32
Con pasos decididos, JiMin se acercó a SeokJin. Era divertido que este fuera su segundo encuentro a solas a causa del mismo tema.
—Jin, quería agradecerte —dijo tan pronto tuvo la distancia necesaria para que SeokJin lo escuchara—. Por la cita que me organizaste antes,
—Mi amigo dijo que no fue una cita porque lo llamaste por el nombre de otra persona. Asumo que fue el de YoonGi —SeokJin lo acusó sin mucho tacto y al ver a un sonrojado JiMin, se rio fuertemente—. No puedo creerlo.
—Bueno, no fue una cita. Pero gracias por organizar el encuentro. No pude decírtelo apropiadamente porque tuvieron mucho entrenamiento antes de su juego.
Se sintió mucho como si hubieran pasado pocos días. Pocos, pero días que duraron el triple de horas de lo normal. El tiempo se volvió algo borroso para JiMin desde la última vez que vio a YoonGi en la lejanía.
SeokJin le dio unas amistosas palmadas en el hombro que lo enviaron fuera de su mente. Físicamente lo lanzaron hacia atrás y adelante.
—¿Te funcionó?
—Soy gay —admitió tímidamente porque SeokJin le había ayudado a que funcionara. Era la primera vez que se refería a sí mismo de forma oficial, fue bueno. Admitir un gusto que reprimió por tanto tiempo gracias a su rango fue liberador.
—Si no estuviera saliendo con JungKook te estaría coqueteando ahora mismo —SeokJin bromeó y en realidad sonaba como si estuviera coqueteándole. ¿Entonces no lo estaba haciendo? JiMin estaba bastante confundido.
—Pero todavía me gustaría alfa YoonGi.
—Eso no sería impedimento. —La afirmación tan segura de SeokJin tuvo a JiMin echándose a reír en carcajadas. No había nada en el mundo que le gustara y le divirtiera tanto como el ego de los alfas en un campo romántico. ¿Por qué todos pensaron, gracias a su biología, que podían ser la mejor opción? Sólo había una mejor opción para JiMin.
—Sí lo sería. Porque YoonGi Hyung es más, uh, ¿atractivo que tú?
Mucho más. Más amable, más delicado, con feromonas más atractivas, más hecho para JiMin.
Pero SeokJin no se lo tomó bien. Se tomó el pecho, fingiendo tener un paro al corazón de la peor manera. JiMin estaba seguro que un infarto no dolería tanto como lo hizo parecer SeokJin. Sonriente, esperó a que la mala actuación terminara.
—Eso... ¿Qué vas a hacer con él? —le cuestionó el capitán de alfas cuando su broma terminó. El cambio brusco de la diversión a la seriedad, mareó un poco a JiMin, tuvo que parpadear un montón—. ¿Cuánto tiempo vas a ignorarlo? Él está comenzando a notarlo.
—Lo sé —murmuró incomodo, bailando en su lugar. Como YoonGi no era tonto, debió notarlo ya. ¿Lo odiaría? ¿Lo extrañaría? ¿Ya lo había olvidado? Había demasiadas preguntas, sin respuestas certeras—. Pero tampoco sé que hacer.
—Deberías robarlo de HoSeok —SeokJin dijo en un tono de sabelotodo. Muy simple, haciendo que todo sonara fácil y sencillo, contrariamente a lo complicado que era la situación.
—No, no, no. Tuve una pelea con HoSeok y le dije que podría hacer algo así, pero...
Pero en el fondo, JiMin sabía que no tenía el valor para intentar algo así. Ni si quiera sintió que tenía el valor suficiente para que YoonGi lo eligiera por encima de HoSeok, no era un omega para entrar en el campo de juego.
—¿Robar a YoonGi de HoSeok? —preguntó alguien a sus espaldas.
Por un segundo JiMin temió que esa persona fuera YoonGi, su lado irracional le envió señales de huida a todo su cuerpo. Pero afortunadamente, no era nadie más que JungKook.
Al volverse bruscamente, JiMin descubrió que JungKook tenía toda la cara apretada de preocupación.
—Kook, tranquilízate —SeokJin le sugirió, sonriendo muy perezosamente, alcanzando la mano de JungKook sin mucho esfuerzo. Al mirarlos así, JiMin pensó que los dos formaron una buena pareja. JungKook siempre preocupado y SeokJin comúnmente ligero. Eran complementarios.
Al menos eso parecían, hasta que JungKook escapó del toque de SeokJin.
—¿Te gusta YoonGi? —JiMin ni si quiera tuvo la oportunidad de responder, JungKook obtuvo la respuesta sólo por la clara desesperación en sus ojos bien abiertos—. Oh, no. Eso es preocupante porque YoonGi está saliendo con HoSeok, ¡no puedes robarlo!
—No podría —se defendió.
—No dijiste que no lo quisieras.
Ante el golpe verbal de JungKook, JiMin trastabilló como si de verdad hubiera sido empujado. No pudo decir que su roomate le estaba dando acusaciones falsas porque eso sería mentir. Claro que tuvo el deseo de enamorar a YoonGi, si las cosas funcionaran así, si eso pudiera llamarse robo.
—¿A quién le importa eso? —El capitán de alfas preguntó, menos feliz que antes. SeokJin perdió su común apariencia alegre—. ¿Qué importa si YoonGi y HoSeok están en una relación porque HoSeok es un asco con YoonGi y YoonGi se merece a alguien que no lo oculte y lo ame en público?
JiMin, muy tarde, se dio cuenta que estaba entrando en aguas personales. Ya no hubo oportunidad para escapar, estaba hundido hasta la punta de la nariz. Ahogándolo, se estaba asustado.
—¡No intentes meterte en relaciones que no son tuyas sólo porque te sientes identificado!
—¿Qué? No me siento identificado —SeokJin exclamó, perdiendo la tranquilidad que lo caracterizaba. Puso triste a JiMin porque todo eso se sintió como su culpa—. No sabes nada, JungKook. No estuviste cuando YoonGi se desahogó sobre el trato de HoSeok.
—Sí, pero...
—HoSeok es un cobarde por no aceptar que es gay en público.
—HoSeok no es gay... —JiMin susurró apenas audible en un intento de defender a YoonGi, evidentemente fue en el momento equivocado. Porque tuvo la impresión de que SeokJin no estaba hablando precisamente de HoSeok.
—No te metas en esto, JiMin —JungKook le ladró después de su intervención, haciéndolo encogerse—. Esto no es asunto tuyo. Ni YoonGi y HoSeok.
—Controla tu voz, JungKook. A JiMin no le grites.
—¿Por qué? ¿También te gusta? ¡¿Debería preocuparme por eso también?!
—Sólo basta. Estás fuera de ti. Acabas de pasar tu celo, estás hormonal todavía.
JungKook claramente se hirió ante eso, JiMin no supo que decir. No había mucho que pudiera hacer o decir para ayudar, tampoco pudo volverse un fantasma en la discusión porque su roomie comenzó a mirarlo realmente enojado, ardiendo por todos lados.
—A partir de ahora me preocuparé porque estés junto a YoonGi, sabiendo que vas a arrebatarlo de su novio. Eres horrible, eres una persona horrible.
—No lo soy... —JiMin chilló con sus ojos volviéndose llorosos. JungKook lo estaba malinterpretando todo, no era así. No tuvo más que un enamoramiento por alguien que no le pertenecía. Fue cuando SeokJin se volvió a discutir con JungKook, no pudo soportarlo más—. Lo siento tanto, no debí... Me voy ahora.
—JiMin, espera... ¡No llores! —SeokJin le gritó en desesperación. Gracias a eso algunas de las personas se miraron a su dirección, haciendo que las lágrimas finalmente se derramaran por todas sus mejillas— ¡Hiciste llorar a JiMin!
Ruidosamente JiMin hipó, escapando del estadio. Apenas pudo mirar el camino por lo borrosa que estaba su vista.
Era un poco tarde para llegar al entrenamiento, a YoonGi no le importó lo suficiente. No es que se hubiera emborrachado para celebrar como el resto de jugadores de su equipo. No ahogó sus pensamientos en alcohol, se quedó hasta tarde mirando un catálogo en línea de bolas de estambre. Al final no compró ninguna.
Sólo consiguió manchas obscuras bajo sus ojos y un maldito agotamiento.
Por suerte los entrenamientos no oficiales que se hicieron después de ganar un partido no los organizaba el entrenador, sólo SeokJin. Fue una cosa más informal.
SeokJin fue más permisivo en cuanto a los retrasos. Por eso YoonGi no se apuró, arrastró los pies perezosamente.
Cuando llegó a los vestidores se detuvo al darse cuenta que algo no iba bien. SeokJin estaba vistiéndose rudamente y con mucha prisa. JungKook salió hecho una furia de los vestidores, como si ninguno de los dos estuviera dispuesto a compartir el espacio.
—¿Todo en orden? —preguntó, aunque nada estaba en orden, incluso un ciego podría saberlo. SeokJin lo miró, disminuyó la fuerza de sus movimientos y después de un segundo de debate interno soltó la verdad de sopetón.
—Tuvimos una pelea. Pero JungKook hizo llorar a JiMin.
El cerebro de YoonGi tardó en procesar todo. Primero pensó en todos los JiMin que conocía y como sólo era uno, un JiMin que conocía a JungKook, un JiMin que lloraba fácilmente y YoonGi adoraba, todo finalmente encajó.
—¿JiMin estuvo aquí? —Desesperadamente echó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos. Todo para concentrarse en olfatear el aire con la esperanza de encontrar algo. No tardó mucho en aparecer, una sutil mancha de un triste aroma que conocía muy bien—. Mierda, mierda, ¿por qué JungKook lo hizo llorar? No creo que el término correcto sea "Hacerlo llorar" porque JiMin así maneja sus emociones, pero entonces lo hizo sentir mal... ¿Qué relación tiene con su pelea?
Una vez que terminó de despotricar, SeokJin se puso su ropa bastante frustrado.
—Ey, no puedo darte los detalles. JiMin no me lo perdonaría. Pero sólo puedes preguntárselo a él. Vete, no importa el entrenamiento ahora mismo.
YoonGi no se movió de inmediato, dudó un segundo. Después tomó una decisión. A la mierda, el entrenamiento era lo que menos le importó en ese momento, todas las líneas de su pensamiento giraron hacia JiMin en un torbellino de necesidad que arrasó con cualquier pensamiento lógico.
Se había dicho que no invadiría el espacio de JiMin. Pero joder, su lobito se fue del estadio llorando. Olía tan feo cuando lloraba y se volvía pequeñito. En esos momentos de vulnerabilidad era cuando más necesitaba fuertes brazos protegiéndolo, necesitaba de un alfa que pudiera cuidar de él.
Entonces el instinto de alfa en YoonGi se hizo cargo de su cuerpo y antes de que pudiera ser consciente ya estaba mostrando su carta de identificación frente a los escáneres de los dormitorios de alfas. Bien, a la mierda respetar el espacio, ya había tenido muchas excusas.
Era un hombre de acción, iba a tomar el toro por los cuernos.
En realidad, YoonGi tenía tanta adrenalina que no se detuvo a reconsiderar la idea. Sólo dio pasos de gigantes y frente a la puerta de JiMin dijo:
—Kai, abre la jodida puerta.
Por un momento no pasó nada y YoonGi temió que JiMin le hubiera quitado el acceso a su habitación con la voz. Pero después el obstáculo se abrió, nada que impidió su paso.
YoonGi entró.
Repentinas sensaciones lo arrollaron como un camión de carga a toda velocidad; el aroma de JiMin, el cuarto de JiMin que no había cambiado ni un poco en su adorable desorden, el cuerpo de JiMin al pie de la cama, JiMin. Fue demasiado para un sólo hombre.
—Lobito.
Probó el nombre sus labios, encontrando placer en pronunciarlo para su dueño. JiMin que había estado hojeando su tableta electrónica, levantó sus ojos hacia YoonGi.
Muy lentamente.
—¿Alfa? —El estudiante de fisioterapia murmuró su pregunta, teniendo un pequeño indicio como si quisiera escapar. YoonGi se lo habría permitido, si sus ojos favoritos en todo el mundo no estuvieran irritados de tanto llorar.
Iba a confrontar a JungKook por eso. Pero primero, bloquearía la salida.
—Kai, cierra la puerta. —Kai hizo exactamente eso y JiMin abrió un montón los ojos, se miró como un ciervo encandilado por los faros, demasiado pequeño en una cama individual. YoonGi tomó una respiración para decir algo, pero el aire que entró en contacto con sus sentidos no fue agradable. Estaba lleno de feromonas tristes—. ¿Qué carajos con este olor? ¿Cuánto tiempo llevas sintiéndote triste?
—No. —JiMin dijo eso al agitar la cabeza, haciendo que YoonGi se sintiera abrumadoramente molesto. Había esperado un explicación real. Había esperado que su lobito se lanzara a sus brazos desde el primer momento. La realidad resultó tan insípida comparada con sus fantasías.
—¿No qué? —espetó duramente, a cada segundo más enojado.
—No.
—Suficiente —refunfuñó la palabra con tanta fuerza que su pecho se sacudió con vibraciones—. Ya se acabó.
—¿Se acabó?
Su lobito pronunció confundido, con su voz ronca. Continuó mirándolo con ojos de búho.
—Se acabó todo tu escape de mí. Ya llegué a mi límite, voy a recuperarte ahora. —JiMin presionó sus labios y se pellizcó el brazo, pero nada de eso evitó que un profundo sollozo se le escapara. Dio la impresión de que había llorado por tanto tiempo que no le quedó nada de agua para sus lágrimas. Eso destrozó toda la fachada dura de YoonGi. Pasó rápidamente del resentimiento a una dulce preocupación—. Lobito, lobito, ¿qué pasa? ¿Por qué estás tan triste? ¿Por qué me dejaste? ¿Hice algo mal? ¿Dije algo que te lastimó?
—Demasiadas preguntas —JiMin lo acusó, ahogándose en su llanto de la misma forma en que cualquiera podría ahogarse en el mar violento.
—Necesito sólo una respuesta.
Sólo una y YoonGi le perdonaría todo. Creería todas las excusas con una pobre respuesta de su boca favorita.
—No hiciste nada malo... —le dijo JiMin, intentando limpiarse los mocos de su nariz—. Te extrañé mucho, alfa.
Bastó sólo esa frase para que YoonGi perdiera todo el estrés que había acumulado durante de las semanas. Se sintió sumamente ligero al atravesar toda la habitación para encontrar a JiMin, sin embargo, el abrazó que le dio al alfa menor pesó en toneladas. Fue un abrazo tan apretado que no había ni un milímetro entre los dos.
—Alfa, no quise...
—Shh, estaremos bien. —Su promesa hizo que JiMin gimoteara como un animal herido, apoderándose de la camiseta de YoonGi con sus pequeños puños. A YoonGi le fascinó—. Te extrañé, jodidamente tanto. No recordaba que olieras tan bien.
—Hueles mejor, alfa. —Una pequeña sonrisa de diversión decoró el triste rostro de JiMin. Por la forma de su abrazo, YoonGi no pudo verla. Pero la sintió, el levantamiento de labios que inició JiMin le provocó agradables cosquillas en el cuello y un sonrojo brutal—. Hueles a alfa furioso, eso me gusta.
Un comentario así de gracioso no debió maltratar tan mal el corazón de YoonGi.
Así debieron sentirse los drogadictos después de estar en abstinencia y de pronto tener una sobredosis. Era demasiado, demasiado bueno.
—Estaba un poco furioso. O puedes llamarlo herido, porque suelo mezclar esas emociones —admitió YoonGi, separándose un poco del abrazo para hablar con seriedad. Aunque las manos del alfa menor nunca abandonaron el agarre en su ropa—. Porque me apartaste. Los dos sabemos que lo hiciste, tus exámenes sólo eran un pretexto.
JiMin perdió toda la oportunidad de negar, miró a ningún lugar en específico.
—Lo siento.
—No vas a decirme por qué, ¿verdad?
—Te lo explicaré después, pero... Me estaba castigando, supongo. Obligándome a no tener algo que me hace feliz.
Era suficiente para YoonGi. Abrazó a JiMin más fuerte, perdonándole todo. Estaba tan azotado que no pudo ser severo por diez minutos, que patético.
—Nunca más te hagas eso. Te mereces toda la felicidad del mundo, no te la quites.
—JungKook dijo que soy una persona horrible —JiMin confesó, viéndose miserable. YoonGi no pudo retener el gruñido. No tenía idea de por qué JungKook hizo un comentario así de innecesario y considerando que JiMin no estaba en condiciones de comunicarse, tendría que resolverlo con la poca información que se le dio.
—No lo voy a golpear, pero lo voy a sermonear por ser malo contigo. Lo voy a regañar por horas, él odia eso.
Su lobezno se rio un poquito, cesando un poco el llanto. Olió un poquito a felicidad en toda esa abrumadora bola de tristeza. Fue un gran avance.
—Eres el mejor, alfa.
—Sí, lo soy. El mejor alfa. —YoonGi alardeó como no lo hizo en semanas, presionando sus labios en la frente de JiMin. Inclinó la cabeza con cuidado e ignorando el sonidito de sorpresa del alfa menor, le besó también los parpados hinchados de tanto llorar. Para ser equitativo, besó las mejillas regordetas, la punta de la nariz, el mentón, la unión de la mandíbula y terminó con el cuello.
Pensó que podría hostigar a JiMin, así que intentó comportarse, colocando una distancia prudente. Sin esperar que el alfa menor lo incitaría a cernirse sobre él de nuevo, con tirones en su ropa.
—No, por favor, sigue. —Porque JiMin se lo pidió en un suave tono demandante, YoonGi fue muy obediente. Besó el cuello de JiMin y con algo de valentía, se atrevió a mordisquearlo. Cuando escuchó un suspiro profundo de JiMin, sus rasgos de alfa lo agitaron. Fue todo un conflicto retener sus colmillos en su tamaño decente—. Por favor, alfa, por favor. Dame una marca.
Las fosas nasales de YoonGi se ensancharon.
—No creo que eso sea... —Iba a llamarlo apropiado, pero los ojos sospechosamente brillosos de JiMin no le permitieron continuar.
—Por favor.
No había ninguna fuerza humana que pudiera resistirse a ese necesitado ruego, mucho menos YoonGi. Él levantó a JiMin, lo obligó a sentarse en su regazo. Naturalmente las piernas de JiMin se separaron para estar a horcadas y mientras todo ese movimiento sucedía YoonGi no descuidó el cuello del alfa menor ni por un segundo. Si bien primero lamió la glándula odorífica, después se concentró en succionar la piel dorada hasta dejar una marca rojiza.
Un chupetón.
Hipnotizado, YoonGi pasó el pulgar por los bordes de la marca. Su marca, su propia marca en JiMin le trajo una oleada de satisfacción impresionante.
Se sonrojó fuertemente ante ese descubrimiento. Luego le echó un vistazo a JiMin, porque estaba respirando muy fuerte. Como muy, muy fuerte.
—¿Inhalador? —le preguntó, peinándole los cabellos cariñosamente. Aún sin separarse mucho. Vio a JiMin agitar la cabeza para decir no. YoonGi aceptó eso, disfrutó del peso ajeno en sus muslos. Cerró los ojos, recuperándose en el silencio, hasta que sintió que JiMin volvía llorar quedito.
Rápidamente se preocupó, ¿por qué JiMin pasó de felizmente un desastre sin aliento a un desastre triste? No entenderlo lo jodió.
YoonGi le acarició la espalda, mirando con frustración a su alrededor. Pensó que tal vez el problema estaba en el entorno. JungKook había dicho que JiMin no salió tanto después de su distanciamiento. ¿Quizás un cambio de aires ayudaría?
—Debería llevarte a cenar, sacarte un rato de aquí. ¿Vamos? Extrañé tanto nuestras clases de alfa, me gustaría que corriéramos otra vez y después podríamos ir a cenar.
Quería ayudarle a JiMin a canalizar toda su frustración para luego recompensarlo con un pastel lleno de calorías.
