29
La habitación de su abuelo siempre era un lugar que a JiMin le gustó, espacio, antiguo, reconfortante. Tan reconfortante que, durante el fin de semana, el alfa abrió la puerta e igual que cuando era un niño triste por algo y se sentó a los pies del beta mayor.
—¿Qué es esta vez? —Su abuelo beta le preguntó, sin dejar de escribir una carta en su tableta electrónica. JiMin no respondió directamente, apoyó su cabeza contra la pierna ajena. Había aprendido que ese era el tipo de contacto físico que le gustaba el beta, algo bastante tenue.
—¿Me cuentas la historia de cuando conociste a mi abuelo omega? ¿De cómo se enamoraron?
A JiMin le encantaba esa historia. La sabía de memoria, pero siempre encontraba detalles magníficos al escucharla. Desde la muerte de su abuelo pidió escucharla con más frecuencia, para imaginar fantasmas jóvenes.
Su abuelo no dijo nada más, guardó su pluma y le acarició la cabeza.
—Lo conocí una tarde de verano, el sol se estaba guardando, las nubes también. Era tarde, una tarde de verano. Había demasiado calor en la limusina de la familia. Iba al volante, estaba aprendiendo a conducir. Tomé la avenida principal, aunque todavía no estaba listo para eso... En aquellos años había una acera menos ancha y un gato tuvo la brillante idea de cruzar la calle en el momento en que yo conduje.
En otro tema, el tono de su abuelo definitivamente habría sido sarcástico. En ese no, porque el gato lo condujo a lo que sería el hombre de su vida.
—Ibas a arrollarlo. Porque todavía no conocías a mi abuelo omega y no tenías un buen corazón —repitió cerrando los ojos. Imaginándose eso gracias a la narración.
—No, no tenía buen corazón. Era mi orgullo al frenar o un gato del montón, un gato gris. Pero tu abuelo omega saltó al camino y salvó al gato. Al gato feo. Me bajé del auto, mi chófer me dijo que no lo hiciera por cuestiones legales que no entenderías, hijo... Estúpidas cuestiones legales, eso fue lo que pensé y me bajé del auto. Fue la primera vez que desobedecí a alguien bajo el sello de mi familia porque ya estaba hechizado. —El abuelo beta se tomó un momento, mirando por la ventana—. Y nunca me he arrepentido por haber dicho que no, fue la mejor decisión de mi vida.
—¿Cómo iba vestido él? Me has dicho que era el omega más hermoso de todos. ¿Pero cómo supiste que era el más hermoso? Veías omegas como salidos de revistas todo el tiempo. Debió haber omegas más elegantes, con facciones más finas...
Sus palabras chocaron las unas con las otras al hablar a causa de su entusiasmo. ¿Qué había tenido su abuelo omega que fue un imán? JiMin tenía que saberlo.
—Hoy estás más curioso que de costumbre —Su abuelo señaló inteligentemente, pero no le dijo nada más—. Ya que veía omegas de revista todo el tiempo, él fue mi perdición. Tenía el gato contra su pecho, en su atuendo completamente lila y estaba sucio. Tenía hojas secas en el cabello, barro en la punta de su nariz y en la orilla de sus pantalones. No me hago ideas sobre lo que estuvo haciendo antes.
—¿Sembrando girasoles? —El alfa dijo, sin saberlo realmente. La única vez que se lo preguntó a su abuelo omega dijo que ya no lo recordaba. Era un detalle insignificante del gran día de su vida, evidentemente no lo recordaría. De la misma forma, JiMin no estaba exactamente seguro de que canción había estado escuchando antes del incidente en el Metrobús.
—Él consiguió una fisura en el tobillo, eso dijo el médico de la familia. Su herida fue la excusa perfecta para que yo pudiera demostrarle que estábamos destinados a pertenecer. Tu abuelo estaba tan lleno de vida, que me besó en el hospital sosteniéndose de las muletas. Dijo que tenía una personalidad horrenda, pero le parecía guapo.
