamos tenido esta conversación antes cuando SeokJin estaba... —Lentamente YoonGi paró de hablar. Su sonrisa se volvió pequeña para lentamente desaparecer. Sólo entonces sus ojos se abrieron un montón, su cuerpo se congeló. Él por fin lo procesó—. Espera, joder, ¿q-qué? 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro