3
Descubrir el cuello. No era una acción de todos los días, ni algo que cualquier alfa pudiera hacer, especialmente no para otro alfa.
El cuello era un punto sumamente receloso. Las glándulas de olor más importantes estaban ahí, la marca de apareamiento iba ahí, al igual que la yugular. En los grandes guerreros era su mayor punto de debilidad, un descuido, una mordida del enemigo y su vida estaba terminada.
Descubrirse el cuello significaba sometimiento. Reconocer que había un alfa más fuerte.
YoonGi no podía creer que estaba presenciando un gesto así de especial. Miró a JungKook tratando de darse cuenta si estaba imaginando todo, excepto que el alfa más joven estaba igual de sorprendido que él.
JungKook lo animó a hacer algo dándole una mirada de muerte. Un excelente consejo, si tan sólo tuviera alguna idea de que debía hacer o decir.
Por la forma en que JiMin le sostuvo la mirada mientras se mantenía quieto, quedó claro que estaba esperando una autorización para cubrirse de vuelta. Parecía increíble, pero era cierto, el chico respetaba lo suficiente su autoridad como alfa para esperar indicaciones de su parte.
—Joder, de acuerdo, de acuerdo. P-puedes cubrir tu garganta. —Su voz se había tambaleado de una manera muy divertida al hablar, por suerte nadie mencionó nada porque JiMin cubrió su cuello de inmediato—. Tu nombre es JiMin, ¿cierto? ¿Qué carrera estás estudiando? ¿Es tu primer año? ¿De verdad eres compañero de este tonto?
Apuntó a JungKook por si no quedaba claro quién era el tonto.
Según el juicio de YoonGi, el bombardeo de preguntas fue muy necesario y nada extraño. Tenía miedo de que la única persona que lo había respetado de esa forma desapareciera sin tener la oportunidad de encontrarlo.
Ahora que lo había conocido, no iba dejar ir al pobre chico jamás.
El pobre bombardeado miró a YoonGi, tratando de procesar cada una de las preguntas.
—Ese es mi nombre, estoy estudiando fisioterapia y ciencias de la salud y sí, JungKook es mi compañero.
—¿Es tu primer año? —preguntó de nuevo, porque era un punto importante.
—Oh —JiMin dijo, recordando que esa pregunta también había estado en la lista—. No, es el segundo.
—Eso me convierte en tu Hyung. Puedes decirme así o por mi nombre. Puedes llamarme como quieras. —JungKook se rio de él, lo que tenía mucho sentido porque YoonGi también notó lo estúpido que se escuchaba. Lo adorable fue que JiMin asintió de arriba abajo, muy seriamente como si estuviera recibiendo instrucciones delicadas. Gracias a eso YoonGi dejó de sentirse estúpido, permitiéndose sonreír—. No puedo creer que hayas hecho eso, descubrir tu garganta... Yo no podría, sin excepciones.
La idea de someterse ante otro alfa era horrible para él. Ni si quiera podría hacerlo con su entrenador sin intentar morderlo.
JiMin sonrió suavemente y antes de que pudiera escuchar su respuesta, YoonGi notó que un nuevo disco venía hacia él, lo golpeó tan mal que habría sido vergonzoso en un momento normal.
En los segundos en que se alejó, JungKook tomó la oportunidad para interrogar a JiMin.
—Si tú eres el aliado del metro, ¿la historia de YoonGi es real y sí salvó a una omega en el metro de quince alfas?
YoonGi se sonrojó un poco. Nunca había esperado encontrarse con un testigo real de los hechos, así que cuando les contó toda la historia a sus amigos los detalles se volvieron un poco menos realistas.
—Quizás yo exageré un poco el número de enemigos...
JiMin no se burló de él. Al menos no directamente, cubrió su risa detrás de su mano, amortiguando el dulce sonido.
—Bueno, sí eran muchos alfas. Él luchó contra todos ellos, solo.
La manera en que JiMin habló de él, hizo que YoonGi se sintiera como un alfa de tres metros. Inevitablemente sus hombros fueron hacia atrás y su pecho hacia adelante. Aunque no iba a admitir que sus feromonas se volvieron ligeramente más intensas.
—Aunque estoy disfrutando mucho que me adules —confesó, peinándose el cabello para verse menos como un desastre—. Estoy seguro que cualquiera en mi lugar lo habría hecho. Tú lo hiciste.