—No, no, no. Te saltaste la parte donde un alfa estaba enamorado del abuelo —Ansiosamente JiMin pidió, tirando del pantalón de su abuelo—. Quiero escucharlo.
Más que nunca, JiMin quería escucharlo.
Su abuelo le dio una mirada inquisitiva con una ceja alzada y continuó su relato.
—A tu abuelo ya estaba intentando conquistarlo. Era algo lógico. Era hermoso, lleno de vida, protector, lógicamente no podía estar disponible. —Sí, JiMin concordaba. Alguien como YoonGi no iba por la vida sin pretendiente. Era simplemente imposible e improbable—. Pero no me rendí, ningún beta se rinde... Y tu abuelo no amaba a ese patético alfa. Sólo aceptaba sus regalos por mero compromiso.
—No lo amaba... —El alfa murmuró, pensando que YoonGi tampoco amaba a HoSeok.
—Yo era su mejor partido, el único real. Así que tu abuelo sólo tomó la mejor decisión.
—No es cierto. Mi abuelo no tomó una decisión tan fríamente. —El beta anciano se rio un poco de la objeción cierta de JiMin. Pero pronto, su risa se convirtió en una seca tos. JiMin se levantó para ayudarlo, dándole de beber agua de una copa que estaba en el escritorio—. Creo que sonó el timbre.
Dijo que lo creía porque no escuchó bien y esperó un segundo toque, sólo que este nunca llegó.
—¿Tus amigos?
—Invité a Nam y Tae... Pero, ¿qué hora es? Kai, ¿qué hora es? —Al escuchar la respuesta de Kai, JiMin hizo una mueca de confusión—. No pueden ser ellos, es demasiado temprano.
—¿Y YoonGi? —Su abuelo beta le cuestionó muy casualmente. Demasiado casual para que no fuera una pregunta sospechosa—. No mencionaste a ese muchacho.
YoonGi seguramente estaría feliz de que el abuelo beta lo recordara. JiMin no, se sintió todo agrio en los bordes.
—No lo invité.
—¿Por qué?
—Porque lo amo —JiMin confesó sólo en tres palabras. Su abuelo no levantó las cejas, no abrió los ojos, no dio ninguna señal de que estuviera sorprendido. Lo que avergonzó un montón al joven alfa.
—Las peleas en los noviazgos son normales, hijo. Pero llámalo, estoy seguro que reflexionará.
—No, abuelo —Su nieto tuvo que decirle muy suavemente. Sería mejor que tratara el tema con delicadeza o su corazón comenzaría a astillarse otra vez—. No estamos saliendo. YoonGi está saliendo con alguien más y yo soy un alfa.
Esta vez, su abuelo se quedó sin habla. No supo que decir, incluso acusó a JiMin de bromear con él. De mala manera, las bromas sobre temas serios no le gustaban en nada.
—¿Me estás tomando del pelo, niño?
Ojalá.
—Es algo sumamente tóxico. Pero su novio, exnovio a veces, es un omega.
Ante su escueta explicación, su abuelo no dijo nada, agarró la pluma digital con la que había estado escribiendo. Miró el objeto como si tuviera todas las respuestas del mundo.
—¿Sabes? Yo no era un alfa para tu abuelo omega.
Era un buen punto. Un beta y un omega no estaban destinados precisamente a encajar, no como los alfas y omegas que sus características biológicas los volvían dos piezas de rompecabezas. Un beta nunca fue capaz de dar una marca y a pesar de ello, el omega abuelo de JiMin se enamoró.
—Tendría más oportunidades si fuera un beta, abuelo. —No miró a su abuelo al hablar. Sino a la ventana, JiMin miró el cielo pintoresco del medio día. La felicidad del exterior fue irónica con la frustración quemando en sus entrañas—. Pero otra vez, otra este rango que nunca quise me quitó algo que pude tener.
Su abuelo suspiró, sin saber que decir.
—No entiendo. YoonGi es...
—Alfa.