Alzó ambas cejas juguetonamente. Pero al ver a JiMin tan apagado, se detuvo.
—Ya no habrá clases de alfa.
—¿Qué mierda? ¿Por qué no? —YoonGi cuestión, sumamente exasperado por esa repentina petición.
Un sudor frío lo recorrió.
—Te lo explicaré pronto.
YoonGi no se calmó, sostuvo a su lobezno, mirándolo con pánico. Todo lo que pudo pensar fue que JiMin se estaba deshaciendo de él, no lo querría más. No habría más encuentros fuera de la universidad, no más admiración.
La perspectiva lo asustó demasiado mal.
—Sólo podrías aclararme algo. ¿Por eso dejaste de hablarme? ¿Por qué ya no querías más clases de alfa? —¿Era tan desechable como HoSeok le dijo? JiMin negó con la cabeza, deteniendo todos sus miedos—. De acuerdo...
—De acuerdo —JiMin repitió, reincorporándose en la cama. Tomó pañuelos de la mesita de noche e intentó limpiarse el rostro—. ¿Todavía hay una oferta de salir?
—Por supuesto —velozmente se puso de pie. Le ofreció su mano a JiMin para marcharse juntos, sólo que el alfa menor no la sujetó, sólo entrelazó sus dedos.
—¿Puedes llevarme, alfa?
YoonGi no necesitó que se lo pidieran dos veces, abrió sus brazos y permitió que JiMin lo trepara en la posición que quisiera. Pensó que el alfa menor pediría ir de caballito, hasta que sintió tímidos brazos rodear su cuello, un pequeño salto y piernas apretando su cadera.
El jugador de hockey lo recibió un poco sorprendido, llevó a su lobito fuera de la cama casi sin ningún esfuerzo, pensando sobre la primera vez que había llevado a JiMin entre sus brazos. Fue cuando programó una clase de patinaje antes de descubrir la relación no tan secreta de Jin y JungKook, JiMin se había esforzado mucho, pero su equilibrio continuó siendo dolorosamente malo al final del día.
Entonces YoonGi se compadeció. Llevó a su aprendiz de vuelta a las gradas, se arrodilló para devolverle sus verdaderos zapatos y allí notó que las piernas de JiMin estaban temblando. Seguramente del esfuerzo físico.
Algo como eso, hizo que quisiera cuidar de su lobito más que nunca.
Hasta el final de los tiempos.
De manera natural, se colocó frente a JiMin y con mucho cuidado lo cargó sobre su hombro como un costal. Al inicio, el alfa menor se retorció con un gritito agudo de la sorpresa, luego eso se convirtió en risitas nerviosas. YoonGi también se rio muy alto. Casi tan feliz como sus antepasados cuando cazaron algo grande y llevaron el premio sobre su hombro.
Pero actualmente, JiMin se aferraba a él más íntimamente. YoonGi pudo besar su coronilla, distinguir las fresas en su champú, disfrutar de la textura suavecita de su ropa. El acomodo le gustó un poco más.
—Puedo bajarme en cualquier momento, alfa.
—¿Estás dudando de mi fuerza? —preguntó, arqueando una ceja. Más ofendido de lo que le gustaría admitir.
—Los egos de alfas... —El murmullo de JiMin no pareció ser para él, sólo un pensamiento en voz alta. No habría sido tan importante, si YoonGi no hubiera escuchado una sonrisa en sus palabras. La sonrisa se contagió en él, saliendo de los dormitorios.
—Puedo llevarte a cualquier lado, ahora eres mi koala.
—Un koala triste —JiMin agregó, todavía en voz baja, jugando con los cabellos de la nuca de YoonGi.
—Eso es mierda. Trabajaremos juntos para que puedas transformarte a tu forma real.
—¿Cuál es mi forma real?
—Un lobo, por supuesto —dijo como si fuera obvio, cruzando la calle con el peso ajeno en sus brazos. Entre la multitud de peatones, YoonGi sujetó más posesivamente a JiMin. Confiaba en que podría devolverle el brillo a su propio sol, aunque no supiera nada sobre el extraño apagón. Él lo haría, podía hacerlo, era el único.
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