La participación de ese alfa fue una pieza clave en la situación crítica. El chico pensó en actualizar la carta de identificación de la omega, cosa que YoonGi no pudo hacer mientras peleaba. Un punto vergonzoso para él porque como jugador de hockey siempre tenía la responsabilidad de pensar estrategias al mismo tiempo que rompía huesos.
Su comentario tenía una buena intención, pese a eso JiMin movió la mirada de su héroe hacia el suelo congelado.
—Sin ti, yo nunca me hubiese movido —JiMin reconoció, con el brillo de sus ojos apagándose. Sabía que había una clara diferencia entre los alfas verdaderos como YoonGi y JiMin. Si él fuera del tipo de alfa que era YoonGi nunca más tendría la sensación de haberse presentado en el rango equivocado, nunca más tendría que escucharlo de algún desconocido.
Con eso, una nueva idea cruzó por la mente de JiMin.
La hora del almuerzo no era el momento más divertido para JiMin, era bastante aburrido. El comedor se volvía un lugar demasiado ruidoso para estudiar, tampoco había nadie a su alrededor que estuviera interesado en charlar con él. Así que lo único que le quedaba era tratar de echarle un vistazo a sus apuntes mientras escuchaba al resto de escandalosos universitarios divertirse en grandes grupos.
Empujó lejos su manzana a medio terminar para tomar su tableta electrónica distraídamente. No estaba prestando atención a todos los términos que debía aprender para la próxima semana, porque estaba más centrado en pensar como le hablaría a YoonGi sobre su gran idea.
Quería verlo otra vez.
Justamente en ese momento su nariz detectó un olor a la lejanía que lo hizo detener todo movimiento. No sólo eso, sino que su corazón comenzó a ir más rápido en cuánto ese aroma más se acercaba.
Detrás de él apareció YoonGi, usando su común chaqueta verde de tono militar. El alfa no le preguntó, únicamente tomó asiento junto a él, aunque su bandeja de alimentos estaba casi vacía. JiMin admiraba la comodidad con la que el alfa se movía, como si fuese el dueño de todo el lugar. Él quería desesperadamente emanar la misma confianza.
—¿Te molesto estando aquí? Pensé en hacerte algo de compañía. —Aunque cuando YoonGi miró la Tablet en su mesa, dio la impresión que iba a levantarse—. ¿Estás estudiando? Puedo irme si quieres.
—No. Está bien, sólo estaba tratando de repasar antes de entrar a clases, pero es, es imposible concentrarse con todo este ruido. —Rápidamente apagó el aparato electrónico. En la pantalla a obscuras se reflejó la mirada de YoonGi sobre él.
Los dos se miraron a los ojos por coincidencia y terminaron por reírse, de algo que ninguno sabía que era tan gracioso. Una vez que se recuperaron, YoonGi inició la conversación.
—Entonces... Tu carrera es la única de medicina aquí. Destacas mucho. —Fue un cambio agradable que YoonGi no mencionara lo diferente que era de otros alfas.
—¿Por qué no me veo como un deportista? Lo sé.
—En realidad creo que es perfecto. Estoy haciéndome amigo de un fisioterapeuta. Cuando me fichen para una de las grandes ligas y tú...
Descubrir que planeaba YoonGi incluso antes de que terminara su frase fue demasiado fácil para JiMin, él no pudo contener la risa.
—No planeo hacer descuentos en mis tratamientos. —Aunque ese era el punto de colocar los estudios de fisioterapeuta en una universidad de deportes, crear los contactos perfectos para cuando los egresados tuvieran que enfrentarse a la jungla laboral. Desgraciadamente ese plan no funcionaba en seres socialmente torpes, como JiMin.
YoonGi se desinfló. Un gesto bastante divertido porque parecía que el entusiasmo del jugador de hockey nunca se poncharía.
—¿Ni si quiera para el alfa más genial que has visto? —JiMin sabía que YoonGi no estaba hablando en serio. Se le formaron pequeñas arrugas en las esquinas de los ojos y su mirada terminó por volverse más suave.
—Bien. Lo voy a considerar... A cambio de otro favor.
—¿Hay algo en que puedo ayudarte? —YoonGi ni si quiera le gruñó por ser un interesado, en su lugar le preguntó tan amablemente que JiMin se sintió un poco culpable por pedirle algo. Pero de verdad quería eso—. Puedo ayudarte en cualquier cosa que necesites.