—Ah, estas generaciones tan complejas. —Su abuelo beta agitó la mano en el aire con frustración. ¿Por qué era difícil de comprender? No lo era. JiMin se rio un poco de eso.
—Abuelo, ya había de esos casos en tu época. Simplemente no tuvieron la oportunidad de salir a la luz. Pero él es un alfa.
Un alfa increíble que estaba saliendo con un omega horrible. Cupido tenía una forma retorcida de equilibrar el mundo con sus flechas.
—Tienes sangre de beta. Eso ya te convierte en la mejor oportunidad —Su abuelo petulante como siempre, comentó. A lo que JiMin sólo sonrió. El intento de consuelo de su abuelo era un desastre, un verdadero desastre, pero todavía lo agradeció profundamente.
—Gracias abuelo. —El timbre volvió a sonar, así que JiMin se movió hacia la puerta—. Estoy seguro de que son ellos, voy a abrirles.
—JiMin.
—¿Sí, abuelo? —preguntó con una mano sobre la perilla.
—Si YoonGi es un alfa y tú también, quiero que sepas que tienes mi apoyo.
La única reacción de JiMin fue asentir, luego salir del cuarto lo más rápido posible. Es decir, huyó sin darle un agradecimiento apropiado a su abuelo porque se mortificó y avergonzó. Les abrió la puerta a sus amigos con toda esa bola de sentimientos escritos en la cara.
—Rápido, entren o mi abuelo va a darme la charla de apoyo LGBT.
—Quisiera que tu abuelo fuera mi abuelo —TaeHyung admitió tristemente, colocando un bote de helado en la mesa.
JiMin se sintió un poco mal, le puso una mano en el hombro a Tae.
—Él lo es.
—¿Por qué te estaba diciendo eso? —NamJoon preguntó, colocando un paquete de fresas en la mesa.
—Le conté que me gustaba YoonGi y YoonGi es un alfa, así que...
—Pero, salir con él no te hace gay. No quiero sonar transfóbico, sé que YoonGi es un alfa, pero... —El omega de hockey opinó, haciendo que JiMin se tensara porque probablemente no escucharía algo bonito de uno de sus amigos. Si algo había aprendido estando cerca de YoonGi era que las personas generalmente decían "Voy a dar una opinión no homofóbica, pero creo que..." El "pero" en la oración era una gran bandera roja.
—No, Nam...
NamJoon no se detuvo. Ni siquiera pareció notar que JiMin quiso interrumpirlo.
—Pero en el fondo es un omega, biológicamente. Así que sigues siendo hetero, ¿no? No tienes que preocuparte por eso ahora.
—Está bien, NamJoon. Agradezco que te preocupes, pero no voy a ser un bobo e invisibilizar a YoonGi porque tengo miedo de admitir que soy... ¿Bisexual? —Tanteó un poco la palabra, la etiqueta para referirse a sí mismo y algo se sintió vagamente incorrecto.
NamJoon abrió los ojos. Entendió el sutil mensaje en las palabras de JiMin o no habría puesto esa cara.
—Mi comentario fue transfóbico, ¿no es cierto?
—Bueno, todos estamos aprendiendo. ¿Por qué hay un helado de fresas y fresas congeladas? —El alfa cambió de tema al notar que la expresión de pánico en NamJoon aumentó cada vez más.
Miró las cosas que sus amigos habían traído consigo. No se había dado cuenta antes.
—¿No este tipo de cosas son buenas para las rupturas? —TaeHyung respondió, entre no estar seguro y estar totalmente seguro. Sería una combinación extraña en una persona que no fuera él, en el beta eso tenía sentido.
—¿Eh?
—¡Háblanos de YoonGi mientras comes helado! Había de fresa, pero las compramos así para que sepan mejor.
—Pero si me pongo a hablar de YoonGi voy a comenzar a llorar y... —JiMin sonrió un poco al comprender— Ah, ya entiendo. Llorar con helado. Supongo que es mejor que llorar sin helado, gracias.
Sus amigos rieron felices y comenzaron a repartir el helado. Justo como hicieron con la casa de JungKook, se apropiaron de la de JiMin. Estaba bien, JiMin dijo para sus adentros que estaba más que bien.
Comió helado, al mismo tiempo que habló de lo lindo que es YoonGi.
—Es lindo cuando sonríe. Me gusta cuando estoy tan cerca de él que puedo ver como la esquina de sus ojos se llena de arrugas. —Eso pasaba cuando estaba en el regazo de YoonGi o sentado en sus piernas, específicamente. JiMin omitió esa información para sus amigos—. Y a veces sus mejillas se ponen un poco rosas por el esfuerzo de sonreír y su aroma feliz... Es todo tan perfecto.
Y eso era lacerante. Que todo YoonGi estuviera hecho para enamorarlo, pero no para pertenecerle.
—Es extraño escuchar que alguien está enamorado de uno de mis amigos. No es perfecto —NamJoon le corrigió. Su ceño se frunció, recordando a su amigo alfa—. Sudaba un montón cuando estábamos en los entrenamientos. Apestaba.
El alfa de fisioterapia también lo recordó. Había sido testigo de eso, de cómo YoonGi se veía sonrojado, sudando, oliendo densamente, jadeando y JiMin tuvo que sacudir la cabeza para apartar la imagen de su cabeza o su olor comenzaría a cambiar.
Lo peor fue que siempre tuvo ese gusto. Esa atracción siempre fue una cosa tan tristemente obvia, nació desde el inicio de su amistad.
—Se ve lindo después de apestar —dijo lindo para no usar otra palabra vergonzosa. Si hubiera sido YoonGi las palabras se le habrían escapado naturalmente, avergonzándolo después.
—Ay, no. ¡Crees que es caliente así! —Comenzó a acusarlo NamJoon, haciendo que JiMin se volviera del color de una hoguera. Antes había estado a nada de llorar, pero ya era por la vergüenza— Que repugnante, voy a vomitar mi helado.
—¡Se ve caliente después del entrenamiento, eso no es mi culpa!
—Abogo a favor de JiMin —TaeHyung levantó la mano y JiMin obligó al beta a que la bajara. Primero lo miró mal, después tomó la mano de Tae para que fuera hacia abajo.
—No, no me ayudes. No tienes derecho a admirar a YoonGi de esa forma. Tengo suficiente con competir con HoSeok.
—HoSeok...
Todos se apagaron ante esa mención, no fue culpa de NamJoon. Él sólo nombró al elefante en la habitación. JiMin simplemente empujó su cuchara contra el helado, sintió que la garganta se le cerró y ni en un suspiro pudo salir.
—Ojalá fuera gay.
Ojalá YoonGi fuera un poco gay para aceptar el amor de JiMin. Un amor sano.
—¿Tú lo eres? —TaeHyung le cuestionó seriamente y JiMin volvió a suspirar.
—¿No? Sí, ¿sí?
—Escucha, tengo una idea —NamJoon se levantó de golpe—. ¿Sabes quién puede resolver este dilema porque ya atravesó una crisis de orientación sexual?
—No lo sé...
—SeokJin. Él puede ayudarte.
—Pensé que ibas a nombrar a YoonGi —El único alfa comentó, frunciendo el ceño.
—YoonGi sabe mucho sobre la comunidad, pero no ha pasado por una crisis de orientación sexual. SeokJin sí. Y sería tonto ir a contarle tus problemas, a la causa.
NamJoon tenía mucha razón, JiMin iba a dar una aprobación medio dudosa cuando su Tablet electrónica se iluminó en la mesa. Todos miraron en dirección del aparato, leyendo el nombre de quien envió el mensaje: Alfa YoonGi.
Después de exhalar fuertemente, JiMin silenció el aparato. No respondió.
Los horarios de YoonGi se parecían bastante a los de SeokJin, así que JiMin eligió el primer día de la semana, en su primer espacio disponible, para ver al capitán de hockey.
Pero entrar al estadio de hockey le hizo cosas malas. Se ahogó en melancolía, al estar en un estadio en el que había compartido tantas cosas con YoonGi.