Ambos fueron interrumpidos por tres aromas diferentes. Uno de ellos era el de JungKook, fue fácilmente distinguible porque JiMin estaba comenzando a familiarizarse con él. El resto eran nuevos aromas dominantes que encajaban muy bien con los estudiantes de hockey que tomaron asiento junto a ellos.
—¡YoonGi! Aquí estabas. ¿Por qué no te quedaste en la mesa de siempre? —Uno de los chicos, el que parecía el divertido del grupo comentó. El otro deportista no dijo nada y JungKook sólo los saludó con el signo de amor y paz.
JiMin nunca había estado con tantas personas. Así que para hacer algo, tomó la manzana que no quería y comenzó a mordisquearla.
—Me encontré a JiMin comiendo solo y... —YoonGi colocó una mano cerca de la suya, lo suficientemente cerca para que sus dedos rozaran. Sólo para hablarle de una forma más íntima—. Ah, lo olvidaba. Momento de las presentaciones. JiMin, estos son SeokJin y NamJoon, son de mi equipo de Hockey.
—Yo solía serlo. —Quien era NamJoon levantó la mano. El grandote chico tenía el cabello teñido de un muy genial rosa. JiMin adoraba el rosa, pero en secreto.
Después de que NamJoon terminó de hablar, SeokJin lo miró con interés.
—¿Tú eres el chico que hizo a YoonGi sentirse como el dueño de una manada?
—Ya te dije que yo tengo las cualidades para ser un alfa que pueda liderar una manada enorme —YoonGi se quejó, metiéndose más comida en la boca en una forma de protesta. SeokJin simplemente lo ignoró, continuó mirando atentamente a JiMin.
—Supongo que soy ese chico.
Era algo dulce que YoonGi le hubiese contado todo a sus amigos. Pero al parecer ellos no lo veían así, todos suspiraron de agotamiento juntos.
—Por tu culpa Optimus Prime no ha dejado de presumir, por horas —SeokJin se quejó seriamente.
El apodo hizo que JiMin frunciera el ceño. Conocía la saga como el resto de personas normales, las viejas películas mantenían su encanto incluso un par de décadas después. Pero sin importar lo mucho que trató de entender la relación con YoonGi no lo consiguió, debía ser una broma interna entre ellos.
Antes de que pudiera decir algo, YoonGi que aún masticaba se estiró por toda la mesa hasta SeokJin.
—No me llames así frente a él. —Finalizó su amenaza dándole un puñetazo a SeokJin tan fuerte que JiMin terminó por cerrar los ojos.
—Auch.
—El próximo será en las bolas.
—Oh, sí, por favor. —Aunque SeokJin parecía bastante adolorido, tuvo la fuerza para fingir un gemido. JungKook se acercó para tallarle el hombro que YoonGi había golpeado.
—Lo siento, pero el único que puede pegarle en las bolas soy yo.
—No quiero detalles de lo que hagan entre ustedes. —YoonGi hizo una divertida mueca de asco que desapareció tan pronto se volvió hacia JiMin. En ese momento sus ojos se volvieron particularmente amables—. No dejes que te asusten, te prometo que su estupidez no es contagiosa.
El alfa del metro miró a JiMin igual que un pequeño conejito que necesitaba protección. Quizás ese fue el tipo de mirada que recibió la omega del Metrobús, con esa forma protectora que sólo un gran alfa podía tener.
—No me asustan, aunque no suelo estar rodeado de tantos alfas —admitió, escondiendo su sonrisa detrás de la palma de su mano. Eso hizo que YoonGi se relajara y le sonriera también.
—Si te sirve, NamJoon es un omega.
JiMin miró a NamJoon ante la nueva información, podía jurar que el tipo era tres veces más grande que él. ¿YoonGi realmente esperaba que creyera que era un omega? De ninguna manera.
Sin embargo, no pudo decir nada al respecto. Su ojo terminó por captar la figura de una persona vestida de blanco, no muy lejos de donde todos estaban. Como respuesta se paralizó, conocía dolorosamente bien la figura que se movía con gracia y venía hacia su mesa.
Había tan pocas probabilidades de que HoSeok fuese amigo del grupo de jugadores de hockey, pero las probabilidades nunca jugaron a su favor cuando se trataba de JiMin.
—Ahí estaban todos, ¿por qué no me avisaron que se moverían? —dijo, con ese común tono alegre que JiMin había escuchado a la lejanía desde que entró a la universidad. HoSeok era un omega muy animado y todos lo adoraban, tenía el carisma suficiente para envolver a todos alrededor de su dedo meñique. El jugador de tenis tomó asiento junto a YoonGi y colocó sus raquetas sobre la mesa—. Un segundo... ¡¿JiMin?!
Al parecer tratar de encogerse sobre sí mismo para desaparecer, no había servido de mucho en JiMin.
—Hola, Seokkie.
Seokkkie, su mejor amigo de la adolescencia había cambiado mucho. Se había convertido en un omega que era doloroso ver y no tener.
—¿Seokkie? —YoonGi preguntó, frunciendo su ceño. Nuevamente nadie le respondió, HoSeok estaba demasiado eufórico para eso.
—¿Estás estudiando en esta universidad? ¿Desde cuándo?
—Desde un año atrás. —La respuesta de JiMin no fue más que un suave murmullo mientras se retorcía en su lugar. HoSeok le recordó lo fácil que era pasar desapercibido con tan sólo una frase, porque en todo ese tiempo nunca estuvo huyendo de él, sólo evitó saludarlo directamente.
—Yo no tenía idea. Pero no estás sorprendido de verme, ¿por qué?
Una pregunta válida, pero una pregunta que JiMin no quería responder. De cualquier forma, lo hizo.
—Ya sabía que estudiabas aquí... —confesó, queriendo desaparecer.
—¿Y por qué nunca te acercaste a mí? ¿No me extrañabas? —Al mismo tiempo que preguntaba HoSeok se inclinó para tomar la última papa frita del plato de YoonGi.
—Pensaba comerme eso. —Hacer ojitos de cachorrito no le devolvió la comida YoonGi. El omega la masticó con una sonrisa, consiguiendo que YoonGi suspirara—. Al menos debiste preguntarme antes.
Ese fue el último comentario de YoonGi antes de que fuera silenciado por HoSeok y en ese silencio, JiMin notó que no había respondido. No lo hizo a propósito, la escena entre su héroe y su viejo mejor amigo había atraído toda su atención.
La forma en que interactuaban era simplemente curiosa.
—Eh, es que pensé que no querrías verme después de lo que sucedió.
—JiMin, tuvimos una pelea cuando teníamos trece. —HoSeok se rio delicadamente después de limpiarse los labios con una servilleta, llevándose parte de su lipgloss en ello—. Eso no fue nada, fue una cosa de niños.
No era cierto, no para JiMin. La pelea fue demasiado horrible, lo dejó llorando en el regazo de su abuelo omega por semanas. Bloqueó el contacto de HoSeok en todos lados, se deshizo de los recuerdos en su habitación, se le rompió el corazón.
Excepto que no era la primera vez que JiMin terminaba así de herido mientras que la otra persona lo recordaba como una pequeña piedra en su zapato.
Ese es el problema conmigo, lo que me afecta a mí no es nada para los demás.
—¿Por qué pelearon? —YoonGi les preguntó y JiMin quiso que la tierra lo tragase. Ahora su héroe iba a conocer una de sus historias más vergonzosas.
HoSeok tuvo que responder a eso.
—Por un alfa de nuestro club de danza. Ninguno de los dos se había presentado y discutíamos por quién iba a salir con él. Al final yo me cambié de escuela, perdí contacto con JiMin, lo inevitable. —La sonrisa de HoSeok se torció un poco. Se volvió un poco siniestra—. Pero según lo que huelo... Qué divertido. Eres un alfa. ¿No asegurabas que serías el omega más bonito de toda la escuela?
Una vez que HoSeok comenzó a reír, las mejillas de JiMin fueron de un color natural al tono de un incendio forestal y su aroma se disparó hacia la incomodidad.
Precisamente por ese motivo había evitado hablar con HoSeok. Porque HoSeok era la única persona que lo unía a los recuerdos de esos años, se había asegurado que el resto estuviera permanentemente fuera de su vida.
—Sí, divertido...
—Voy a adelantarme al estadio. —YoonGi le dio su bandeja a uno de los robots ayudantes, entonces lo miró a él entre todos sus amigos—. ¿No querías pedirme algo, JiMin?
Por la forma en que los ojos de YoonGi se mantuvieron fijos en los suyos, sabía lo que estaba haciendo. Dándole un escape a este tema de conversación tan tortuoso. JiMin iba a tomarlo, se aferraría a su único bote de escape hasta que se hundiera.
—Claro. —Se colgó la mochila en el hombro, le hizo una reverencia a todo el grupo e inició su escape—. Un placer conocerlos.