—Oh, hola, JiMin. YoonGi llegará pronto.
—No es eso. Quería hablar contigo. —JiMin murmuró, sintiéndose algo tímido. Agregó algo después de jugar con sus dedos—. A solas...
SeokJin fingió escandalizarse antes de tomar una distancia más grande entre los dos.
—Lo siento. Pero estoy tomado y YoonGi me va matar si sabe que coquetee contigo.
Una pequeña sonrisa se estiró en los labios de JiMin en cortesía a la pequeña broma, la tensión disminuyó. Tuvo la suficiente confianza para sentarse junto a SeokJin. No en los asientos como ordinalmente haría, sino en las escaleras dentro de las gradas.
—Quería preguntarte... ¿Cómo supiste que eres pansexual?
SeokJin abrió los ojos tanto como podía.
—¿Es ese tipo de pregunta? —le cuestionó. En algo de pánico.
—¡Lo siento! —JiMin agitó las manos en el aire, ruborizándose. Fue demasiado tonto que no pudiera hacer esa pregunta con algo más de sutileza. O un aviso previo si quiera—. Es que yo... Amo a YoonGi, ¿entonces eso me hace...?
El pequeño susto de SeokJin desapareció como si nunca hubiera estado ahí.
—¡Wow! ¡Finalmente! Tengo que decírselo.
El estudiante de fisioterapia nunca se había movido más rápido en su vida que cuando trató de detener a SeokJin para que no se pusiera de pie. Si SeokJin se hubiera puesto de pie, JiMin nunca lo habría alcanzado.
—SeokJin, no. No se puede enterar. Él no debe saberlo.
—Pero él estará feliz.
—No va a ser correspondido. —Habló tan desesperado y obscurecido que SeokJin lo pensó por un momento y terminó sentándose en el sitio que estuvo antes—. Gracias por guardar el secreto, ¿puedo tener una respuesta ahora, por favor?
Se la merecía después del susto que SeokJin le dio.
Jin pensó lo mismo, porque se tomó un segundo para pensar. Apenas fue un segundo, la respuesta a esa pregunta estuvo muy fresca en su memoria.
—El descubrimiento comenzó cuando... Me enamoré de mi pareja, lo normal. Es una persona de jerarquía fluida, a veces era un alfa y otras veces era un omega. A veces ninguno, como un beta... Era muy divertido y fue cuando me dijo que amaba, justo cuando salió del closet. Está bien. —Estaba bien, era una buena respuesta. JiMin la ocupó para pensar en las relaciones de los alfas—. Fue lo único que pensé, ni si quiera pensé sobre a cuál de ellos amaba. Que importaba, amaba a todos ellos.
—Eso es romántico...
—¿Qué sospechas que eres? —SeokJin preguntó como si quisiera evadir el tema, JiMin se lo permitió. Fingió que no lo notó. Después de todo, Jin había amado mucho a su última pareja, la ruptura aún debió dolerle.
—¿Bisexual? ¿Gay? No creo que pansexual sea para mí.
—¿Y los sospechas sólo por YoonGi? ¿Es sólo YoonGi o son todos los alfas?
—Cuando dices todos los alfas... —JiMin murmuró, mirando a otro lado para escapar de la interrogante demasiado personal. Pero claro, estaba en un estadio lleno de alfas y se encontró con uno sin camiseta. Un alfa todo musculoso que lo ruborizó. Jugó a que sus rodillas se golpearan—. YoonGi es el único.
—¿Pero encuentras a los demás calientes? ¿Atractivos?
—¿Sí?
Bueno, más que a los omegas sí. Bueno, los omegas no eran atractivos. Los alfas después de hacer ejercicios sí. Los alfas siendo todos territoriales, los alfas siendo protectores con sus novios, los alfas haciendo cosas de alfas sí.
—¿Dejarías que uno de ellos te follara? Porque el sexo de alfas es distinto a con un omega... —Antes de que Jin tranquilamente pudiera decir más, JiMin levantó su voz para ahogar sus palabras.