Tuvo que correr un poco para alcanzar a YoonGi, pero cuando lo consiguió el alfa desaceleró sus pasos para que fueran al mismo tiempo. Caminar al lado del alfa lo hizo sentir mejor, un mejor alfa de lo que era.
Cualquiera que caminara al lado de YoonGi debía tener el mismo sentimiento.
—¿Todo bien? Me dio la impresión que no era un tema de tu agrado. A veces HoSeok es así. —JiMin lo sabía también, lo sorpresivo fue la oferta que tuvo después—. Me encargaré de regañarlo más tarde.
La cara golpeada de YoonGi se volvió seria.
—No, él tiene razón.
—¿Sobre qué? —Las cejas de YoonGi se levantaron.
Cuando estaba muy nervioso, JiMin hacía sus ejercicios de respiración para tranquilizarse. Él hizo uno disimuladamente. Lo necesitaba si quería contarle un poco de la situación a YoonGi, cualquier cosa si el alfa accedía a ayudarlo.
—Sobre mi presentación. Todos pensamos que sería un omega, pero no y desde que me presenté me siento como si fuera un desastre siendo bueno, mi rango. —Sin mencionar el evidente hecho de que los desconocidos se encargaban de recordárselo todo el tiempo. JiMin no los culpaba, tenía una apariencia demasiado bonita para un alfa y sus instintos estaban muy atrofiados para su rango. Aunque eso no significaba que escuchar un comentario de ese estilo no lo lastimara.
Para probar su punto, un muy apresurado grupo de jugadores de béisbol apareció de la nada y terminó por arrollar a JiMin. Lo único que lo salvó fueron los rápidos reflejos de YoonGi. El alfa lo tomó de la muñeca en un suave pero firme agarre, evitando que cayera hasta besar el suelo.
La diferencia entre ese toque con el del metro, terminó por abrumar a JiMin. El primer agarre estaba destinado a condenar, este era protector.
Resultó demasiado adictivo, JiMin quería que durara más, quería una marca de olor más fuerte de la que se hizo en ese instante.
—¡Mierda, tengan cuidado! ¿Estás bien? —Ante la pregunta del alfa de hockey, JiMin asintió a medias. Eso bastó para que YoonGi liberara su muñeca— No todos los deportistas somos así, lo prometo.
JiMin terminó por sonreír.
—Te conocí en una pelea.
—Ese es un buen punto. De cualquier forma, creo que entiendo lo que sientes... De una forma distinta pero parecida. —Lo que sea que YoonGi estuviera pensando, fue triste. Un rayo de algo obscuro cruzó por su mirada en sólo un instante—. Entonces, ¿cómo puedo ayudarte para que te sientas mejor como alfa? No creo que pueda descubrirme el cuello para ti, lo siento.
La idea de YoonGi sometiéndose a alguien no estaba bien para JiMin. Su caso de adoración al héroe no se lo permitiría.
—¡No, no! ¿No es obvio? Eres el mejor alfa que he conocido, sé que eres el único que puede ayudarme. ¿Podrías mostrarme como ser un mejor alfa? ¿Por favor? —Era su última oportunidad de sufrir, JiMin estaba agotado de llorar gracias a ese tema— Ayúdame, alfa.
Para él era una pregunta sumamente importante, rogaría si fuera necesario. Porque significaba la oportunidad de un cambio, la última oportunidad. Sólo que YoonGi dio un paso lejos de él, rechazando la idea.
—No puedo.
—¿Qué? —JiMin inhaló aire de una mala manera, terminando por toser. Cosa de sus pulmones débiles— ¿Por qué?
La desilusión se sentía aplastante. Asfixiante en el momento en que YoonGi negó lentamente con la cabeza, mostrándole una expresión sombría.
—No. Porque no soy el alfa que esperas, te juro que no es nada ilegal, pero... Te vas a decepcionar mucho cuando sepas la verdad de mi naturaleza. —Había algo increíblemente triste en el olor de YoonGi, tan deprimente que JiMin sintió la necesidad de consolarlo. Pero el alfa se alejó con las manos hechas puños, no sin antes despedirse—. Ten, cuidado al volver.
En el área de los deportistas, JiMin se quedó sintiendo la ausencia del alfa que admiraba, portando otra marca accidental en su muñeca. Pero esa era mucho más débil, amenazando con desaparecer en cualquier momento.
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