—¡Oh, dios, basta! ¿Por qué es tan incómodo? —JiMin se cubrió la cara con sus manos. En ese momento extrañó tanto a YoonGi. Su héroe conocía los puntos perfectos para interrogarlo sin incomodarlo. Nunca lo incomodaría a propósito, lo cuidaba—. A los heterosexuales no les hacen esas preguntas.
¿Cómo lo llamaba YoonGi? JiMin lo recordó. ¿Heteronormatividad?
—Tienes razón —El capitán de hockey tuvo la decencia de oler un poco apenado. Al menos—. Es sólo que ese fue mi camino, supongo que fue porque no me trataron como alguien heterosexual.
Resignado, JiMin aceptó que seguiría el camino común que la comunidad atravesó. Como alguna especie de iniciación que explotaría sus mejillas.
Honestidad. Tenía que ser honesto.
—Bueno, me gustaría que alfa YoonGi me marcara. Y me anudara —chilló en un tono tan agudo que sonó como un ratón, casi incomprensible. SeokJin se rio de él, haciendo que su cara tomara tres tonos de rosa más—. Pero no sé si permitiría que otro alfa lo hiciera. Si estuviera enamorado... Quizás.
Intentó ponerle a YoonGi otro rostro, otra voz. Otro alfa totalmente distinto por el que JiMin tenía fuertes sentimientos, los sentimientos de YoonGi. Pero no estuvo completamente seguro. Además, se sintió mal darle a otro alfa el enamoramiento que sólo le pertenecía a YoonGi.
YoonGi le había robado el corazón, trabajó cada día por eso, nadie más. JiMin fue posesivo con eso.
—¡Tengo una idea! Conozco a alguien que es gay y seguramente eres su tipo. Voy a organizarte una cita.
El estomago de JiMin cayó. De mala manera.
—No creo que sea una buena. No hay nadie con quien quiera salir que no sea YoonGi Hyung, no...
—Vamos, dale una oportunidad. Salir con un alfa es diferente a hacerlo con un omega, créeme. ¿Te sentirías mejor si estoy ahí? Sólo, lejos —JiMin asintió a medias, frunciendo el ceño. Realmente no quería tener una cita sino era con YoonGi, pero tenía que explorar. ¿Tenía qué? SeokJin dijo eso—. Muy bien, dime el día que estarás libre y...
SeokJin se detuvo a mitad de su oración, tan abruptamente que JiMin se preguntó por qué. Hasta que sintió una avalancha a sus espaldas. El conocido peso familiar, el peso amoroso, que acompañaba el aroma de sus sueños.
—¡Lobezno, viniste! —YoonGi dijo efusivamente, dejándose por caer por completo sobre JiMin—. ¿Te desocupaste un poco?
Los latidos de JiMin enloquecieron.
Eso era malo. Muy malo.
Tenía que marcharse pronto.
—Ah, en realidad... Ya me iba, alfa. Gracias, SeokJin —Mientras se quitaba a YoonGi de encima, JiMin lo encontró boquiabierto. Ninguno de los dos cedió, uno buscó tocar y el otro escapar. YoonGi intentó tomarlo de la mano, JiMin rechazó el toque cambiando las posiciones. Él sujetó la muñeca contraria, sólo por un segundo antes de huir—. Suerte en tu entrenamiento. ¡Se me hace tarde!
YoonGi miró a JiMin salir, empezando a oler agrio.
—¿Lo notaste?
SeokJin lo miró fingiendo inocencia, el estudiante de fisioterapia se lo había pedido.
—¿Qué?
Sin apoyo a sus sospechas, YoonGi frunció el ceño y discretamente olió su muñeca, esperando encontrar algo dulce, un recuerdo sólido de que tuvo un poco de su lobito en el día. Pero no encontró ninguna marca de olor, entonces refunfuñando se fue a su entrenamiento.
—Ahora estará de malhumor todo el día —SeokJin dijo para sí mismo, haciendo una mueca.
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